Además de la seguridad y la libertad, consustancial con las democracias, dos son los servicios básicos que cualquier administración competente debe garantizar a sus ciudadanos. Uno de ellos es la Sanidad y el otro la Educación. Sin ellas, el Estado del Bienestar se va a la porra.
Cuando Madrid se quedó fuera de la Autonomía de Castilla-La Mancha, porque unos políticos ciegos que solo pensaban en ellos y en acaparar cargos así lo quisieron (nadie nos preguntó a los ciudadanos), ya avisé de que se nos podía complicar la relación con la Universidad de Alcalá en el momento en que la nueva autonomía tuviera su universidad propia. Afortunadamente, el asunto se resolvió con una Ley Especial en la que se hacía el reconocimiento expreso de que Guadalajara formaba parte de la Universidad de Alcalá, con independencia de su adscripción autonómica. No fue fácil, como bien sabe Javier de Irízar, entonces alcalde y senador, al que pediré nos cuente los entresijos de esa historia.
En relación a la Sanidad, no se tomó ninguna cautela especial con Guadalajara con el argumento de que a nadie se le iba a ocurrir poner fronteras a la Salud. Y se nos llamó de todo a los más desconfiados, que ya entonces pensamos que un desarrollo autonómico descontrolado acabaría colocando fronteras en la raya de Meco.
Pues bien, lo que siempre se negó por la clase política que nunca pasaría, ya ha pasado. Centenares de guadalajareños han tenido que ser operados o pasar consulta de especialidades que no hay en el Hospital de Guadalajara en Toledo(normalmente la cirugía), pero también en Ciudad Real y Albacete. A Cuenca van menos. Este turismo sanitario, cierto es, empezó ya con el anterior gobierno de Barreda, pero con Cospedal se ha generalizado, hasta el extremo de que el consejero de Sanidad, José Ignacio Echániz, reconoce que no hay dinero para pagar atenciones en Madrid, porque al Sescam le sale más barato que nos atiendan en la red regional. El origen del problema está en que al disminuir los fondos de Cohesión, que pagaban estas facturas sanitarias entre comunidades, cada autonomía se tiene que arreglar con sus pacientes. Con lo que si nadie lo remedia pronto no serán cientos sino miles los guadalajareños que habrán practicado este divertido juego del turismo sanitario regional.
En las entrevistas que he hecho recientemente a Emiliano García-Page y José Ignacio Echániz les saqué a relucir un caso que me han relatado, aunque cada día me llegan más. Una señora que debe hacerse una mamografía nuclear en Ciudad Real, y para llegar allí tiene que coger de madrugada un autobús para bajar a la estación de Guadalajara, luego un Cercanías hasta Madrid, desde Atocha toma el Ave hacia Ciudad Real, luego un taxi para que la lleve al Hospital, y llega de noche a Guadalajara después de haber pasado por una docena de hospitales en Madrid en los que le podrían haber hecho la prueba. ¿Qué me dijeron García-Page y Echániz? Que no hay derecho y que es un despropósito.
Se lo dije el otro día a Echániz tras la entrevista. «O arregláis esto, o esta Autonomía es indefendible en Guadalajara». Pero la solución no está fácil, porque el Fondo de Cohesión lo que tiende es a disminuir, por la presión de las autonomías más ricas, y no parece que la liquidez vaya a llegar a Castilla-La Mancha de un día para otro, porque como he repetido cien veces el problema de esta región no es solo de que lo que se derrochó durante las vacas gordas, eso está en vías de corregirse, sino del hundimiento de la recaudación por la caída del Iva y el Irpf.
Dicho esto, y sabiendo de las dificultades a las que se enfrenta la consejería del señor Echániz, no es de recibo que sean los ciudadanos los que paguen los platos rotos de una Autonomía, mal diseñada en su origen, y que no puede seguir pagando la atención de sus administrados en los hospitales más cercanos, sean en Madrid o en el sistema sanitario de Aragón. Porque este derecho ya lo teníamos antes de que se diseñara el Estado Autonómico, ya saben, para “acercar la administración al administrado” ¡Qué paradoja! Madrid, 55 km y 45 minutos. Ciudad Real, 261 km. y más de 3 horas por carretera.
Voy a acabar con otro caso real. Un hombre llama al 112 desde Razbona, porque ha tenido un ictus. El Sescam le envía un ¡helicóptero! (teniendo los hospitales de Madrid a media hora de ambulancia), que primero le lleva a Cuenca, pero allí pasa algo, y acaba siendo atendido en Albacete. Le pasan a recuperación y él pregunta qué cuando tiempo tendrá que estar en Albacete y si no le pueden llevar a Madrid, por la incomodidad y el gasto que supone para su familia. “¿Pero usted no es de Guadalajara?”, le preguntan. ´”Allí tengo una casa de fin de semana, pero yo estoy apuntado al sistema de Salud de Madrid”, responde. “Entonces no hay problema”, le dicen, y lo trasladaron a Madrid a seguir la recuperación al día siguiente.
Pues bien, si Castilla-La Mancha y esta España desarticulada y desvertebrada, no tiene capacidad para arreglarnos este desaguisado, tendrá que permitirnos a los de Guadalajara que nos apuntemos también a la sanidad de Madrid, como el señor de Razbona. O a la de Aragón, los de la raya con aquella comunidad.¡Y vaya que lo sentiría ahora que se conmemoran los 200 años de aquella primera Diputación de “Guadalajara con Molina”. Pero no acepto que todos reconozcan que esto es un “absurdo” y luego no pase nada; porque no están los tiempos para aventuras. ¡Que no estamos pidiendo la independencia de Guadalajara! Sino una reforma autonómica, o que nos dejen irnos con nuestros vecinos naturales. ¿Pero cómo se puede tener un hospital en Guadalajara y otro en Alcalá de Henares, a 25 kilómetros, y que no dispongan de ningún protocolo de colaboración, como si pertenecieran a países distintos? ¿Hasta adonde hemos llegado por la deriva de unas autonomías, como dice el catedrático Tomás Ramón-Fernández, que se han convertido en 17 estaditos yuxtapuestos y con un sistema que las hace ingobernables?
Aquí sí que hay un problema, desde luego mucho mayor que con las urgencias nocturnas en algunos centros de salud.
Yo les dejo con este hastag, para que sigan el debate:
#Guadalajaraconmadrid