Un gran desafío para la Guadalajara que viene

La provincia de Guadalajara afronta un inmenso desafío para el segundo cuarto de siglo que está a punto de iniciarse. Las estimaciones del INE sobre crecimiento de la población (2024-2039) nos devela que Guadalajara estará entre las cinco provincias de España con mayor crecimiento, siendo el suyo el más alto de Castilla-La Mancha, ligeramente por encima de Toledo; mientras que el resto de la región se mueven muy poco hacia arriba.  Todo esto es debido a que Madrid actúa como locomotora del crecimiento y son las provincias de su entorno las que más se benefician de ello. El mapa de España presenta una proyección de población muy desigual. Se aprecia claramente que todo el corredor costero que va desde Gerona hasta Málaga (se frena en Cádiz)  apunta a un alto crecimiento poblacional, mientras que en el interior solo resiste  con nota Madrid y su área de influencia; y un poco Zaragoza y las capitales vasco-navarras. Extremadura, noroeste de Castilla y León, Asturias y Lugo presentan una preocupante decadencia, con saldos negativos.

Gráfico elaborado por PORCENTUAL

En lo tocante a Guadalajara, hasta 2039 podríamos crecer en torno al 25%, empujados por esa cercanía a Madrid, que es buena en términos de dinamización de la economía pero que plantea también sus problemas. Así sucede con la vivienda, porque son cada vez más los madrileños que allí laboran y que tienen su domicilio en Guadalajara, atraídos por sus mejores precios. Solo hay que pasarse por las inmobiliarias para comprobar que la oferta de vivienda está en retroceso, tanto en venta como en alquiler, mientras que la demanda va en aumento por parte de esos nuevos vecinos que llegan a la provincia. Asuntos como el nuevo Plan de Urbanismo de Guadalajara, que debería haberse iniciado en la legislatura anterior, no se pueden retrasar por más tiempo, porque estamos hablando de unos trámites que durarán dos mandatos municipales; y requieren tanto de prolijos estudios técnicos como de la participación ciudadana. Y habrá que abordar muchas cosas, por ejemplo:  ¿Es inevitable que una vez que la expansión ha llegado hasta las puertas de Taracena, por la Ronda Norte, no habrá más remedio que habilitar también para usos residenciales el margen derecho de la A-2, desde el Ferial Plaza hasta más allá del Hospital,  e integrar este nudo de comunicaciones en la ciudad, como ha hecho Alcalá de Henares saltando la A-2 hacia los Espartales? Por algún despacho ministerial estará el proyecto de la variante de la A-2 para salvar Guadalajara, que un gobierno como este, poco amigo de las infraestructuras, difícilmente acometerá.

 Después de que la ciudad ha consumido los nuevos desarrollos que el primer ayuntamiento democrático de Javier Irízar inició con Aguas Vivas, nos llega otra época en que el municipio necesita viajar con luces largas y no solo preocuparse de la gestión diaria. Es el reto del actual ayuntamiento.

Es extraordinariamente importante subrayar que esas previsiones de crecimiento que el INE adjudica a la provincia de Guadalajara (en 2028 pasaremos la barrera de los 300.000 vecinos y se ganará un 21,7% de población) no descansa sobre su población nativa (los de Guadalajara de toda la vida han decidido no tener apenas descendencia) sino en el aporte de la inmigración, que en Guadalajara será mayor a la media española. En 2024, los residentes extranjeros son el 20% de la población total (en España es el 18,1%) pero este porcentaje aumentará de forma exponencial hasta llegar al 30,3% en 2039, uno de los índices más altos de toda Europa y que supera a los de países, como Francia, con una larga tradición de acogida de inmigrantes. Lo positivo para nuestra economía es que entre esa inmigración hay un alto porcentaje del tramo de edades laboralmente activas (entre 25-44 años), lo que asegura un crecimiento sostenible y una mano de obra que no tendrán otros territorios. En ese escenario crecerá el PIB provincial y el consumo, lo que redundará positivamente en el comercio y los servicios. Eso sí, siempre que esos inmigrantes puedan trabajar legalmente y aportar con su trabajo a la sociedad de acogida, porque si ese flujo migratorio no va acompañado de una incorporación al mercado de trabajo, tendremos un problema social muy importante. Ese es el gran desafío para la Guadalajara que viene, aunque no el único. Los nuevos vecinos se incorporan a una sociedad europea que tiene unos valores democráticos y una libertad personal a preservar más allá de cualquier creencia religiosa o de costumbres. Sin integración habrá conflicto.

Por último, la sociedad que viene, que ya está aquí, plantea la necesidad de establecer una discusión pública sin prejuicios sobre las implicaciones a largo plazo para las sociedades envejecidas en términos de integración, ajuste del mercado laboral y poder mantener la protección social. Esto es lo que hay; y esto lo que habrá. La cifra de inmigración en Guadalajara se mantendrá, según los cálculos del INE, por encima de los 5.000 inmigrantes hasta el año 2030. Después iniciará un leve descenso.

10 años cumpliendo con su trabajo; ni más, ni menos

Este miércoles 19 de junio se cumple el 10º Aniversario del reinado de Felipe VI. Y lo mejor que se puede decir de él es que los ha cumplido con estricto cumplimiento de sus obligaciones institucionales; ni más, ni menos.

No fue fácil el acceso al trono de Felipe VI porque su proclamación fue adelantada inteligentemente, con el consenso de los dos principales partidos (¡no quiero pensar cómo habría acabado la misma historia de producirse, ahora, con el país polarizado y dividido por un muro!) tras el desbarre de su predecesor en su vida privada. El nuevo rey no solo no lo ocultó sino que lo puso sobre la mesa, aludiendo a que “los principios morales y éticos nos obligan a todos sin excepción; y están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personas o familiares”.  

Foto: Casa Real.

