Este miércoles 19 de junio se cumple el 10º Aniversario del reinado de Felipe VI. Y lo mejor que se puede decir de él es que los ha cumplido con estricto cumplimiento de sus obligaciones institucionales; ni más, ni menos.
No fue fácil el acceso al trono de Felipe VI porque su proclamación fue adelantada inteligentemente, con el consenso de los dos principales partidos (¡no quiero pensar cómo habría acabado la misma historia de producirse, ahora, con el país polarizado y dividido por un muro!) tras el desbarre de su predecesor en su vida privada. El nuevo rey no solo no lo ocultó sino que lo puso sobre la mesa, aludiendo a que “los principios morales y éticos nos obligan a todos sin excepción; y están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personas o familiares”.
En este sentido, Felipe VI ha contribuido a consolidar una institución que pasaba tal vez su peor crisis en un país que no es Gran Bretaña y lo hizo sabiendo que su legitimidad se imbrica directamente en la Constitución de la democracia: “Nuestra Constitución es la culminación de un proceso que supone el mayor éxito político de la España contemporánea”. El Rey siempre ha sido leal a la Constitución y el más destacado servidor de ella, porque cuando fue necesario, como hizo su padre Juan Carlos aquel 23-F de 1981, salió en su defensa para evitar que fuera derogada ilegalmente. “Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Cataluña, de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido incumpliendo la Constitución y su Estatuto”. En esos días críticos, Felipe VI fue el principal soporte de la Constitución y dio un paso más: supo liderar moralmente a la Nación con una energía y claridad a la que no llegaron el presidente del Gobierno (Mariano Rajoy) o el jefe de la oposición (Pedro Sánchez). Por tanto, no son gratuitos los desaires que ha sufrido desde entonces por las autoridades separatistas y sus tontos útiles cuando acude en visita oficial a Cataluña. El independentismo tiene muy claro que la Corona representa como ninguna otra institución la unidad de España, y que sin ella sus objetivos políticos son más fáciles de lograr. Por tanto, no esperen de ellos en este aniversario más que algún rebuzno, ahora que desde Frankenstein quieren iniciar un proceso confederal en la financiación de alguna Autonomía «singular», como paso previo a los referéndums de autodeterminación, se llamen como se llamen.
Felipe VI ha sabido asimilar con inteligencia los grandes retos por los que pasa España y lo demuestra cada vez que tiene ocasión, como en el último mensaje de Navidad en que llamó al pueblo español a “evitar que nunca el germen de la discordia se instale entre nosotros….Porque no nos lo podemos permitir”. El monarca sí ha estudiado nuestra historia, al contrario de otros que desoyen a Ruiz de Santayana quien nos advierte que “el hombre que no conoce su historia está condenado a repetirla”.
Esto es lo que hay. El reinado de Felipe VI alcanza su 10º Aniversario, en los que el monarca ha cumplido con éxito su trabajo: ni más, ni menos. Ojalá que todos pudieran decir lo mismo.