Yo sí quiero saludar el proyecto para promover un complejo de ocio y residencial en Alovera en torno a la playa artificial más grande de Europa (nos dicen que tendrá una lámina de agua de casi 25.000 metros cuadrados rodeada de una playa de arena de 15.000 metros cuadrados) por cuanto supone el apunte de un cambio de tendencia en la larga travesía del desierto que las empresas inmobiliarias y la promoción de suelo residencial e industrial en nuestra provincia han pasado en los últimos años.
Que empresas que estuvieron al borde del precipicio, y que se tuvieron que defender con concursos de acreedores y el repliegue de su actividad comercial a la mínima expresión empiecen a recuperar suelos y promociones es una buena noticia para la economía de Guadalajara, y esto lo acabará siendo para el empleo en general, como ya lo está anticipando las últimas EPAs en nuestra provincia y los datos que mensualmente ofrecen los servicios de empleo. Aunque en el frente populista, desde los que no conciben cualquier otro empleo que no sea el público ya se encargarán de poner pegas a este y cualquier proyecto privado que exceda de una modesta promoción de viviendas, hay que subrayar que en el Corredor del Henares vuelve el optimismo, que pronto tendremos noticias de nuevas instalaciones de grandes empresas relacionadas con la logística y antiguos proyectos que estaban congelados, como la Ciudad de Transporte vuelven otra vez a cobrar vida y esperemos que esta vez no haya frenazo y marcha atrás. Mi esperanza es que esta nueva expansión, que ahora en gran medida está relacionada al sector de la logística, se extienda también a la industria convencional, que fue la plataforma del gran salto que dio esta ciudad en los años setenta. Y no me gustaría que la lentitud en el desarrollo de suelo industrial en Guadalajara (pongamos que hablamos del Ruiseñor) o la obsoleta parcelación en lo que queda de polígonos como el del Henares no lo acabe pagando la ciudad, que es notorio, ha perdido competitividad frente a otros municipios del Corredor, singularmente Cabanillas en donde van como motos.
Desconozco los intríngulis de este proyecto, más allá de su vistosa presentación, pero me quedo con las grandes cifras: su construcción supondrá la creación de 130 empleos directos y 200 indirectos y durante su explotación en temporada alta empleará directamente a 170 trabajadores, dijo Félix Abánades, el presidente de Rayet. La idea de Alovera Beach surgió cuando buscaban cómo revitalizar el desarrollo urbanístico del sector, donde se prevén más de unas 4.000 viviendas a largo plazo. También nos han contado que la gran laguna cristalina supone un consumo muy bajo de recursos como agua y energía. Me alegro, pero falta por saber de qué consumo estamos hablando, de qué concesión de agua va a tirar y cómo se garantizará la sostenibilidad de un proyecto de esa envergadura. Pero para eso están las administraciones, que son las que deben velar por el interés general y acomodar los proyectos a la realidad. Recuerdo las primeras gestiones que se hicieron por parte de Mahou para instalarse en Alovera cuando buscaba un sitio alternativo a su vieja fábrica en las inmediaciones del estadio Vicente Calderón. Mahou, como empresa madrileña que es y en donde tiene su razón social, pensó primero en Madrid, pero acabó montando en Alovera una de las mejores fábricas de cerveza de Europa, porque solo aquí le garantizaban agua de calidad (la del Sorbe, que requiere un mínimo tratamiento) y en cantidad suficiente para el crecimiento de producción que iba a tener la nueva fábrica. Para lograr todo ello hubo que cambiar hasta los estatutos y concesiones de la Mancomunidad de Aguas del Sorbe, pero aquí está Mahou, una de las industrias más prósperas de Guadalajara y que mejor paga a sus trabajadores.
Es evidente que proyectos como este de Alovera y otros que se están gestando, no solo industriales sino también agrícolas, necesitan agua suficiente para que el inversor no se eche para atrás, lo que debería servir para dar pasos con mayor ambición por parte de la Mancomunidad de Aguas del Sorbe y de las administraciones competentes. En la Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos (APAG) están cansados de repertirlo: Beleña se ha quedado pequeña, y no vale con ese caudal de 4,5 Hms que en caso de urgencia la MAS puede detraer de Alcorlo, que lo necesitaremos pronto si sigue sin llover. Es necesario que Beleña pueda también enviar agua del Sorbe a Alcorlo cuando la pluvimetría sea favorable, y hay que remover los obstáculos legales para ello, para no tener que hacer nuevas presas en el Sorbe, que sería otra de las soluciones. Si la vieja Mancomunidad del Sorbe no hubiera sido previsora ahora la Mahou no estaría en Alovera.
Esto es lo que hay. Hay movimientos interesantes en Guadalajara que nos pueden consolar de la tristeza de los últimos ocho años cuando aquí no se construía ni una caseta de perro, pero hay que estar preparados y aprender de los errores cometidos. Aunque siempre habrá alguno que se moleste.