En este sentido, Felipe VI ha contribuido a consolidar una institución que pasaba tal vez su peor crisis en un país que no es Gran Bretaña y lo hizo sabiendo que su legitimidad se imbrica directamente en la Constitución de la democracia: “Nuestra Constitución es la culminación de un proceso que supone el mayor éxito político de la España contemporánea”. El Rey siempre ha sido leal a la Constitución y el más destacado servidor de ella, porque cuando fue necesario, como hizo su padre Juan Carlos aquel 23-F de 1981, salió en su defensa para evitar que fuera derogada ilegalmente. “Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Cataluña, de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido incumpliendo la Constitución y su Estatuto”. En esos días críticos, Felipe VI fue el principal soporte de la Constitución y dio un paso más: supo liderar moralmente a la Nación con una energía y claridad a la que no llegaron el presidente del Gobierno (Mariano Rajoy) o el jefe de la oposición (Pedro Sánchez). Por tanto, no son gratuitos los desaires que ha sufrido desde entonces por las autoridades separatistas y sus tontos útiles cuando acude en visita oficial a Cataluña. El independentismo tiene muy claro que la Corona representa como ninguna otra institución la unidad de España, y que sin ella sus objetivos políticos son más fáciles de lograr. Por tanto, no esperen de ellos en este aniversario más que algún rebuzno, ahora que desde Frankenstein quieren iniciar un proceso confederal en la financiación de alguna Autonomía «singular», como paso previo a los referéndums de autodeterminación, se llamen como se llamen.

Felipe VI ha sabido asimilar con inteligencia los grandes retos por los que pasa España y lo demuestra cada vez que tiene ocasión, como en el último mensaje de Navidad en que llamó al pueblo español a “evitar que nunca el germen de la discordia se instale entre nosotros….Porque no nos lo podemos permitir”. El monarca sí ha estudiado nuestra historia, al contrario de otros que desoyen a Ruiz de Santayana quien nos advierte que “el hombre que no conoce su historia está condenado a repetirla”.  

Esto es lo que hay. El reinado de Felipe VI alcanza su 10º Aniversario, en los que el monarca ha cumplido con éxito su trabajo: ni más, ni menos. Ojalá que todos pudieran decir lo mismo.

Las Europeas a pie de tierra

Mi principal conclusión de estas elecciones Europeas celebradas en España es que se habló muy poco de Europa y demasiado de política nacional. Así, podemos decir que el PP de Feijóo cumplió parcialmente con el objetivo de ganar de nuevo al PSOE de Sánchez, y por más diferencia (2 escaños y 4,2 puntos), aunque el éxito no es completo porque hace pocos meses la distancia del PP estaba entorno a los 10 puntos y de haberla mantenido podría haber reclamado un adelanto electoral. Por su parte, Sánchez vuelve a perder ante el PP, pero se agarra a un suelo del 30,2%, pero eso no le dió para haber salido con Begoña al balcón de Ferraz.  Vox amplía su fuerza electoral, aunque no llega a los porcentajes de la derecha extrema en Alemania, Francia o Italia.

Europa: clara victoria del democristiano Partido Popular Europeo con 185 escaños, de los que el PP aporta 22, lo que aumentará la influencia en su grupo. El partido de Von der Leyen, la presidenta del Consejo, que repetirá, tendrá que pactar con socialistas (137 escaños) y liberales (80) para no caer en manos de la extrema derecha, que multiplica su influencia, pero todavía no es decisoria. Un motivo de reflexión para conservadores y liberales, que deben afinar sus políticas o en las siguientes elecciones perderán el liderazgo de la Unión ante los euroescépticos. A destacar el primer puesto de la derecha ultranacionalista de Le Pen, en Francia, que ha obligado a Macron a convocar elecciones anticipadas a la Asamblea Francesa, después de ser doblado en votos por el candidato ultra. En Alemania es sonrojante que los extremistas de AfD superen en votos a los socialdemócratas del canciller Scholtz. Esto viene bien al PSOE, en clave interna, porque a pesar de no ganar en España obtiene un buen resultado entre la socialdemocracia europea, que está de capa caída. Conclusión: las fuerzas europeístas resisten el embate de la derecha euroescéptica, que ha cambiado de estrategia. Ya no pide salir de Europa y se conforma con frenar el poder de su Comisión y del Parlamento Europeo, en beneficio de los estados miembros. Es decir: para atrás como el cangrejo.

España: el PP de Feijóo amplía su fuerza electoral al reducir 14,05 puntos con el PSOE sobre las últimas Europeas, aunque la mejora sobre las Generales de Julio es menor: apenas 1 punto.  La principal conclusión es que el crecimiento del PP es hacia el centro y todavía tiene posibilidad de cierta mejora, mientras que el PSOE de Sánchez ha logrado captar el electorado más a la izquierda, pero a costa de dejar en las raspas a Sumar y Podemos, que están en caída libre y nunca le van a aportar a este PSOE una mayoría de gobierno de izquierdas. El PSOE solo es el partido más votado en Barcelona, Tarragona, Navarra, Álava y Vizcaya, donde se ha convertido en un partido cuasi nacionalista, pero a costa de que perder a chorros votos en el resto de España: el PP ha teñido de azul el mapa. No sería extraño que Sánchez convoque elecciones, si le sale mal la investidura de Salvador Illa a quien no puede relegar a un papel residual después de ganar las elecciones. Los tres diputados del partido gamberro de Alvise Pérez (no tiene ni programa) son un voto de protesta de los que piensan que los partidos tradicionales están a lo suyo, a trincar,  y no les representan. Algo parecido pasó con Ruiz Mateos en 1987 y luego no tuvo más trascendencia.

