Tras la presentación del proyecto de Ciudad del Cine en Toledo, que no quiso el Ayuntamiento de Guadalajara, lo primero que se me ocurre decir es que el tiempo ha venido a darme la razón cuando ya advertí en anteriores post, que lo peor que podría ocurrir es que se despreciara la iniciativa de construir esa ciudad del cine en el Fuerte de San Francisco, y que a cambio no se acometiera ningún otro proyecto que llevase emparejado la rehabilitación del antiguo complejo militar. Que es lo que ha ocurrido. Se habló por parte de la Junta de que podría ubicarse allí un centro de formación profesional integrada, pero en el último debate sobre el estado de la Región, Page no lo mencionó entre las inversiones para 2026 en Guadalajara. Supongo que volverá a salir con paneles y maquetas durante la campaña electoral para las locales y autonómicas de 2027, pero eso ya no deja de ser humo electoral.

Tampoco quiero andarme con disquisiciones sobre quién ha tenido más culpa de lo ocurrido, porque todos tienen una parte de razón. El gobierno de Page vio en los fondos europeos Next Generation una ocasión para captar 7,8 millones de euros y rehabilitar parcialmente el edificio, con lo que se podría dar por ejecutada la sentencia que obliga a la comunidad autónoma a intervenir en El Fuerte, obligada por el convenio que se firmó en su día entre el Ayuntamiento y la Junta para la venta del suelo urbanizado para construcción de viviendas, con los beneficios correspondientes para la comunidad autónoma. La operación era inteligente, pero luego el gobierno regional no supo explicar qué era exactamente eso de la Ciudad del Cine y en qué condiciones se iba a explotar por una sociedad privada, quiénes eran y qué pretendían esos señores, para que resultara interesante al Ayuntamiento ceder su uso durante 75 años, y renunciar al empleo de la misma para talleres, escuelas y otras actividades. El ayuntamiento de Guarinos vio en la operación una forma de dar por ejecutada la citada sentencia en unas condiciones peores que la Junta de Comunidades, pues se estaba hablando de una inversión de 7,8 millones de euros, la mayoría de fondos europeos, cuando la compensación por la sentencia judicial podría llegar a los 22 millones, según sus cálculos. Este ha sido el nudo gordiano, que no ha tenido el ayuntamiento de Toledo, también del PP, que ha sido finalmente el beneficiado, porque se van a encontrar con que les van a rehabilitar una zona degradada, el parque de los Polvorines, donde irá finalmente la ciudad del cine. Tal es así, que el alcalde de Toledo, el popular Carlos Velázquez, ha dicho que estamos ante “el proyecto más importante de los últimos 25 años para la ciudad”.
Una situación, por tanto, bien diferente a la de Guadalajara en que el Ayuntamiento rechazó por acuerdo plenario el proyecto de Ciudad del Cine, en tanto que ese proyecto iba a sustituir a la rehabilitación integral del complejo a la que está obligado la Junta por sentencia judicial. Y así llegamos al día de hoy en que la alcaldesa Guarinos apela a Page a que cumpla la sentencia judicial y no haga como el Gobierno de Sánchez con la ampliación de caudales para el Tajo, en perjuicio del trasvase, como se exige también por sentencia judicial, pero no se ejecuta. No hay que ser Churchill para saber que ambas sentencias son muy difíciles de exigir su cumplimiento, al salir de la esfera privada y entrar en el ámbito de la propiedad pública, que por ley es inembargable.
Así las cosas, mucho me temo que ni habrá ampliación de los caudales ecológicos en el Tajo, con unas elecciones a la vuelta de la esquina y el lobby trasvasista a pleno funcionamiento, y tampoco una solución cercana a la ruina galopante del Fuerte, especialmente si ayuntamiento y gobierno regional son de distinto palo después de la cita electoral de mayo de 2027.
Y esto es lo que hay. Un fracaso absoluto, porque el tren de la Ciudad del Cine pasó, y no sabemos si vendrá otro después.
LA FRASE: “El presidente ejerció de infanta Cristina, lo que me llevó a pensar que la mejor forma de mantener oculta una trama de corrupción es desarrollarla en la habitación de Moncloa donde se quedaba David Sánchez”. JUAN SOTO IVARS, escritor y periodista.


