Eran las 10,55 del lunes cuando Antonio Román llamó al vicesecretario nacional del PP, Javier Maroto, para anunciarle lo contrario de lo que le había anticipado apenas hace unas semanas: que se presentaría a la reelección para la Alcaldía de Guadalajara. Luego se lo trasladó a su directora de comunicación para que convocara una rueda de prensa urgente y hacerlo público al mediodía y así evitar filtraciones. A los concejales del Grupo Popular los citó a las 11,30 para que fueran los primeros en saberlo, después de su familia, y a la presidenta del PP provincial y concejal, Ana Guarinos, que estaba de rueda de prensa en Toledo, le mandó un un WashApp. También habló con Paco Núñez, el presidente del PP regional, que recibió la noticia con alborozo. Y justo a las 12 en punto lo hizo oficial. Ya no hay marcha atrás. Román será candidato a la Alcaldía por quinta vez consecutiva: la primera oportunidad fracasó, con 12 concejales, por un acuerdo entre PSOE e Izquierda Unida. A la segunda fue elegido alcalde con 13 ediles (mayoría absoluta), en la tercera batió el récord con 16 ediles, y en esta última legislatura bajó a 11 pero gobernó en minoría por el acuerdo de investidura con Ciudadanos.
Antonio Román, que llegó a decir que entre 8 y 12 años de mandato estaban bien para un alcalde, ha cambiado en los últimos meses de opinión. Fue a raíz del acuerdo de mesa camilla entre la cúpula de los presidentes provinciales del PP, animados por Vicente Tirado, para sustituir a Cospedal de la presidencia regional, y que dejó fuera a algunos barones del PP, entre ellos el propio Román. Un acuerdo que aumentó sus diferencias con Ana Guarinos, quien dio soporte a Paco Núñez en Guadalajara incluso antes de descartarse Román para unas Primarias a las que también concurrió, con escasas posibilidades, Carlos Velázquez, el alcalde de Seseña. Muchos de sus colaboradores no entendieron muy bien por qué Román amagó, pero no dio, y sin embargo les decía que podía ganarlas. Pero lo que el Alcalde tuvo muy claro entonces es que no le iban dejar pilotar su sucesión e impulsar la candidatura de su vicealcalde, Jaime Carnicero. Si Román quería seguir no iba a tener ningún problema, porque es el más popular en los sondeos internos que hace el PP, el partido hará piña, y aparcará las diferencias. Pero si renunciaba ya tenían otro candidato, Alfonso Esteban, el teniente alcalde que ha hecho una buena gestión de la Hacienda municipal, y próximo a la presidenta provincial. Si a esto sumamos que Román se considera el más capacitado para muñir un gobierno de centro-derecha con Ciudadanos, y que no tiene remilgos en llegar a acuerdos con VOX, algo explica el cambio anunciado este lunes. Lo que pueda pasar a partir de ahora está en manos de los electores.
Las últimas encuestas avanzan una potente irrupción de VOX en los ayuntamientos grandes, algo que no le viene mal a los intereses de Román, un democristiano de carné. La autopista se ha ensanchado por los extremos y aunque a algunos de los que vivimos la Transición nos suscitan preocupación los populismos es inevitable que confrontarán en las instituciones locales y autonómicas. La última encuesta de GAD3 corrobora que los resultados de Andalucía son trasladables a las comunidades autónomas sin lengua vernácula, donde resiste mejor Pedro Sánchez, lo que nos llevaría a una situación insólita: que el PP aun perdiendo votos a chorros podría ganar gobiernos, si es capaz de llegar luego a acuerdos con Cs y VOX en las insituciones. El problema para este PSOE de Sánchez es que ha puesto todos los huevos en la misma cesta, una alianza más a la izquierda con Podemos, y después de haberse juntado con los independentistas le va a costar que la bisagra pueda girar hacia Ciudadanos, un partido antinacionalista. Eso explica algunas conclusiones de la citada encuesta, como es que a pesar de que el PSOE recupera un millón de votos, y pasaría de 85 a 104 diputados, cede casi medio millón a Ciudadanos, por lo que con la caída de Podemos de 71 a 38 escaños, no le valdría para gobernar.
La radicalización de la política española que se inició con Podemos, y acabó alumbrando a VOX, como reacción a los dislates de los independentistas nos llevará a un campo de juego inédito en grandes ayuntamientos y autonomías no nacionalistas: cualquier cálculo habrá que hacerlo pensando en cinco partidos y como no es fácil que en unas autonómicas que Ciudadanos pueda hacer el sorpasso al PP, las posibilidades de Antonio Román o de Paco Núñez se incrementan exponencialmente al número de votos que pudieran perder, hasta dos millones de sufragios que apoyaron a Rajoy el 26-J y que ahora podrían viajar a VOX y Ciudadanos.
Pero esto es lo que hay. Esta vez los restos de la Ley Hont, más que nunca, pueden ser una lotería.
P.D. Impagable el favor que la ministra Ribera, una urbanita a la que se le escapa cualquier clave que se maneja en la España interior, el que ha hecho a PP, Ciudadanos y VOX. A Núñez solo le falta vestirse de torero para la campaña y a García-Page irse por los pueblos de verde oliva y sombrero tirolés como si viniera de cazar. Con amigos como la ministra del cambio climático o el hijo de Carbonerito ¿ para qué hacen falta enemigos? ¡Ay Page, qué difícil te lo están poniendo! ¡Solo le faltaba que Sánchez metiera una cuarta urna el último domingo de mayo para liarla del todo!