Castilla-La Mancha: El PP ha ganado en las cinco provincias de la comunidad autónoma y en todas ha superado el 40% de los apoyos de los electores, excepto en Guadalajara donde ha conseguido el 37,18% de los votos. Los populares de Lucas Castillo tendrán que analizarlo con detalle, aunque no parece ajeno a que Vox sigue creciendo en la provincia, para desgracia del PP que no consigue capitalizar el voto útil. Estos resultados demuestran que el PSOE retiene Castilla-La Mancha gracias a la política centrista de Emiliano García-Page en la que se ven reflejados electores que no se terminan de reconocer en el candidato popular, Paco Núñez. Los resultados refuerzan a Page frente a los desbarres de Pedro Sánchez con los separatistas, que en Castilla-La Mancha tienen mala venta.

Guadalajara: El PP da la vuelta a los resultados de 2019, donde el PSOE les arrebató su condición de primera fuerza. Los populares crecen 13,25 puntos sobre las últimas Europeas, pero solo 0.8 sobre las Generales. Los socialistas pierden 6,57 puntos sobre las Europeas y 3.38 puntos en comparación con las Generales, lo que denota un descenso de las expectativas de voto para este partido. Vox sigue creciendo 3,53 puntos y ha reunido el 14,45% de los sufragios, y eso que no ha logrado movilizar a todo su electorado potencial, como lo prueba que en la comparación con las Generales (su techo con el 19,25%) pierde 4,8 puntos. Sumar (4,14%) y Podemos (3,11%) caen en picado hasta el punto de que han sido rebasados por el partido ultrapopulista de derechas La Fiesta, que ha sumado nada menos que 6.750 apoyos en Guadalajara (más de uno habría ido a Vox), lo que equivale al 6,52% de los votos. Para que la política institucional se lo haga mirar. Al PP le ha salido más competencia con la Fiesta, aunque su victoria es rotunda en nuestra provincia: ha ganado en 28 municipios mayores de mil habitantes y el PSOE es primera fuerza en 6: Azuqueca, Fontanar, Marchamalo, Molina de Aragón, El Pozo de Guadalajara y Trijueque.

Capital: Mientras el PSOE resiste en su feudo de Azuqueca, se desfonda en la capital si lo comparamos con las Europeas de 2019, porque los socialistas pierden 15 puntos. En la comparativa con las Generales, el progreso del PP es más modesto, apenas 1 punto: del 39,64% de los votos al 40,71%. Los socialistas tuvieron el 33,76% en las Generales y en las Europeas bajan hasta el 29,06, lo que parece una tendencia a la baja. Vox es la tercera fuerza, a pesar de que caen 3 puntos sobre las Generales en las que el partido de Abascal sumó 16,95% y ahora solo el 13,16%. Y Sumar cada vez suma menos: baja del 7,57% al 3,70%. Con estos resultados la composición del Ayuntamiento de la capital sería muy parecida a la actual. Un total de 1.986 electores (el 5,67%) se apuntaron en la capital a la Fiesta de Alvise Pérez, que se convierte así en la cuarta fuerza de Guadalajara. También para hacérselo mirar. Pero esto es lo que hay.

Unas elecciones más importantes de lo que parecen

El domingo 9 de junio se celebran las elecciones al Parlamento Europeo para elegir a 720 diputados, 15 más que en las anteriores elecciones europeas. El Brexit ha liberado los diputados que se asignaban al Reino Unido y que pasarán a engrosar la cuota del resto de países. España es el cuarto estado que más representantes elige: un total de 76.

Tradicionalmente ha habido despreocupación sobre estas elecciones, también en España. Se han celebrado 8 y en tres ocasiones fueron convocadas en solitario. En todas ellas la participación cayó por debajo del 50%, un 10% menos que en 2019 cuando coincidieron con las municipales y autonómicas.

Con todos sus defectos, la historia de la Unión Europea se ha correspondido con un ciclo virtuoso de Europa. Compuesta por 27 miembros desde la entrada en vigor del Tratado de Maastrich en 1993, ha respondido al primer objetivo de sus padres fundadores, los alemanes Shuman y Adenauer, que al finalizar la II Guerra Mundial entendieron que la mejor forma de luchar contra el ultranacionalismo, que está en el origen de las dos guerras mundiales, era crear un espacio económico común en el que se conciliaran los intereses de todos los estados y frenara cualquier disputa territorial. Pero ese primitivo Mercado Común fue también un compromiso con la democracia liberal, la separación de poderes  y el Estado de Derecho, que se ha ido reglamentando con las incorporaciones de nuevos miembros y que a su vez debían participar de esos valores democráticos desarrollados por la jurisprudencia europea. Todo ello ha contribuido a que el continente europeo haya conocido el periodo más largo de su historia contemporánea y el de mayor estabilidad económica. Solo voy a poner un ejemplo: piensen lo que habría sido de un país como España en 2020 cuando por la pandemia vio como caía su PIB un 11,3% anual, el mayor desplome de toda la UE por la estructura de nuestro sector productivo. Habríamos asistido a sucesivas devaluaciones de la moneda y problemas financieros en nuestro sistema bancario – sin auxilio del Banco Central Europeo-, que podría haber acabado con la democracia española, como la hiperinflación de la República de Weimar alentó el desarrollo del nacionalsocialismo en Alemania.

Foto: Parlamento Europeo

Europa supo actuar como escudo ante la crisis y conviene recordarlo cuando desde los extremos se cuestionan principios básicos de la Unión y como alternativa se proponen recetas populistas y demagógicas envueltas en el rancio nacionalismo que nos llevó al desastre en los años treinta. Cierto es que la UE tiene grandes desafíos por delante y que el desacierto en el enfoque de algunas de sus políticas -estoy pensando en la inmigración ilegal, el incierto futuro de los jóvenes, el campo y el medio rural, la vivienda y el urbanismo o el fundamentalismo woke a la hora de abordar el cambio climático y la Agenda 2030- están dando munición a la extrema derecha euroescéptica que, de llegar a triunfar en Alemania o Francia, pondría en aprietos el progreso de la Unión: y riesgo hay en estas elecciones.

