El transfuguismo es uno de los defectos nunca resuelto en la democracia española por su sistema electoral. En la misma Guadalajara hemos tenido sonoros casos, entre los que recuerdo -aunque hay muchos más- la fuga de un concejal del Centro Democrático y Social (CDS), Paco Sáez, y que posibilitó el fracaso de la moción de censura que encabezó José María Bris en el Ayuntamiento de Guadalajara; está el caso Planelles que se fue de un PSOE en crisis y pactó con el PP, y luego fracasó cuando se presentó como independiente; o el lío que se formó en Diputación cuando casi medio grupo Popular terminó fuera de ese partido por una discusión sobre quién debería ser el portavoz en la Casa Palacio. Sabemos por tanto del efecto nocivo del transfuguismo sobre nuestras instituciones, pero lo que no había visto hasta ahora, después de más de cuarenta años de profesión, es la tipología del tránsfuga sobrevenido, que incluso antes de tomar posesión ya te está advirtiendo que puede acabar en el grupo de no adscritos, por discrepancias con la dirección de su partido, como sucede con la edil de Vox, Eva Henche. Esta mujer, ha reconocido en declaraciones a Efe que ya se lo ha trasladado al Comité Ejecutivo Provincial de Vox y que esta decisión se tomará en función de lo que la contesten y se tomen las medidas oportunas contra el “enchufismo y la asignación de asientos”. Porque ella lleva mucho tiempo en Vox trabajando por unos valores sin cobrar un duro, para que ahora vengan otros a repartirse asientos. El asunto tiene mala pinta – y pasa a menudo con los partidos nuevos-, porque ya el presidente nacional de Vox, Santiago Abascal, advirtió que el partido no aceptará “chantajes” de la edil y la conminó a no secuestrar la voluntad de sus votantes. Tiene razón Abascal en este segundo reproche, Eva Henche si llega a ser concejal de Guadalajara es porque fue en una lista cerrada de Vox, no por méritos propios. Pero Abascal también sabe, y yo así se lo traslado a mis lectores, que hay suficiente jurisprudencia en los tribunales como para que la susodicha pueda tomar posesión efectiva de su asiento y de su condición de concejal, por mucho que este partido pueda luego recurrirlo en los tribunales. Que lo hará.
Por de pronto, es legítimo preguntarse: ¿Está en peligro la mayoría absoluta de PP y Vox en el Ayuntamiento de Guadalajara? Y la consiguiente respuesta es que sí lo está, porque una concejal no adscrita, por mucho que no represente a nadie, en una corporación de 25 escaños, con 12 en poder de la oposición de izquierdas, se convertiría en el fiel de la balanza y en la edil de oro con el que el equipo de Gobierno no tendría más remedio que pactar los presupuestos y la política esencial de la legislatura. Es decir, tendría un poder de decisión superior a cualquier otro concejal y pondría en entredicho el primer argumento para defender que no gobierne la lista más votada. Que es la estabilidad que facilita un gobierno PP y Vox, porque ha perdido al edil que abrocha esa mayoría absoluta. Por no hablar de que durante la legislatura estaría sobrevolando ante cualquier crisis la moción de censura, sencillamente porque dan los números. Otra cosa es que si Rubalcaba bautizó como pacto Frankenstein a las alianzas que formó Pedro Sánchez para llegar al Gobierno, con la moción de censura contra Rajoy, aquí estaríamos ante un Frankenstein al cubo, porque incluiría una edil ultraconservadora fugada de Vox, 11 concejales del PSOE supuestamente socialdemócratas y 1 edil de un grupo municipalista de izquierda que milita en el hemisferio woke y con ideas lo más opuestas al ideario de Vox que se puede despachar. La deriva anunciada por la concejala nos llevaría a un escenario apasionante para los periodistas, pero reconozco que sería un descalzaperros para el Ayuntamiento de Guadalajara, porque necesitaría pactar los asuntos de cada pleno con la edil tránsfuga o exponerse a no sacar su programa adelante, lo que acabarían pagando en las urnas.
Por tanto, tiene motivos Ana Guarinos de estar inquieta, porque su gobierno recién estrenado ya se tambalea y tiene una multiconcejalía asignada a Vox, vacante, después de la dimisión no explicada de María del Sagrario Muñoz, con una retahíla de competencias sin responsable político, apunten: Familia y Servicios Sociales; Infancia y centros de atención a la Infancia; adolescencia; mayores; migraciones; diversidad funcional y asuntos con las Confesiones Religiosas. El asunto no puede ser más enrevesado, incluso para una alcaldesa tan veterana como Ana Guarinos: ¿cómo va a dar responsabilidades a una nueva edil, si esta va por libre, porque no forma parte de los partidos que componen el pacto de su investidura? Imposible de los imposibles.
Imagino cómo debió sentirse el sábado Santiago Abascal en Guadalajara cuando vino para pedir el voto por ese tercer diputado que su partido se está disputando con el PP, que solo tiene asegurado 1, como el PSOE, y se encontró metido en este incendio. No me gustaría haber estado a su lado. Y la media sonrisa que dibujó Feijóo cuando el domingo vino a Guadalajara a enseñar que es necesario pasar de los juegos adolescentes a la política para adultos. Aunque dé menos titulares.
P.D. Esta semana horribilis de Vox en Guadalajara se inicia cuando se rubrican y publican -¡en medio de una campaña electoral, qué ocurrencias¡-los nombramientos del equipo de asesores que tendrá el equipo de Gobierno. Es un trago ante la opinión pública por el que pasan todos los equipos de Gobierno, porque es personal de confianza que dicen necesitar para que funcione su maquinaria, pero que en elecciones es munición de grueso calibre, si va acompañado de polémica interna. Fernando Toquero era uno de estos asesores. Conozco a Fernando, es un hombre de la cultura en todas sus ramas, experto en comunicación cultural, con titulaciones suficientes en el mundo del diseño y la creatividad, además de ello es una gran persona y un tipo honesto, y podría certificar ante cualquiera, como jefe suyo que fui, que es un profesional perfectamente idóneo para ocupar un puesto de coordinador de la concejalía de Cultura. Solo hay un caso en que esa idoneidad no se cumpliría, a mi juicio: si ese nombramiento se hiciera por iniciativa de un hermano suyo. Quiero también comprender a ese hermano que quiere tener a su lado a un tipo competente, que le va a resolver los problemas sin crearle ninguno, que lleva a Guadalajara en el corazón, pero por ser nuevos les digo que en política no se puede regalar la trompeta al pregonero. Y en eso hay que seguir el dicho romano que se adjudicó a la mujer del César. Entiendo por tanto la renuncia, que ayudará a rebajar la tensión interna en Vox, aunque en el mandato anterior también hubo hermanos asesorando a tenientes de alcalde, y que milagrosamente han sobrevivido a la extinción de los dinosaurios. Pero esto es lo que hay.