Los Presupuestos Generales del Estado confirman lo que ya sabíamos desde el cambio Gobierno: que el ATC de Villar de Cañas (Cuenca) no se va a hacer -por lo menos con este gobierno- y que por lo tanto hay que mantener los residuos nucleares en los emplazamientos de las centrales: en Guadalajara, en Almonacid de Zorita y Trillo. Para ello, el Estado ha destinado una inversión de 35 millones de euros entre 2021 y 2030, que el próximo año será de 3,8 millones de euros para el ATI (Almacén Temporal Individual) de Trillo. La central siempre ha tenido un ATI en el que se guardan unos contenedores especiales de doble uso, es decir, preparados para su traslado a ese ATC que España iba a construir para guardar los residuos de alta actividad de todas nuestras centrales nucleares, porque es lo que decía el Plan General de Residuos. España, como otros países, apostaba por el ATC sobre los ATI, por economía de escala: es más fácil y económico vigilar un solo cementerio nuclear que no seis, uno por cada central. Pero este criterio se ha modificado por motivos políticos, lo que significa lo siguiente:
1º) Que hay que modificar o hacer nuevos ATIs que puedan ser operativos al menos un centenar de años, hasta que se decida qué hacer con unos residuos de miles de años de latencia.
2º) Esto significará que Trillo y Zorita tendrán dos pequeños cementerios nucleares, que generarán algunos puestos de trabajo por mantenimiento y seguridad (Enresa nos lo tendrá que decir), y los ayuntamientos en el área de 10 kilómetros podrán mantener el dinero que ahora reciben por el almacenamiento de esos residuos de alta actividad. Por ahí, mejor.
3º) Se desconoce el tiempo que estos residuos procedentes del combustible gastado de los reactores nucleares estarán allí guardados y se confía que el avance de la ciencia acabe dando una solución a largo plazo que ahora no existe. Por eso, los planes de residuos hablan de lo que se conoce por un Almacenamiento Geológico Profundo (AGP), que se limita a guardar los residuos a grandes profundidades en la tierra, unos residuos que como hemos dicho tienen miles de años de latencia. Se espera que la ciencia consiga reducir la actividad de esos residuos, pero mientras tanto en España seguirán guardados en los ATIs hasta que la tecnología nos permita otra cosa.
Hay que subrayar que un ATI o un ATC es una instalación muy segura, pero como todo en la vida: salvo un improbable accidente o un atentado. Pero nadie puede discutir que la liquidación del ATC en Villar de Cañas, que además llevaba un centro de investigación de residuos, es como cambiar las reglas de juego en mitad del partido, ya que no estaba previsto en el Plan General de Residuos vigente, aprobado por el parlamento. Pero a la vista la política actual: ¿eso qué más da?
Aunque, bien mirado, se nos puede quedar una cara de tontos, porque sería como cambiar un Ferrari por un 127, en materia de empleo, si al final del desmantelamiento de la central de Zorita se une, el 17 de noviembre de 2024, el cierre de la central de Trillo, cosa que sucedería si su propiedad sigue sin solicitar la prórroga de explotación, por discrepancias con las últimas medidas del Gobierno, y hay que amortizar 150 puestos de trabajo directos. Cambio un ATI por una central nuclear: ¿se puede ser más tonto? Pues esto es lo que hay.
UNA ENCUESTA.- Una encuesta de NC Report para La Tribuna, publicada recientemente, daba a PP y PSOE 15 escaños cada uno si se celebraran ahora elecciones autonómicas, que desempataría Vox con tres escaños, uno de ellos conseguido en Guadalajara en perjuicio del que tiene Ciudadanos. La reacción ha sido, como suele ser en estos casos, interesada. Mientras Paco Núñez entraba en estado de euforia y se veía ya sentado en el sillón frailuno de Fuensalida, el secretario de Organización del PSOE, Sergio Gutiérrez, aparentaba que la encuesta la había hecho Núñez, como si el presidente del PP fuera el director del medio que lo ha publicado o el Tezanos de la empresa de sondeos.
Yo supongo que la encuesta técnicamente está bien hecha, aunque su valor sobre unas elecciones que serán en la Primavera de 2023 es muy escaso. Cualquier sondeo de opinión que se haga, ahora, en clave regional, está contaminado por la política nacional. Y en ese sentido ya sabemos que en Castilla-La Mancha, Bono y Page han podido ganar elecciones por mayoría absoluta meses antes o después de que, en las Generales, el centro-derecha haya sido mayoritario en la región. Desde la época de UCD.
Por tanto, yo solo doy valor a las encuestas bien hechas que se hagan cuando se haya abierto el telón electoral en Castilla-La Mancha y los candidatos tengan en aquellas un peso que ahora se difumina por la política nacional. En ese sentido, ya sabemos que a Page le conviene regionalizar lo más posible su campaña, personalizarla, y alejarse de Sánchez; que a Núñez le sucede todo lo contario y que en Campillo de Alto Buey se hablará de la independencia de Cataluña y del indulto a Junqueras, para aprovecharse del rechazo que Sánchez y especialmente sus aliados producen en la España interior; que Vox sigue manteniendo el respaldo de las últimas Generales, y que puede ser decisivo; que Ciudadanos no levanta cabeza desde el ayusazo de Madrid; y que Podemos tiene escaso recorrido en Castilla-La Mancha, por el propio asentamiento del PSOE. Con todos estos ingredientes, y lo que pueda pasar en las Autonómicas de Andalucía (muy importante) se podrán hacer otras encuestas que sean más verosímiles. Pero, de momento, es lo que hay.
Semáforo de actualidad:
VERDE. Para el Parador de Molina de Aragón, que es como el Guadiana. En los Presupuestos del Estado para 2021 figuran 2 millones para el mobiliario con el fin de poderlo inaugurar en el primer semestre de 2022, antes de las elecciones. Hay que recordar que con el Parador de Molina se comprometió el presidente Zapatero a raíz del dramático incendio de La Riba, al tiempo que el parador de Muxía, en la Costa de la Muerte, por el desastre del Prestige. El de Muxía lleva dos años funcionando, con gran éxito, y todavía estamos esperando al de Molina, en la puerta del Alto Tajo. Pero nunca es tarde si la dicha es buena.
VERDE para la necesaria reforma del Palacio del Infantado que también está en los Presupuesto con una inversión de 9,3 millones. Un dinero que servirá para mejorar el edificio y convertir el museo provincial en ese ambicioso proyecto que lleva años demandándose. De momento, para 2022 hay prevista una inversión de 350.000 euros para adecuación de normativa y 50.000 más para rehabilitación.
AMARILLO: al proyecto para revolucionar la Navidad arriacense, después de la tristeza de la pandemia, que se la cargó en 2020. A priori, tiene buena pinta el modelo que se ha seguido, inspirado en la Navilandia de Torrejón de Ardoz, aunque no es exactamente igual. La empresa que en Guadalajara se ha quedado con toda la gestión, en Torrejón es solo una de las cinco que concurren al concurso del Ayuntamiento, que lo saca trozeado en cinco paquetes, con lo que se limitan riesgos y hay más variedad. Ya veremos cómo queda aquí la cosa, pero lo que no veo, ni por asomo, es que esto se tome como un ensayo para el traslado de las peñas al centro de la ciudad, como parece que es lo que se pretende. Pero de ensayo nada: en nuestra Navilandia a las 22 horas todo estará cerrado y la gente calentita en casita, mientras que las peñas están de fiesta toda la noche;y de lunes a jueves, en Guadalajara, todavía hay mucha gente que labora.