Pero esta vez Europa se juega algo más que en elecciones anteriores. Porque la invasión de Ucrania por la Rusia imperial de Putin es una amenaza para la Europa libre, porque “no hacer nada no es una opción; Ucrania no puede perder esta guerra y la UE no puede mirar hacia otro lado”, como dice el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Estamos ante un gran desafío en medio de un caos geopolítico global, que a buen seguro exigirá una nueva ampliación para acabar de unificar Europa. Y los euroescépticos nunca lo harán.

El mundo está pasando de un sistema con una hiperpotencia a otro multipolar, con China como nueva potencia, y en el que Europa necesitará un encaje especial y aprender a volar sola, especialmente en lo militar. Una más que probable victoria de Trump ante la decadencia del candidato demócrata nos va a dejar una América menos trasversal y más aislada en lo político y económico,  que ya no estará por la labor de defender la libertad en Europa ante la agresión rusa. (Pocas cosas me han impresionado más que la visita al cementerio militar de Omaha junto a las playas de Normandía; y lo que ello significó. De esa gesta se cumple esta semana 80 años cuando miles de jovenes americanos desembarcaron para liberar a los europeos de la peste nacionalista, en afortunada expresión de Jorge Bustos. Pagaron un alto precio por ello y no puede ser en vano).

Los gestores habituales de la Unión Europea, conservadores, liberales y socialdemócratas, que han sido los ganadores históricos de las elecciones, van a tener esta vez más competencia, porque el populismo se ha aprovechado de los errores antes apuntados para meter su cuña ultranacionalista y euroescéptica. Y  en la medida de que esa cuña sea más grande más posibilidad hay de que la toxicidad avance en las instituciones europeas poniendo en jaque a las políticas de cohesión -como sucede en España con los nacionalistas-  de las que hemos podido disfrutar en Europa. Los mayores recuerdan cómo era España en 1986, cuando ingresamos en la UE. Pero Europa ha seguido haciendo ese trabajo solidario y que ha permitido que la renta per cápita de los países que participaron en la última ampliación, en 2004, haya pasado del 55% del PIB europeo al 80%. Un avance que sería incompatible con los que en naciones como España se quieren bajar de las políticas de solidaridad y cohesión, para lo que demandan un régimen fiscal especial.

Pero siendo todo lo anterior lo más importante, cada elección Europea es un test para la política interior de los estados miembros, por lo que cada elector tiene también que tener esto en cuenta. Esto es lo que hay, pero esas cuentas en clave nacional, local y regional las echaremos en el próximo post.

¿Y el Madrid qué; otra vez campeón de Europa?

Se cumplen 30 años del famoso anuncio de Mitsubishi Montero en la sierra del Ocejón. La historia la ha contado muy bien Rafael Fernández en este digital, así como la secuela que inteligentemente hizo de ella el único hipermercado que había entonces en Guadalajara. «Gelco, lo nuestro», ¿se acuerdan?

El anuncio de la agencia de publicidad Alta Definición lo tenía todo. Menos el actor que debía interpretar al lugareño que intentaba conversar en vano con un tipo llegado de la ciudad a un pueblo remoto en el que se había parado el tiempo. Mientras comía compulsivamente unas judías de toda la vida, el paisano le preguntaba por personajes del momento como Ruiz Mateos, el ministro de Economía Miguel Boyer ( ¡que te pego, leche!)e Isabel Preisler y remataba con la pregunta sobre lo que opinaría Franco -fallecido hace 19 años, entonces- sobre aquel revoltijo. El diálogo terminaba con la pregunta:¿Y el Madrid qué; otra vez campeón de Europa? Y ante la negativa del urbanita devora judías, el lugareño se extrañaba:”¿no?”, llegando a la conclusión de que grandes cambios se habían producido en España, sin él saberlo,  porque el Madrid parece que no era ya campeón de Europa.

El lugareño era el abuelo Jesús –Jesús García Velasco– que se convirtió en actor de pura casualidad. El abuelo Jesús había sido contratado por la productora para llevar sus cabras hasta una taina de pizarra negra que estaba en el camino del puerto de La Quesera. Durante el anuncio debían aparecer las cabras en escena y si era posible alguna de ellas subiéndose al tejado de pizarra. El abuelo hizo su trabajo una y otra vez hasta el aburrimiento, pero al director del anuncio no acababa de convencerle el actor profesional que hacía de pastor y pretendía hablar con el viajero que se atrevía a llegar-con un Mitsubishi Montero, claro- hasta aquel recóndito lugar. El abuelo había destacado durante el rodaje por su gracejo y la voz aflautada, así que el director le preguntó si sería capaz de repetir el diálogo que había escuchado repetidamente durante el rodaje. Y el abuelo Jesús le contestó que sí. Apenas les costó varias tomas más y el anuncio se terminó con un actor improvisado, un cabrero de Majaelrayo, que interpretó su papel con una pasmosa naturalidad.  Todo un éxito para la productora y para la marca japonesa, que apenas salía junto a la taina al final del anuncio, como aparece en esta fotografía que yo recreé años después en el mismo lugar.

