Archive for septiembre, 2025

Biblioteca pública Blanca Calvo/Juana Quílez

El Gobierno de Castilla-La Mancha va a proponer al Ministerio de Cultura que la Biblioteca Pública Provincial lleve el nombre de Blanca Calvo, licenciada en Filosofía y Letras por Valladolid, directora de la misma entre los años 1981 y 2013, integrante del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, y principal impulsora del Maratón de Cuentos de la Ciudad. La propuesta nace del Seminario de Literatura Infantil y Juvenil, que es el organizador del citado Maratón.

Blanca Calvo en un Maratón de los Cuentos./GUDiario.

Blanca Calvo Alonso Cortés (Villanueva de los Caballeros (Valladolid), 1948) reúne todos los méritos para que su nombre figure en el frontispicio de la Biblioteca Pública en el palacio de Dávalos, que ella misma impulsó, tras una interesante rehabilitación por el Estado, cerrando una etapa apasionante en la que nuestra biblioteca compartió edificio con el Archivo Provincial en el palacio del Infantado, dándole un uso que con el tiempo fue la mejor salvaguarda para que las instituciones siguieran colaborando en su mantenimiento y rehabilitación. Con Blanca, la Biblioteca dio, además, un gran salto adelante como dinamizadora de la vida de la ciudad, organizando o colaborando con gran protagonismo en el enriquecimiento de su agenda cultural. Por no hablar de que fue la semilla de otros proyectos, como el propio Seminario de Literatura Infantil y Juvenil, embrión del Maratón de los Cuentos de Guadalajara y que con el tiempo se ha convertido en el mejor evento mundial con estas características, porque allí hay mucha gente que trabaja por el amor al arte y los que cobran, cuentistas profesionales, lo hacen gracias al apoyo institucional, y especialmente del Ayuntamiento de Guadalajara, que desde el primer día y en toda circunstancia lo incluyó en sus presupuestos. Blanca Calvo, además, es personaje destacado de la sociedad de Guadalajara, a la que también ha servido como alcaldesa (1991-92) y a la comunidad autónoma al frente de la Consejería de Cultura (2005-2007).

Podemos decir que la figura, personalidad y profesionalidad de Blanca Calvo fue la ideal para una etapa en la que España estrenaba democracia y había que dar pasos adelante para que la cultura tuviera un protagonismo del que había carecido hasta entonces. La cultura no podía ser simplemente un adorno, como cantó Paco Ibáñez, y en Blanca Calvo tuvo su mascarón de proa.

Juana Quílez./Aache.

