El contenido de la mayoría de las pancartas que se mostraron en la manifestación de Madrid convocada por el sindicato de regantes del acueducto Tajo-Segura daban a entender que el nuevo Plan Hidrológico del Tajo, contra el que protestaban, supondría la liquidación del trasvase Tajo-Segura, con lo que el desierto y el hambre volverían a la huerta murciana y en general a todo el levante español. Es lógico que esa visión simplista de este asunto, que han comprado muchos medios de comunicación nacionales, hayan decantado las simpatías de los neutrales por los agricultores convocantes, a lo que han ayudado declaraciones tan desafortunadas como las del presidente del PP de Castilla-La Mancha y candidato a la Junta, Paco Núñez, dando a entender que detrás de este nuevo Plan Hidrológico está el ecologismo radical y que todo esto es fruto de una pandilla de inconscientes. A este argumento falaz se apuntó también el presidente de Vox, Santiago Abascal, que asistió a la manifestación, único líder nacional presente en las calles madrileñas. Pero no; es falso.
No hay que pertenecer a Ecologistas en Acción para ser sensible a los cambios introducidos en el Plan del Tajo, ya que lo único que pretenden es cumplir con cinco sentencias del Tribunal Supremo en las que se reconoce el derecho de este río a tener un caudal ecológico que proteja su fauna y su flora, por lo que el Consejo Nacional del Agua estableció que debería implantarse progresivamente en razón de que, en 2027, fueran de 8,65 metros por segundo los que pasaran en Aranjuez, 17,25 m3/seg. en Toledo y 18 m3/seg. en Talavera de la Reina. Eso es todo.
Por tanto, no hay una reducción normativa y caprichosa del trasvase, salvo que en un periodo de sequía hubiera que recortarlo para que se pudieran cumplir con esas exigencias. Lo que casi ningún medio de comunicación nacional ha recordado es que los anteriores planes hidrológicos de la cuenca del Tajo no contemplaban esos caudales ecológicos. Ni que en España no hay otro trasvase entre cuencas en funcionamiento que no sea el del Tajo-Segura. Yo no estoy en contra de los trasvases por talibanismo, pero es un agravio para la cabecera del Tajo que un territorio a cuatrocientos kilómetros de distancia sea el proveedor de recursos de la principal industria hortofrutícola del país. Queda muy bien hablar de agua para todos o de un pacto del agua, pero si no dicen que eso pasa por la interconexión de cuencas es pura demagogia. Porque ningún pacto nacional consiste en desecar solo una cuenca hidrográfica, la del Tajo, y rechazar luego trasvases como el del Ebro, porque los independentistas así se lo pidieron al indolente presidente Zapatero en la negociación de su investidura.
No; es falso que este nuevo Plan Hidrológico vaya a acabar con el trasvase Tajo-Segura, aunque es ridículo negar que nada haya cambiado. Sí, algo ha cambiado: por primera vez se reconoce de una manera efectiva el caudal ecológico del Tajo, pero no se ha hecho a la brava, como se impuso durante el franquismo y se legitimó con la democracia, sino de una manera gradual y poniendo las bases para que el agua que pudiera restarse por un lado (ese caudal ecológico) se compensara de otra manera. Me refiero a las inversiones anunciadas por el Ministerio de Transición Ecológica, 8.000 millones en infraestructuras hidráulicas, como la desalación, la reutilización o la conexión entre desaladoras. En el levante español no pueden seguir funcionando como si nada hubiera cambiado, como si no existiera un cambio climático que aumenta los periodos de sequía, y que requiere de medidas que no se contemplaron cuando se construyó el acueducto Tajo-Segura.
Aunque no se reconozca, lo que más molesta de estos cambios en el levante español (amén de la politización que el agua tiene en España, al carecer de una política hidráulica verdaderamente nacional, porque vivimos en un estado desvertebrado por los nacionalismos) es que por primera vez se haya establecido una regulación, aunque sea por vía indirecta, del trasvase Tajo-Segura. Porque lo que quieren es que se pueda seguir tirando de él como si fuera un recurso ilimitado, tal y como se concibió en el franquismo en base a unos cálculos irreales. Pues no, ya es hora de que se ponga algo de racionalidad en esta historia, y el ministerio de la señora Ribera, lo ha hecho. Aunque le quite votos.
Esto es lo que hay. Ya nos hubiera gustado en Guadalajara y Cuenca que esas compensaciones de 8.000 millones de euros en infraestructuras lo hubieran tenido las comarcas Ribereñas cuando se hizo el trasvase. Pero no se hizo, por lo que en el fondo, la manifestación de hoy no deja de ser una reivindicación de la España poblada e industrializada frente a la Castilla vaciada. Esto es lo que hay.
P.D. Paco Núñez se ha metido por medio en la elección del candidato del PP a la Alcaldía de Guadalajara y lo ha empantanado; es la única capital de la región que no tiene candidato, una gran ventaja para sus rivales, que pueden especular a gusto.