Las Ferias de Guadalajara seguirán, un año más, como poco, apiñándose en el centro de Guadalajara, aunque para 2025 el Ayuntamiento no tendrá más remedio que coger el toro por los cuernos -ya que de fiestas estamos hablando- y tomar decisiones. Sucede que la parcela en la que se venían instalando la mayoría de las atracciones feriales no estará ya disponible, ya que la ha comprado una conocida empresa inmobiliaria, y en ella se pueden construir hasta 5 plantas y un total de 23.000 metros cuadrados, según aparece en la Ordenanza municipal que regula el Fuerte de San Francisco. No es un terreno para construir vivienda, sino que tiene un uso comercial y abarca opciones desde supermercados, almacenes hasta un uso residencial público que incluye hoteles o apartamentos turísticos. La nueva empresa ha pagado al Ministerio de Defensa por esa parcela 2,4 millones de euros, un precio asequible. Hay que recordar que Defensa se quedó con esta parcela (y otra más) en compensación por la venta de la antigua residencia militar de Las Cristinas para construir en ella el nuevo Campus de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) en Guadalajara. El Ministerio la ha revendido con plusvalías, con lo que ya no podrá servir de desahogo para las Ferias.
Por lo tanto, tiene un año el Ayuntamiento para decidir qué va a pasar con las Ferias, después de que la corporación de Ana Guarinos siguiera el complaciente modelo implantado por Sara Simón de concentrar cachivaches y festejos en el centro de Guadalajara, para así contentar a las peñas, que son el poder fáctico de la fiesta. A ello le ayudó esa parcela de 7.000 metros cuadrados y de la que el Ayuntamiento no podrá disponer en las Ferias de 2025. Ante esa tesitura, no les queda otra que buscar otra parcela municipal de quita y pon, más allá de Aguas Vivas, casi en Taracena, recuperar el recinto Ferial de Bris y Román, que ha sido relegado en los dos últimos años, o habilitar un nuevo campo Ferial. Ésta última opción la veo muy complicada, y debería ligarse a la modificación del Plan Municipal de Urbanismo (POM), pero es la más cara por lo que el Ayuntamiento necesitaría de la colaboración de la Junta de Comunidades y acometer un viario de acceso costoso y complejo. Complicadísimo. La ampliación del actual Ferial, ahora marginado, sí sería más viable, porque el suelo existe, y podría concentrar toda la actividad recreativa durante la semana grande; también las carpas de las peñas. Aunque volveremos con la tabarra de siempre de los que dicen que el Ferial Plaza está muy lejos (la misma crítica rancia que cuando barcas, el tren de la bruja y los coches de choque dejaron La Concordia a principios de los ochenta) y que es mejor okupar los parques de Guadalajara cada año, con los daños consiguientes, como se ha hecho en las ediciones de 2022 (Rojo) y 2023, 2024 (Guarinos). El cortoplacismo manda y desde hace tiempo no se lleva ordenar urbanísticamente la ciudad, con los debates ciudadanos necesarios cuando se trata de decisiones importantes. Y las Ferias lo son, pero enmarcadas en esa reforma del POM, si es la decisión que se toma, en lugar de aprobar un nuevo Plan de Urbanismo, que se debería haber abordado en la época de vacas gordas que vivió la ciudad.
LO DE LA MÚSICA, ¿CARO O BARATO?.- En la ciudad, el final del verano comienza a vislumbrarse a partir de la virgen de Agosto, y se nota hasta en las noticias locales. Esta semana los grupos políticos han polemizado sobre si serán asequibles o no las actuaciones musicales de las Ferias, que hasta la alcaldesa ha tenido que salir a dar explicaciones, cosa que debería hacer más habitualmente, porque una cosa es hablar a cualquier hora y hacerse fotos hasta con el Mangurrino (q.e.p.d) y otra taparse en los grandes temas. La explicación que ha dado la alcaldesa me parece verosímil, otra cosa es que la oposición quiera enredar, que para eso está. Guarinos ha ratificado que el Ayuntamiento no se va a gastar más de 383.000 euros en las actuaciones, y no los 840.000 euros a los que se refería la portavoz socialista, que es lo que contempla el contrato global. Lo que ha hecho este ayuntamiento es la fórmula habitual de ceder la contratación a una empresa, que son los que saben -cada vez que los políticos se ponen a contratar cantantes la palmamos- a cambio de una subvención máxima, en este caso de 383.000 euros, que es la red de seguridad con que opera la empresa, para a partir de ahí ganar más dinero, si hay éxito de público, con lo que ese propio fijo podría reducirse al Ayuntamiento. Nada nuevo bajo el sol, otra cosa es que el coste de los conciertos sea mucho u poco, como dicen mis amigos gallegos. Personalmente, 20 euros para ver a Melendi (los empadronados) o 10 con el Mago de Hoz, me parece un precio razonable, como cualquiera lo puede comprobar por internet, pero lo que discrepo es que el contribuyente en general al que no le gusta esta música tenga que financiarla, como ha pasado en un año electoral. Créanme cuando les digo que nada es gratis y que cada vez que una institución pública presume de regalar o subvencionar algo, antes ha vaciado nuestros bolsillos. O genera déficit; que pagarán nuestros nietos.
Y ya que escribimos de música, dejar constancia de que esperaba más del regreso del Festival Gigante a Guadalajara y del cartel que han presentado. El Gigante nació en Guadalajara, se fue a Alcalá de Henares -donde le aseguraban un fijo mayor- cuando estaba creciendo y ha vuelto años después sin mayores explicaciones de su organización, como sucedió cuando se fue. La oposición dice que el Ayuntamiento se va a gastar 250.000 con la subvención, sin que todavía haya una cifra oficial, y si es así entiendo que podrían haber abrochado más el cartel con grupos top como Arde Bogotá, Viva Suecia o Vetusta Morla, por citar solo tres, para dar lustre al regreso. Pero esto es lo que hay. Un Gigante pequeño.
PD.- Sigo reivindicando en el desierto que es impresentable que cada vez que llega el Gigante y luego los conciertos de Ferias haya que maltratar las caras pistas de la Fuente de la Niña, que paga el contribuyente de la capital, donde se entrenan -entre otros- los olímpicos de Iván Pedroso, el hispano-cubano y cerebro del exitoso laboratorio del triple salto en Guadalajara. No veo ninguna necesidad de cerrar durante casi un mes la actividad deportiva en los campos de la Fuente de la Niña, que se construyeron con ese fin, cuando hay una gran explanada pavimentada en el recinto Ferial, que en los últimos años no se ha utilizado para el fin que se construyó, las grandes atracciones, por el trasiego populista que hemos comentado. Y está disponible: hay espacio suficiente, el piso es liso y está urbanizado. Arriba les pongo la foto, que es bastante elocuente.