Sánchez ya no suma/ Los encierros

Pedro Sánchez sumó justamente ahora, hace un año, un 23 de julio, y se puso a bailar frente a Ferraz con una eufórica María Jesús Montero, por seguir de ministra, mientras anunciaba urbi et orbi: “Somos más”.   Entre los Frankenstein de ese lado del muro había más votos que en el otro, el de la fachosfera, y en un principio le salieron las cuentas para ser presidente. Después de una delirante negociación en Ginebra con el fugado Puigdemont, trocó los 7 votos de Junts a cambio de una amnistía que hasta ayer había sido calificada de “anticonstitucional” por la citada pareja de baile durante la campaña. Pero Sánchez tragó y aceptó dejar impune el “golpe de Estado” -la calificación es del Tribunal Supremo en su recurso ante el Tribunal Constitucional- a cambio de un “pacto de legislatura”, anunció el negociador Santos Cerdán, que el martes ya se vio que no era tal. Y no será porque Puigdemont no se lo había advertido: en Ginebra solo se negoció la investidura de Sánchez a cambio de la Amnistía y ahora lo que quiere Puigdemont es volver a Cataluña como Presidente de la Generalitat. Y cuando lo consiga lo siguiente será el referéndum de Autodeterminación. A Puigdemont y a su tropa le importa un bledo Sánchez, el progresismo, los Presupuestos de España y la estabilidad de su gobierno. Es Sánchez el que echó mal las cuentas esa noche del 23 de julio al sumar a Junts en su parte del muro. Una situación que ha creado un gobierno estéril, incapaz de producir ley alguna al margen de la Amnistía y que cuando le traicionan sus socios echa la culpa a Feijóo, quien ya le había advertido de que no contara con él cuando esto sucediera.

Sánchez ya sabe que no hay agua en su lado del muro. El problema para España es que tampoco la hay en el otro, tan disoluto como entre los socios del Gobierno. Y ante esa tesitura solo tiene dos opciones: hacer un butrón en el muro y llegar a acuerdos con el centro-derecha de Feijóo, lo que no está en su ADN frentista, o repartir nuevas cartas (de la baraja) y convocar elecciones antes de fin de año. Podrá seguir en La Moncloa, porque ya sabe que Feijóo nunca ganará una moción de censura con la actual composición parlamentaria, pero desde esta semana ya tiene acreditado que tampoco él podría superar una moción de confianza. Así que ante los graves problemas que tiene España, un estado al que sus aliados se empeñan en dejar en los huesos y sin recursos, cuanto antes se ponga a contar, mejor para todos. Esto es lo que hay.

Una imagen actual de la Calle Mayor, donde quieren que pase el encierro./GUDiario.

¿TOROS POR LA CALLE MAYOR?.- Me sorprende que el Grupo Socialista vaya a pedir en una moción un cambio en el recorrido del encierro para meter la manada por la Calle Mayor, pero no tanto por la propuesta en sí, que el equipo de Gobierno está dispuesto a estudiar, sino porque para llevar un cambio tan radical al pleno hay que tener las cosas muy estudiadas. Por ejemplo: ¿dónde pondríamos los corrales? ¿Cuánto costaría asegurar con tableros el comercio de la Calle Mayor? Hay que recordar que en el primer recorrido del encierro de Guadalajara, los corrales estaban en un patio, que ya no existe, del antiguo Instituto de Previsión -hoy Seguridad Social- y era pequeño y destartalado. Pero los toros que allí se encerraban eran novillos y erales despuntados, nada que ver con los actuales toros de lidia que se sueltan en las corridas de la Feria. Una asociación taurina habla de instalar unos corrales en el Mercado de abastos, corrales que podrían ser visitables.Desde ahí saldría el encierro hasta coger la Calle Mayor, el Jardinillo y Santo Domingo hasta enlazar con el actual recorrido a la altura de San Ginés. Una propuesta atractiva, pero que necesitaría conocer de su proyecto técnico y el coste para ser valorada.

El recorrido del encierro es mejorable en su primer tramo, eso es seguro, y como ex corredor a mí también me pone ver los toros por la calle Mayor, como los veo por Mercaderes o Estafeta en Pamplona, pero a los que nos gusta el encierro de Guadalajara y peleamos por él hace muchos años, tenemos muy claro que el avance más importante que ha tenido es que se suelten los toros de las corridas y se haga con la seguridad suficiente. Para ello, se necesitan corrales adecuados y apartados -ahora están en el parque de Bejanque y valieron un dinero- por lo que sería una temeridad abrazar propuestas populistas, pero sin valorar su coste económico y los riesgos sobre un encierro consolidado, pero que no necesita de aventuras en los tiempos hostiles en que vivimos. Bastante nos ha costado que los toreros que vienen a la Feria de Guadalajara lo acepten, porque Guadalajara no es Pamplona donde reciben las mejores bolsas de España. Así que bien está el debate sobre cualquier propuesta de mejora, pero dénse los pasos con prudencia y solo tras conocer los estudios técnicos correspondientes y el coste de los mismos .

Antes de que sea demasiado tarde

En Guadalajara hay dos edificios públicos que se pueden salvar antes de que sea demasiado tarde. Pero necesitan de mucha gestión, cooperación e inteligencia política, algo que precisamente no abunda en nuestros días.

Me estoy refiriendo al antiguo edificio de los Juzgados, en la plaza de Beladíez, y a la vieja Casa de Correos y Telégrafos, en teniente Figueroa. El primero de ellos es del organismo autónomo de Correos, lleva años cerrado y todavía no ha entrado en proceso de ruina, pero acabará llegando. Y sería una pena, porque el conjunto del edificio, con una vistosa fachada de ladrillo es sólido y merece ser conservado en el acerbo urbano de la ciudad. Recuerdo que el actual diputado del PP y ex alcalde de Guadalajara, Antonio Román, dijo que “lo tenía hablado” con el presidente de Correos, pero la iniciativa no ha despegado.

