Les engañaron hasta el último momento. Solo había que ver la cara que se le quedó al presidente del parlamento regional, Jesús Fernández Vaquero, cuando en en la votación del Presupuesto miraba al vicepresidente primero de la Cámara, el secretario regional de Podemos, José García Molina, votando en contra junto con los diputados del Grupo Popular. Hasta entonces no se dieron cuenta de que Podemos había decidido hacer descarrilar ¿la legislatura?, y como dijo después el vicepresidente regional, José Luis Martínez Guijarro, todo lo que ha ocurrido en las últimas semanas ha sido “puro teatro”, ya que la decisión estaba tomada. Una decisión que a buen seguro tiene varios padres y que trasciende del Presupuesto regional y entra de lleno en la alta política. La explicación pública dada por los portavoces del Ejecutivo de Emiliano García-Page es que hay que leer la decisión en “clave interna”, pues la formación morada está a un mes de la elección del nuevo secretario general de Castilla-La Mancha. Pero a nadie se le escapa que esto sucede apenas quince días después de que García-Page haya dado su respaldo a la candidatura de Susana Díaz, quien no parece dispuesta a ejercer un papel subsidiario de Podemos, a quien calificó de «una izquierda inútil” y “nada de fiar” tras el revés sufrido por el presidente castellano-manchego.
Lo de menos es la razón formal que han dado desde Podemos para justificar lo injustificable. Fue precisamente la no aprobación de las enmiendas parciales que Podemos presentó al presupuesto, deteniéndose especialmente en una que no tenía ni pies ni cabeza. Se trata de la drástica reducción de las horas de religión en la educación pública para destinar ese dinero al transporte escolar, que está perfectamente asegurado sin necesidad de Podemos, o los importantes recortes en la aportación a la educación concertada y destinarlo a mejorar las instalaciones de la educación pública, que también se abordaban en el presente Presupuesto sin necesidad de desnudar a nadie. Reducir de golpe 14,1 millones a la concertada y 3,2 millones a pagar los profesores de religión, habría supuesto que numerosas aulas habrían tenido que cerrar, porque no habría presupuesto para pagar a los profesores,y que las clases de religión se habrían reducido a la mínima expresión por el mismo motivo. Podemos sabía perfectamente que el Gobierno de García-Page no podía aceptar una propuesta tan radical como esta, y él ya se lo había advertido. Pero no solo porque en Castilla-La Mancha ha funcionado bien el modelo actual, en el que la enseñanza pública es mayoritaria, pero los padres que lo desean disponen de libertad para elegir la educación de sus hijos en un centro financiado con fondos públicos. Es que no hay una mayoría social o parlamentaria que asuma el modelo autoritario que anida en la propuesta de Podemos, con lo que como bien dice Susana Díaz, toda esta cohetería forma parte de «una izquierda inútil que no está en las soluciones a los problemas de los ciudadanos», sino que quiere emponzoñar lo que en Castilla-La Mancha funciona con normalidad, desde la Transición, hasta la llegada del populismo neocomunista. Podemos tenía que buscar una excusa para justificar que iba a tumbar el Presupuesto con el respaldo del PP, que pasaban por allí, y están encantados con el regalo recibido, y qué mejor que esta farfolla contra la religión y la enseñanza concertada que presentar a García-Page como un carcamal defensor de curas y arzobispos, porque su hijas estudian en aulas concertadas y él es católico practicante.
Todo esto es puro teatro y apariencia, como diría Mouriño, pero con consecuencias que pagamos todos. Un Presupuesto prorrogado significa que no se puede gastar un euro más de lo previsto en las partidas de referencia. Y eso abortará no solo ese Plan de Rentas, que al decir de Podemos iba a ser una especie de bálsamo de fierabras, aunque de él no teníamos apenas pistas, sino que habrá que renunciar a la ampliación de plantillas en la función pública y la enseñanza, a reducir los ratios, a inversiones no previstas en hospitales (Guadalajara), campus universitarios (item mas) y carreteras; y hasta para aplicar el incremento del 1 por ciento en las retribuciones de empleados públicos previsto en los Presupuestos Generales del Estado (si finalmente a Rajoy no le pasa lo que a Page), habrá que detraer esa cantidad de otras partidas presupuestarias equivalentes, con lo que alguien se quedará inevitablemente en pelota picada. Una prórroga de presupuestos tiene también un efecto negativo sobre el empleo, porque no solo no se podrán aplicar determinados programas nuevos contemplados en el Plan de Empleo Regional, sino que frena el crecimiento económico y la inversión en unos momentos en que las previsiones empezaban a ser favorables para Castilla-La Mancha.
Un rechazo al Presupuesto es, también, una moción de censura a un gobierno, pero en esta caso pasa como con las reprobaciones en el Ayuntamiento de Guadalajara. Que no conducen a ninguna parte, porque detrás de ellas no hay una mayoría alternativa. En fin, que es lo más parecido a lo del perro del hortelano, con lo que de persistir el bloqueo el único escenario posible son las elecciones anticipadas. Supongo que García-Page esperará a ver qué pasa con el congreso regional de Podemos, y las Primarias socialistas antes de apretar el botón nuclear, como está haciendo Mariana Rajoy en el parlamento español. Pero si llega el verano, y estamos con estas pintas, García-Page tendrá que hacer un ejercicio de responsabilidad y convocar elecciones, como está previsto en el artículo 22 del Estatuto, antes de que todo se empiece a degradar para regocijo de quienes creen que cuanto peor mejor. Unas elecciones a las que llegaríamos sin haber cambiado la Ley Electoral y en las que podría pasar cualquier cosa. Pero siempre será mejor que tener a un gobierno con el freno echado o ceder a chantajes de irresponsables que se piensan que un país o una región se gobierna como si fuera una asamblea de facultad. A golpe de ocurrencias.
Esto es lo que hay. Desde el viernes, una marea tóxica se ha instalado en la política de Castilla-La Mancha, y esta vez no viene del Tajo.