Escribía hasta mi último que post que en el PP había calma chicha hasta que María Dolores de Cospedal moviera ficha; y así han pasado las cosas…relativamente.
No ha habido sorpresa en cuanto al sentido del movimiento de la presidenta del PP de Castilla-La Mancha, y que fue como algunos llevábamos anticipando desde hace un mes. La ex secretaria general perdió las Primarias de su partido, y aunque el pacto en la segunda vuelta con Pablo Casado le aseguró un papel relevante en el PP post Rajoy, las cartas estaban echadas. Como reconoció en su discurso de despedida ante la Junta Directiva regional del sábado , «he llegado al final de una etapa en el camino» y a partir de ahora “se hace necesario un nuevo liderazgo» en Castilla-La Mancha. Era previsible, y hasta entendible. Para un político que no ha tenido éxito en su intento de presidir el PP nacional, reeditar la aventura de Castilla-La Mancha no parece lo más apasionante del mundo, para una persona que ya ha sido presidenta regional, y en un tiempo político que es todavía más incierto que cuando perdió (aunque el PP fue el más votado en política todo lo que sea no gobernar es perder) su reelección en la primavera 2015. Ahora, la incertidumbre es mayor, porque las mayorías absolutas en Castilla-La Mancha son cosas del pasado –incluso con una Ley Electoral de Cospedal que Page no ha tocado, porque también le favorece–, y el mejor de los escenarios posibles pasa por un pacto…con Ciudadanos, con quien se está jugando el liderazgo del espacio del centro-derecha. Y Ciudadanos puede tener más cartas.
No ha habido sorpresa por ahí, y solo relativamente por la maniobra para suceder a Cospedal de todo el aparato del PP en Castilla-La Mancha, que apoyó sin fisuras a la presidenta Cospedal en su tarea por hacer un partido regional más homogéneo-a imagen y semejanza del PSOE desde Bono– y en el que los partidos provinciales han ido cediendo autonomía (y discurso) al aparato “toledano”. Así, todas las miradas estaban puestas en Vicente Tirado, con quien Cospedal ha hablado repetidamente este verano, y que fue el primero en conocer la decisión de su jefa. Tirado no se sintió con fuerza para tirar de ese carro que le dejaba Cospedal, y prefirió irse con ella a la política nacional, pero no de cualquier forma: Casado le nombró flamante sucesor de Javier Arenas en la Vicesecretaría de Política Autonómica y Local del PP. Tirado solo comunicó al aparato más cercano su decisión, y hasta el último día se jugó al despiste sobre su candidatura. Y cuando en la prensa se especulaba sobre un pocker de notables para suceder a Cospedal, los presidentes provinciales, con Ana Guarinos a la cabeza, y el aparato más cercano a Tirado, ya había pactado un candidato de todos ellos, Francisco Núñez Núñez, presidente del PP de Albacete y alcalde de Almansa. Y paralelamente al inicio de la Junta Directiva en Toledo, y casi al mismo tiempo de saberse que Tirado no optaba a la presidencia, se filtraba el nombre de Núñez y se presentaba como el hombre de consenso de las organizaciones provinciales del partido.
Cuando Núñez llegó al hotel en el que se iba a celebrar la Junta Directiva era uno de los pocos que iba trajeado de los pies a la cabeza. Hasta el punto de que algún compañero, en magas de camisa, le comentó: “ Pareces un candidato”. ¡ Y vaya que lo era! Al final de la reunión, Francisco Núñez hacía oficial lo que ya estaba en los digitales, que sería el candidato, y lo hacía rodeado de los presidentes provinciales y con la bendición de Tirado, que previamente ya le había dado su respaldo en prensa.
Durante la reunión de la Junta Directiva, sorpresa (y algo más) entre los notables del PP que se habían quedado fuera del núcleo de la decisión, entre los que estaban el alcalde de Guadalajara Antonio Román, y la ex alcaldesa de Ciudad Real y actual diputada Rosa Romero. Ambos hicieron uso de la palabra y vinieron a decir que había partido. El alcalde alcarreño incluso dio un paso adelante, y por primera vez reconoció algo que sospechábamos, pero que no había dicho en público: que estaba reflexionando muy seriamente en presentar su candidatura. Y añadió una frase con mucha miga: “Los liderazgos no se heredan, se conquistan”, en referencia a que la sucesión de Cospedal, que sí ejerció un liderazgo sin apenas contestación, no se traspasa con un dedazo.
En otros tiempos, y con otro PP, ya les podría avanzar cómo acabaría esto: con la entronización de Núñez ante el clamor general de los compromisarios. Pero después de lo ocurrido con Pedro Sánchez en el PSOE, y con Pablo Casado en el PP, que ganaron contra el aparato, yo no descarto nada. Y más si entre Antonio Román y Rosa Romero pueden conformar una candidatura que sea verdaderamente alternativa a la de Núñez y así percibida por los militantes del PP, que tras lo ocurrido con Rajoy no hacen más que penar en la incertidumbre. El lunes o martes hablarán Román y Romero, y ya veremos lo que ocurre porque el Congreso Regional es el 7 de octubre en Albacete, es decir, a la vuelta de la esquina. Y luego, el que salga tiene ante sí un reto titánico: aormar un proyecto ilusionante para los conservadores y convertirse en un candidato creíble en menos de ocho meses, teniendo enfrente nada menos que al presidente de la Junta, un García-Page popular en las encuestas y que se mueve como pez en el agua en las arenas movedizas electorales. No me extraña que algunos se lo estén pensando, o que directamente hayan preferido transitar otros caminos de la política. Ya sea nacional. O Europea. Como parece hará Cospedal.
Mientras tanto, esto es lo que y hay.
En la foto, Francisco Núñez anunciando su candidatura y rodeado de dirigentes populares que le apoyan, como Ana Guarinos.