Ni Pablo Bellido, ni Magdalena Valerio. Ferraz manda a Guadalajara a Mari Luz Rodríguez, una ilustre paracaidista, actual secretaria de Empleo de la Ejecutiva Federal, que ocupó esa misma secretaría en el último gobierno de Zapatero, consejera con Barreda, y a quien Pedro Sánchez había tenido que colocar como número cuatro en la lista por Madrid después de que García Page no la hiciera hueco en la candidatura de Toledo. La inclusión de Rodríguez como cabeza de lista de Guadalajara se produce en la tarde del viernes, una vez que trasciende que la Audiencia Provincial acaba de comunicar el rechazo a la solicitud de archivo en el procedimiento en el que está imputado Pablo Bellido por un presunto delito de estafa tras una denuncia realizada por el PP. Formalmente, Bellido renuncia horas después, en contra de la opinión de su entorno, y la Comisión Federal de Listas no deja pasar la ocasión para aligerar la candidatura de Madrid, y en la que ha habido que meter con calzador como independiente a Irene Lozano, la diputada de UpyD a quien acaba de fichar Pedro Sánchez.
¿Por qué Ferraz no cambia a Magdalena Valerio por Bellido, que era la otra postulante al escaño? Esta es la explicación más verosimil: Bellido jugó muy fuerte en todo este proceso interno, tanto en las agrupaciones locales como en el Comité Provincial, logrando el 90% de los votos a su candidatura. Bellido sabía que una victoria pírrica ante Valerio podría no ser suficiente, porque la actual diputada, que forma parte del equipo de dirección del grupo Socialista en el Congreso, habría tenido capacidad para darle la vuelta a la tortilla. Pero con este abrumador resultado, solo un asunto externo podía alejar a Bellido de la nominación. Y eso es lo que ocurrió al mediodía del viernes cuando la sala de la Audiencia Provincial comunicó sobre la bocina su rechazo al archivo de la imputación del secretario provincial socialista.A partir de ahí, Ferraz mueve inmediatamente las piezas. Bellido renuncia formalmente, pero la Comisión de Listas no se atreve a cambiar a Valerio por Bellido, después del abrumador respaldo obtenido por este último en el Comité Provincial. Pero si Ferraz no quiere desairar a Bellido y Page, utilizando la baza de Valerio, sí les manda un mensaje: no mete a nadie de la organización de Guadalajara, y les coloca a una “paracaidista”, Luz Rodríguez, con el argumento de que por lo menos es de la región, y de paso deja un hueco en la lista madrileña que está más concurrida que el camarote de los hermanos Marx.
Se repite la historia. Una vez más, la falta de entendimiento entre dos pesos pesados de la organización provincial es aprovechado por Madrid para colocar a su gente. Y siempre que esto sucede es un sonoro fracaso del partido provincial, en este caso del PSOE, porque es tanto como decir que ningún militante de la organización provincial está preparado para representar en el Congreso a la ciudadanía de su provincia. Subrayada esta decepción, que normalmente suele tener consecuencias, esto no quita para que el paracaidista que aterriza en Guadalajara no pueda hacer un buen trabajo en el Congreso. De hecho, el diputado más influyente de la historia política provincial, y el que mas inversiones trajo para Guadalajara fue el monárquico-liberal Conde de Romanones, que vivía en Madrid, aunque su aristocrática madre era de Guadalajara, y tenía palacios y tierras en la ciudad y en la provincia. Mucho más cercano es el caso de Lepoldo Torres, que llegó de paracaidista después de otra crisis de liderazgo en el PSOE provincial, aunque luego realizó un excelente trabajo como congresista por Guadalajara. De hecho, su único error fue presentarse por Madrid para el Senado, porque era el candidato in péctore a la presidencia de la Cámara Alta, operación que se frustró al sacar el PSOE solo un senador, con la “B” de Barranco. De Luz Rodríguez, poco puedo decir, porque no la conocemos. Dicen que podría ocupar un alto cargo en un futuro gobierno de Pedro Sánchez, posiblemente el Ministerio de Empleo, y eso es lo que venderá el PSOE en campaña electoral para justificar su aterrizaje forzoso en Guadalajara. Pero eso no quita para que el Partido Socialista de Guadalajara haya retrocedido más de veinte años en el tiempo a las épocas anteriores a José Luis Ros, cuando Madrid consideraba a esta circunscripción una simple pista de aterrizaje.¡Cuidado, que esto no solo le pasó al PSOE! En el PP, por aquí han saltado con su paracaídas los Cantarero, Fernández-Miranda, Ramón Aguirre, Luis Fraga y otros más, que fueron tan intrascendentes para Guadalajara que hasta de su nombre me olvidado. ¡Y mucho ojito!… porque me dicen que en la candidatura popular vuelve a haber en estos comicios riesgo alto de paracaidismo. Cospedal dirá. Si así fuera, yo pediría a Román que reabriéramos el antiguo aeródromo de La Hispano para recibir a tantas personas con sinecuras que nos llueven del cielo últimamente. ¡Podríamos formar una brigada del aire parlamentaria con banda de honores!
Queda el asunto de fondo que ha desencadenado los acontecimientos, que es el archivo de la imputación de Bellido. ¿Es justo penar por algo que solo está en fase de instrucción? Con la Constitución en la mano la respuesta es no, dado que España no es Estados Unidos y aquí sí existe la presunción de inocencia, aunque inmediatamente debo de añadir: excepto para la clase política, que por la extensión de sonoros casos de corrupción son presuntamente culpables. Esos polvos nos traen estos lodos. Tales excesos puritanos nos pueden dejar a la larga una situación indeseable, como es que por la lentitud de la Justicia, una denuncia judicial medianamente armada puede desactivar a un rival político por un largo tiempo. Bellido no ha sido delegado de la Junta en Guadalajara, primero, ni candidato al Congreso, después, por no meter en un compromiso a Emiliano García-Page y a Pedro Sánchez. Y no tendrá reparación posible si al final las acusaciones se quedan en nada. Porque en política los trenes pasan.
Dicho esto, la decisión de la Audiencia no ha supuesto ninguna sorpresa en medios jurídicos. Pedir el archivo de un caso cuando se encuentra en la fase inicial de su instrucción era una quimera. Lo más probable es que los magistrados de la Audiencia no quisieran avanzar un fallo en ese momento procesal , como así ha sido.Y así lo reconoce el auto cuando dice que los peritos todavía no han declarado, por lo que no se ha podido valorar pronunciamiento a favor o en contra sobre el fondo del asunto. Ahí está el meollo del casoo. Hay que recordar que de los imputados tan solo ha declarado Pabo Bellido y el arquitecto director de la obra, y quedan por hacerlo el técnico municipal encargado de revisar la marcha de la obra y el concejal de Hacienda, que es el actual alcalde José Luis Blanco. Amén de todos los peritos que deben arrojar luz sobre la denuncia del PP, que se basa en un informe técnico de parte. Ninguna sorpresa por tanto sobre la no decisión de la Audiencia. Otra cosa es que los tiempos de la Justicia, por lo menos en España, y en este caso, se filmen a cámara lenta.
Pero eso compete a los diputados que el día 20 de Diciembre serán elegidos para renovar nuestras Cámaras, muchas veces en mayor medida que a la propia judicatura.
Mientras tanto, esto es lo que hay.