Pero dicho esto, y sumándome a la petición del Seminario, mi experiencia vital me permite considerar otros elementos de juicio que no han vivido los que son más jóvenes; y me atrevo a mejorar la propuesta. Blanca Calvo no llegó a una biblioteca en medio de un agujero negro. Ella heredó el trabajo de una de las mujeres intelectualmente más preparadas del siglo XX en Guadalajara. Se llamaba Juana Quílez Martí (Albacete, 1906-Guadalajara, 2004) y en una época en la que el papel de la mujer se relegaba esencialmente a las labores domésticas, no solo  tuvo tiempo de ocuparse de su familia (tuvo cuatro hijos), sino que fue una de las primeras mujeres españolas en licenciarse en la Universidad Central de Madrid, donde estudió historia como paso previo a la oposición al Cuerpo facultativo de Archivos, Bibliotecas y Museos, que superó con el número 3 de su promoción ante la sorpresa y admiración general. En 1952 recaló con su familia en Guadalajara, siendo de las pocas mujeres en ocupar un cargo relevante. ¡Y vaya que lo aprovechó! Reorganizó la Biblioteca Provincial, que hasta entonces era una acumulación de libros en los bajos del Instituto de Bachillerato de la calle Museo, abriendo muchas vocaciones de jóvenes alumnos hacia la literatura y la historia, como acertadamente señala Herrera Casado en una reseña de su obra. Tuvo tiempo, además, para organizar el archivo de Hacienda, con fondos procedentes de la Desamortización de Mendizábal, y cuando concluyó la reconstrucción del Palacio del Infantado (que como es sabido, estaba por los suelos desde la Guerra Civil por un bombardeo el 6 de diciembre de 1936, el día más trágico de la contienda civil porque se unió a los fusilamientos en la cárcel) allí que se llevó los fondos de la Biblioteca Provincial. Investigadora de raza, doña Juana encontró en ese archivo la documentación necesaria que demostraba que la propiedad del Infantado debía volver al Ayuntamiento de Guadalajara, una vez que las condiciones de su cesión al Ministerio del Ejército habían periclitado al no ser ya Colegio de Huérfanas Militares. Así, el palacio del Infantado puede ser, hoy, una propiedad pública (en la actualidad lo es del Ministerio de Cultura) y no solo de la familia ducal, que conserva alguna sala de forma testimonial.  Como corolario, doña Juana no solo tuvo tiempo para liderar todas estas iniciativas, sino que además fundó la primera guardería laboral infantil de la ciudad, casas y residencias para la acogida de ancianos y la Asociación Provincial de Amas de Casas y Usuarios “Concepción Arenal”, institución en la que se empoderaron muchas mujeres que de otra manera habrían tenido más difícil salir de sus labores en el hogar. Doña Juana fue una avanzada del tiempo que la tocó vivir y es el germen de la Biblioteca Provincial. Pero Guadalajara tuvo la suerte de que otra activa bibliotecaria llegada a la ciudad continuó con su obra en otro tiempo bien diferente y que ha permitido la evolución de la institución a lo que es hoy en día: un lujo para su capital y provincia.

Sería de justicia histórica que nuestra biblioteca llevara también el nombre de Juana Quílez, además del de Blanca Calvo; y creo además que ello no lastimaría el ego de su sucesora, porque me consta que sentía una gran admiración por la figura de doña Juana y lo que representó.

Así que esto es lo que hay: ¿Por qué no Biblioteca Blanca Calvo/Juana Quílez?

LA FRASE. «Los problemas económicos nunca son económicos, sino políticos. Es decir, solo a partir de un buen diagnóstico y, posteriormente, de una acción decidida, se puede encontrar una salida a los problemas económicos, que en ocasiones son fruto de las malas políticas». ENRIQUE FUENTES QUINTANA, economista y ex vicepresidente con Adolfo Suárez.

Prueba (casi) superada

Terminaron las Ferias con un gran ambiente en las calles, favorecido por una climatología veraniega (el jueves se alcanzaron los 35 grados) y sin reseñables incidentes que resaltar, según el Ayuntamiento, nota positiva que alcanza tanto a los heridos en el encierro como a agresiones sexuales y comportamiento incívico en general. Llevo décadas escribiendo que las Ferias pueden resultar agresivas, sobre todo a los que no están en edad de disfrutar de las peñas, pero cuando traes a alguien de fuera lo primero que te dicen es que: ¡“vaya ambientazo”! Si a esto unimos que las Ferias son seguras, se puede hablar de un modelo de éxito. Tampoco hay, ya,debate sobre si la ubicación de peñas, atracciones y casetas de todo tipo deben seguir en el casco histórico o exiliarse en el Ferial junto al outlet de El Corte Inglés, acierto de la corporación de Alberto Rojo, a la que con buen criterio se sumó su sucesora Ana Guarinos. Es cierto que el nuevo modelo casi ha acabado con las grandes atracciones feriales, porque la parcela actual es más limitada (y al no ser ya municipal, se desconoce si podrá ser utilizada en 2026), aunque también es verdad  que este sector lleva desinflándose desde la pandemia; no solo e n Guadalajara.