Edificio de la vieja Casa de Correos y Telégrafos, en teniente Figueroa. Pertenece al organismo autónomo de Correos, lleva años cerrado y todavía no ha entrado en proceso de ruina, pero acabará llegando. Foto:GUDiario.

El otro edificio es la sede de los antiguos Juzgados de Guadalajara y que en un primer uso fue de la antigua Organización Sindical, pero llegó la democracia, los sindicatos verticales desaparecieron, y se estrenó como edificio para la judicatura. Ahora, los Juzgados se han trasladado al nuevo edificio junto al GEO y la administración del Estado no lo ha dado ninguna utilidad, aunque inicialmente se dijo que podría haber servido para Subdelegación del Gobierno, que ahora está de alquiler (?) por Aguas Vivas mientras se ejecutan las obras en el inmueble del antiguo Gobierno Civil.

Ambos inmuebles tienen una dotación como uso administrativo, pero ninguno de ellos ofrece interés alguno para la administración del Estado. Así que cualquier salida llevaría consigo un acuerdo con el Ayuntamiento para que lo declarara uso residencial. Caso contrario, llevaría a un irremediable proceso de ruina, previo a la vandalización de ambos inmuebles. Esa es la realidad que les espera.

Sede de los antiguos Juzgados de Guadalajara. Ahora, los Juzgados se han trasladado al nuevo edificio junto al GEO y la administración del Estado no lo ha dado ninguna utilidad, aunque inicialmente se dijo que podría servir para acoger la Subdelegación del Gobierno. Foto: GUDiario.

Administración del Estado y Ayuntamiento deben ganarse el sueldo y evitarlo, y las oportunidades las pintan calvas. Guadalajara necesita imperiosamente vivienda para jóvenes y máxime cuando se va a inaugurar en los próximos años un nuevo Campus Universitario en las Cristinas. ¿Dónde van a vivir esos jóvenes? Uno de esos edificios podría convertirse en residencia de estudiantes, con la colaboración de la Universidad de Alcalá, la Junta de Comunidades y el Ayuntamiento. Dejando el otro para vivienda protegida de iniciativa público-privada que ayudara a cubrir el déficit residencial actualmente existente en el casco. Les invito a leer este artículo publicado recientemente en Guadalajara Diario en el que constructores y arquitectos describen un panorama bastante inquietante de una ciudad, que está entre las primera de España en cuanto a expectativas de crecimiento demográfico, por la inmigración, pero que actualmente se distingue porque no hay suelo para construir, ni mano de obra suficiente porque la que había se está pasando a la logística. Deficiencias de nuestro precario y obsoleto mercado de trabajo. Ante este panorama, dejar que estos dos edificios singulares entren en un proceso de ruina con la necesidad de vivienda nueva que hay en el casco histórico, sería un fracaso que Guadalajara no se lo puede permitir. Pero esto es lo que hay.    

La Amnistía, una broma comparada con esto

La Ley de Amnistía que el gobierno de Sánchez aprobó para asegurarse el apoyo de los separatistas catalanes a su investidura, generó tensiones en la familia socialista fuera de Cataluña, País Vasco y Navarra (Page anunció que lo va a recurrir al Constitucional, como lo han hecho otras comunidades, pero estas del PP) aunque nada del conflicto desencadenado por la Amnistía sería comparable a la que se podría liar en comunidades como Castilla-La Mancha y otras desheredadas del sistema de financiación autonómica, si Sánchez se pliega a las condiciones que le quiere imponer ERC para apoyar la investidura de Salvador Illa a la Presidencia  de la Generalitat.

Lo de la Amnistía pertenece al mundo de los valores democráticos, la ética y la pretendida igualdad entre los españoles, es decir pura filosofía para Pumpido y los inventores del derecho creativo, pero las demandas del separatismo catalán presentadas a Sánchez en este punto afectan de lleno a las cosas de comer de las autonomías y ya sabemos que con el pan no se juega. Así, conocemos por la actual líder de ERC, la fugada Marta Rovira, que conseguir un concierto económico similar al vasco o al navarro “no es un capricho sino una necesidad” para Cataluña, por lo que lo puso como primer punto de la negociación con el Gobierno, no el derecho de autodeterminación (que relega al segundo lugar) ya que lo que toca ahora es salir de “un régimen común que lastra a Cataluña”, sentenciando: “Es una cuestión de voluntad política”. El reto para Sánchez es mayor que el que tuvo que afrontar con el trágala de la Amnistía, porque como le ha avisado todo el mundo un concierto económico para Cataluña, por su peso tres veces superior al País Vasco, significaría la quiebra del sistema de financiación Autonómica y un golpe mortal al Estado de las Autonomías previsto por la Constitución. Un sistema que en la actualidad tiene a cuatro autonomías infrafinanciadas (Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía) y que les ha llevado a tener que engordar la deuda para poder costear sus necesidades. Es cierto que Cataluña tiene una deuda de 87.253 millones (el 31,10% del PIB), porque financia servicios que no tienen otras comunidades (por no hablar de extravagancias como las embajadas, una televisión pública con media docena de canales o la promoción de la lengua catalana en el sur de Francia), pero todavía es más sangrante que autonomías que no se permiten esos lujos estén endeudadas hasta el cuello para poder pagar su sanidad o la educación. Castilla-La Mancha, con una deuda de 16.163 millones (un 31% del PIB) sufre un sistema de financiación que no contempla la España vaciada y sus mayores gastos para poder cubrir un territorio despoblado, por lo que Page ya ha advertido que eso de la financiación singular “sería un precio demasiado caro por mantener un puesto”.  Ni que decir tiene qué podrían decir regiones como la Comunidad Valenciana (con un 42% de deuda sobre el PIB), si la solución para los problemas de Illa y Sánchez es retirar a Cataluña del sistema de financiación común. O qué podría responder Madrid (con apenas un 12% de deuda) y que se convertiría en la gran financiadora del sistema.

