Castilla-La Mancha, junto con el resto de autonomías -menos Cataluña, Galicia, Andalucía, País Vasco y Castilla y León, que no les toca-acudirán a las urnas el último domingo de mayo para renovar sus parlamentos regionales; y lo harán junto a los ayuntamientos. En Castilla-La Mancha, hay datos suficientes para vaticinar que estamos ante las elecciones más reñidas, porque la demoscopia no ha dado hasta ahora un claro favorito, y tanto Emiliano García-Page (PSOE) como Paco Núñez (PP), podrían proclamarse presidentes de la región. Solo que en el caso del candidato popular a lo mejor habría que esperar a que llegara a un acuerdo con Vox, bien de gobierno o de investidura, mientras que García Page difícilmente encontraría a alguien a su izquierda, porque las opciones de Podemos-IU están a la baja, un 10,4% en el promedio de las encuestas que se publican en España en el último mes, por lo que difícilmente Page podría gobernar si no revalida la mayoría absoluta. Lo último que se ve en el horizonte es un gobierno entre PSOE y Podemos como el que ya se dio en la región tras el mandato de Cospedal.
Como ya apunté en mi comentario sobre las elecciones en Guadalajara capital, un factor que puede ser desequilibrante es cómo aprecia estas elecciones el electorado menos decantado. Si el PP consigue que los electores lo vean como una primera vuelta de las elecciones Generales tendrá un gran terreno ganado. Núñez se juega su carrera política porque Alberto Núñez-Feijóo le ha dado, como al resto de barones, gran autonomía para conformar las listas autonómicas y municipales (el albaceteño es el animador de la candidatura de Ana Guarinos, en Guadalajara), por lo que el día 29 de mayo el gallego va exigir responsabilidades a los que fracasen. Y Castilla-La Mancha es una de las regiones que Génova tiene marcada como “probable” de arrebatar al PSOE.
Caso bien distinto es el de Emiliano García-Page, que buscará centrar la campaña en el terreno autonómico y para ello debe reinventar (y lo está haciendo) la estrategia de José Bono, que fue capaz de sacar mayorías absolutas el mismo año en que el centro-derecha era mayoritario en unas Generales en Castilla-La Mancha, lo que demostraba que los electores hacían una distinción decisiva entre unas elecciones y otras. Castilla-La Mancha ha votado a lo largo de su historia más a los partidos de centro-derecha que a las izquierdas y esa dificultad es mayor para Page de lo que fue para Bono, porque esta vez el líder socialista nacional, el presidente Pedro Sánchez, tiene un factor de rechazo muy superior, por su política de alianzas, que Felipe González, Almunia, Rubalcaba y hasta el propio Zapatero, su antecesor presidencial más cercano. Con esto ya cuenta Page, otra vez sin el García en la propaganda, para abreviar, que buscará en lo posible un cuerpo a cuerpo con Núñez y dará preferencia a su obra de gobierno y al debate regional sobre las siglas de su partido, que estarán difuminadas en la cartelería. Esto lo hizo también el propio Feijóo (también sin el Núñez) en las últimas elecciones autonómicas en Galicia, y no le fue mal. El trabajo de Page es relanzar ese perfil propio de líder regionalista y sobrepasar a Pedro Sánchez, con el fin de superar a las encuestas, que en el promedio nacional del último mes, marcan un voto al PSOE del 26 % mientras que el PP sigue subiendo y llega al 31,3%. Vox y Podemos están en descenso, la derecha radical con el 14,5% de promedio y la extrema izquierda con el 10,4%, mientras que Ciudadanos desaparece del mapa con apenas el 2% de intención de voto. Esta tendencia solo tiene una excepción entre los institutos demoscópicos, que es el desprestigiado CIS de Tezanos, quien pone por delante al PSOE con el 32,1%, el PP con el 29,8%, UP con el 10,6% y Vox con el 10%. CS bajaría al 1,9%.
Insisto en que todos esos porcentajes son promedios de los trabajos demoscópicos que se publican a nivel nacional, por lo que hay que tomarlos con reservas al tratarse de unas elecciones locales y autonómicas, aunque a nadie se le escapa que nos pueden servir para tomar conciencia sobre el punto de partida del que salen Page y Núñez, más favorable al candidato del PP; sin embargo, Page tiene una gestión en la que apoyarse y afronta los comicios desde la presidencia, una circunstancia especialmente favorable en una región como la nuestra donde el poder da más que quita. En su contra juega que los adversarios le intentarán pasar cuentas sobre los últimos desatinos del gobierno de Sánchez y sus socios, aunque él se ha intentado desvincular con un discurso replicante de las posiciones más radicales, reivindicando la centralidad de la socialdemocracia de siempre.
