El Partido Popular gobierna el 61,4% de la población de las ciudades con más de 50.000 habitantes, entre ellas Guadalajara y todas las de Castilla-La Mancha, menos Cuenca capital; después ya estaría Azuqueca de Henares. En números, eso se traduce en 15,4 millones de ciudadanos gobernados por el PP, lo que a poco más de un mes de las Generales, es una ventaja que nunca, antes, ha dispuesto el centro-derecha español. Solo hay que subrayar que, en España, siempre una victoria en las municipales ha sido el prólogo de un triunfo en las Generales, y esa es la prima de riesgo a la alemana con la que Feijóo afronta el 23-J.
Guadalajara ha sido uno de esos ayuntamientos en los que el PP ha debido recurrir a un pacto con Vox para desbancar de la alcaldía al PSOE, como lista más votada. El otro en la región ha sido Toledo y solo por eso se va a poner sobre ellos la lupa. La nueva alcaldesa, Ana Guarinos, una mujer con mucha mili a cuestas, lo sabe muy bien y eligió un discurso moderado para su toma de posesión en el que se puso el acento en el pacto y el diálogo y en el que prescindió del triunfalismo y la soberbia. Guarinos, quien todos la tenemos por un halcón en política (recordando aquella distinción entre halcones y palomas, según expresión de Henry Kissinger, durante la Guerra fría), fue esta vez paloma, porque es lo que toca: si bien es cierto que el centro-derecha ganó las elecciones en la capital, en votos (19.669) y concejales (13 por 12), la izquierda tuvo un resultado global entre los mejores de la historia (20.463 votos entre PSOE, Aike y IU-Podemos), lo que obliga a la alcaldesa popular a practicar una política no sectaria y de inteligente moderación en cuestiones que son especialmente sensibles. Me estoy refiriendo a la violencia machista, la inmigración o a la diversidad sexual, que hasta ahora han sido los charcos habituales en los que se han metido sus aliados de Vox. Al PP le basta acentuar su identidad en “la defensa de la Constitución y la nación española”, como dijo la alcaldesa, para poner en valor sus principios y subrayo como un acierto este párrafo: “Mi obligación es buscar puntos de acuerdo: Quien busque la confrontación, no me va a encontrar”.
El tono del discurso de despedida de Alberto Rojo fue el de un caballero y el de un demócrata que lo demuestra con hechos. Dejó meridianamente claro que el pacto entre PP y Vox es “legítimo” y “democrático”; como no podía ser de otra manera en un partido que ha accedido en tres mandatos a la alcaldía, mediante pactos, en la primera época de Javier de Irízar ( con el PCE), luego Jesús Alique (con IU) y finalmente con el propio Rojo ( con CS). Pero es muy saludable que se reconozca por el perjudicado para legitimar la institución. Y a partir de ahí, cabe cualquier reserva, como la manifestada por el alcalde Rojo sobre si el carácter “ultraderechista” de Vox puede poner en cuestión las políticas sobre “igualdad, emigración o la diversidad sexual”. Rojo, que dejará en pocos días el Ayuntamiento, si es elegido diputado al Congreso, anticipó que la oposición socialista será “leal y constructiva”, aunque también advirtió –sin la aspereza de su última rueda de prensa– que “no callarán ante las políticas extremistas”. El alcalde saliente deseó “lo mejor” a su sucesora y yo, como vecino, le deseo lo mejor a él; y el día que cuelguen su retrato en la galería de alcaldes, siempre recordaré que durante su mandato tuvo que afrontar dos emergencias terribles como Filomena y la pandemia del Covid, y en las que se manejó con eficacia y serenidad.
Todos los oídos estaban puestos en el discurso del primer teniente de alcalde, Javier Toquero del Vado, y cumplió las expectativas. Si algunos querían ver en él a un peligroso ultraderechista, salieron defraudados. Los que por edad sabemos – y padecimos-, lo que es la extrema derecha, con correajes, no podemos reconocerla en el perfil de hombre tranquilo de Javier, y me alegró escuchar de su boca que “vamos a demostrar que no se cumpla esa etiqueta que nos han colgado”. Para terminar: “Los cuentos de terror son solo cuentos”. “Trabajaremos por una ciudad más justa e igualitaria para todos”.
Todos los ediles de Vox juraron su fidelidad a la Constitución, al Rey y al Estatuto de Autonomía sin apostillas y comentarios, en contraste con la portavoz de Aike, Susana Martínez, que su fidelidad al Rey es “por imperativo legal”, utilizando esa expresión que en su día puso de moda Herri Batasuna, y sin menoscabo de “sus principios republicanos y sobre la igualdad”. Por tanto, una promesa a la carta de la señora Martínez sobre la Constitución, que si se extendiera al resto de ediles y explicitaran también lo que no les gusta de ellos, las tomas de posesión se parecerían al Hotel de los Líos de los Hermanos Márx, en esa antológica escena sobre “La parte contratante de la primera parte….”
Por tanto, el discurso radical y frentista de la mañana estuvo a cargo de la citada portavoz de Aike, que sustituye a un buen concejal, Jorge Riendas, a quien -presumo- vamos a echar de menos. Susana no dio cien días al nuevo equipo de gobierno, como aconseja la tradición, ni tan siquiera una hora, pues se refirió a él como “la tristeza de siempre, ya los conocemos” , y reclamó sacar a la luz ese pacto de 120 puntos, que según la concejala han firmado en secreto ambos partidos. La portavoz de Aike llamó a la “resistencia” ante el nuevo equipo de Gobierno, y finalizó con un recuerdo a su compañera Blanca Calvo, la primera alcaldesa, interpelando a Guarinos “sobre el legado que quiere dejar usted”. Blanca Calvo no asistió al acto, aunque estaba invitada, como el resto de alcalde vivos, a pesar de que era simbólico: es la segunda vez que Guadalajara elige a una alcaldesa, pero es la primera vez que esta es de derechas. Por lo que se cierra un círculo virtuoso sobre el papel de la mujer en la política local que los que hicimos la Transición valoramos especialmente. Y así lo recoció Ana Guarinos en su discurso al subrayar que la igualdad se manifiesta con hechos; y que ella, una mujer, fue candidata por el PP.
Esto es lo que hay; que no es poco. Y lo que venga, se lo iremos contando.