No, se ponga como se ponga Sánchez, un concierto económico con Cataluña sería peor para España que la independencia misma de aquella región; y como Rovira, Puigdemont y toda la tropa saben, por eso, ahora, la prioridad no es seguir con el Procés, sino lograr de Sánchez una financiación “singular”; o lo que es sencilla y llanamente: “la búsqueda de privilegios y cualquiera que sea progresista tiene que luchar contra los privilegios, no ampararlos”, por emplear las palabras que dijo Page.

Sánchez no va a tener más remedio que parar, aquí y ahora, porque esta vez no le van a dejar las Autonomías no “singulares” ir más allá; y si ello significa que hay que ir a elecciones en Cataluña y Generales en el resto de España, no le quedan más cartas en la manga. Pues esto es lo que hay. Viene un otoño más que caliente.  

En la foto, Page y Sánchez, juntos pero no revueltos, en la inauguración del hub logístico en Albacete. A la derecha, con chaqueta roja, la delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, Milagros Tolón, que muchos consideran la alternativa sanchista para el PSOE regional. Foto: JJCCM.

P.D. Me alegra comprobar que Page se ha puesto las pilas en este asunto y sea claro al reivindicar no solo una nueva financiación autonómica que no perjudique a su comunidad, sino que además pida que «se incluya al PP y a todas las administraciones posibles». Pero tal vez lo más importante es que lo ha hecho en un acto celebrado en Albacete con Sánchez delante, quien a estas alturas debe decidir si acepta el chantaje de los separatistas catalanes para seguir en La Moncloa, quienes le reclaman sacar a Cataluña de la financiación común y dotarla de un concierto económico «singular». Es inaceptable que la finaciación sea la moneda de cambio con la que se pretende atraer el respaldo del independentismo al Gobierno central, dijo Page ante la cara de Sánchez, recordándole que «las cuentas nacionales del país sólo pueden hacerse en términos nacionales, porque la riqueza es imposible trocearla».
Sánchez, que parece está moviendo los hilos por si tiene que poner un candidato afín en el próximo Congreso del PSOE de Castilla-La Mancha (Page no ha confirmado si se presentará), no hizo ninguna alusión al respecto y se limitó a saludar cordialmente al presidente castellano-manchego para la foto.

Un gran desafío para la Guadalajara que viene

La provincia de Guadalajara afronta un inmenso desafío para el segundo cuarto de siglo que está a punto de iniciarse. Las estimaciones del INE sobre crecimiento de la población (2024-2039) nos devela que Guadalajara estará entre las cinco provincias de España con mayor crecimiento, siendo el suyo el más alto de Castilla-La Mancha, ligeramente por encima de Toledo; mientras que el resto de la región se mueven muy poco hacia arriba.  Todo esto es debido a que Madrid actúa como locomotora del crecimiento y son las provincias de su entorno las que más se benefician de ello. El mapa de España presenta una proyección de población muy desigual. Se aprecia claramente que todo el corredor costero que va desde Gerona hasta Málaga (se frena en Cádiz)  apunta a un alto crecimiento poblacional, mientras que en el interior solo resiste  con nota Madrid y su área de influencia; y un poco Zaragoza y las capitales vasco-navarras. Extremadura, noroeste de Castilla y León, Asturias y Lugo presentan una preocupante decadencia, con saldos negativos.

Gráfico elaborado por PORCENTUAL

En lo tocante a Guadalajara, hasta 2039 podríamos crecer en torno al 25%, empujados por esa cercanía a Madrid, que es buena en términos de dinamización de la economía pero que plantea también sus problemas. Así sucede con la vivienda, porque son cada vez más los madrileños que allí laboran y que tienen su domicilio en Guadalajara, atraídos por sus mejores precios. Solo hay que pasarse por las inmobiliarias para comprobar que la oferta de vivienda está en retroceso, tanto en venta como en alquiler, mientras que la demanda va en aumento por parte de esos nuevos vecinos que llegan a la provincia. Asuntos como el nuevo Plan de Urbanismo de Guadalajara, que debería haberse iniciado en la legislatura anterior, no se pueden retrasar por más tiempo, porque estamos hablando de unos trámites que durarán dos mandatos municipales; y requieren tanto de prolijos estudios técnicos como de la participación ciudadana. Y habrá que abordar muchas cosas, por ejemplo:  ¿Es inevitable que una vez que la expansión ha llegado hasta las puertas de Taracena, por la Ronda Norte, no habrá más remedio que habilitar también para usos residenciales el margen derecho de la A-2, desde el Ferial Plaza hasta más allá del Hospital,  e integrar este nudo de comunicaciones en la ciudad, como ha hecho Alcalá de Henares saltando la A-2 hacia los Espartales? Por algún despacho ministerial estará el proyecto de la variante de la A-2 para salvar Guadalajara, que un gobierno como este, poco amigo de las infraestructuras, difícilmente acometerá.

 Después de que la ciudad ha consumido los nuevos desarrollos que el primer ayuntamiento democrático de Javier Irízar inició con Aguas Vivas, nos llega otra época en que el municipio necesita viajar con luces largas y no solo preocuparse de la gestión diaria. Es el reto del actual ayuntamiento.

Es extraordinariamente importante subrayar que esas previsiones de crecimiento que el INE adjudica a la provincia de Guadalajara (en 2028 pasaremos la barrera de los 300.000 vecinos y se ganará un 21,7% de población) no descansa sobre su población nativa (los de Guadalajara de toda la vida han decidido no tener apenas descendencia) sino en el aporte de la inmigración, que en Guadalajara será mayor a la media española. En 2024, los residentes extranjeros son el 20% de la población total (en España es el 18,1%) pero este porcentaje aumentará de forma exponencial hasta llegar al 30,3% en 2039, uno de los índices más altos de toda Europa y que supera a los de países, como Francia, con una larga tradición de acogida de inmigrantes. Lo positivo para nuestra economía es que entre esa inmigración hay un alto porcentaje del tramo de edades laboralmente activas (entre 25-44 años), lo que asegura un crecimiento sostenible y una mano de obra que no tendrán otros territorios. En ese escenario crecerá el PIB provincial y el consumo, lo que redundará positivamente en el comercio y los servicios. Eso sí, siempre que esos inmigrantes puedan trabajar legalmente y aportar con su trabajo a la sociedad de acogida, porque si ese flujo migratorio no va acompañado de una incorporación al mercado de trabajo, tendremos un problema social muy importante. Ese es el gran desafío para la Guadalajara que viene, aunque no el único. Los nuevos vecinos se incorporan a una sociedad europea que tiene unos valores democráticos y una libertad personal a preservar más allá de cualquier creencia religiosa o de costumbres. Sin integración habrá conflicto.

