Dice el refrán español que solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, y me viene al pelo para glosar lo que ha pasado en los últimos días en la provincia de Guadalajara. En el mes de diciembre estábamos agobiados por la pertinaz sequía y sus agoreras previsiones, y en poco más de dos meses la noticia son las inundaciones y desbordamientos en las cuencas del Sorbe y Henares, y los requerimientos urgentes por parte de la Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos (APAG) para que limpie los cauces. En pocos días hemos pasado de tener los pantanos del norte provincial en situación de emergencia o alerta a comprobar que cuando vienen dos semanas seguidas de precipitaciones, su capacidad reguladora queda en entredicho porque las presas se llenan en apenas unos días. Y el Cañamares se desborda porque se abren las compuertas en Pálmaces, el Aliendre inunda los campos de Espinosa y Cogolludo y el Henares anega zonas en Jadraque, Alcuneza y Moratilla.
En Arbancón es el arroyo Salceda el que inunda caminos y siembras. Y el Henares, que recibe las aguas de un Sorbe que no puede embalsar más en Beleña, puede fastidiar la cosecha de espárrago en Ciruelas, Heras de Ayuso y Torre del Burgo. Hasta el coqueto Dulce, un río amable donde los haya, está causando problemas en Estriégana, Aragosa, Jodra del Pinar y Mandayona. O el Salado, que regula el embalse de El Atance, hizo de las suyas en La Riba, Imón y Santamera, donde inundó la carretera y los vecinos no se atrevían a entrar ni salir del pueblo. Desde la APAG claman: “Los cauces están sucios, porque no se han limpiado en años”.
Particularmente sangrante es la situación de la presa de Beleña, que en apenas una semana acopió más de un 40 % de su capacidad de embalse, y ahora toca desaguar todo lo que viene porque se ha llegado al límite de seguridad. Y como nos recuerda el refrán de Santa Bárbara, nuestros políticos y fuerzas vivas vuelven a desempolvar ese viejo proyecto para derivar parte del agua que no se puede embalsar en Beleña hasta el vecino pantano de Alcorlo, que le triplica en capacidad, con lo que de un plumazo se dotaría de agua a los regantes y se abastecería a la Mancomunidad de Agua del Sorbe para los próximos cincuenta años. Clama al cielo, pero no hay en estos momentos un proyecto tan importante para asegurar el desarrollo de esta provincia y dar de beber a una población de medio millón habitantes, la que se abastece de la MAS, como la doble conexión Beleña-Alcorlo, una vez que ya tenemos disponible el viaje de ida: el agua que en caso de sequía aportaría Alcorlo a Beleña.
Es bueno por lo tanto recordar que estamos hablando de un proyecto que se fue al carajo en febrero de 2011 cuando en el epílogo del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, el misterio tumbó un proyecto, que llevaba seis años de tramitación, con un informe medioambiental negativo, para la construcción de un túnel en roca viva, que conectaría el río Sorbe con el pantano de Alcorlo, y que ademas lo haría a unos costes razonables, ya que el agua bajaría por gravedad, sin necesidad de bombeo. El ministerio daba así la razón a varios grupos ecologistas que habían torpedeado el proyecto desde su concepción, y en su resolución, el BOE recogía algunas de las consecuencias que podría tener esta obra.Un supuesto impacto sobre la fauna y la biodiversidad, y cuestionaba aspectos como que no se hubiera previsto un paso para peces, lo que podría afectar negativamente a las truchas.
Pues bien, las elecciones de junio de 2011 nos trajeron a Cospedal a la presidencia de Castilla-La Mancha y las de diciembre de 2011 a don Mariano a La Moncloa. ¿Y qué hicieron los nuevos gobernantes nacionales, regionales y provinciales para tratar de dar una solución legal a los problemas medioambientales apuntados por el ministerio en su resolución de 8 de febrero? Yo les respondo: se olvidaron de lo que predicaban desde la oposición y no hicieron nada. Y así llegamos hasta este marzo de 2017, seis años después, en que volvemos a acordarnos del túnel y de la madre que lo parió cuando Beleña ya no puede embalsar ni una meada más. Y para colmo, en el tiempo que ha transcurrido, la zona por donde debería construirse el túnel se ha declarado parque natural, con lo que nos encontramos con una doble prohibición. Así está el asunto de enredado, con lo que conociendo cómo se las gastan nuestros políticos más allá de las pomposas declaraciones en sus ruedas de prensa, no me encuentro precisamente entre los optimistas. Y supongo que la cosa acabará con el alboroto de siempre, echándose las culpas los unos a los otros, y la casa sin barrer. Porque que nadie lo dude, tampoco los ecologistas: esta conexión entre los dos ríos, con lo que haya que retocar, es la alternativa menos lesiva para el medioambiente entre las dos que se manejan para asegurar el suministro del Corredor del Henares en los próximos cincuenta años. Y de no llevarse a cabo nos encontraremos que o bien se haría una nueva presa en el alto Sorbe, o como mínimo tendríamos que recrecer el dique de Beleña, con lo que inundaríamos hasta La Mierla.
Esto es lo que hay. En mi próximo post hablaré de la cabecera del Tajo, que también tiene tela.
Plano: Esquema de la doble conexión entre Beleña y Alcorlo. La línea recta es la tubería, ya disponible, para elevar agua desde Alcorlo a Beleña.