Dos pilares de la cultura de Guadalajara

Ha querido la vida, siempre tan caprichosa, que dos de los pesos pesados de la cultura de Guadalajara del último cuarto de siglo hayan pasado a una merecida jubilación, como funcionarios públicos, aunque espero y deseo que en su condición de intelectuales su fuente no se haya apagado. Me estoy refiriendo a Pedro José Pradillo y Esteban y a Plácido Ballestero San José, dos hombres de la cultura por los que siento sincera veneración por sus méritos contraídos con esta tierra, que también es la mía, aunque pase por periodos de desapego.

Pedro J. Pradillo con uno de sus libros sobre Guadalajara. Archivo GUDiario.

Pedro J. ha sido hasta hace una semana el Técnico de Patrimonio del Ayuntamiento de Guadalajara, un cargo al que accedió después de una fructífera colaboración conmigo en el viejo Decano en asuntos de historia y patrimonio, que tuvieron una gran repercusión en la ciudad, como pocas veces se ha visto. A su pluma se deben varios coleccionables, portfolios y libros que vertieron luz sobre la historia y el patrimonio de la ciudad y su provincia, y que además de ayudarnos a conocerla mejor, para así poder quererla (solo se quiere en verdad a lo que se conoce; y el problema de Guadalajara es que es una gran desconocida para muchos de los que la supuestamente la representan). Hasta entonces sabíamos que Pedro J. tenía un currículum envidiable como investigador, doctor en Historia por la UAH, pionero en el estudio de la fotografía histórica de Guadalajara, y especialista en arte, arquitectura y urbanismo, pero además comprobamos que era un excepcional divulgador, por su amenidad y facilidad de palabra. Comprometido e insobornable con lo que creía justo. A buen seguro que desde su puesto oficial, funcionarial y no ejecutivo, contribuyó a que la destrucción de la huella histórica en Guadalajara fuera menor, aunque también comprobó las limitaciones de la administración pública a la hora de poder plasmar proyectos, como pudo ser el Museo de la Ciudad (pendiente), la recuperación de la vieja Hispano Suiza (ya sin apenas rastro) o la continuidad de la     rehabilitación del Fuerte de San Francisco, atravesada por las querellas políticas. Pero también se puede anotar éxitos como el de la creación del Museo Francisco Sobrino en el inmueble del antiguo Matadero Municipal, un artista arriacense internacional al que Pradillo defendió y proyecto sobre su ciudad, que apenas sabía nada de él, y que ahora es un referente de modernidad en una Guadalajara que tuvo su siglo de oro en el renacimiento (la Atenas alcarreña la llegaron a nombrar) y ahora apenas ofrece solares vacíos y una decena de monumentos que han sobrevivido a una planificada destrucción. Peleó con fuerza para evitar que el Alcázar Real fuera otra pura ruina, aunque lamentablemente no tengamos un proyecto de futuro diseñado. Desde el Ayuntamiento, Pradillo fue el impulsor, y comisario, de numerosas exposiciones, catálogos y trabajos, que han permitido conocer mejor la historia de la ciudad a los que acaban de llegar a ella y se creen que somos un barrio sin personalidad en el área metropolitana de Madrid o en el córner de una autonomía lejana. Además de todos esos méritos, que otrora le habría abierto paso en la Guadalajara del Gran Duque del Infantado o del Cardenal Mendoza, Pedro J. es además un reconocido artista de vanguardia, que ha recibido numerosos premios y distinciones, con decenas de exposiciones en su haber. Un pilar de la cultura, de verdad.

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Plácido Ballesteros con su libro sobre Alvar Fáñez, que ha renovado y realzado la imagen del gran guerrero castellano. Archivo GUDiario.

Unas semanas antes de que Pedro J. pasara a engrosar (oficialmente) las clases pasivas, se ha jubilado en la Diputación Provincial, Plácido Ballesteros San José, en su puesto de Jefe de la Sección de Archivos, Biblioteca de Investigadores y Fototeca. Plácido es otro de esos personajes con un profundo bagaje intelectual, que lo sabe todo sobre el pasado de nuestra provincia, doctor en Historia Medieval y profesor asociado del área Medieval de la Universidad Alcalá, una base necesaria que le ha servido para abordar desde la ciencia y el rigor los proyectos que lideró desde la Diputación Provincial. Me estoy refiriendo a los planes para el rescate y la organización de los archivos municipales o al Centro de la Fotografía y la Imagen Histórica  de Guadalajara (CFIHGU),  y que desde hace años es la mejor memoria histórica que tiene esta provincia y la principal fuente para los  nuevos investigadores. Cuando alguna vez he tenido que debatir con algún desinformado sobre la utilidad de las diputaciones provinciales para los pueblos de la provincia, siempre he puesto como ejemplo ese Archivo Histórico que impulsó Plácido Ballesteros y que es imprescindible para constatar la singularidad e historia de esta vieja provincia castellana, diseñada en el régimen liberal de la Constitución de Cádiz,  pero que tuvo mucho antes una gran importancia en la formación de España como reino (se llegó a barajar como capital de España antes de la designación de Madrid), tanta o más que las singularidades que algunos aprovechados esgrimen, ahora, para hacer valer sus escaños de oro.

Se puede decir que Plácido Ballesteros ha estado detrás, en las dos últimas décadas, de todos los proyectos culturales impulsados por nuestra Diputación a lo largo de la provincia, y con su trabajo ha justificado la permanencia de una institución como esta y que no podría ser reemplazada por ninguna otra. A Plácido se debe también con José Ramón López de los Mozos, otro grande, la antigua revista Wad-al-hayara, que tanto echo de menos, los encuentros de historiadores del Valle del Henares (nuestra región natural) y decenas de artículos y libros sobre la provincia; por citar, solo el último sobre la figura de Alvar Fáñez, que estuvo en la gestación de otro gran libro de Chani Pérez Henares, La tierra de Alvar Fáñez, y que nos renueva y realza la figura del gran guerrero castellano, reconquistador de Guadalajara y actor principal en el avance de la Reconquista.     

Pues esto es lo que hay. Siempre he creído que nadie es insustituible, pero también que algunos personajes lo son más que otros. Y tanto Pedro J. como Plácido pertenecen a ese círculo de los elegidos que en el Ayuntamiento y la Diputación se les echarán de menos. Consuela que todavía tienen mucho que ofrecer a nuestra Guadalajara, por lo que les deseo larga vida y salud.            

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