Por último, la sociedad que viene, que ya está aquí, plantea la necesidad de establecer una discusión pública sin prejuicios sobre las implicaciones a largo plazo para las sociedades envejecidas en términos de integración, ajuste del mercado laboral y poder mantener la protección social. Esto es lo que hay; y esto lo que habrá. La cifra de inmigración en Guadalajara se mantendrá, según los cálculos del INE, por encima de los 5.000 inmigrantes hasta el año 2030. Después iniciará un leve descenso.

10 años cumpliendo con su trabajo; ni más, ni menos

Este miércoles 19 de junio se cumple el 10º Aniversario del reinado de Felipe VI. Y lo mejor que se puede decir de él es que los ha cumplido con estricto cumplimiento de sus obligaciones institucionales; ni más, ni menos.

No fue fácil el acceso al trono de Felipe VI porque su proclamación fue adelantada inteligentemente, con el consenso de los dos principales partidos (¡no quiero pensar cómo habría acabado la misma historia de producirse, ahora, con el país polarizado y dividido por un muro!) tras el desbarre de su predecesor en su vida privada. El nuevo rey no solo no lo ocultó sino que lo puso sobre la mesa, aludiendo a que “los principios morales y éticos nos obligan a todos sin excepción; y están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personas o familiares”.  

Foto: Casa Real.

En este sentido, Felipe VI ha contribuido a consolidar una institución que pasaba tal vez su peor crisis en un país que no es Gran Bretaña y lo hizo sabiendo que su legitimidad se imbrica directamente en la Constitución de la democracia: “Nuestra Constitución es la culminación de un proceso que supone el mayor éxito político de la España contemporánea”. El Rey siempre ha sido leal a la Constitución y el más destacado servidor de ella, porque cuando fue necesario, como hizo su padre Juan Carlos aquel 23-F de 1981, salió en su defensa para evitar que fuera derogada ilegalmente. “Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Cataluña, de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido incumpliendo la Constitución y su Estatuto”. En esos días críticos, Felipe VI fue el principal soporte de la Constitución y dio un paso más: supo liderar moralmente a la Nación con una energía y claridad a la que no llegaron el presidente del Gobierno (Mariano Rajoy) o el jefe de la oposición (Pedro Sánchez). Por tanto, no son gratuitos los desaires que ha sufrido desde entonces por las autoridades separatistas y sus tontos útiles cuando acude en visita oficial a Cataluña. El independentismo tiene muy claro que la Corona representa como ninguna otra institución la unidad de España, y que sin ella sus objetivos políticos son más fáciles de lograr. Por tanto, no esperen de ellos en este aniversario más que algún rebuzno, ahora que desde Frankenstein quieren iniciar un proceso confederal en la financiación de alguna Autonomía «singular», como paso previo a los referéndums de autodeterminación, se llamen como se llamen.

Felipe VI ha sabido asimilar con inteligencia los grandes retos por los que pasa España y lo demuestra cada vez que tiene ocasión, como en el último mensaje de Navidad en que llamó al pueblo español a “evitar que nunca el germen de la discordia se instale entre nosotros….Porque no nos lo podemos permitir”. El monarca sí ha estudiado nuestra historia, al contrario de otros que desoyen a Ruiz de Santayana quien nos advierte que “el hombre que no conoce su historia está condenado a repetirla”.  

Esto es lo que hay. El reinado de Felipe VI alcanza su 10º Aniversario, en los que el monarca ha cumplido con éxito su trabajo: ni más, ni menos. Ojalá que todos pudieran decir lo mismo.

Las Europeas a pie de tierra

Mi principal conclusión de estas elecciones Europeas celebradas en España es que se habló muy poco de Europa y demasiado de política nacional. Así, podemos decir que el PP de Feijóo cumplió parcialmente con el objetivo de ganar de nuevo al PSOE de Sánchez, y por más diferencia (2 escaños y 4,2 puntos), aunque el éxito no es completo porque hace pocos meses la distancia del PP estaba entorno a los 10 puntos y de haberla mantenido podría haber reclamado un adelanto electoral. Por su parte, Sánchez vuelve a perder ante el PP, pero se agarra a un suelo del 30,2%, pero eso no le dió para haber salido con Begoña al balcón de Ferraz.  Vox amplía su fuerza electoral, aunque no llega a los porcentajes de la derecha extrema en Alemania, Francia o Italia.

Europa: clara victoria del democristiano Partido Popular Europeo con 185 escaños, de los que el PP aporta 22, lo que aumentará la influencia en su grupo. El partido de Von der Leyen, la presidenta del Consejo, que repetirá, tendrá que pactar con socialistas (137 escaños) y liberales (80) para no caer en manos de la extrema derecha, que multiplica su influencia, pero todavía no es decisoria. Un motivo de reflexión para conservadores y liberales, que deben afinar sus políticas o en las siguientes elecciones perderán el liderazgo de la Unión ante los euroescépticos. A destacar el primer puesto de la derecha ultranacionalista de Le Pen, en Francia, que ha obligado a Macron a convocar elecciones anticipadas a la Asamblea Francesa, después de ser doblado en votos por el candidato ultra. En Alemania es sonrojante que los extremistas de AfD superen en votos a los socialdemócratas del canciller Scholtz. Esto viene bien al PSOE, en clave interna, porque a pesar de no ganar en España obtiene un buen resultado entre la socialdemocracia europea, que está de capa caída. Conclusión: las fuerzas europeístas resisten el embate de la derecha euroescéptica, que ha cambiado de estrategia. Ya no pide salir de Europa y se conforma con frenar el poder de su Comisión y del Parlamento Europeo, en beneficio de los estados miembros. Es decir: para atrás como el cangrejo.

