Biblioteca pública Blanca Calvo/Juana Quílez

El Gobierno de Castilla-La Mancha va a proponer al Ministerio de Cultura que la Biblioteca Pública Provincial lleve el nombre de Blanca Calvo, licenciada en Filosofía y Letras por Valladolid, directora de la misma entre los años 1981 y 2013, integrante del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, y principal impulsora del Maratón de Cuentos de la Ciudad. La propuesta nace del Seminario de Literatura Infantil y Juvenil, que es el organizador del citado Maratón.

Blanca Calvo en un Maratón de los Cuentos./GUDiario.

Blanca Calvo Alonso Cortés (Villanueva de los Caballeros (Valladolid), 1948) reúne todos los méritos para que su nombre figure en el frontispicio de la Biblioteca Pública en el palacio de Dávalos, que ella misma impulsó, tras una interesante rehabilitación por el Estado, cerrando una etapa apasionante en la que nuestra biblioteca compartió edificio con el Archivo Provincial en el palacio del Infantado, dándole un uso que con el tiempo fue la mejor salvaguarda para que las instituciones siguieran colaborando en su mantenimiento y rehabilitación. Con Blanca, la Biblioteca dio, además, un gran salto adelante como dinamizadora de la vida de la ciudad, organizando o colaborando con gran protagonismo en el enriquecimiento de su agenda cultural. Por no hablar de que fue la semilla de otros proyectos, como el propio Seminario de Literatura Infantil y Juvenil, embrión del Maratón de los Cuentos de Guadalajara y que con el tiempo se ha convertido en el mejor evento mundial con estas características, porque allí hay mucha gente que trabaja por el amor al arte y los que cobran, cuentistas profesionales, lo hacen gracias al apoyo institucional, y especialmente del Ayuntamiento de Guadalajara, que desde el primer día y en toda circunstancia lo incluyó en sus presupuestos. Blanca Calvo, además, es personaje destacado de la sociedad de Guadalajara, a la que también ha servido como alcaldesa (1991-92) y a la comunidad autónoma al frente de la Consejería de Cultura (2005-2007).

Podemos decir que la figura, personalidad y profesionalidad de Blanca Calvo fue la ideal para una etapa en la que España estrenaba democracia y había que dar pasos adelante para que la cultura tuviera un protagonismo del que había carecido hasta entonces. La cultura no podía ser simplemente un adorno, como cantó Paco Ibáñez, y en Blanca Calvo tuvo su mascarón de proa.

Juana Quílez./Aache.

Pero dicho esto, y sumándome a la petición del Seminario, mi experiencia vital me permite considerar otros elementos de juicio que no han vivido los que son más jóvenes; y me atrevo a mejorar la propuesta. Blanca Calvo no llegó a una biblioteca en medio de un agujero negro. Ella heredó el trabajo de una de las mujeres intelectualmente más preparadas del siglo XX en Guadalajara. Se llamaba Juana Quílez Martí (Albacete, 1906-Guadalajara, 2004) y en una época en la que el papel de la mujer se relegaba esencialmente a las labores domésticas, no solo  tuvo tiempo de ocuparse de su familia (tuvo cuatro hijos), sino que fue una de las primeras mujeres españolas en licenciarse en la Universidad Central de Madrid, donde estudió historia como paso previo a la oposición al Cuerpo facultativo de Archivos, Bibliotecas y Museos, que superó con el número 3 de su promoción ante la sorpresa y admiración general. En 1952 recaló con su familia en Guadalajara, siendo de las pocas mujeres en ocupar un cargo relevante. ¡Y vaya que lo aprovechó! Reorganizó la Biblioteca Provincial, que hasta entonces era una acumulación de libros en los bajos del Instituto de Bachillerato de la calle Museo, abriendo muchas vocaciones de jóvenes alumnos hacia la literatura y la historia, como acertadamente señala Herrera Casado en una reseña de su obra. Tuvo tiempo, además, para organizar el archivo de Hacienda, con fondos procedentes de la Desamortización de Mendizábal, y cuando concluyó la reconstrucción del Palacio del Infantado (que como es sabido, estaba por los suelos desde la Guerra Civil por un bombardeo el 6 de diciembre de 1936, el día más trágico de la contienda civil porque se unió a los fusilamientos en la cárcel) allí que se llevó los fondos de la Biblioteca Provincial. Investigadora de raza, doña Juana encontró en ese archivo la documentación necesaria que demostraba que la propiedad del Infantado debía volver al Ayuntamiento de Guadalajara, una vez que las condiciones de su cesión al Ministerio del Ejército habían periclitado al no ser ya Colegio de Huérfanas Militares. Así, el palacio del Infantado puede ser, hoy, una propiedad pública (en la actualidad lo es del Ministerio de Cultura) y no solo de la familia ducal, que conserva alguna sala de forma testimonial.  Como corolario, doña Juana no solo tuvo tiempo para liderar todas estas iniciativas, sino que además fundó la primera guardería laboral infantil de la ciudad, casas y residencias para la acogida de ancianos y la Asociación Provincial de Amas de Casas y Usuarios “Concepción Arenal”, institución en la que se empoderaron muchas mujeres que de otra manera habrían tenido más difícil salir de sus labores en el hogar. Doña Juana fue una avanzada del tiempo que la tocó vivir y es el germen de la Biblioteca Provincial. Pero Guadalajara tuvo la suerte de que otra activa bibliotecaria llegada a la ciudad continuó con su obra en otro tiempo bien diferente y que ha permitido la evolución de la institución a lo que es hoy en día: un lujo para su capital y provincia.

Sería de justicia histórica que nuestra biblioteca llevara también el nombre de Juana Quílez, además del de Blanca Calvo; y creo además que ello no lastimaría el ego de su sucesora, porque me consta que sentía una gran admiración por la figura de doña Juana y lo que representó.

Así que esto es lo que hay: ¿Por qué no Biblioteca Blanca Calvo/Juana Quílez?

LA FRASE. «Los problemas económicos nunca son económicos, sino políticos. Es decir, solo a partir de un buen diagnóstico y, posteriormente, de una acción decidida, se puede encontrar una salida a los problemas económicos, que en ocasiones son fruto de las malas políticas». ENRIQUE FUENTES QUINTANA, economista y ex vicepresidente con Adolfo Suárez.

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