Me posicioné hace más de cuatro meses a favor de la Ciudad del Cine en Guadalajara, porque me parecía una buena idea levantar un gran plató cinematográfico en la conurbación de Madrid y sabíamos que la industria del cine valoraba tener una plataforma de este tipo a media hora de la capital de España (no en Talavera, con el debido respeto por aquella ciudad), con lo que ello significa facilitar y abaratar rodajes de series y películas. Me sonaba bien la música de este proyecto por dos razones: se trataba de una colaboración público-privada en la que el Ayuntamiento ponía los locales y las productoras, la gestión -Dios nos libre de meter a una institución pública a producir series y películas-; y segundo, la inversión recogía fondos europeos por un valor de 7,8 millones de euros, que el gobierno regional podría ampliar hasta los 11,7. La partitura sonaba muy bien, pero los gestores fallaron desde el principio por ocultarnos las tripas; lo que había dentro. Ha tenido que decir el Ayuntamiento que «no» para que empiecen a hacerlo.
Para empezar, se equivocaron al encuadrar la Ciudad del Cine en una oferta más de la candidatura del anterior alcalde, Alberto Rojo, para su reelección; porque eso tiene un problema: no ganar las elecciones. Habría acertado la Junta si hubiera hecho de la Ciudad del Cine un proyecto trasversal para la ciudad, con implicación de los agentes sociales -porque va a generar puestos de trabajo y una actividad económica- y el mundo de la cultura local, que sin ser muy boyante, existe, como las meigas. No se hizo, y directivos de las pocas sociedades que promueven cultura en Guadalajara se han posicionado en contra del proyecto, junto con otros nombres conocidos de la cultura local, y lo que algunos acogimos en principio con interés con el tiempo y la falta de respuestas se fue enturbiando. Fue entonces cuando escribí un nuevo post: “Ciudad del cine, sí; pero no así”, porque me disgustaba que no se dieran informaciones más precisas sobre quién y cómo se gestionaría esa plataforma cinematográfica, y para remate estamos in albis sobre qué tipo de rehabilitación se iba a hacer sobre todo el complejo del Fuerte de San Francisco. Para mayor despropósito, se liquidaban -sin explicación- dos proyectos que estaban comprometidos en el Fuerte de San Francisco, como es una nueva biblioteca –cuyo proyecto se encargó y se presentó- y el espacio para las escuelas taller del Ayuntamiento, alguna de las cuales malvive en un palacio. Sucedió que, de pronto, se desveló que todo el complejo del Fuerte iba a quedar para ciudad del cine, sin saber por qué, y el proyecto de la Biblioteca no se incluía en los presupuestos de la Junta.
En esta tesitura, es fácil entender que comparta el espíritu de una moción que se aprobó en el último pleno municipal, presentada por Aike y respaldada por el Equipo de Gobierno, en la que no se rechaza la Ciudad del Cine pero a condición de que siguiese siendo compatible con el proyecto de la biblioteca y las escuelas taller. El Ayuntamiento no podía ceder alegremente el uso del Fuerte de San Francisco sin un compromiso sobre su rehabilitación definitiva, porque tal extremo lo tiene reconocido por sentencia judicial, aunque su ejecución sea muy complicada al ser la Comunidad Autónoma quien tiene que afrontar esa reforma, dado que fue ella la que se lucró con la venta de las parcelas urbanizadas del Fuerte; no lo olvidemos. En esta tesitura, y dado que la Junta es inembargable, por ser un organismo público, lo que mucho me temo que pueda ocurrir, como también escribí hace tiempo, es que si al final no se logra un acuerdo global en beneficio de Guadalajara, no habrá Ciudad del Cine, ni tampoco biblioteca, ni espacio rehabilitado para más escuelas taller. Por lo menos en varios años.
Esto es lo que hay: sería un fracaso general. Nadie gana y todos pierden. La primera, Guadalajara. Por ello, les ruego a todos que olviden por un día su partidismo y se sienten a negociar cómo hacemos compatible esa Ciudad del Cine con los proyectos que en el Fuerte había fijado el propio ayuntamiento socialista. Y si alguno de ellos no cupiera dentro del complejo del Fuerte -aunque me cuesta creerlo, dado lo espacioso que es- en qué lugar podría ir y asegurar también su financiación con la Junta, a cambio de dar por ejecutado el mandato de los tribunales. Cosas más complicadas he visto resolver en otros tiempos más fecundos de nuestra clase política.