El Ministerio de Transición Ecológica (MITECO), así como su antecesor Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, acaba de dar un síntoma de sensatez que sería injusto no subrayar desde la cabecera del Tajo. El famoso Memorandun, aprobado en 2014, tiene de positivo que aumenta la cantidad mínima por debajo de la cual no se puede trasvasar de 240 a 400 Hm3 en la cabecera, pero a partir de ahí institucionaliza los trasvases como si estuvieran labrados en la Constitución, con lo que el ministerio se ha limitado a autorizar la cantidad de agua a derivar en función de lo que embalsa la cabecera, sin atender a otros criterios medioambientales. Con la actual normativa, los ministros de la cosa han sido más notarios que ministros, y desde luego nada políticos, en el sentido de lo que los griegos definían como política.
Por todo ello, hay que celebrar que para este mes de noviembre el Ministerio de Transición Ecológica no ha seguido las recomendaciones de la Comisión Central de Explotación del Acueducto Tajo-Segura de trasvasar 14,7 Hm3 al Segura, sino solo 7,5 Hm3. Y no lo hace de manera gratuita, sino porque las últimas previsiones sobre entrada de agua en el sistema de Entrepeñas y Buendía son muy pesimistas, ya que si bien las lluvias previstas están dentro de lo normal las extracciones son todavía mayores. Quiere esto decir que como el Tajo tiene cada vez más servidumbres, nos podríamos encontrar con que en el 2020 las reservas conjuntas en los embalses de Entrepeñas y Buendía serían inferiores a los 400 hm3. Entrando de lleno en el nivel 4, que conforme al Memorandum implica la imposibilidad de realizar ningún tipo de trasvase, ni siquiera para abastecimiento.
En ese sentido, con esta decisión el MITECO aplica el «principio de precaución», posibilitando así que «se pueda garantizar durante más tiempo el uso para consumo urbano restringiendo ya todas las aportaciones que no vayan destinadas a abastecimiento». La situación está así de grave: restricción de todas las derivaciones que no sean para consumo humano.
Aunque el comunicado lo elude, entre estas últimas demandas estaría la pretensión de trasvasar hasta 20 Hm3 para favorecer el encharcamiento del parque natural de Las Tablas de Daimiel, y que lógicamente en aplicación de este «principio de precaución» no debería ser posible. Confirmándose la precipitación de Francisco Martínez Arroyo, el superconsejero responsable de agua, agricultura, desarrollo rural y no sé cuántas cosas, en apoyar la citada demanda, y el seguidismo del consejero de Desarrollo Sostenible, el azudense José Luis Escudero, que no ha sabido ejercer de contrapunto en esta ocasión. En palabras de la ambientalista Rosa Prieto, conocedora de lo que se despacha en el alto Guadiana, «en esta nueva legislatura el Consejero de Agricultura ha asumido las competencias de agua, sacándolas de la Consejería de Fomento. Han puesto al lobo a guardar ovejas sin el más mínimo rubor y encima nos miente diciendo que es compatible ese modelo agrícola de voracidad infinita con el Medio Ambiente».
A ambos consejeros les toca reflexionar, porque no es de recibo que a estas alturas todavía se pretenda regularizar pozos en el alto Guadiana con un recurso escaso y sobreexplotado, como es el agua del Tajo, que está a más de trescientos kilómetros de distancia. Como escribía en mi último post no se puede seguir poniendo una vela a Dios y otra al diablo. O como se recalca desde SEO/BirdLife es «una irresponsabilidad» seguir incidiendo aún más en los conflictos sin atajar los problemas en su origen: un modelo agroindustrial gran demandante de agua en expansión en La Mancha. Una política en la que «subyace la oferta del agua y que no atiende a la gestión y control de la demanda», tal y como obliga la Directiva Marco del Agua, que «sigue obviando la urgente necesidad de redimensionar la demanda del sector agrario de regadío, verdadero origen de los problemas ambientales, y repite los mismos errores que sufren otros humedales como Doñana y el Mar Menor «.
Insistir en estas políticas que luego el superconsejero no tiene remilgos en rechazar cuando se practican en el levante, como dice Roberto González, responsable del Programa de Aguas de SEO/BirdLife, «estos planteamientos no solo imposibilitan avanzar en la nueva cultura del agua, sino que retrotraen el debate a finales del siglo pasado».
Pues esto es lo que hay.