La ministra Teresa Ribera, vicepresidenta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico publica hoy en nuestro diario con motivo del Día del Agua un artículo que nos suena bien. Desde el comienzo: “Una gestión que debe abordarse con amplitud de miras y mediante una planificación hidrológica inteligente si aspira a ser eficiente, ambientalmente sostenible y socialmente justa”. Para añadir a continuación: “Y uno de los aspectos más sensibles que no podemos obviar es el trasvase Tajo-Segura. Un asunto cuya respuesta requiere distintas líneas de acción que pongan en el centro a las personas, el medio ambiente y el uso sostenible del agua”. En fin, todo lo que no se ha hecho hasta ahora.
La ministra asegura, después, que con esta apuesta, activamos nuestra hoja de ruta para la explotación sostenible del ATS (Acueducto Tajo-Segura), con un objetivo único: encauzar problemas enquistados durante años.
Y seguidamente explica cómo hacerlo: «Se pretende, por un lado, mantener un régimen adecuado de caudales ecológicos en el Tajo, y mayores volúmenes de agua en los embalses de cabecera del trasvase. A ello contribuirá la modificación de las Reglas de Explotación del ATS, que tiene por objeto incrementar los volúmenes almacenados en los embalses de Entrepeñas y Buendía, al tiempo que se reducen los volúmenes mensuales que se envían a las cuencas receptoras cuando el sistema se encuentra en situación de normalidad». La ministra espera que gracias a estas nuevas reglas, el sistema de la cabecera del Tajo “evitará encontrarse tan a menudo en situación hidrológica excepcional”. Que es lo que viene ocurriendo en los últimos años en los que la cabecera del Tajo se ha convertido en un aljibe sin más de la cuenca del Segura, por el que en función de un Memorandum se enviaban unos trasvases a Murcia, sin necesidad alguna de justificación de la necesidad por parte de la cuenca receptora. Así nos hemos encontrado con la gran paradoja que supone que al no poderse enviar en los últimos meses nuevos trasvases, por las obras de la presa de la Bujeda, se han aprobado derivaciones por 140 Hm3, que se guardan en los pantanos de cabecera, y que ahora habrá que enviar al Segura, de golpe, en el mayor de los trasvases conocidos. No deja de ser un bochorno, que la cabecera del Tajo almacene en sus embalses agua que legalmente es ya de la cuenca receptora, agravando la condición de aljibe de la propia cuenca hacia el Segura.
Por ello me alegro de que la ministra se refiera a que el paso más importante “lo daremos con la aprobación del tercer ciclo de planificación hidrológica, prevista para abril de 2022. Una apuesta enormemente ambiciosa que requerirá cambios de gran complejidad técnica, así como una revisión de las normas de explotación”. Porque esto es de lo que se trata. Sin cambiar las normas de explotación, no hay manera de modificar la realidad actual y ello pasa, como reconoce con anterioridad, en reducir los volúmenes mensuales que se envían a las cuencas receptoras cuando el sistema se encuentra en situación de normalidad. Y así evitar que derive en excepcional.
Por último, la ministra apunta una cuestión unida a cualquier cambio del actual status quo por el que se rige el Tajo-Segura. La cuenca del Segura necesita de unos recursos que España no puede despreciar, porque suponen un alto valor añadido para la economía nacional, como todos sabemos, pero “esto supone aumentar los recursos procedentes de la desalación y de la reutilización. La desaladora de Torrevieja es un ejemplo. En poco tiempo ha duplicado su capacidad y esperamos poder triplicarla en los próximos meses”, precisa la ministra. El Segura tiene algo de lo que carece la cuenca alta del Tajo: un mar para aprovisionarse de agua; después de desalada. Y habrá que buscar las vías que «permitirán una gestión integral de un recurso valioso, anticipar los riesgos a medio y largo plazo, impulsar la actividad económica y ayudar a fijar población en ciudades de interior y en zonas rurales».
Suena bien la música que interpreta la ministra de cara a establecer esa “nueva ruta” para el trasvase Tajo-Segura, y que debería pasar por el consenso entre sus territorios, pero partiendo de un hecho incontrovertible: las normas de explotación contenidas en el Memorándum no son válidas para los tiempos que corren, como ya lo han dicho algunas sentencias, porque no respetan los caudales ecológicos del río, ni se priorizan las necesidades de la cuenca cedente. En un tiempo pasado, pudieron valer porque incluso elevaban la cota de las cantidades trasvasables, pero hoy están superadas en todos los sentidos.
A partir de ahí, las dos partes pueden seguir jugando a políticas de máximos, como han venido haciendo hasta ahora, en el Segura aprobando blindajes para el Tajo-Segura sobre los que el parlamento de Cartagena no tiene competencias, o desde Toledo poniendo fechas al fin del trasvase, para los que tampoco.
En ese sentido, citarnos en el tercer ciclo de planificación hidrológica, prevista para abril de 2022, me parece el marco adecuado y dejarse de populismos.
Suena bien esta música que tiene en la partitura la ministra Ribera.
Suena muy mal
Que todo un vicepresidente del Gobierno, y desde el despacho oficial, defina a sus adversarios como «criminales» y diga que espera que la presidenta Isabel Díaz Ayuso acabe en prisión, demuestra hasta qué punto algunos han ido lejos en su estrategia de tensionar la política española, porque piensan que electoralmente les beneficia un país fraccionado y enfrentado en el que los adversarios vuelven a ser los enemigos. Como siempre en nuestra convulsa historia.
Se ha ido muy lejos en esta tarea de enterrar la Transición, hasta en los ayuntamientos, en la que los ultras de derecha e izquierda muestran sus mayor desempeño, jugando con los demonios nacionales que parecían enterrados. Ahora se ve que no. Cuando una campaña electoral se plantea como una precuela de La Batalla de Madrid, y los que la protagonizan parecen sacados de una serie negra de televisión, mal camino llevamos.
Esto no suena bien. Eso sí, como escribe José Ignacio Torreblanca, si a usted lo que le preocupa son los retrasos en la vacunación, mejor se vaya a otro sitio a medrar: «Aquí la tumba que cuenta es la del fascionalcomunismo». Como si estuviéramos otra vez en las elecciones de febrero de 1936. Menos mal que ahora, aunque cada vez más empobrecida, hay una clase media que no va a tragar. Pero esto es lo que hay con estos de la nueva política, que es más vieja que las guerras carlistas. Y Arrimadas debería haberlo intuido antes de meterse en experimentos con gente poco de fiar.
En Madrid, crisol de las Españas, se va a ventilar el liderazgo del centro-derecha, o de la derecha simplemente, si Ayuso consigue lo que no ha podido Pablo Casado, reunificar el voto conservador; e Iglesias ya pelea por la supervivencia ante un Sánchez demasiado dependiente de los tacticismos de Iván Redondo, en vez de asumir de una vez que Frankeinstein se ha estirado ya más de la cuenta y lo de Cataluña, con Illa, no ha ido a mejor. Esto es lo que hay. No va a mejor y por lo tanto irá a peor. No es de extrañar que un caballero como Gabilondo, esté espantado y diga que él no cuenta con este Iglesias en un futuro gobierno. La duda es que eso mismo ya lo dijo Pedro Sánchez, porque no le dejaría dormir, y la alternancia acabó en Frankeintein y con un vicepresidente huido del gobierno para jugar a los milicianos y atacarlo desde la oposición.