La taina donde se rodó el anuncio del Montero, en una recreación posterior. Foto: S. Barra

El abuelo Jesús no tenía ni idea de fútbol, un deporte que se practicaba en las ciudades y que en el mundo rural no existía -allí se jugaba al frontón y en Majaelrayo, como en la sierra del Ocejón, a los bolos castellanos, con una cancha que afortunadamente se conserva-; y apenas se seguía, porque la televisión -que daba partidos de Pascuas a Ramos- tardó en llegar a nuestras serranías. Pero eso no fue óbice para que el avispado locutor deportivo José Ramón de la Morena se empeñara en meterle en su programa nocturno, normalmente a deshoras, desde luego no para hablar de fútbol sino de las cosas de su pueblo y de la vida rural en general. A José Ramón, de corazón Atlético, le había hecho gracia el personaje del abuelo Jesús, él que presumía de ser de pueblo -aunque Brunete, comparado con Majaelrayo era Nueva York- y sospecho que algo de gracia le hacía también recordar que el Madrid ya no era campeón de Europa, porque llevaba 28 años fracasando en su empeño de reverdecer viejos laurales. Estas apariciones del abuelo Jesús en el programa de José Ramón fueron posibles gracias a la pericia de otro locutor de raza, Juan Solo, que se tenía que ir con la unidad móvil de la Ser para establecer la conexión, por carreteras a menudo salpicadas por la nieve y el hielo para apenas cinco minutos de intervención. Eran tiempos en los que no existían los quantum y había que sudar tinta china para tener un directo decente, como bien sabían los pioneros de la radio de Guadalajara que, para mí, siempre serán los mejores. Únicos.

 La última copa de Europa se ganó en 1966, con el Madrid ye-ye de Amancio, Pirri, Velázquez y compañía, en un equipo del que solo quedaba Paco Gento de aquel glorioso grupo que, comandado por Di Stéfano, ganó las primeras cinco copas de Europa entre 1956 y 1960. Al Madrid le tomó el relevo el gran Benfica de Eusebio (2 copas) y luego el gran Milán de Gianni Rivera (1) y el Inter de Helenio Herrera (2), hasta que de nuevo ese Madrid ye-ye formado solo por españoles lograba en 1966 levantar otra copa de Europa ante el Partizán. Fueron copas en blanco y negro, como se encargaba de recordar el antimadridismo sociológico,  y hasta tal punto estábamos obsesionados con la Copa de Europa que ya ni celebrábamos las 8 ligas que se consiguieron con Muñoz en la década de los sesenta o las 5 consecutivas que logró con la gorra la Quinta del Buitre, posiblemente el mejor equipo de españoles que yo he conocido, pero que no tuvo suerte en la copa de Europa y no pudo quitarse ese estigma. Cuando el gran Barcelona de Cruyff se llevó en los 90 cuatro ligas consecutivas nos dimos cuenta de nuestro error, producto de la mejor y peor virtud del madridismo: solo vale ganar y nos deprimimos con la derrota.

Esto es lo que hay. Vuelve a llegar la primavera, el olor del jazmín revienta entre las tapias y como ha ocurrido ocho veces desde 1997, con Florentino Pérez en la sala de máquinas, el Madrid vuelve a disputar, este sábado, en Wembley, una final de Copa de Europa.  Hasta entonces no podré contestar a la pregunta del abuelo Jesús sobre si el Madrid es otra vez campeón de Europa, porque con un alemán de por medio, mejor no fiarse. Pero seguro que lo va a pelear; hasta el final.     

No nos hagan más trampas

Jarro de agua fría después de las últimas declaraciones del gubernamental presidente de la Confederación  de Aguas del Tajo, Antonio Yáñez, quien en una reunión con un grupo de trabajo integrado por empresarios, agricultores, regantes y alcaldes de la provincia de Guadalajara les vino a decir que no cree que haya necesidad de hacer la conexión Beleña-Alcorlo, porque no hay una demanda de agua suficiente. Y para salir del paso les vende que para que se construya esa conexión deberán “justificar muy bien la naturaleza de la demanda”.

El gobierno de España vuelve a hacernos trampas en materia de agua; todos los gobiernos desde Franco a Sánchez.  A los empresarios, agricultores y alcaldes de Guadalajara les pide que justifiquen hasta la última gota del agua que demandan a futuro mientras los regantes del Tajo-Segura confían en acabar el año hidrológico con normalidad, por las reservas que hay en la cabecera del Tajo, con “trasvases automáticos” de 27 hectómetros cúbicos, sin tener que justificar nada. Así se escribe la historia del agua en este país.

No me extraña la posición de la CHT, después de la última respuesta del gobierno a esta demanda de la conexión Beleña-Alcorlo. Ya saben: se trata de guardar en el pantano de Alcorlo el agua que no puede almacenar Beleña y que en un año hidrológico bueno, como el actual, ha visto cómo se iban Sorbe abajo unos 150 Hm3, tres veces más de lo que consume la Mancomunidad de Aguas del Sorbe (MAS) en un año. ¿Qué hay que justificar entonces? Solo cabe reflexionar sobre si es normal que en un periodo de cambio climático no es una frivolidad  no aprovechar los recursos que nos concede el río Sorbe y del que bebe el 75% de la población de Guadalajara y la segunda ciudad de la vecina comunidad de Madrid. ¿Qué más hay que justificar? El presidente de la Asociación Provincial de Agricultores (APAG), Juanjo Laso, ya ha advertido que si no hubiera llovido este año estaríamos con restricciones y que los agricultores aspiran a conservar los regadíos que tenemos y a hacer nuevos: “No puede ser que Guadalajara tenga 15.000 hectáreas de regadío y Ciudad Real, por poner un ejemplo, 200.000″. ¿Qué hay que justificar?

Beleña-desembalses
Agua sobrante expulsada del pantano de Beleña por no poderla embalsar./GUDiario.

