Dani Molina acaba de conseguir la medalla de oro en los juegos olímpicos de París, la ilusión de su vida después de haber sido no sé cuántas veces campeón de Europa y del Mundo, que hasta hemos perdido la cuenta. No iba a unos Juegos desde Atenas 2004, porque su especialidad no acababa de encajar en la programación olímpica, lo que le motivaba todavía más. Hoy recuerdo con admiración verle entrenar en la piscina del Centro Acuático de Guadalajara y era el mejor ejemplo para los que hacemos deporte para no oxidarnos. Parecía increíble como un deportista al que le falta una pierna, puede marcar ese ritmo en la piscina. Así que gloria y honor para un triatleta alcarreño que ha llegado a lo más alto, un oro olímpico, a base de esfuerzo y dedicación. Cualidades que en una sociedad tan infantilizada como la actual, cada vez se lleva menos. Como así lo corrobora Andreu Navarra hoy en El Mundo, escritor y profesor que ha dejado el instituto porque le obligaban a engañar al alumnado: “En muchos centros catalanes no se dan las tablas de multiplicar porque se consideran opresoras”.
Dani Molina nació en la vecina Madrid, pero él va por el mundo de alcarreño, región a la que llegó en 1994 para trabajar de camarero en el bar de un amigo. Para una persona que había sufrido un gravísimo accidente, en el que perdió una pierna, Guadalajara fue la ciudad que le permitió rehacer su vida y tomar impulso de nuevo. «Estudié aquí, trabajé aquí, me enamore aquí y ahora entreno aquí y estoy muy orgulloso de llevar el nombre de Guadalajara por todo el mundo. Guadalajara es una ciudad donde se respira deporte. Donde se vive el deporte», valoró Dani Molina en el pregón de Ferias que dio con otra atleta de elite, Ana Lozano. Tras el accidente, Molina se agarró al deporte como una tabla de salvación y emergió de ese mundo oscuro que tan a menudo lleva a la depresión después de un accidente como el que sufrió él. Empezó a hacer triatlón en el año 2012, convencido por un amigo: «siempre pensé que era un deporte de gente que no está muy bien de la cabeza, te pones a nadar, sales del agua te subes a una bici y te bajas y te pones a correr», ironiza. Tras más de 16 años sin correr y sin montar en bici, fue a las pistas de la Fuente de la Niña con su mujer, dio media vuelta a la pista y pensó que se moría. En la bici su inicio no fue mucho mejor: «El primer día bajamos al garaje de casa y Carol me sujetaba la bici por detrás mientras yo daba pedales”, recordaba. Pero siguió adelante, empezó a ganar campeonatos de España, de Europa y del Mundo, hasta el domingo en que se coronó con el título más preciado para cualquier deportista: una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos.
El lunes día 10 empiezan oficialmente las Ferias de Guadalajara, con el pregón de Peñas. Dani Molina sabe muy bien lo que son estas fiestas, primero como dueño de un bar de copas y luego por haber sido peñista de Agapitos. Se me ocurre que sería bonito que Dani fuera el encargado de encender la mecha de ese cohete frente a los miles de peñistas que aguardan con sus pancartas apretujados en la plaza Mayor. No me viene a la cabeza otro alcarreño que tenga más méritos que Dani Molina, y que sirva de mayor ejemplo de superación a todos nosotros.
UNA DECISIÓN LÓGICA DE PARADORES.- La inauguración del Parador Nacional de Molina de Aragón se ha aplazado, como pueden leer AQUÍ. Una decisión acertada de la dirección de Paradores, porque es evidente que la infraestructura no superó la prueba que nos envió la naturaleza en forma de tormenta, así que es mejor reparar los desperfectos a que se nos ahogue un cliente en la próxima tromba de agua. Siendo positivos, tal vez haya venido bien, porque ahora la obra está en garantía, con los seguros en vigor y tampoco pasa nada por esperar unas semanas más cuando en Molina llevan 19 años aguardando la inauguración de un Parador que el entonces presidente Zapatero prometió en 2005 tras el incendio de La Riba. A fin de cuentas, ¿qué son unas semanas más cuando han pasado la friolera de 19 años desde entonces?.