España: el PP de Feijóo amplía su fuerza electoral al reducir 14,05 puntos con el PSOE sobre las últimas Europeas, aunque la mejora sobre las Generales de Julio es menor: apenas 1 punto.  La principal conclusión es que el crecimiento del PP es hacia el centro y todavía tiene posibilidad de cierta mejora, mientras que el PSOE de Sánchez ha logrado captar el electorado más a la izquierda, pero a costa de dejar en las raspas a Sumar y Podemos, que están en caída libre y nunca le van a aportar a este PSOE una mayoría de gobierno de izquierdas. El PSOE solo es el partido más votado en Barcelona, Tarragona, Navarra, Álava y Vizcaya, donde se ha convertido en un partido cuasi nacionalista, pero a costa de que perder a chorros votos en el resto de España: el PP ha teñido de azul el mapa. No sería extraño que Sánchez convoque elecciones, si le sale mal la investidura de Salvador Illa a quien no puede relegar a un papel residual después de ganar las elecciones. Los tres diputados del partido gamberro de Alvise Pérez (no tiene ni programa) son un voto de protesta de los que piensan que los partidos tradicionales están a lo suyo, a trincar,  y no les representan. Algo parecido pasó con Ruiz Mateos en 1987 y luego no tuvo más trascendencia.

Castilla-La Mancha: El PP ha ganado en las cinco provincias de la comunidad autónoma y en todas ha superado el 40% de los apoyos de los electores, excepto en Guadalajara donde ha conseguido el 37,18% de los votos. Los populares de Lucas Castillo tendrán que analizarlo con detalle, aunque no parece ajeno a que Vox sigue creciendo en la provincia, para desgracia del PP que no consigue capitalizar el voto útil. Estos resultados demuestran que el PSOE retiene Castilla-La Mancha gracias a la política centrista de Emiliano García-Page en la que se ven reflejados electores que no se terminan de reconocer en el candidato popular, Paco Núñez. Los resultados refuerzan a Page frente a los desbarres de Pedro Sánchez con los separatistas, que en Castilla-La Mancha tienen mala venta.

Guadalajara: El PP da la vuelta a los resultados de 2019, donde el PSOE les arrebató su condición de primera fuerza. Los populares crecen 13,25 puntos sobre las últimas Europeas, pero solo 0.8 sobre las Generales. Los socialistas pierden 6,57 puntos sobre las Europeas y 3.38 puntos en comparación con las Generales, lo que denota un descenso de las expectativas de voto para este partido. Vox sigue creciendo 3,53 puntos y ha reunido el 14,45% de los sufragios, y eso que no ha logrado movilizar a todo su electorado potencial, como lo prueba que en la comparación con las Generales (su techo con el 19,25%) pierde 4,8 puntos. Sumar (4,14%) y Podemos (3,11%) caen en picado hasta el punto de que han sido rebasados por el partido ultrapopulista de derechas La Fiesta, que ha sumado nada menos que 6.750 apoyos en Guadalajara (más de uno habría ido a Vox), lo que equivale al 6,52% de los votos. Para que la política institucional se lo haga mirar. Al PP le ha salido más competencia con la Fiesta, aunque su victoria es rotunda en nuestra provincia: ha ganado en 28 municipios mayores de mil habitantes y el PSOE es primera fuerza en 6: Azuqueca, Fontanar, Marchamalo, Molina de Aragón, El Pozo de Guadalajara y Trijueque.

Capital: Mientras el PSOE resiste en su feudo de Azuqueca, se desfonda en la capital si lo comparamos con las Europeas de 2019, porque los socialistas pierden 15 puntos. En la comparativa con las Generales, el progreso del PP es más modesto, apenas 1 punto: del 39,64% de los votos al 40,71%. Los socialistas tuvieron el 33,76% en las Generales y en las Europeas bajan hasta el 29,06, lo que parece una tendencia a la baja. Vox es la tercera fuerza, a pesar de que caen 3 puntos sobre las Generales en las que el partido de Abascal sumó 16,95% y ahora solo el 13,16%. Y Sumar cada vez suma menos: baja del 7,57% al 3,70%. Con estos resultados la composición del Ayuntamiento de la capital sería muy parecida a la actual. Un total de 1.986 electores (el 5,67%) se apuntaron en la capital a la Fiesta de Alvise Pérez, que se convierte así en la cuarta fuerza de Guadalajara. También para hacérselo mirar. Pero esto es lo que hay.

Unas elecciones más importantes de lo que parecen

El domingo 9 de junio se celebran las elecciones al Parlamento Europeo para elegir a 720 diputados, 15 más que en las anteriores elecciones europeas. El Brexit ha liberado los diputados que se asignaban al Reino Unido y que pasarán a engrosar la cuota del resto de países. España es el cuarto estado que más representantes elige: un total de 76.

Tradicionalmente ha habido despreocupación sobre estas elecciones, también en España. Se han celebrado 8 y en tres ocasiones fueron convocadas en solitario. En todas ellas la participación cayó por debajo del 50%, un 10% menos que en 2019 cuando coincidieron con las municipales y autonómicas.