Los toros por la Calle Mayor de Guadalajara. Todavía corren menos mozos que en el recorrido tradicional, pero todo será cuestión de acostumbrarse./Foto: E. Bonilla.

Y al grano: la gran apuesta de este equipo de Gobierno ha sido el encierro por la calle Mayor, y en mi opinión la prueba hay que darla por casi superada. El recorrido anterior por la Carrera estaba amortizado y el actual es más atractivo, además de dar una mejor imagen de la ciudad por la televisión regional, que ha tenido un buen share de audiencia. Por todo ello podríamos decir que la prueba del nuevo recorrido ha sido superada, aunque mal harían los responsables municipales en regodearse en la propaganda y no analizar con objetividad lo que ha podido fallar para mejorarlo. Algunas cosas por mi parte: 1ª  El nuevo recorrido depende más del rendimiento de los toros que el anterior, por lo que si te sale un astado inválido o con falta de fuerzas, como sucedió el viernes, te provoca una avería y extiende su duración a 45 minutos, como pasó. Para ello es imprescindible contar con la colaboración de los ganaderos, para que entrenen los toros en el campo como sucede en Pamplona, y esto no es posible si se cierran los carteles dos meses ante de las Ferias. En el fututo pliego de condiciones estas cosas deberían atarse. 2ª Hay que mejorar las condiciones de los corrales de la plaza de Abastos, y no solo para que puedan ser visitables, sino para que sean más manejables para el personal que allí trasiega con los toros. La actual salida impide que los cabestros se amadrinen con los toros y por ello los mansos de Florito son los que cierran el encierro, obligando a que sean los pastores los que arreen a los toros.3ª Casi lleno, 2/3 de entrada, menos de 2/3 de entrada y más de media plaza son los aforos de las cuatro corridas de la Feria. Buen resultado empresarial, por tanto, que además recibe una subvención de 150.000 euros por sus trabajos en los encierros. Me alegro que la de Guadalajara sea una plaza rentable, porque el problema sería que fuera una ruina, ya que nadie se interesaría por ella; y la competencia es necesaria. El reto del Ayuntamiento es acertar con el nuevo adjudicatario de la plaza y con el pliego de condiciones correspondiente, para lo que deberá decidir -para empezar- si la adjudicación es para su explotación un año completo o solo para la Feria de la Antigua. Esto influirá en las obligaciones a imponer a la empresa adjudicataria, entre las que debería estar el mantenimiento de la instalación (su exterior es una ruina, con los azulejos vandalizados y desconchones de pintura en las paredes), amén de la posibilidad de hacer algunas obras que mejorarían el encierro: el ensanche del portón de entrada y la puerta de toriles (esta última obra es más complicada, pero no imposible). Todas estas cosas deben contar a la hora de redactar un futuro pliego, porque el éxito de este año debe favorecer la posición negociadora municipal. En cuanto al resultado artístico de la Feria, no ha sido malo pero tampoco como para que Aure tire cohetes. Lo de los toros de José Vázquez no se debería repetir.

Las actuaciones musicales de las Ferias han estado animadas, pero ha sido una fatalidad la faringitis de Leiva, que era la atracción estrella de la Feria. Habrá que ver qué decisión toma el Ayuntamiento sobre la ubicación de las actuaciones musicales, después de que el Gigante ha demostrado que es posible realizar los conciertos junto al Ferial plaza, sin necesidad de invadir y maltratar el césped del campo de la Fuente de la Niña, con su obligada reparación. Los deportistas no se lo merecen.

Las de Guadalajara son unas fiestas de calle, ya lo he dicho más arriba, pero sobre todo los más mayores echamos de menos alguna función o espectáculo destacado en el Buero Vallejo, porque no todo debería ser verbenas y encierros. ¡Ay, aquellos tiempos del Coliseo Luengo con su espectacular programación durante la semana grande!   