TRANSPARENCIA “GIGANTE”.- El Festival Gigante se fue de Guadalajara hasta Alcalá de Henares sin que explicaran sus organizadores muy bien por qué y ha vuelto tres años después, también inopinadamente, coincidiendo con su décimo aniversario, de lo cual nos alegramos todos porque Guadalajara es una ciudad que acoge muy bien a la música en directo, como se ha demostrado también este año en que sin un cartel muy potente(para ser un décimo aniversario) y con una climatología adversa (se tuvo que suspender la jornada del viernes), hubo una entrada razonable. Esto para empezar. A Guadalajara le viene bien el Gigante o cualquier otro festival que se celebre a finales de agosto, en las pre-ferias, porque se aprovecha de un ambiente que empieza a hervir y eso beneficia a la hostelería en general, y sobre todo si se colocan escenarios en la ciudad como se hace en el legendario Sonorama de Aranda de Duero, donde las actuaciones por sorpresa se han convertido en una imagen de marca. Pero esto no quita a que el Gigante, al ser un evento que se realiza con la contribución de fondos públicos, no deba hacer un ejercicio de transparencia que no reclamaríamos si fuese estrictamente privado. En este sentido, el Ayuntamiento debe informar, ahora que tiene datos sobre ello, a cuánto asciende la subvención municipal y los gastos colaterales que lleva consigo el montaje y desmontaje de los escenarios, la cesión gratuita de la Fuente de la Niña y la reparación de su césped, teniendo en cuenta de que se trata de una instalación deportiva que va a estar cerrada casi un mes entre Gigante y Ferias. Por no hablar de los ingresos a cuenta de las barras y que ha tenido también su punto de polémica por los altos precios. Habituales de festivales me cuentan que el vaso de cerveza pequeño estaba a 4,5 euros y 10 euros el grande, un precio que hay que ser olímpico para saltárselo y que es incluso más caro que en el Sonorama, lo que es mucho decir. También ha habido alguna queja sobre el horario de los vermuts que algunos bares habían organizado en plazas de Guadalajara y que les hacían cerrar a las 17.00h, justo cuando empezaba a funcionar la barra del festival Gigante, se supone que para evitar la competencia. Este tuit del Dj y periodista @FernandRojo explica algo.
Celebramos, por tanto, el regreso del Gigante, pero también pedimos que el Ayuntamiento sea más transparente como se debe exigir a cualquier actividad privada en la que se gastan fondos públicos.
TRASIEGO CON LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE LA ANTIGUA.- Este año ha habido novedades en torno a la Patrona, la Virgen de la Antigua, cuya imagen fue trasladada solemnemente a hombros de jóvenes cofrades desde su Santuario a la concatedral de Santa María para la novena, por expreso deseo de su nueva Junta Directiva. En años anteriores, el traslado era hasta la iglesia del Fuerte de San Francisco, donde se celebraba la novena y misas en honor a la Virgen. Esto era así porque el Obispado quiere que dicha iglesia tenga la mayor actividad religiosa posible, a lo que no es ajena la reivindicación para la secularización completa del templo de algún grupo político. Este año se ha buscado una solución de compromiso y si bien la novena se está haciendo en la Concatedral, en la víspera de la Patrona la imagen será trasladada al Fuerte, aunque esta vez en un camión y sin procesión de por medio. De esta manera, la Antigua estará en el Fuerte en su día y presidirá los diversos oficios religiosos que se hacen cada 8 de septiembre, entre ellos la celebración de la Misa Mayor a la que asiste el Ayuntamiento en corporación. Según el programa oficial, la procesión saldrá desde la Concadedral, a las 19,30, con lo que la Virgen tendrá que volver antes a Santa María después de las tres misas que se celebrarán por la mañana en el Fuerte. Este sería, pues, el tercer traslado. De la Concatedral saldrá por tanto la procesión que cada año reúne a miles de alcarreños en las calles de Guadalajara, con independencia de que sean más o menos religiosos. Que por eso es la Patrona. Esto es lo que hay.