Con todos sus defectos, la historia de la Unión Europea se ha correspondido con un ciclo virtuoso de Europa. Compuesta por 27 miembros desde la entrada en vigor del Tratado de Maastrich en 1993, ha respondido al primer objetivo de sus padres fundadores, los alemanes Shuman y Adenauer, que al finalizar la II Guerra Mundial entendieron que la mejor forma de luchar contra el ultranacionalismo, que está en el origen de las dos guerras mundiales, era crear un espacio económico común en el que se conciliaran los intereses de todos los estados y frenara cualquier disputa territorial. Pero ese primitivo Mercado Común fue también un compromiso con la democracia liberal, la separación de poderes  y el Estado de Derecho, que se ha ido reglamentando con las incorporaciones de nuevos miembros y que a su vez debían participar de esos valores democráticos desarrollados por la jurisprudencia europea. Todo ello ha contribuido a que el continente europeo haya conocido el periodo más largo de su historia contemporánea y el de mayor estabilidad económica. Solo voy a poner un ejemplo: piensen lo que habría sido de un país como España en 2020 cuando por la pandemia vio como caía su PIB un 11,3% anual, el mayor desplome de toda la UE por la estructura de nuestro sector productivo. Habríamos asistido a sucesivas devaluaciones de la moneda y problemas financieros en nuestro sistema bancario – sin auxilio del Banco Central Europeo-, que podría haber acabado con la democracia española, como la hiperinflación de la República de Weimar alentó el desarrollo del nacionalsocialismo en Alemania.

Foto: Parlamento Europeo

Europa supo actuar como escudo ante la crisis y conviene recordarlo cuando desde los extremos se cuestionan principios básicos de la Unión y como alternativa se proponen recetas populistas y demagógicas envueltas en el rancio nacionalismo que nos llevó al desastre en los años treinta. Cierto es que la UE tiene grandes desafíos por delante y que el desacierto en el enfoque de algunas de sus políticas -estoy pensando en la inmigración ilegal, el incierto futuro de los jóvenes, el campo y el medio rural, la vivienda y el urbanismo o el fundamentalismo woke a la hora de abordar el cambio climático y la Agenda 2030- están dando munición a la extrema derecha euroescéptica que, de llegar a triunfar en Alemania o Francia, pondría en aprietos el progreso de la Unión: y riesgo hay en estas elecciones.

Pero esta vez Europa se juega algo más que en elecciones anteriores. Porque la invasión de Ucrania por la Rusia imperial de Putin es una amenaza para la Europa libre, porque “no hacer nada no es una opción; Ucrania no puede perder esta guerra y la UE no puede mirar hacia otro lado”, como dice el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Estamos ante un gran desafío en medio de un caos geopolítico global, que a buen seguro exigirá una nueva ampliación para acabar de unificar Europa. Y los euroescépticos nunca lo harán.

El mundo está pasando de un sistema con una hiperpotencia a otro multipolar, con China como nueva potencia, y en el que Europa necesitará un encaje especial y aprender a volar sola, especialmente en lo militar. Una más que probable victoria de Trump ante la decadencia del candidato demócrata nos va a dejar una América menos trasversal y más aislada en lo político y económico,  que ya no estará por la labor de defender la libertad en Europa ante la agresión rusa. (Pocas cosas me han impresionado más que la visita al cementerio militar de Omaha junto a las playas de Normandía; y lo que ello significó. De esa gesta se cumple esta semana 80 años cuando miles de jovenes americanos desembarcaron para liberar a los europeos de la peste nacionalista, en afortunada expresión de Jorge Bustos. Pagaron un alto precio por ello y no puede ser en vano).

Los gestores habituales de la Unión Europea, conservadores, liberales y socialdemócratas, que han sido los ganadores históricos de las elecciones, van a tener esta vez más competencia, porque el populismo se ha aprovechado de los errores antes apuntados para meter su cuña ultranacionalista y euroescéptica. Y  en la medida de que esa cuña sea más grande más posibilidad hay de que la toxicidad avance en las instituciones europeas poniendo en jaque a las políticas de cohesión -como sucede en España con los nacionalistas-  de las que hemos podido disfrutar en Europa. Los mayores recuerdan cómo era España en 1986, cuando ingresamos en la UE. Pero Europa ha seguido haciendo ese trabajo solidario y que ha permitido que la renta per cápita de los países que participaron en la última ampliación, en 2004, haya pasado del 55% del PIB europeo al 80%. Un avance que sería incompatible con los que en naciones como España se quieren bajar de las políticas de solidaridad y cohesión, para lo que demandan un régimen fiscal especial.

Pero siendo todo lo anterior lo más importante, cada elección Europea es un test para la política interior de los estados miembros, por lo que cada elector tiene también que tener esto en cuenta. Esto es lo que hay, pero esas cuentas en clave nacional, local y regional las echaremos en el próximo post.

¿Y el Madrid qué; otra vez campeón de Europa?

Se cumplen 30 años del famoso anuncio de Mitsubishi Montero en la sierra del Ocejón. La historia la ha contado muy bien Rafael Fernández en este digital, así como la secuela que inteligentemente hizo de ella el único hipermercado que había entonces en Guadalajara. «Gelco, lo nuestro», ¿se acuerdan?

El anuncio de la agencia de publicidad Alta Definición lo tenía todo. Menos el actor que debía interpretar al lugareño que intentaba conversar en vano con un tipo llegado de la ciudad a un pueblo remoto en el que se había parado el tiempo. Mientras comía compulsivamente unas judías de toda la vida, el paisano le preguntaba por personajes del momento como Ruiz Mateos, el ministro de Economía Miguel Boyer ( ¡que te pego, leche!)e Isabel Preisler y remataba con la pregunta sobre lo que opinaría Franco -fallecido hace 19 años, entonces- sobre aquel revoltijo. El diálogo terminaba con la pregunta:¿Y el Madrid qué; otra vez campeón de Europa? Y ante la negativa del urbanita devora judías, el lugareño se extrañaba:”¿no?”, llegando a la conclusión de que grandes cambios se habían producido en España, sin él saberlo,  porque el Madrid parece que no era ya campeón de Europa.