Sigo teniendo envidia de las carrozas de Azuqueca, pero cada ciudad es como es y en Guadalajara las peñas nunca se han distinguido por su afición a la fabricación de carrozas. Y esto es lo que hay, que han terminado las Ferias y el fresco del otoño se ha metido con el último toro de Las Cruces, llamado Acodado. Que el invierno les sea leve.    

LA FRASE. «Ese es el virus. El de los populismos, que ya no distingue entre democracias consolidadas y regímenes de opereta. Un virus que se cuela por las grietas del sistema y, en nombre de la regeneración, lo corroe. El problema es que los malos van ganando. Y en este ambiente envenenado, el tono crítico de los medios, especialmente en EEUU, se ha rebajado hasta volverse casi inaudible. En España vamos camino de ello». NACHO CARDERO, periodista alcarreño director de El Confidencial.

Un vistazo a las Ferias de hace 50 años

Las Ferias de Guadalajara hace 50 años, celebradas a finales de septiembre (fue mucho más tarde cuando se adelantaron en el entorno de la Patrona) coincidieron con el último ayuntamiento nombrado por el régimen franquista, presidido por el médico odontólogo Antonio Lozano Viñés, que introdujo algunos cambios, apenas perceptibles, que se fueron ampliando en años posteriores con la llegada de la Transición, primero con Agustín de Grandes como alcalde y finalmente con la primera elección democrática en la persona del socialista Javier de Irízar.

Las Ferias de 1975 tenían ya un movimiento peñista incipiente ( ya he contado en otro post que en ellas se gestó una atenuada protesta contra los últimos fusilamientos del franquismo, que llegaron en plenas Ferias), ya que el gobernador civil Pedro Zaragoza por lo menos las toleró, y estas quisieron hacerse visibles en el desfile de carrozas. Consiguieron que el Ayuntamiento les financiara una carroza, pero con tan mala suerte que se rompió y no pudo acabarlo con el disgusto de los peñistas. También fracasó el Ayuntamiento con su II Certamen de Teatro, que se tuvo que suspender porque se convocó tarde y no tuvo acogida. Sí tuvo un gran éxito el II Festival Internacional de Guadalajara, con el ballet de Antonio Gades, militante del clandestino PCE, como gran protagonista.   

Portada del Flores y Abejas de 16 de septiembre de 1975, dedicada a la reina de las Fiestas, la hija de un capitán general, a la que acompañaban en su corte de honor señoritas de la sociedad de Guadalajara.

Por lo demás, las Ferias siguieron con el protocolo del régimen y el Ayuntamiento nombró Reina de las Fiestas a la señorita Paz Campano Mendaza, hija del teniente general Ángel Campano, capitán general de la Primera Región Militar y a la que pertenecía Guadalajara. Esto fue aprovechado por los excombatientes de la División Azul para darle un homenaje en el que el jefe local, Ángel Sánchez Canalejas, recordó su paso del militar por la División Azul. Este le contestó prometiéndole que “no se habían arriado ni se arriarían las banderas de nuestra soberanía y nuestra independencia, por mucho que sea la campaña que desde el exterior pretende orquestarse contra España”, en alusión a las protestas que en toda Europa siguieron a los fusilamientos de miembros de ETA y el GRAPO. También hubo una recepción en honor del Jefe del Estado en el Gobierno Civil y se pusieron trenes gratis para acudir a la manifestación en apoyo de Franco ante el palacio de Oriente.

 Desde los años de la Transición, las “reinas hijas de…”, normalmente de ministros y altas personalidades del régimen, empezaron a elegirse entre las representantes de los barrios de Guadalajara, en lo que se consideró una democratización de esa figura, que acabó siendo abolida con el paso de los años al considerarse de sesgo machista.