En cualquier caso, deben ser las administraciones regionales y locales las que acrediten esa “necesidad” y en esto damos la bienvenida al gobierno de regional de Castilla-La Mancha, que en tiempos pasados no lo tuvo tan claro. En 2011, cuando la secretaría de Estado que dirigía Teresa Ribera, la actual ministra de Transición Económica, hizo un informe medio ambiental negativo, hubo consejerías que le siguieron el juego y mostraron también su oposición. Me alegro por tanto que el presidente Page diga que está a favor de la conexión, así como el presidente de las Cortes regionales y secretario general del PSOE, Pablo Bellido, quien en un ataque de optimismo sostiene que “las perspectivas de hacer la conexión Beleña-Alcorlo son muy buenas”; y argumenta lo mismo que yo llevo escribiendo desde hace décadas: que la garantía de agua futura en Guadalajara y de su desarrollo pasa por esa conexión. Ojalá tenga razón y que este argumento sea suficiente. Pero yo sigo viendo el mismo mamoneo que en 2011, o cuando se decidió retirar la obra en los planes de la cuenca del Tajo. Si al final se vota en el Congreso de los Diputados el asunto, ya verán cómo algún diputado de la región y hasta de Guadalajara lo hacen en contra por disciplina de partido. Esto es lo que hay: en empuje y defensa de su tierra nos ganan en Murcia por goleada.                   

Las derivaciones de las elecciones catalanas

Las elecciones catalanas han arrojado un dato singularmente nuevo, como comienza destacando en su editorial el melifluo La Vanguardia, en el que se reconoce que después de tres decenios  de dominio del nacionalismo y el independentismo, el Parlamento de Cataluña registró ayer un cambio significativo, al perder tal mayoría. Comienzo este post por el final: todo lo que no sea un gobierno presidido por Salvador Illa, que ha ganado 9 escaños con el 27,9% de los votos sería una anormalidad democrática, como lo fue la formación del gobierno de Pedro Sánchez investido por toda la colección de partidos separatistas que hay en el Estado Español. Así que Illa está como Núñez-Feijóo en la noche del 23 de julio de 2023 cuando la vicepresidenta María Jesús Montero pegaba saltos en el balcón de Ferraz mientras Sánchez presumía de que “eran más” en este lado del muro. Y Feijóo salió al balcón de Génova anonadado, pese a su victoria en votos y escaños.

El problema que tiene Sánchez con sus socios es que los fagocita como una Mantis Religiosa, así le pasó con el Podemos de Iglesias, el Sumar de Yolanda Díaz y ahora la ERC de Pere Aragonés. Lo pagará Illa. Foto: wikipedia

El ex ministro de Sanidad durante la pandemia sabe que para ser elegido presidente solo le vale una ecuación: unir a sus 42 diputados los 20 de ERC y los 4 de Sumar-En Comum; otro tripartido de izquierdas. Y para ello debe convencer a sus socios de ERC que sigan avalando las políticas del PSOE-PSC, asunto que se me antoja imposible. El problema que tiene Sánchez con sus socios es que los fagocita como una Mantis Religiosa, así le pasó con el Podemos de Iglesias, el Sumar de Yolanda Díaz y ahora la ERC de Pere Aragonés. El análisis que hacen en ERC es que su desplome proviene de haber sostenido a Sánchez en Madrid y en Cataluña, por lo que ya han anunciado que pasan a la oposición y a buen seguro radicalizarán su discurso. No está terminado, ni mucho menos el Procés, como se sugiere desde el PSC . A pesar de que el separatismo ha descubierto que todavía quedan en Cataluña más españoles de los que les gustaría, aunque hayan expulsado el idioma común de las aulas. La última gracieta del gobierno de Aragonés es blindar el decreto para que no se cumpla el mandado del Constitucional de dedicar el 33 % de la enseñanza en castellano; y han tenido el descaro de avalarlo con dos decretos que están recurridos en el Tribunal Constitucional. Otra alternativa, que no tiene ninguna posibilidad en esta España de trincheras, es un apoyo a Illa (42 escaños) de los partidos nacionales (PP con 15 y Vox con 11). Igualmente habría que descartar la exigencia de Puigdemont para que el PSC le proclame presidente de la Generalitat, aun habiendo perdido,  con el razonamiento de que eso es lo que hizo él en la investidura de Pedro Sánchez; y no le falta razón, pero aunque Sánchez ha demostrado que es capaz de todo por seguir en La Moncloa, me temo que esta vez no se atrevería. Illa he recibido 42 escaños y Puigdemont 35, demasiada diferencia, aunque suficientes para la mayoría absoluta, sin recurrir a ERC que ha sido el partido más perjudicado por la operación de blanqueo de Sánchez con el prófugo al que solo le ha faltado nombrarle embajador de España en el Consejo de Europa.

No tiene esto buena pinta, lo confieso. Y es muy probable que tengamos que ir a una repetición electoral, que todos dicen que no quieren pero ninguno parece dispuesto a evitar. Si esto sucediera, yo me imagino que Sánchez va a tirar otra vez el cubilete a ver qué dados le salen y adelantará las elecciones Generales  -¿tal vez en octubre?- porque con Puigdemont y ERC en el monte, se ha quedado sin aliados. Y prolongar una legislatura en la que no aprobaría ni los presupuestos es un despropósito. Para su gobierno, para el PSOE  y para España en general. Esto es lo que hay           