El lugareño era el abuelo Jesús –Jesús García Velasco– que se convirtió en actor de pura casualidad. El abuelo Jesús había sido contratado por la productora para llevar sus cabras hasta una taina de pizarra negra que estaba en el camino del puerto de La Quesera. Durante el anuncio debían aparecer las cabras en escena y si era posible alguna de ellas subiéndose al tejado de pizarra. El abuelo hizo su trabajo una y otra vez hasta el aburrimiento, pero al director del anuncio no acababa de convencerle el actor profesional que hacía de pastor y pretendía hablar con el viajero que se atrevía a llegar-con un Mitsubishi Montero, claro- hasta aquel recóndito lugar. El abuelo había destacado durante el rodaje por su gracejo y la voz aflautada, así que el director le preguntó si sería capaz de repetir el diálogo que había escuchado repetidamente durante el rodaje. Y el abuelo Jesús le contestó que sí. Apenas les costó varias tomas más y el anuncio se terminó con un actor improvisado, un cabrero de Majaelrayo, que interpretó su papel con una pasmosa naturalidad.  Todo un éxito para la productora y para la marca japonesa, que apenas salía junto a la taina al final del anuncio, como aparece en esta fotografía que yo recreé años después en el mismo lugar.

La taina donde se rodó el anuncio del Montero, en una recreación posterior. Foto: S. Barra

El abuelo Jesús no tenía ni idea de fútbol, un deporte que se practicaba en las ciudades y que en el mundo rural no existía -allí se jugaba al frontón y en Majaelrayo, como en la sierra del Ocejón, a los bolos castellanos, con una cancha que afortunadamente se conserva-; y apenas se seguía, porque la televisión -que daba partidos de Pascuas a Ramos- tardó en llegar a nuestras serranías. Pero eso no fue óbice para que el avispado locutor deportivo José Ramón de la Morena se empeñara en meterle en su programa nocturno, normalmente a deshoras, desde luego no para hablar de fútbol sino de las cosas de su pueblo y de la vida rural en general. A José Ramón, de corazón Atlético, le había hecho gracia el personaje del abuelo Jesús, él que presumía de ser de pueblo -aunque Brunete, comparado con Majaelrayo era Nueva York- y sospecho que algo de gracia le hacía también recordar que el Madrid ya no era campeón de Europa, porque llevaba 28 años fracasando en su empeño de reverdecer viejos laurales. Estas apariciones del abuelo Jesús en el programa de José Ramón fueron posibles gracias a la pericia de otro locutor de raza, Juan Solo, que se tenía que ir con la unidad móvil de la Ser para establecer la conexión, por carreteras a menudo salpicadas por la nieve y el hielo para apenas cinco minutos de intervención. Eran tiempos en los que no existían los quantum y había que sudar tinta china para tener un directo decente, como bien sabían los pioneros de la radio de Guadalajara que, para mí, siempre serán los mejores. Únicos.

 La última copa de Europa se ganó en 1966, con el Madrid ye-ye de Amancio, Pirri, Velázquez y compañía, en un equipo del que solo quedaba Paco Gento de aquel glorioso grupo que, comandado por Di Stéfano, ganó las primeras cinco copas de Europa entre 1956 y 1960. Al Madrid le tomó el relevo el gran Benfica de Eusebio (2 copas) y luego el gran Milán de Gianni Rivera (1) y el Inter de Helenio Herrera (2), hasta que de nuevo ese Madrid ye-ye formado solo por españoles lograba en 1966 levantar otra copa de Europa ante el Partizán. Fueron copas en blanco y negro, como se encargaba de recordar el antimadridismo sociológico,  y hasta tal punto estábamos obsesionados con la Copa de Europa que ya ni celebrábamos las 8 ligas que se consiguieron con Muñoz en la década de los sesenta o las 5 consecutivas que logró con la gorra la Quinta del Buitre, posiblemente el mejor equipo de españoles que yo he conocido, pero que no tuvo suerte en la copa de Europa y no pudo quitarse ese estigma. Cuando el gran Barcelona de Cruyff se llevó en los 90 cuatro ligas consecutivas nos dimos cuenta de nuestro error, producto de la mejor y peor virtud del madridismo: solo vale ganar y nos deprimimos con la derrota.

Esto es lo que hay. Vuelve a llegar la primavera, el olor del jazmín revienta entre las tapias y como ha ocurrido ocho veces desde 1997, con Florentino Pérez en la sala de máquinas, el Madrid vuelve a disputar, este sábado, en Wembley, una final de Copa de Europa.  Hasta entonces no podré contestar a la pregunta del abuelo Jesús sobre si el Madrid es otra vez campeón de Europa, porque con un alemán de por medio, mejor no fiarse. Pero seguro que lo va a pelear; hasta el final.     

No nos hagan más trampas

Jarro de agua fría después de las últimas declaraciones del gubernamental presidente de la Confederación  de Aguas del Tajo, Antonio Yáñez, quien en una reunión con un grupo de trabajo integrado por empresarios, agricultores, regantes y alcaldes de la provincia de Guadalajara les vino a decir que no cree que haya necesidad de hacer la conexión Beleña-Alcorlo, porque no hay una demanda de agua suficiente. Y para salir del paso les vende que para que se construya esa conexión deberán “justificar muy bien la naturaleza de la demanda”.

El gobierno de España vuelve a hacernos trampas en materia de agua; todos los gobiernos desde Franco a Sánchez.  A los empresarios, agricultores y alcaldes de Guadalajara les pide que justifiquen hasta la última gota del agua que demandan a futuro mientras los regantes del Tajo-Segura confían en acabar el año hidrológico con normalidad, por las reservas que hay en la cabecera del Tajo, con “trasvases automáticos” de 27 hectómetros cúbicos, sin tener que justificar nada. Así se escribe la historia del agua en este país.

No me extraña la posición de la CHT, después de la última respuesta del gobierno a esta demanda de la conexión Beleña-Alcorlo. Ya saben: se trata de guardar en el pantano de Alcorlo el agua que no puede almacenar Beleña y que en un año hidrológico bueno, como el actual, ha visto cómo se iban Sorbe abajo unos 150 Hm3, tres veces más de lo que consume la Mancomunidad de Aguas del Sorbe (MAS) en un año. ¿Qué hay que justificar entonces? Solo cabe reflexionar sobre si es normal que en un periodo de cambio climático no es una frivolidad  no aprovechar los recursos que nos concede el río Sorbe y del que bebe el 75% de la población de Guadalajara y la segunda ciudad de la vecina comunidad de Madrid. ¿Qué más hay que justificar? El presidente de la Asociación Provincial de Agricultores (APAG), Juanjo Laso, ya ha advertido que si no hubiera llovido este año estaríamos con restricciones y que los agricultores aspiran a conservar los regadíos que tenemos y a hacer nuevos: “No puede ser que Guadalajara tenga 15.000 hectáreas de regadío y Ciudad Real, por poner un ejemplo, 200.000″. ¿Qué hay que justificar?