¿Y dónde podría jugarse la mayoría en Castilla-La Mancha? Es muy importante saber el destino de los 4 escaños que ahora tiene Ciudadanos -uno de ellos en Guadalajara- aunque con la advertencia de que aun el caso de que cayeran en la bolsa electoral del PP y Núñez llegara a 14 (ahora con 10), todavía Page (ahora 19 escaños) tendría una ventaja de cinco. Por ello, recalcamos, Núñez no solo va a necesitar aumentar su cosecha de 2019, sino que necesitará complementarla con los diputados que se reparten en los últimos restos, y ahí es donde entra Vox. El partido nacionalista de Abascal, en principio refractario a las autonomías, ya estuvo muy cerca en las regionales de 2019 de acceder a las Cortes de Castilla-La Mancha, pero no pudo optar al reparto de los últimos diputados por la fuerza que aun le quedaba a Ciudadanos. Si bien CS ya estaba en caída, en CLM retuvo 122.955 votos y 4 diputados, el 14,4% regional, mientras que Vox se conformó con 75.813, sin representación, con 7,02% y UP estuvo cerca con el 6,9 %. Sin los liberales ocupando la cuarta plaza, las opciones de Vox crecen en algunas provincias, entre ellas en Guadalajara. Aquí, la derecha radical ya reunió 12.024 votos, un 9%, 2,5 puntos por encima de la media regional; y en Toledo (donde se reparten 9 diputados) el 8,1%. Más difíciles son las posibilidades de Vox en Albacete (5,6%), Ciudad Real (5,9%) o Cuenca (5,5%). Por tanto, subrayo que esas dudas sobre dónde irá el 5º diputado por Guadalajara favorecerá que los partidos se vuelquen especialmente en nuestra provincia y en Toledo durante la campaña y de su resultado dependerá el global de Castilla-La Mancha. La izquierda radical fía su posibilidad de volver a tener representación en CLM, también en Guadalajara y Toledo, aunque la tendencia es que en ambas circunscripciones Vox les supera en expectativa de voto por ese codiciado cuarto puesto, y las desmesuras y excentricidades que han exhibido las ministras de Podemos-IU en el gobierno de Sánchez no ayudan precisamente a aumentar el granero de votos en sitios como Castilla-La Mancha.
Pero esto no dejan de ser tendencias, todavía quedan dos meses y medio para las elecciones y seguramente haya un electorado en torno al 20% que no ha decidido su voto y será precisamente el que decida si el partido que ocupe el cuarto lugar en Guadalajara y Toledo se decante a derecha o izquierda.
En Guadalajara, el PSOE obtuvo en 2019 el mejor resultado de su historia electoral, y ese es precisamente su hándicap, que parte de un resultado difícil de igualar. Con dos escaños de diferencia sobre el PP y más de 18.000 votos, Page amasó su mayoría absoluta en nuestra provincia, como paradojas de la vida lo hizo Cospedal en 2015. En 2019, la ola llevaba espuma socialista y no en vano hubo ese año también elecciones generales y el PSOE sacó en CLM 9 escaños en el Congreso por 7 el PP, y esta vez ya entró Vox con 5 diputados, 1 en Guadalajara, que además consiguió el sorpasso por más de un millar de votos sobre el PP, lo que nunca logró Ciudadanos. Por lo tanto, ya en las Generales de 2019, el bloque de centro y derecha volvió a ser mayoritario en CLM con 12 escaños.
Habrá que estar muy atentos al color de la ola el 28 de mayo, pero esto es lo que hay, y ya les avanzo que en el reparto del último escaño por la ley D,Hont en Guadalajara y Toledo puede estar el acceso a Fuensalida.
P.D. El PSOE ha aprobado la candidatura a las Cortes de Castilla-La Mancha por Guadalajara, que estará encabezada por Pablo Bellido, presidente de las Cortes regionales.El actual secretario provincial del PSOE estará rodeado de alcaldes con María Jesús Merino, que repite como número 2, y José Luis Vega, alcalde de Mondéjar, como número tres. Es novedad que vaya el actual presidente de la Diputación, porque nunca antes un presidente de esta institución ha compatibilizado ambos cargos, si se diera el caso. Cerrará la lista Francisco Pérez Torrecilla, alcalde de Sacedón.
El PP ha decido aplazar la publicación de las candidaturas, como ha hecho en el Ayuntamiento de Guadalajara, seguramente para ahorrarse desplantes con los que no van, y el último rumor es que Núñez podría apostar también por Ana Guarinos para encabezar la candidatura regional, que tendría sus antecedentes cuando Antonio Román hizo el doblete siendo candidato a la reelección. También sucedió con el PSOE, que una vez presentó a Javier de Irízar para la alcaldía y lideró la lista regional a la vez. En ambos casos, el argumento fue el tirón de ambos alcaldes.