Urtasun se merece el premio de la Tauromaquia

Al ministro Urtasun no le gustan los toros (nosotros lo tenemos “muy claro”, dijo, refiriéndose a los neocomunistas de Sumar, frente a la posición de sus socios de gobierno) y por ello retiró de su ministerio el Premio Nacional a la Tauromaquia. Cosas de Urtasun, que también quiere luchar a estas alturas  contra el colonialismo europeo en los museos nacionales y nos tememos cualquier estropicio. Así que vayan a visitarlos cuanto antes, como hice yo recientemente con el museo de América. Urtasun desprecia que la tauromaquia es un arte incardinado en la cultura española desde hace más de cuatro siglos (el legendario torero rondeño Pedro Romero nació en 1754), que está presente en la pintura y la poesía de los mayores genios españoles (Goya, Picasso, Alberti, Lorca… por citar solo algunos no sospechosos de haber vivido en la fachosfera), pero le da lo mismo. Es más, miente cuando dice que apenas interesa al 1% de la población. La tauromaquia es el segundo espectáculo, después del fútbol, que más espectadores atrae y si nos ponemos quisquillosos podríamos hacer un paralelismo con los socialistas que fueron a respaldar a Sánchez en la calle Ferraz y que fueron decisivos en la reflexión del presidente: no más de la mitad de los que van a una corrida con figuras en la plaza Monumental de Las Ventas del Espíritu Santo. La manía censora de Urtasun no tendría cabida en el sur de Francia, desde Nimes a Arlés, porque las autoridades galas saben qué supone la tauromaquia para aquellas localidades en las que los toros no son solo una identidad cultural de esas regiones, sino que sus ferias son una inyección en vena a su economía. Por ello en Francia se toca La Marsellesa en las plazas y los ediles van a la plaza con la banda tricolor.

Vista de dos bellos murales cerámicos de la plaza municipal de toros de Guadalajara, destrozados a pedradas sin que los ayuntamientos de turno hagan nada por restaurarlos; ni por el estado general de la plaza, que parece conservada por el mismísimo Urtasun./GUDiario.

Visto las reacciones suscitadas, yo propongo a Page que le conceda el primer premio de la Tauromaquia a Ernest Urtasun, porque está haciendo más por la fiesta que cualquier otro ministro. Desde hace unos cinco años, la tauromaquia se ha vuelto a poner de moda, después de la crisis de los noventa, especialmente entre los más jóvenes a pesar de estar proscrita en RTVE. Y entre los que van a las plazas está alguno que yo conozco que lo hace como reacción a los Urtasun de turno. Esto es lo que hay: lo mejor que le podía ocurrir a la tauromaquia es que la quieran convertir en contracultura y hacer de Las Ventas el nuevo Woodstock.    

Respeto con sinceridad a los que no les gustan los toros, de la misma manera que a los veganos que no comen carne y no van por ahí pidiendo el cierre de los mataderos. En eso consiste la libertad y la pluralidad de las sociedades democráticas en las que imponer los valores de un sector social es un ejercicio de intolerancia, por muy respetables que esos ideales aparenten ser. Bien lo sabemos en Castilla-La Mancha, y de ahí el desmarque del gobierno de Page ofreciéndose a tomar el relevo del Premio de Tauromaquia que Urtasun despreció, como ministro de Cultura solo de esa parte del muro. En Guadalajara se celebran centenares de festejos populares todos los años y ni Franco, al que no le gustaban los toros, pudo prohibir el encierro de Brihuega; aunque lo intentó.

P.D. (La temporada 2023 se cerró con una asistencia de 2,4 millones de espectadores, 1.631.943 de ellos en los cosos de primera categoría y 968.784 en las plazas de segunda categoría, como la de Guadalajara, y si sumamos las plazas de tercera nos vamos a los 4,5 millones).

Sánchez se queda y quiere hacer limpieza

Nunca pensé que Pedro Sánchez pudiera dimitir, porque los narcisistas nunca se marchan; su ego se lo impide. Hoy lo ha demostrado erigiéndose en líder supremo que habla al pueblo después de una larga reflexión en la montaña y al que le promete como su benefactor que seguirá, a pesar de todo, porque su presencia al frente del gobierno va más allá de lo corriente: “Se trata de decidir qué tipo de sociedad queremos ser”. Y dejó bastante claro que los que no estén con él es porque se rebozan directamente en el fango: “Llevamos demasiado tiempo dejando que el fango colonice la vida”. Que siguiera o no en la presidencia de Gobierno no era tan trascendente como un Sánchez que, desde hoy, es ya Mister Proper, el hombre elegido por los dioses para hacer esa limpieza a fondo en la sociedad española, nuestro Torquemada progresista, porque los que se han situado al otro lado del muro “forman parte de un movimiento reaccionario mundial que aspira a imponer su agenda regresiva mediante la difamación y la falsedad”. Ahí es nada, mi brigada.

pedro sanchez no dimite

Ese es mi temor; no que Sánchez siga o se marche. Que este hombre, que se cree tocado por los dioses, haya llegado al convencimiento de que está legitimado por las masas para iniciar el desmontaje total de la Constitución de 1978, con sus aliados separatistas, para lo que necesita meter mano a la judicatura y a la prensa crítica. Para lo primero es necesario cambiar la mayoría cualificada en la elección del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) con el fin de que no sea necesario el concurso de la oposición; y así el gobierno -y los que vengan- podrían dirigir todos los nombramientos judiciales. Y como segundo objetivo estaría amordazar a la prensa crítica, “porque no hay honor que justifique el sufrimiento injusto de las personas que uno más quiere y respeta”. El presidente sabe perfectamente que el derecho al honor está protegido por nuestras leyes, solo que hay que ejercerlo y tener razón. Y su esposa nunca rectificó las informaciones que publicó El Confidencial, ni mucho menos se querelló por injurias y calumnias contra su director, el alcarreño Nacho Cardero. Si no lo han hecho es porque quieren ir más allá, y como en las dictaduras bolivarianas , lo que se pretende es limitar el derecho a la información, como algún tertuliano lo ha pedido desde la televisión pública, al margen de las leyes y la justicia. Si los periodistas no tenemos claro que de nuestras informaciones solo hay que responder ante la Justicia, y no ante oscuros consejos informativos, como en las dictaduras, habremos retrocedido cincuenta años. Nunca ha sido lo sucedido con su mujer el origen de la ira de Sánchez. Otra cosa es que sería muy apropiado que las/los  cónyuges de los presidentes, como sucede en Estados Unidos, tuvieran su estatuto para que supieran qué pueden o no hacer; porque tienen derecho a trabajar. Por ejemplo: ¿la esposa de un presidente puede tener actividad de lobby ante la administración, como ha pasado con Begoña Gómez? Yo creo que no debería, pero en la actualidad el cónyuge es un sujeto privado, por lo que la demanda interpuesta contra ella lo más probable es que sea archivada, porque esto no iba de legalidad sino de ética. Como eso Sánchez lo sabía, su ira jupiterina iba buscando otras cosas. Seguramente justificar esas medidas extraordinarias para reducir todavía más los contrapoderes que tiene la democracia liberal para impedir que un presidente del Gobierno pueda reclamar legislaciones especiales para él, cuando en España no las tuvo ni el yerno del Rey.