Por lo demás, el calendario festivo fue mucho más reducido que el actual. Todavía no había encierros ni vaquillas, y la Feria Taurina estaba compuesta por tres festejos, uno menos que 50 años después, en eso hemos progresado lo justo. El triunfador fue Ángel Teruel. Torearon, pero mal, Paquirri, Paco Alcalde  y Roberto Domínguez; y Rafael de Paula al menos estuvo discreto y no dio la espantá. En la corrida de rejones, la locura, con 10 orejas y 1 rabo para los Peralta, Lupi y compañía. En deportes, lo más destacado fue el  XIII Circuito Alcarreño de Velocidad, con televisión en directo, un circuito urbano que se corría en las calles del polígono de El Balconcillo, acondicionado con 5.000 balas de paja, y que un año más ganó el gran Ángel Nieto. El joven Ricardo Tormo tuvo un accidente en la carrera de 250 cc. y acabó en el sanatorio. Hubo una velada de boxeo en Ferias con el local José María Calvo como gran triunfador. Y el concurso hípico, que se celebraba en el Pedro Escartín, siguió teniendo una gran acogida de público y con apuestas de escaso rendimiento.  

Un año más, los espectáculos más populares fueron de programación privada, por el buen hacer de la familia Luengo y su gran Teatro Coliseo. Por allí pasaron, durante la semana grande, Juanito Valderrama, Dolores Abril, Andrés Pajares, Paco Martínez Soria, Zori, Santos, Esperanza Roy, Quique Camoiras, Viky Santel y Luis Calderón, Rafael Acos y Silvia Tortosa o Ana Mariscal.  Una combinación de teatro, revista y musical, con lo mejor de la cartelera de la época y que se echa de menos en estos tiempos en que la actividad del Buero se suspende durante las Ferias. Y todo está en la calle.

Cuentan las crónicas que hizo buen tiempo, por lo que las Ferias tuvieron un gran seguimiento de público, aunque nada comparable a la Guadalajara actual de casi 100.000 habitantes. Por último,  se avanzó que esas podrían ser la última Feria en el ferial de La Concordia, porque el parque iba a ser objeto de una importante remodelación y habría que buscar otro sitio. El cambio de recinto ferial tardó más de lo esperado -aunque la citada reforma de la Concordia fracasó, afortunadamente- y no fue hasta la etapa de Irízar en que se empezó a utilizar el recinto de Adoratrices tras un acuerdo con las monjas. Lo que nadie podía imaginarse es que cincuenta años después algunas atracciones volverían al parque de La Concordia, después de la decisión de no volver a utilizar el recinto junto al outlet de El Corte Inglés, por considerarse alejado del casco urbano; o  que en el ferial de Adoratrices volvería a instalarse la Noria, los caballitos y los puestos de morcillas. Un revival en toda regla el que hemos vivido en los últimos años con las Ferias de Guadalajara. Pero esto es lo que hay.  

    LA FRASE: “Cierro los ojos y veo a un pueblo creando y recreándose en una nueva Guadalajara y encima de todos veo a Dios como una infinita bóveda, bajo la que estamos todos cobijados, amparados y protegidos en nuestras ilusiones”. ANTONIO LOZANO VIÑES, alcalde de Guadalajara en el saludo del programa de fiestas de 1975.  


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Vergüenza en Entrepeñas y un misterio gigante

Basuras en el entorno de la presa de Entrepeñas en una zona muy frecuentada por excursionistas./GUDiario.

Esto es lo que me encontré hace unos días en Entrepeñas en este final del verano. El área próxima a la presa de Entrepeñas, que es muy frecuentada por los excursionistas, se ha convertido en un vertedero en el que cada cual puede depositar las bolsas de basura que quiera, sin que luego pase nadie a recogerlas. Es lo típico: llega un turista, ve bolsas de basura en el suelo y no le da reparo dejar una más. Reconozco que no es muy cívica la costumbre, pero así se han formado muchos vertederos ilegales en nuestra provincia; la noticia es que este se ha generado en un terreno público perteneciente a la Confederación Hidrográfica del Tajo, que hace como si no se enterase de nada. Pero bien que lo saben.

