El que quiera tener un retrato al día de la comarca de Molina, la mejor forma es seguir los post que le dedica su docto hijo Carlos Sanz en Tierra Molinesa. Carlos es un periodista top de larga carrera, que ahora en su jubilación toma el pulso a su tierra y nos la muestra sin adormidera. Días pasados, nos encontramos en las calles de Guadalajara y me puso al día de la situación por la que pasa el Parador Nacional de Molina-Alto Tajo, que un servidor en un post demasiado optimista escribí que había entrado en su recta final, con lo que su inauguración estaba cercana. Ya me había advertido Carlos que había surgido un problema en la evacuación de las aguas residuales, que al final se pudo solucionar con una conexión al colector de la ciudad, salvando el río. Quedaba pendiente la urbanización de las calles aledañas al Parador, y respiramos cuando la Diputación Provincial salió al rescate de su ayuntamiento poniendo sobre la mesa 850.000 euros, que es una cantidad muy importante para una institución como la Diputación, y que ha demostrado ser la más comprometida con este proyecto tan importante para dinamizar la vida económica y social de Molina-Alto Tajo.
Imaginaba un servidor que con este último empujón llegaríamos a la inauguración, pero ahora me entero por Carlos que no va a ser así, porque todavía queda pendiente el acceso principal al edificio, por el que llegarán los autobuses con turistas, y que según valoraciones técnicas podría sumar otro millón de euros. ¿Cómo influirá esta carencia en la inauguración del Parador? Se desconoce.
La clave de las penurias por las que ha pasado el Parador de Molina desde su concepción está en el titular del último Post que escribe Carlos Sanz en su Tierra Molinesa: “Molina no tiene un Rajoy”. Solo hace falta repasar un poco la desgraciada historia de su construcción para darse cuenta de ello. Recordamos que este proyecto es impulsado por el Estado en 2005 tras el incendio mortal en la Riba de Saelices, conjuntamente con el parador de Muxía, por el Prestige (2002) en el que no murió nadie pero dejó a la Costa de la Morte con gravísimos daños medioambientales. La suerte que tuvo Muxía es que el Gobierno de Rajoy lo apadrinó. Por ello, el parador gallego es ahora uno de los mejores de la red con una arquitectura y un entorno impresionante, mientras que con el de Molina todo son retrasos. Y eso que se hizo una reducción de habitaciones de 80 a 22, para ahorrar, con una inversión inicial de casi 30 millones que se quedaron finalmente en veinte. ¡Y ni por esas!
El Parador de Molina-Alto Tajo necesita un padrino que le dé el último impulso, después de que las últimas previsiones de la autoridades hayan quedado en agua de borrajas. El Parador de Molina requiere de un padrino con la suficiente autoridad y credibilidad, tras los fracasos de estos últimos doce años (se anunció su construcción en el Consejo de Ministros de Zapatero en agosto de 2011) y con capacidad acreditada para influir en cualquier demanda que se le presente a Pedro Sánchez. Me estoy refiriendo, lógicamente a Carles Puidemont, a quien el Ayuntamiento de Molina de Aragón le puede convencer recordando que el Real Señorío de Molina fue fundado como Señorío independiente en la edad Media entre los reinos de Castilla y Aragón y mantuvo su fuero hasta 1813. Estamos, por lo tanto, ante un territorio histórico de auténtico pedigrí, hasta el punto de que es el único que es mencionado expresamente en el Estatuto de Castilla-La Mancha con antecedentes para ser reconocido como entidad supramunicipal.
Señor Puigdemont, ya sabe usted que con esto de la Amnistía su nombre no era coreado en las manifestaciones, precisamente, para felicitarlo. Ahora tiene la oportunidad de cambiar su imagen apoyando a este antiguo reino medieval independiente, incluyendo la finalización de cualquier obra o compra de suministros en los Presupuestos del Estado que usted tendrá que revisar y aprobar en 2024. No se lo tome a chanza: teniendo en cuenta que las administraciones y políticos más próximo al territorio han dilapidado su credibilidad de tanto anunciar en vano la finalización de las obras, en Molina no les importaría poner la bandera catalana junto con la española (con perdón), la del Señorío y la autonómica en el frontispicio del Parador, y adoptarle a usted, señor Puigdemont, como padrino. Y si hace falta, le haremos Señor de Molina… por un día; tampoco hay que pasarse. Aunque no sé qué opinará de ello Felipe VI, que por razón del cargo es el tenedor natural del título: “…Señor de Molina y de Vizcaya”, termina la retahíla de títulos que ostenta el titular de la corona española. Y bien que explotan los fueros y leyes viejas los jeltzales vascongados, que hasta han conseguido un acuerdo de legislatura, que llaman la “clausula foral”, por la que Ortúzar y sus muchachos tienen que dar el visto bueno a cualquier ley española que les afecte. Así la independencia la dejamos para mañana.
Esto es lo que hay; no nos queda otra: “Puigdemont, al parador”. Y como su aspiración es gestionar la red de Paradores en Cataluña -¡que no querrá usted despiezar don Carles!-, pues puede asimilar en su red el de Molina-Alto Tajo, con tal de que se termine de una puñetera vez. Y si quiere, le invitamos a Ortúzar un fin de semana y le bailamos un aurresku en esos accesos que están esperando.