Pero esto es lo que hay después de esta exhibición de kirchnerismo que hoy nos ha dado Sánchez, presentándose como víctima de la extrema derecha, lo que él llama “fachaosfera”, para no tener que hablar de que preside un gobierno imposible que solo ha aprobado la Ley de Amnistía, como le exigió Puigdemont, y dos decretos leyes. ¿Dónde está la salida a esta improductividad? Hoy parece más oscura que ayer. Pero a la democracia liberal y a la Constitución es más difícil tumbarla de lo que se creen algunos iluminados.

País Vasco, más lejos; y lo del autobús

Las elecciones en la comunidad autónoma vasca alejan un poco más al País Vasco del resto de España. Aunque con matices. Es una malísima noticia que después de 44 años de autonomía, el soberanismo en su conjunto haya obtenido más escaños que nunca, 54 diputados, las tres cuartas partes del parlamento de Vitoria, lo que indica que la propaganda nacionalista y antiespañola está calando en el electorado que se quedó en Euskadi, después de que unos 200.000 vascos se marcharon de su territorio en los años de plomo de ETA; una gran anomalía democrática que aun se arrastra. La independencia a plazos parece que funciona, y va ganando terreno, porque a los separatistas les va bien. Han descubierto que el independentismo es mejor negocio que la independencia, porque te permite tener lo mejor de ambos mundos. El País Vasco -y Navarra-, tienen un sistema fiscal privilegiado, con unos conciertos económicos que les exonera de contribuir con el funcionamiento del Estado y las políticas de solidaridad, como lo tiene que hacer la comunidad de Madrid, y al mismo tiempo gozan de una autonomía política casi total, porque el Estado apenas tiene presencia en el País Vasco. Una relación confederal en la práctica, aunque la Constitución no lo contemple, que les permite compaginar su soberanía con la pertenencia a la Unión Europea y al mundo libre; y con  la tranquilidad de formar parte de un estado que les garantiza, por el momento, cobrar todos los meses sus pensiones, aunque por sí solo el sistema es cada vez más deficitario en Euskadi por el envejecimiento galopante de su población.

No sé si veremos una Euskalerria independiente, y si de este procés se cansarán antes ellos o el resto de los españoles. Pero el resultado de estas elecciones no invita al optimismo. Especialmente por EH Bildu, que ha conseguido el 32,5% de los votos, su mejor resultado histórico, sin que su candidato haya tenido necesidad de condenar el terrorismo de ETA, simplemente un “ciclo político” en la boca del triunfante Otxandiano, que dijo en la noche electoral: “Vamos por buen camino y rápido”, mientras era felicitado por Otegi y por David Pla,  el último jefe de los terroristas de ETA, simplemente una “banda armada” para el candidato a Lehendakari. Ninguna preocupación porque tal subida no les permita gobernar, porque ahora no es esa su prioridad. Antes necesitan absorber a Navarra en el País Vasco, proceso que les recuerdo sí sería constitucional, y para ello necesitan algo más que la alcaldía de Pamplona, que Sánchez les entregó a cambio de su respaldo parlamentario. Aparentemente, el PNV aguantó el tirón al poder repetir su gobierno de coalición con el PSE-PSOE, pero ha perdido 4 escaños y todo hace pensar que los herederos de Batasuna acabarán ganando este partido en la prórroga. Es así, porque Bildu ha captado la mayor parte del voto joven de izquierdas, después de varias legislaturas de blanqueo y desmemoria histórica. Bildu es un partido progresista y democrático “como el que más”, dijo Óscar Puente, el nuevo pensador del sanchismo; y los jóvenes vascos se lo han creído. Los socialistas vascos han ganado 2 escaños y podrán repetir como muleta de los jetzales del PNV en el gobierno vasco, y que estos apoyen a Sánchez en lo que haga falta para seguir en La Moncloa. El PP ha tenido una ligera pero insuficiente mejora con el diputado que ha ganado, el séptimo, pero su 9,2% es un chiste comparado con el 23,1% del año 1999. Sumar y Vox con 1 escaño son una anécdota y el 0 de Podemos una muestra más de la alocada estrategia de confundirse con Bildu hasta el extremo de que su electorado prefirió el original a la copia. Esto es lo que hay: pero lo peor es lo que vendrá.

Un autobús de Guadalajara, en la actualidad./Foto: GUDiario.

AUTOBUSES INDIGNOS.- El servicio de autobuses de Alsa terminó su concesión hace justamente un año. Pero el anterior equipo de gobierno no sacó el nuevo pliego, porque debió pensar que mejor no meterse en líos en un año electoral, así que se prorrogó el contrato. Los que han venido todavía no se han metido en harina, porque ya sabemos que cualquier nuevo pliego es un quebradero de cabeza, pero para eso los eligieron. ¿Y de momento qué pasa? Que se sigue funcionando con los viejos autobuses para desgracia del usuario: los asientos sufren cada vez más deterioro y la mayoría de las pantallas en las paradas no funcionan. Con lo cual no sabemos a qué hora vendrá el autobús, si en cinco minutos, media hora o cuando Euskadi celebre su referéndum de independencia, con  Sánchez como presidente de la República.

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