Desde el 1 de abril llevamos en Guadalajara con la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en funcionamiento, aunque todavía no se aplicarán sanciones a los que cometan infracciones. Yo todavía no tengo una opinión formada sobre el particular, aunque el punto de partida es cuestionable, ya que entiendo sobrepasa la autonomía municipal y adopta soluciones generales para problemas específicos y diferenciados. Sucede que desde la Unión Europea, en una loable lucha contra la contaminación de las ciudades y el cambio climático, ha promovido que los municipios mayores de 50.000 habitantes tengan un área protegida contra los malos humos, a la que han llamado ZBE. En Guadalajara, el Ayuntamiento ha delimitado una zona coincidente con el casco antiguo a la que se podrá acceder por los coches que tengan etiqueta ECO, 0, B y C, aunque si entran tendrán que aparcar obligatoriamente, para reducir así el tránsito por la zona.
¿Es necesaria una ZBE en nuestro casco, que no presenta una contaminación superior a otras zonas de la ciudad? El propio concejal del ramo, José Luis Alguacil, reconoce que por calidad del aire en Guadalajara una ZBE no sería necesaria, aunque sí cree que va a mejorar la movilidad. ¿Será así?
Tengo un amigo con comercio en el casco un tanto mosqueado y me pregunta: ¿Tú crees que restringir más el acceso y encarecerlo al obligar a los coches que vengan a aparcar en parkings de pago va a mejorar el atractivo comercial del casco de Guadalajara?
Preferí no responder. He estado en ciudades, la última Málaga, donde las ZBE no han tenido una incidencia negativa sobre la accesibilidad al pequeño comercio y de proximidad, pero bien es cierto que se trata de ciudades más grandes y con cascos históricos revalorizados. ¿Pero cómo estas nuevas limitaciones podrán repercutir en ciudades como la nuestra, con un casco histórico sembrado de solares sin edificar, en el que los comercios van cerrando uno tras otro a medida que se van jubilando los heroicos autónomos que los sostenían, sin tener sucesión, y la rehabilitación de viviendas no es atractiva para los promotores? Mi impresión es que el casco de Guadalajara se muere lenta pero inexorablemente, pero no es por la contaminación, porque incluso sin ZBE tiene menos circulación que los nuevos desarrollos. Por tanto, lo que presumo necesita son otras medidas desde el Ayuntamiento y las administraciones para que sea atractivo para sus residentes y que los emprendedores apuesten por él; y no estoy hablando de hacer las aceras más anchas. En días pasados, dimos una noticia de gran trascendencia: Guadalajara ha superado por primera vez los 90.000 habitantes, tiene un sector muy potente como el de la logística y con proyectos de futuro que aseguran su futuro económico, y han venido nuevos vecinos que necesitan viviendas, que no abundan, lo que provoca un encarecimiento tanto de la obra nueva como de los alquileres. En teoría estamos en buena disposición para afrontar un nuevo salto de la ciudad por encima de los cien mil habitantes; pero no equivocaríamos si no lo aprovechamos para recuperar un casco histórico, que cuando yo tenía veinte años y Guadalajara apenas llegaba a los treinta mil habitantes, desprendía más vida y dinamismo comercial que en la actualidad. Lo siento; pero esto es lo que hay.
ESTE ES EL CAMINO.- Llevo defendiendo desde el primer día que estoy a favor de la Ciudad del Cine, pero no de cualquier manera, y me alegraría que las partes interesadas no se encastillen en sus posiciones. En ese sentido, valoro positivamente la última posición de la alcaldesa, Ana Guarinos, cuando dice que Ciudad del Cine y la rehabilitación del Fuerte de San Francisco deben ser compatibles, como lo fueron durante mucho tiempo con la biblioteca municipal y las escuelas taller, proyectos amparados tanto por la Junta de Comunidades como por el anterior equipo de Gobierno del PSOE, que incluso los llevó a la campaña electoral.
Por tanto, no acabo de entender la exigencia de que todo el complejo del Fuerte se quede para Ciudad del Cine y quién es el que lo exige. ¿Alguna empresa que pretender quedarse con la explotación de esa Ciudad del Cine? Me temo.
Pues no debería ser así, el Fuerte de San Francisco da para mucho, y desde luego para acoger también, además de a la Ciudad del Cine, a una biblioteca y a las nuevas escuelas taller. Sobre esta base, la negociación entre Ayuntamiento y Junta de Comunidades debería ser posible. Por el bien de Guadalajara.
P.D. Celebro con gran agrado, después del descreído post que escribí la semana pasada, que empresarios, regantes y agricultores estén dispuestos a pelear por el agua de Guadalajara, como algunos no lo han hecho hasta ahora. Pero bienvenidos sean todos, también el delegado de la Junta, José Luis Escudero, quien rápidamente se ha mostrado favorable, ahora, a abordar la conexión Sorbe-Alcorlo, que desde 2011 estaba aparcada y sin impulso, seguramente porque desde Guadalajara tampoco se lo hemos dado.
En próximos fechas abordaré el asunto con más detalle, como les prometí, por lo que solo les adelanto una cifra que sirve para calibrar la importancia de contar con esa conexión. Solo este año y por las copiosas lluvias en el último mes y alguna que otra nevada, se podrían haber guardado unos 150 millones de metros cúbicos del Sorbe, lo que supone más de tres veces el consumo anual de la Mancomunidad de Aguas del Sorbe, que en 2023 gastó 42,2 millones de m2 entre los municipios de Guadalajara y la ciudad de Alcalá de Henares que la integran, todos los de la zona más industrial. Hay que advertir, además, como es natural en una de las zonas de mayor desarrollo industrial del país, que este consumo ha ido en aumento en los últimos cinco años, por lo que asegurar ese consumo a futuro sería tanto como garantizar que el desarrollo provincial no se va a truncar por la falta de agua en una época en que será un bien más preciado que nunca. Y esto es lo que hay.