Pedro Sánchez pasó factura a las federaciones más críticas queriendo imponer sus candidatos al 23-J en Aragón, Castilla y León Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana. Solo Page le dobló el brazo, aunque a medias, porque el secretario general del PSOE no se atrevió a escenificar, metidos ya en elecciones, un choque frontal con el único presidente socialista que ha ganado las elecciones por mayoría absoluta, Emiliano García-Page. Lambán, Tudanca y Ximo Puig, por perder, se tuvieron que tragar todos los candidatos que tuvo a bien meter Sánchez en las listas de Aragón, Castilla y León y Valencia.
Sánchez demostró que entiende la política como aquellos jugadores de póker que después de una mala noche apuestan todo lo que les queda al 8 negro. No se anda con medidas tintas. Está molesto con Page y le quiso dar donde más le duele: pretendiendo quitar del número 1 por Toledo a su mano derecha y número dos del PSOE castellano-manchego, Sergio Gutiérrez. Y poner en su lugar a la sanchista Milagros Tolón, alcaldesa derrotada en Toledo, elevada a presidenta del Comité Federal del PSOE, y que muchos la veían como la alternativa a Page si este hubiera perdido las elecciones. Page logró salvar el honor manteniendo el número 1 para su secretario de Organización, pero a cambio tuvo que ceder y ver cómo Tolón será la número dos por Toledo, un puesto que le garantiza cuatro años más en la política profesional, para lo que se desplazó a Esther Padilla, otra estrecha colaboradora de Page al número 3, con lo que previsiblemente se quedará fuera del Congreso. La mentada Tolón no se ahorró lo que todo el mundo interpretó como una velada crítica a Page en su intervención en el Comité Federal al llamar a la unidad de todo el partido y a que «nadie anteponga sus intereses electorales particulares a los que tiene la organización y nadie se preste a ser el tonto útil de la derecha». Page no asistió a la reunión del Federal.
Sánchez fue a por todas en el Comité Federal y eso que Page había propuesto unas las listas poco provocadoras. Así, como número 1 por Ciudad Real está Isabel Rodríguez, que es la ministra-portavoz del presidente del Gobierno; en Cuenca, la única capital regional donde va a gobernar el PSOE, está el secretario provincial, Luis Carlos Sahuquillo; en Albacete Emilio Sáez, otro secretario del PSOE local y alcalde perdedor; y en Guadalajara, Alberto Rojo, que sin la corriente antisanchista que llegó como mar de fondo el 28-M, seguramente habría sacado el decimosegundo concejal que le habría permitido gobernar con AIKE. Rojo no dispuso de una estrategia propia, como Abel Caballero o el mismo Page, aceptó disciplinado la cartelería y enfoque de la Ejecutiva Federal, que parecía preparada para unas Generales, una desventaja en una ciudad como Guadalajara, y el sábado comprobará como a la veterana candidata del PP, Ana Guarinos, aunque su partido sigue atascado en el 31% y solo gana 11 votos, le dará para ser la segunda alcaldesa de Guadalajara. Rojo, que con mérito ganó 5 puntos respecto a 2019, podrá seguir en la política profesional una legislatura más, aunque como su predecesor Antonio Román, no liderará a su partido en la oposición, que dejará a Sara Simón, la secretaria local del PSOE, que se maneja bien en la refriega política y que nos dejará momentos de gloria con otro halcón de la política, Ana Guarinos.
Aunque cuando escribo este post sigue sin rubricarse el pacto de investidura entre PP y Vox, no tengo ninguna duda de que se anunciará al final de la semana. Por una razón muy sencilla: porque el electorado de Vox pasaría factura (como a Ribera con Ciudadanos) si no utilizara sus 6.500 votos para derribar a un alcalde del PSOE de Sánchez, y los 16.877 electores del PP, tampoco entenderían que su partido hubiera despreciado la oportunidad de regresar al gobierno municipal, aunque sea con la derecha populista, como el PSOE hizo con Alique en 2003, con el respaldo de la izquierda comunista. Vox tiene una ventaja en la negociación con el PP y es que el pacto debe plasmarse antes del sábado 17, ya que de lo contrario gobernaría Alberto Rojo, como cabeza de lista más votada. Y las mociones de censuras posteriores, ya sabemos que solo traen inestabilidad a la institución.
Estamos también en la recta final de las elecciones Generales, cuyas candidaturas deben presentarse hasta el 18 de junio. El PSOE, mal o bien, ha terminado con su trabajo; y es público. Pero no así el resto de los partidos. Del PP lo único que les puedo avanzar es que esta vez no va a ocurrir como en las Autonómicas, donde los barones regionales tuvieron una completa autonomía, mientras que ahora quiere ser el candidato, Alberto Núñez-Feijóo el que controle todo el proceso. Eso aumenta las posibilidades de Antonio Román, que está en la Ejecutiva de Feijóo, para volver a encabezar la lista al Congreso, con lo que al final dos ex alcaldes de Guadalajara podrían encontrarse en el camino. De Vox, como es habitual, se sabe poco. Me temo que será la Ejecutiva de Abascal quien ponga su candidato, con lo que se elevan las posibilidades de que vuelva a ser un paracaidista, a pesar del fracaso de gestión que ha supuesto el tal Maraver, su actual diputado. Lo tengo dicho: un paraca podría salir elegido, porque son unas Generales, pero Vox es un partido con escasa presencia orgánica en la provincia; y los partidos se hacen y se extienden desde las instituciones y con diputados dispuestos a patearse Guadalajara. Que se lo digan al PSOE, que en 1982 apenas tenía implantación fuera del Corredor, y ahora va a disfrutar de una cómoda mayoría absoluta en la Diputación, con tres diputados de diferencia, por su peso institucional. Las elecciones se empiezan a ganar, o perder, al día siguiente de contar los votos.
Falta por saber la incidencia de Sumar en Guadalajara, el partido de Yolanda Díaz (y nunca mejor dicho, porque su foto aparecerá en las papeletas como la coleta de Iglesias en 2015), que se estrena después de haber llegado a un pacto con 15 pequeños partidos de extrema izquierda y soberanistas periféricos. No obstante, en Guadalajara la cabeza de lista le corresponderá a Podemos, a pesar del gran fracaso del 28-M, porque así figura en los acuerdos firmados, por lo que el partido de Ione Belarra tiene seis numeros 1 en provincias donde hay opciones de sacar algo, y 7 más en circunscripciones en las que no tienen posibilidades. Entre ellas está Guadalajara. Así que nada impediría que candidatos descolgados de la lista de Madrid pudieran acabar en Guadalajara, aunque yo no veo a Irene Montero de candidata, después de haber sido vetada en la lista de Madrid.
Con los resultados del 28-M, y realizadas las debidas ponderaciones al tratarse de unas Generales, lo que en Guadalajara son al menos tres puntos más para el PP, cualquier reparto de escaños que no fuera un 1-1-1 sería para mí una sorpresa. Aunque en un escenario más bipartidista, lo previsible es que Vox sea el tercer partido y el PP recupere el segundo puesto, pero con posibilidades de ser el más votado si no remite la ola antisanchista. Y no hay tiempo.
P.D. Con posterioridad a la edición de este blog, se confirma lo avanzado en él. Román, el hombre que supo esperar, será el cabeza de lista al Congreso por el PP, con lo que el ex alcalde popular vuelve a la Cámara baja. El escaño lo ocupaba Iñaki Echániz, hasta ahora presidente de la Comisión de Defensa del Congreso, que queda en la reserva de altos cargos ante un eventual gobierno de Feijóo.