El Ayuntamiento de Sacedón les ha pedido que asuman su responsabilidad, porque las parcelas son suyas, lo dicen los certificados catastrales y «no vamos a limpiar la propiedad privada de nadie», razona el alcalde de Sacedón. Está cargado de lógica, pero alguna solución habría que adoptar porque al final es la imagen de la comarca la que es dañada. El municipio recuerda que de forma temporal (2018-2025) una de estas parcelas estuvo cedida al Ayuntamiento, pero cuando el convenio finalizó la titularidad volvió de manera plena a la CHT, que es la que debe encargarse de su cuidado y limpieza.

Supongo que Sacedón no tendría inconveniente en gestionar este asunto, siempre que la CHT le compense por ello. Pero sucede que, como pasa con las embarcaciones, Confederación no tiene reparos en recaudar 50.000 euros al año, pero luego no hay un acceso para que esos barcos puedan llegar al agua. Todo un abuso, uno más a los pueblos ribereños que están cediendo, ahora, 60 Hm3 al mes al levante por interés nacional con una ley de trasvase injusta, por desmesurada, y luego no reciben nada a cambio. Pue esto es lo que hay. Recuerdo cuando en la dictadura toda esta área fue un espacio cuidado por la CHT, que hasta tenía un curioso bar sobre el pantano, del que quedan herrumbosos restos. Pero lo voy a dejar aquí no sea que me apliquen lo de la Memoria histórica.      

UN MISTERIO GIGANTE.- Sigo sin comprender por qué no se aprovechan estos magníficos escenarios en los que se ha celebrado el festival Gigante, y para los conciertos de Ferias el Ayuntamiento los lleva otra vez al estadio de la Fuente de la Niña, donde habrá que montar otros similares. La iniciativa del Gigante de ubicar su festival en esta gran parcela municipal fue todo un acierto -ya lo dije en su día-, porque ha dejado de ser utilizada como recinto de grandes atracciones, por lo que constituye para mi todo un misterio que no se aproveche este mismo espacio asfaltado para los conciertos de las Ferias. Teniendo en cuenta la carga que ello supone: una instalación deportiva cerrada durante casi un mes y un terreno de hierba que se destroza y que hay que reponer con cargo a las arcas municipales.

El Gigante se ha celebrado este año en la parcela municipal que se utilizaba para las grandes atracciones durante las Ferias. En cambio, los conciertos de las Ferias seguirán siendo en las pistas de atletismo de la Fuente de la Niña/GUDiario.

Y ya que me he referido al Gigante, y que el Ayuntamiento lleva presumiendo unos días de sus resultados en transparencia,  no estaría de más que quien corresponda comparezca ante los medios y nos aclare cuánto supone la aportación municipal a la empresa privada que lo organizaSe ha hablado por la oposición de 270.000 euros -20.000 más que el año pasado-, pero no hay una cifra oficial; y luego están los intangibles: cesión gratuita de una parcela municipal, autobuses, un espacio para el camping, seguridad y limpieza que el Ayuntamiento debe reforzar.  Cuando tengamos estas cuentas, el contribuyente tendrá una idea más clara si el retorno del Gigante ha merecido o no la pena, porque hay que recordar que se fue en 2020 a Alcalá de Henares porque a su empresa promotora así le convino, y que tres años después volvió a Guadalajara porque así lo decidió. En principio, un festival de este tipo es interesante para los jóvenes, pero hay que saber, además, lo que nos cuesta al contribuyente y su retorno real, para evaluar si también sirve a los intereses generales de la ciudad. Pues esto es lo que hay.

LA FRASE. «El problema de España no es político ni social, sino psicológico. Estamos tarados. Nos han tarado, nos han metido una serie de complejos y de manipulaciones en la cabeza como en ningún otro país de Europa».ARTURO PÉREZ REVERTE, escritor.  

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