Les confieso que andaba un tanto mosqueado ante la falta de noticias sobre la marcha del convenio sanitario con Madrid. Sé que es un asunto que no es noticia regional, porque afecta fundamentalmente a Guadalajara, y en Toledo están encantados con que les mejoren y construyan nuevos hospitales, y que seamos los de “provincias” los que tengamos que ir allá a pasar consulta o internamiento. Así funciona esté neocentralismo autonómico de nueva cuña.
Por ello respiré cuando escuché a José Ignacio Echániz decir que los trabajos “van bien” y que esperaba que “el año que viene” pueda dar buenas noticias. Estas palabras puestas en boca de otro político no tendrían para mi ningún valor, pero incluso los más críticos con Echániz deberían reconocerle una cosa: no es de los que van por ahí mareando la perdiz, es sincero y no se calla ni debajo del agua, aunque luego le pongan a escurrir. Por eso es el mejor consejero que pudo encontrar Cospedal para acometer una reforma del sistema público, que estaba en quiebra y no lo podíamos pagar. Y por eso también es la persona más indicada para cerrar un acuerdo que “no es fácil”, lo reconozco, como tampoco lo fue incluir por Ley a Guadalajara en la Universidad de Alcalá, y lo buenos políticos que tuvo Guadalajara en la Transición lo consiguieron. ¿Quién mejor que Echániz para negociarlo, que fue consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid y ahora lo es de Castilla-La Mancha?
Según explicó a la prensa el consejero, ahora toca identificar qué actividades sanitarias tiene sentido que formen parte de la actividad prestada en la comunidad de Madrid, contando con los profesionales quienes les deben identificar las patologías y el número de procesos. Yo solo digo una cosa: cualquier patología que no se pueda tratar en Guadalajara se convierte en una patología turística si el paciente y su santa familia pasan de largo por los hospitales de Madrid, como lo hicieron en el pasado ejercicio anual 100 pacientes en estado crítico, que felizmente no se debieron de enterar de la magnífica organización sanitaria que tenemos montada en este país tan descentralizado y tan autonómico que ha alejado la sanidad en provincias como la de Guadalajara.
La segunda parte es que Echániz tiene que trabajar con la administración madrileña para valorar los costes y las formas de pago. Porque esto lo tiene que pagar CLM, que es donde tributamos. Y para identificar qué centros serían de referencia para el Hospital de Guadalajara, un asunto que teníamos medianamente resuelto los de Guadalajara con el oprobioso centralismo.
En sus manos se lo dejo, estimado consejero. Confío en usted, pero se lo ruego: no me deje mal. Porque entonces no tendría más remedio que preguntarle. Si el servicio más importante que me puede dar la comunidad autónoma es la salud, y por su culpa me lo alejan: ¿Para qué demonios me sirve a mí y al paisanaje esta autonomía?
No es un tema fácil, ya lo sé, pero para Guadalajara es como si se tratase de la Constitución o de la mismísima unidad de España.
Esto es lo que hay, don Iñaki. Suerte.