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Agua sobrante expulsada del pantano de Beleña por no poderla embalsar./GUDiario.

En cualquier caso, deben ser las administraciones regionales y locales las que acrediten esa “necesidad” y en esto damos la bienvenida al gobierno de regional de Castilla-La Mancha, que en tiempos pasados no lo tuvo tan claro. En 2011, cuando la secretaría de Estado que dirigía Teresa Ribera, la actual ministra de Transición Económica, hizo un informe medio ambiental negativo, hubo consejerías que le siguieron el juego y mostraron también su oposición. Me alegro por tanto que el presidente Page diga que está a favor de la conexión, así como el presidente de las Cortes regionales y secretario general del PSOE, Pablo Bellido, quien en un ataque de optimismo sostiene que “las perspectivas de hacer la conexión Beleña-Alcorlo son muy buenas”; y argumenta lo mismo que yo llevo escribiendo desde hace décadas: que la garantía de agua futura en Guadalajara y de su desarrollo pasa por esa conexión. Ojalá tenga razón y que este argumento sea suficiente. Pero yo sigo viendo el mismo mamoneo que en 2011, o cuando se decidió retirar la obra en los planes de la cuenca del Tajo. Si al final se vota en el Congreso de los Diputados el asunto, ya verán cómo algún diputado de la región y hasta de Guadalajara lo hacen en contra por disciplina de partido. Esto es lo que hay: en empuje y defensa de su tierra nos ganan en Murcia por goleada.                   

Las derivaciones de las elecciones catalanas

Las elecciones catalanas han arrojado un dato singularmente nuevo, como comienza destacando en su editorial el melifluo La Vanguardia, en el que se reconoce que después de tres decenios  de dominio del nacionalismo y el independentismo, el Parlamento de Cataluña registró ayer un cambio significativo, al perder tal mayoría. Comienzo este post por el final: todo lo que no sea un gobierno presidido por Salvador Illa, que ha ganado 9 escaños con el 27,9% de los votos sería una anormalidad democrática, como lo fue la formación del gobierno de Pedro Sánchez investido por toda la colección de partidos separatistas que hay en el Estado Español. Así que Illa está como Núñez-Feijóo en la noche del 23 de julio de 2023 cuando la vicepresidenta María Jesús Montero pegaba saltos en el balcón de Ferraz mientras Sánchez presumía de que “eran más” en este lado del muro. Y Feijóo salió al balcón de Génova anonadado, pese a su victoria en votos y escaños.

El problema que tiene Sánchez con sus socios es que los fagocita como una Mantis Religiosa, así le pasó con el Podemos de Iglesias, el Sumar de Yolanda Díaz y ahora la ERC de Pere Aragonés. Lo pagará Illa. Foto: wikipedia

El ex ministro de Sanidad durante la pandemia sabe que para ser elegido presidente solo le vale una ecuación: unir a sus 42 diputados los 20 de ERC y los 4 de Sumar-En Comum; otro tripartido de izquierdas. Y para ello debe convencer a sus socios de ERC que sigan avalando las políticas del PSOE-PSC, asunto que se me antoja imposible. El problema que tiene Sánchez con sus socios es que los fagocita como una Mantis Religiosa, así le pasó con el Podemos de Iglesias, el Sumar de Yolanda Díaz y ahora la ERC de Pere Aragonés. El análisis que hacen en ERC es que su desplome proviene de haber sostenido a Sánchez en Madrid y en Cataluña, por lo que ya han anunciado que pasan a la oposición y a buen seguro radicalizarán su discurso. No está terminado, ni mucho menos el Procés, como se sugiere desde el PSC . A pesar de que el separatismo ha descubierto que todavía quedan en Cataluña más españoles de los que les gustaría, aunque hayan expulsado el idioma común de las aulas. La última gracieta del gobierno de Aragonés es blindar el decreto para que no se cumpla el mandado del Constitucional de dedicar el 33 % de la enseñanza en castellano; y han tenido el descaro de avalarlo con dos decretos que están recurridos en el Tribunal Constitucional. Otra alternativa, que no tiene ninguna posibilidad en esta España de trincheras, es un apoyo a Illa (42 escaños) de los partidos nacionales (PP con 15 y Vox con 11). Igualmente habría que descartar la exigencia de Puigdemont para que el PSC le proclame presidente de la Generalitat, aun habiendo perdido,  con el razonamiento de que eso es lo que hizo él en la investidura de Pedro Sánchez; y no le falta razón, pero aunque Sánchez ha demostrado que es capaz de todo por seguir en La Moncloa, me temo que esta vez no se atrevería. Illa he recibido 42 escaños y Puigdemont 35, demasiada diferencia, aunque suficientes para la mayoría absoluta, sin recurrir a ERC que ha sido el partido más perjudicado por la operación de blanqueo de Sánchez con el prófugo al que solo le ha faltado nombrarle embajador de España en el Consejo de Europa.

No tiene esto buena pinta, lo confieso. Y es muy probable que tengamos que ir a una repetición electoral, que todos dicen que no quieren pero ninguno parece dispuesto a evitar. Si esto sucediera, yo me imagino que Sánchez va a tirar otra vez el cubilete a ver qué dados le salen y adelantará las elecciones Generales  -¿tal vez en octubre?- porque con Puigdemont y ERC en el monte, se ha quedado sin aliados. Y prolongar una legislatura en la que no aprobaría ni los presupuestos es un despropósito. Para su gobierno, para el PSOE  y para España en general. Esto es lo que hay           

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