No llovió ni un solo día durante la Semana Grande. Es verdad que por las noches refrescaba… ¡pero para eso estamos en septiembre! Y se cumplió el axioma conocido: buen tiempo, buenas Ferias. Desde el jueves, las calles y plazas del casco de Guadalajara, desde el Jardinillo hasta Adoratrices eran un hervidero humano. Y la apariencia es que esta semana ha sido rentable para la hostelería y puestos que se prodigaban por paseos y jardines.
Este modelo, que lleva tres años (1 con el PSOE y 2 con el PP), de concentrar toda la actividad en esa almendra del casco histórico, resignando a la nada el espacio Ferial junto al centro comercial, aparentemente funciona y va a ser difícil que se toque. Porque gusta a las peñas, que son el poder fáctico de la fiesta, y provoca menos rechazo de lo que cabría imaginarse en un principio cuando lo ensayó Sara Simón, la ex edil de festejos socialista. Por ello, no creo que en estos tiempos políticos donde prima el populismo y el cortoplacismo (soluciones simples y que no quiten votos, aunque tampoco se ganen tantos), alguna Corporación se decida a apostar por llevar todo a un recinto Ferial de verdad, que en Guadalajara supondría la ampliación de los terrenos junto al Ferial Plaza. Es una medida estructural que algún día se tomará, pero por el gasto que lleva y la gestión urbanística que se requiere, va a ser difícil que yo la vea. Mientras tanto, nos resignaremos a mantener una Feria que es menos sostenible que cualquiera que yo recuerde (y he estado en todas en el último medio siglo), porque invade parques, jardines, pistas de atletismo, calles…; y la mayoría de las casetas y atracciones requieren de un generador de energía de petróleo, porque carecen de instalación eléctrica permanente. Además, el próximo año el Ayuntamiento deberá lidiar con un problema más, si comienza la construcción la empresa que ha comprado la parcela frente a la piscina Sonia Reyes y en donde están algunas de las atracciones más voluminosas de la Feria. Este sector de los feriantes, en crisis desde la pandemia, parece ser el que menos ha prosperado desde que se descartó el Ferial promovido por Bris, pero al menos ha sido compensado con menos tasas municipales; o ninguna.
Dicho esto, los que hace 50 años estuvimos muy activos en la implantación del movimiento peñista en Guadalajara (un saludo a la peña Bufalo’s en su 50 aniversario, de la que participé en su primera junta directiva), nos alegramos del impulso que ha tenido. El desfile de peñas de este año fue el más numeroso de su historia y saber que hay peñas que han llegado a casi un millar de socios te pone los pelos de punta, porque son números a los que no llegan la mayoría de los pueblos de esta provincia. Un dato para la reflexión.
Otro sector que no está en crisis es la tauromaquia en general. Los encierros van a más, porque están muy bien organizados, hay afición y cada vez vienen más y mejores corredores de fuera. Ha sido noticia que hay intención de modificar su recorrido para que pasen por la Calle Mayor o al menos por la travesía de Santo Domingo (un tramo que se corrió en la primera época de los encierros) para lo que habría que montar unos corrales bajo la cubierta exterior del Mercado de Abastos, que además serviría para que los toros de las corridas se pudieran exponer al público, como en el campo del Gas en Pamplona o El Batán en Madrid. La música suena bien, pero retrasar el horario de los encierros al mediodía, para que la hostelería se aproveche de su sinergia hasta el vermut, no me convence. Porque ya sabemos qué ocurre cuando aumenta la presión de corredores, como nos demostró ese encierro nocturno de 1991, que nos trajo el mayor número de heridos de su historia: 20 atendidos. Cuando una cosa va bien, hay que ser especialmente prudente.
Subrayar también la recuperación de las corridas de toros en nuestro país y el sur de Francia, a pesar del ministro Urtasun. No hay como atacar a un sector en concreto para ponerlo de moda en este país. Nos va la contracultura. Las dos primeras corridas, con dos carteles potentes, arrojaron un casi lleno y dos tercios de entrada, respectivamente; que bajó a poco más de media en el tercero festejo, que otra vez tuvo a El Fandi como cabeza de cartel; para que la empresa tome nota después de haberse dejado fuera a Daniel Luque, Borja Jiménez, Fernando Adrián, Emilio de Justo y la temporada de despedida de Enrique Ponce. La corrida de rejones, de segundo nivel, incomprable en un abono de cuatro festejos. Item más. Después de las broncas que se llevó el presidente el año pasado por salvar la dignidad de la plaza en la concesión de trofeos, este año decidió hacer caso al público y concederle todo lo que le pidieron, con razón o sin ella, porque no va a ser la única persona que no cobra en este festejo la que tenga que recibir la desaprobación del público por no desorejar a cualquiera que pase por ahí. Ya se sabe que para el público de ferias, a diferencia del aficionado en las plazas de temporada, si los toreros no salen por la puerta grande creen que han sido estafados. Así que los estoicos quedan para la Grecia de Pericles.
Si bien, y a falta de que se dé a conocer el parte con las incidencias de Ferias, no han trascendido agresiones y altercados relevantes, de lo que nos alegramos y felicitamos al dispositivo de seguridad, pero recogiendo también el malestar de las decenas de personas a las que robaron el móvil y la cartera por bandas especializadas que se dan cita en las grandes concentraciones de público. En Guadalajara parece que hicieron su agosto en septiembre.
P.D. Uno de los heridos en el último encierro de Guadalajara fue trasladado, por la gravedad de sus heridas, desde el hospital de Guadalajara hasta el de Toledo. Yo no dudo de la competencia del nuevo Hospital de Toledo, pero sigo sin entender que teniendo Madrid a 54 kilómetros y con los mejores hospitales de España, haya que enviar al paciente hasta Toledo, a 129 kilómetros. La mejor forma de cohesionar el territorio de España, que algunos se empeñan en romper o complicar, sería arreglar estas cosas. Pero si la solución, después de la financiación privilegiada de Cataluña es extender el modelo del cupo al resto de las autonomías, como sugiere la ministra de Hacienda, y que cada cual se apañe con lo que recaude, si las 17 autonomías tuviéramos cupo, España sería un estado fallido. Se lo he oído a Juanma Moreno y sería una consecuencia intrínseca de ese estado confederal que los aliados de Sánchez nos quieren colar por la puerta de atrás, y que no está en la Constitución, aunque no sé si Pumpido se enterará. Pues esto es lo que hay; y aprovecho también para recordar una reflexión de Page en su entrevista con El Mundo este fin de semana: “Las excepciones al principio de igualdad solo pueden establecerse en la Constitución. Ni siquiera el legislador las puede hacer, salvo en un proceso constituyente”. O esto otro: “La riqueza de Castilla-La Mancha es de los castellano-manchegos y de los catalanes y de los andaluces, y al revés. Y la riqueza de Cataluña lo es del conjunto”.
Pues a aplicarlo, señoras y señores, en el día a día.