La política ha vivido siempre de las apariencias, pero más ahora en que determinadas fuerzas populistas aparentan que todo debe ser consultado por las bases, aunque al final el gato se acaba escapando por la gatera y todo se queda en postureo.
En Podemos Castilla-La Mancha se ha llamado estos días a sus inscritos no a que se pronuncien sobre el Presupuesto pactado con García-Page sino a un acto de fe: «¿Crees que Podemos Castilla-La Mancha debería votar sí a los presupuestos si con un acuerdo de gobierno se garantiza la puesta en marcha y el control de políticas propias como la Renta Garantizada o el Plan de Garantías Ciudadanas?».
Ante una pregunta donde la respuesta viene sugerida los inscritos de Podemos lógicamente se inclinarán por el sí ( ya lo verán cuando se publiquen los resultados) porque si la dirección regional de este partido entiende que este acuerdo de gobierno garantiza la puesta en marcha de una Renta Garantizada y de un Plan de Garantías Ciudadanas, los militantes de Podemos estarían desautorizando a esa misma dirección si dijeran lo contrario. Con lo que al final lo único que se pone a votación es la credibilidad del señor García Molina y de su Ejecutiva. Porque ni la militancia de Podemos ni el resto de la ciudadanía de Castilla-La Mancha sabemos apenas nada de la letra pequeña de los nuevos Presupuestos, salvo que la cifra ha aumentado ligeramente -de 8.919 millones a 8.941 millones- como consecuencia de que se cuenta con mayor información en materia de ingresos propios y finalistas. Es decir, que el nuevo Presupuesto apenas tiene 22 millones más que el anterior y que contempla modificaciones por valor de unos 60 millones de euros, de los que 39 corresponden a enmiendas del PP, PSOE y Podemos que fueron incorporadas al texto en la anterior tramitación parlamentaria.
¿Alguien me quiere explicar cómo con unos Presupuestos con solo 22 millones más que los anteriores, y que fueron rechazados por Podemos, se puede hacer frente a lo que este partido llama pomposamente planes de Rentas Garantizadas y planes de Garanatías? ¿No estamos más bien ante un Presupuesto clonado del anterior (salvo por las salvedades citadas) hasta el punto de que el Consejo Consultivo de CLM ha dicho que no es necesario un nuevo informe, como reclamó el PP, porque la estructura del Presupuesto es la misma? Pero aunque solo fuera para guardar las formas: ¿No habría sido más procedente dejar la consulta a los afiliados de Podemos para después del trámite parlamentario, en el que se pueden producir modificaciones, y antes de la votación final preceptiva? ¿O es que lo que suceda en las Cortes regionales es irrelevante, porque todo está ya acordado y bendecido por las direcciones nacionales de PSOE y Podemos, por Iglesias y Sánchez, y no se puede cambiar una sola coma?
Una vez que se produjera ese trámite todos tendremos más elementos de juicio sobre ese presupuesto. Pero ahora, lo que se dice ahora, los inscritos de Podemos tienen que fiarse de lo que les dice José García Molina, y creerse que un Presupuesto que antes constituía la santificación de los recortes de Cospedal , con solo añadirle 22 millones más, va a traer la solución a las clases populares de Castilla-La Mancha. La consulta a las bases no ha merecido, como querían los críticos de Podemos, una pregunta adicional sobre la entrada de este partido al Gobierno de Castilla-La Mancha cuando es ésta una cuestión principal, que podría haberse dirimido con independencia del respaldo de la formación morada al Presupuesto. Como ven no se trataba tanto de conocer la opinión de la militancia sobre una cuestión esencial, en la que hay diversas opiniones, sino de lograr su adhesión a un acuerdo que solo se conoce a grandes rasgos. Un acto de fe.
En el lado socialista, sería una ironía someter al veredicto de la militancia un Presupuesto que está elaborado por un gobierno de este partido, pero no está de más consultar la decisión estratégica más importante que ha tomado el PSOE en Castilla-La Mancha desde que José Bono fue elegido presidente por primera vez. En una región en la que las elecciones Generales normalmente han pivotado sobre el centro derecha, el PSOE logró ocupar en las Autonómicas una posición central y transversal, que queda ahora comprometida con un pacto de izquierdas que supone un desplazamiento del eje político del partido al haber ofrecido la entrada en el gobierno a Podemos, aunque no sea en consejerías estratégicas. La dirección nacional de Pedro Sánchez lo ha querido resolver con una consulta, que una vez escuchados los secretarios de Organización del PSOE nacional y regional es todo un galimatías, porque ni tan siquiera se ha llegado a aclarar si es vinculante la opinión de la militancia, porque al no haber urnas ni un recuento oficial, todo lo que salga de esas asambleas informativas será mera aproximación. En otro PSOE sin complejos asamblearios una cuestión esencial como esta, que puede marcar el resultado de las Autonómicas de 2019, se habría resuelto con un debate a cara de perro en un Comité Regional Extraordinario, y no me cabe la menor duda de que habría sido más productivo y democrático que esas asambleas informativas en las que no hay nada que discutir, porque no hay marcha atrás.
Pero los aires del nuevo populismo traen estas formas asamblearias, que son pura apariencia y ajenas a la tradición de un partido histórico como el Partido Socialista Obreros Español, que corre el riesgo de perder la brújula en Castilla-La Mancha. Porque hay más de uno y más de dos que esto no lo ve, que callan por disciplina y respeto, y la paradoja es que no han tenido un foro interno en donde debatirlo, como habría procedido en un partido que siempre defendió la democracia representativa, que como la historia nos enseña es la única democracia que existe. Pero esto es lo que hay y se lleva ahora, y con estos bueyes han de arar.