En Guadalajara hay dos edificios públicos que se pueden salvar antes de que sea demasiado tarde. Pero necesitan de mucha gestión, cooperación e inteligencia política, algo que precisamente no abunda en nuestros días.
Me estoy refiriendo al antiguo edificio de los Juzgados, en la plaza de Beladíez, y a la vieja Casa de Correos y Telégrafos, en teniente Figueroa. El primero de ellos es del organismo autónomo de Correos, lleva años cerrado y todavía no ha entrado en proceso de ruina, pero acabará llegando. Y sería una pena, porque el conjunto del edificio, con una vistosa fachada de ladrillo es sólido y merece ser conservado en el acerbo urbano de la ciudad. Recuerdo que el actual diputado del PP y ex alcalde de Guadalajara, Antonio Román, dijo que “lo tenía hablado” con el presidente de Correos, pero la iniciativa no ha despegado.
El otro edificio es la sede de los antiguos Juzgados de Guadalajara y que en un primer uso fue de la antigua Organización Sindical, pero llegó la democracia, los sindicatos verticales desaparecieron, y se estrenó como edificio para la judicatura. Ahora, los Juzgados se han trasladado al nuevo edificio junto al GEO y la administración del Estado no lo ha dado ninguna utilidad, aunque inicialmente se dijo que podría haber servido para Subdelegación del Gobierno, que ahora está de alquiler (?) por Aguas Vivas mientras se ejecutan las obras en el inmueble del antiguo Gobierno Civil.
Ambos inmuebles tienen una dotación como uso administrativo, pero ninguno de ellos ofrece interés alguno para la administración del Estado. Así que cualquier salida llevaría consigo un acuerdo con el Ayuntamiento para que lo declarara uso residencial. Caso contrario, llevaría a un irremediable proceso de ruina, previo a la vandalización de ambos inmuebles. Esa es la realidad que les espera.
Administración del Estado y Ayuntamiento deben ganarse el sueldo y evitarlo, y las oportunidades las pintan calvas. Guadalajara necesita imperiosamente vivienda para jóvenes y máxime cuando se va a inaugurar en los próximos años un nuevo Campus Universitario en las Cristinas. ¿Dónde van a vivir esos jóvenes? Uno de esos edificios podría convertirse en residencia de estudiantes, con la colaboración de la Universidad de Alcalá, la Junta de Comunidades y el Ayuntamiento. Dejando el otro para vivienda protegida de iniciativa público-privada que ayudara a cubrir el déficit residencial actualmente existente en el casco. Les invito a leer este artículo publicado recientemente en Guadalajara Diario en el que constructores y arquitectos describen un panorama bastante inquietante de una ciudad, que está entre las primera de España en cuanto a expectativas de crecimiento demográfico, por la inmigración, pero que actualmente se distingue porque no hay suelo para construir, ni mano de obra suficiente porque la que había se está pasando a la logística. Deficiencias de nuestro precario y obsoleto mercado de trabajo. Ante este panorama, dejar que estos dos edificios singulares entren en un proceso de ruina con la necesidad de vivienda nueva que hay en el casco histórico, sería un fracaso que Guadalajara no se lo puede permitir. Pero esto es lo que hay.