Después de dos años sin Ferias, por la pandemia, el Ayuntamiento ha decidido imprimir un giro a aquellas básicamente con una apuesta: olvidarse del Ferial y concentrarlas en el centro y en torno a los parques de la Fuente de la Niña, San Roque y La Concordia. Una medida polémica que está dando mucho que hablar en las redes sociales. De los grupos en los que yo curioseo he podido sacar una conclusión: hay una gran mayoría, especialmente jóvenes, que respalda la idea, pero esta decae bastante a medida que va subiendo las franja de edad; y se convierte en rechazo furibundo entre esos vecinos del centro que más van a estar afectados.
Una oportunidad perdida: Lo peor en mi opinión es que se ha desaprovechado la ocasión, porque tiempo ha habido con los dos años de suspensión, para que esta decisión sobre el modelo surgiera de una mesa de trabajo en la que estuviera representada la sociedad de Guadalajara a través de asociaciones y agentes sociales. Está claro, como se ha hecho otras veces, que al final es el equipo de Gobierno el que toma las decisiones, pero una encuesta en internet es insuficiente soporte para un asunto con tantos perfiles. Ese consenso debería haber garantizado que no estemos toda la vida dando tumbos. Y la pregunta es: ¿volveremos a otro tipo de Ferias si hay cambio de gobierno en las elecciones municipales de 2023?
El modelo: Hay tres modelos principales de fiestas en España. El vasco-navarro-castellano que tiene en Pamplona o Soria su paradigma, y que es el seguido por Guadalajara desde la Transición. Está luego el andaluz, que se aglutina en torno y desde un recinto Ferial, con anclajes en Albacete, Ciudad Real o Extremadura; y el levantino en torno a los bous al carrer. Guadalajara no va a variar -con acierto, a mi parecer- ese modelo tradicional norteño de fiesta en la calle y que gira sobre los encierros y las peñas. La concejala de Festejos, Sara Simón, defiende que con esta medida las ferias vuelven al centro y estarán más a la ciudad, lo que es una verdad a medias. Es cierto que en un principio todas las peñas estaban en el centro y algunas de ellas organizaban verbenas muy populares, pero también es verdad que este año se ensaya algo nuevo, no sin riesgo: la propuesta establece que se ubiquen 7 peñas en la Fuente de la Niña, 7 en la zona de San Roque y 6 en La Concordia. Por lo tanto: habrá una presión (y ya no solo hablo de los jardines y del entorno verde, que también) sobre una zona relativamente pequeña, que no se había dado en Ferias anteriores, que trasladará inevitables molestias a los vecinos que deben seguir trabajando hasta el fin de semana y que multiplicarán sus llamadas de queja a la policía municipal. ¡Como les van a poner la cabeza! Habrá que analizar con cuidado todo ello.
El Ferial: el nuevo recinto Ferial en torno al antiguo El Corte Inglés, hoy solo una oulet de barrio, desaparece del mapa. La actividad se repartirá desde la Fuente de la Niña hasta la Plaza de España, junto al Infantado. En la Fuente de la Niña se instalará la zona de atracciones de adultos y algunos puestos de comida (yo sigo sin ver cómo meterán las grandes atracciones, si las hay), y el parque de Adoratrices vuelve al lío y se destinará a la zona de atracciones infantil. Según la concejala en esos espacios cabe lo que hasta ahora había en el recinto ferial que se ha estado usando; y se “va a mantener lo mismo”. Peñas y atracciones se reconcentran en esos tres espacios verdes del suroeste de la ciudad. Esta apuesta liquida el Ferial que se habilitó en la época de José María Bris, y luego siguió con Antonio Román, para trasladar el ruido y el follón lejos del centro urbano. Volvemos sobre el modelo: si la idea entonces fue concentrar toda la actividad festiva, allí, el problema es que nos quedamos a medias. En el Ferial no cabían todas las peñas, no hay un espacio de conciertos y era un quiero y no puedo. Al haber optado por ese modelo dando protagonismo al Ferial, corporaciones posteriores debieron haber apostado por ampliar su perímetro, porque terrenos hay para ello, pero no se hizo. No se consolidó y ahora volvemos a los años ochenta, pero con una versión más heavy de las peñas y los cachivaches de vuelta a los parques de la ciudad.
Peñas: siguen siendo el alma de la fiesta y aceptarán bien los cambios. Se refuerza su protagonismo con este modelo y ya no tienen excusas para no hacer más actividades de calle.
Inmuebles: El Ayuntamiento con buen criterio no permitirá que vuelvan las peñas a inmuebles con vecinos, que han sido el calvario para algunas comunidades [Los más mayores recordarán que en el segundo año de la legalización de las Peñas, porque en la dictadura estaban prohibidas, se agruparon todas juntas en un inmueble de la calle del Museo ¡en pisos!. Todavía me da vértigo]. Todas estarán en carpas en los parques citados y así no se pondrá en peligro la seguridad de nadie.
Fuente de la Niña: Me desagrada que un recinto deportivo de primera fila, como son los campos de la Fuente de la Niña, vuelvan a acoger los conciertos, posición que antes no compartía el Grupo Socialista. Es una de las desventajas de carecer de un recinto Ferial con espacio para grandes conciertos: que hay que echar a los deportistas y luego reparar los daños a la instalación. Me disgusta también que los conciertos sean gratis, porque se hace una mala pedagogía: nada es gratis, todo lo paga el contribuyente, y si parte de la entrada no la sufraga quien lo disfruta, lo paga mayoritariamente ese contribuyente que se queda en su casa y no sabe quién es Beret. Un concierto gratuito aumenta los desafíos en seguridad, aunque no tengo duda de que hay suficiente experiencia en Guadalajara para salir del paso. Sobre los grupos, también es opinable, despunta Rozalén pero falta una actuación potente para el sábado de Ferias (Fito, Vetusta Morla, Izal, C. Tangana, Sidonie, Love of Lesbian, por citar solo algunos). Así habrá menos problemas para hacerse con las invitaciones.
Ferias de transición: No quiero sentar cátedra en materia Ferias, porque todas las opiniones son válidas (incluso las de los que este año, con más motivo, abandonarán la ciudad en la semana grande), pero mucho me temo de que volvemos a estar ante unas ferias de transición, aunque ya se verá en 2023 hacia cuál de los modelos a los que me he referido nos encaminamos. Ese permanente tejer y destejer en que se convierte nuestra política, por la falta de consenso en los temas que no deberían ser de partido. Tengo claro que el actual equipo de Gobierno tiene el perfecto derecho a ensayar nuevas soluciones, aunque lleven riesgo como esta, porque las Ferias estaban languideciendo, así que ya veremos en qué queda el experimento.
En cualquier caso, esto es lo que hay: son solo Ferias, una semana de alegría o de calvario, pero lo que de verdad nos preocupa es esta Europa que vuelve a la guerra fría por el sátrapa de Putin, y cómo amenaza nuestras vidas y hacienda eso que llaman estanflación, y que pone en riesgo el estado del bienestar y el bolsillo de las clases medias y trabajadoras.
P.D. El candidato del PP a la Alcaldía de Guadalajara sigue metido en el congelador. ¡Será por las temperaturas del verano! Me dicen que no hay prisa. Los fontaneros de Feijóo sabrán cuánto tiempo se necesita para proyectar un candidato…desde la oposición. Yo solo sé una cosa. En las encuestas de popularidad, el político más popular siempre ha sido el alcalde de Guadalajara en parangón con el presidente de Castilla-La Mancha. Por encima del resto.De ahí que salvo en tres ocasiones siempre han sido reelegidos.