Unas elecciones más importantes de lo que parecen

El domingo 9 de junio se celebran las elecciones al Parlamento Europeo para elegir a 720 diputados, 15 más que en las anteriores elecciones europeas. El Brexit ha liberado los diputados que se asignaban al Reino Unido y que pasarán a engrosar la cuota del resto de países. España es el cuarto estado que más representantes elige: un total de 76.

Tradicionalmente ha habido despreocupación sobre estas elecciones, también en España. Se han celebrado 8 y en tres ocasiones fueron convocadas en solitario. En todas ellas la participación cayó por debajo del 50%, un 10% menos que en 2019 cuando coincidieron con las municipales y autonómicas.

Con todos sus defectos, la historia de la Unión Europea se ha correspondido con un ciclo virtuoso de Europa. Compuesta por 27 miembros desde la entrada en vigor del Tratado de Maastrich en 1993, ha respondido al primer objetivo de sus padres fundadores, los alemanes Shuman y Adenauer, que al finalizar la II Guerra Mundial entendieron que la mejor forma de luchar contra el ultranacionalismo, que está en el origen de las dos guerras mundiales, era crear un espacio económico común en el que se conciliaran los intereses de todos los estados y frenara cualquier disputa territorial. Pero ese primitivo Mercado Común fue también un compromiso con la democracia liberal, la separación de poderes  y el Estado de Derecho, que se ha ido reglamentando con las incorporaciones de nuevos miembros y que a su vez debían participar de esos valores democráticos desarrollados por la jurisprudencia europea. Todo ello ha contribuido a que el continente europeo haya conocido el periodo más largo de su historia contemporánea y el de mayor estabilidad económica. Solo voy a poner un ejemplo: piensen lo que habría sido de un país como España en 2020 cuando por la pandemia vio como caía su PIB un 11,3% anual, el mayor desplome de toda la UE por la estructura de nuestro sector productivo. Habríamos asistido a sucesivas devaluaciones de la moneda y problemas financieros en nuestro sistema bancario – sin auxilio del Banco Central Europeo-, que podría haber acabado con la democracia española, como la hiperinflación de la República de Weimar alentó el desarrollo del nacionalsocialismo en Alemania.

Foto: Parlamento Europeo

Europa supo actuar como escudo ante la crisis y conviene recordarlo cuando desde los extremos se cuestionan principios básicos de la Unión y como alternativa se proponen recetas populistas y demagógicas envueltas en el rancio nacionalismo que nos llevó al desastre en los años treinta. Cierto es que la UE tiene grandes desafíos por delante y que el desacierto en el enfoque de algunas de sus políticas -estoy pensando en la inmigración ilegal, el incierto futuro de los jóvenes, el campo y el medio rural, la vivienda y el urbanismo o el fundamentalismo woke a la hora de abordar el cambio climático y la Agenda 2030- están dando munición a la extrema derecha euroescéptica que, de llegar a triunfar en Alemania o Francia, pondría en aprietos el progreso de la Unión: y riesgo hay en estas elecciones.

Pero esta vez Europa se juega algo más que en elecciones anteriores. Porque la invasión de Ucrania por la Rusia imperial de Putin es una amenaza para la Europa libre, porque “no hacer nada no es una opción; Ucrania no puede perder esta guerra y la UE no puede mirar hacia otro lado”, como dice el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Estamos ante un gran desafío en medio de un caos geopolítico global, que a buen seguro exigirá una nueva ampliación para acabar de unificar Europa. Y los euroescépticos nunca lo harán.

El mundo está pasando de un sistema con una hiperpotencia a otro multipolar, con China como nueva potencia, y en el que Europa necesitará un encaje especial y aprender a volar sola, especialmente en lo militar. Una más que probable victoria de Trump ante la decadencia del candidato demócrata nos va a dejar una América menos trasversal y más aislada en lo político y económico,  que ya no estará por la labor de defender la libertad en Europa ante la agresión rusa. (Pocas cosas me han impresionado más que la visita al cementerio militar de Omaha junto a las playas de Normandía; y lo que ello significó. De esa gesta se cumple esta semana 80 años cuando miles de jovenes americanos desembarcaron para liberar a los europeos de la peste nacionalista, en afortunada expresión de Jorge Bustos. Pagaron un alto precio por ello y no puede ser en vano).

Los gestores habituales de la Unión Europea, conservadores, liberales y socialdemócratas, que han sido los ganadores históricos de las elecciones, van a tener esta vez más competencia, porque el populismo se ha aprovechado de los errores antes apuntados para meter su cuña ultranacionalista y euroescéptica. Y  en la medida de que esa cuña sea más grande más posibilidad hay de que la toxicidad avance en las instituciones europeas poniendo en jaque a las políticas de cohesión -como sucede en España con los nacionalistas-  de las que hemos podido disfrutar en Europa. Los mayores recuerdan cómo era España en 1986, cuando ingresamos en la UE. Pero Europa ha seguido haciendo ese trabajo solidario y que ha permitido que la renta per cápita de los países que participaron en la última ampliación, en 2004, haya pasado del 55% del PIB europeo al 80%. Un avance que sería incompatible con los que en naciones como España se quieren bajar de las políticas de solidaridad y cohesión, para lo que demandan un régimen fiscal especial.

Pero siendo todo lo anterior lo más importante, cada elección Europea es un test para la política interior de los estados miembros, por lo que cada elector tiene también que tener esto en cuenta. Esto es lo que hay, pero esas cuentas en clave nacional, local y regional las echaremos en el próximo post.

¿Y el Madrid qué; otra vez campeón de Europa?

Se cumplen 30 años del famoso anuncio de Mitsubishi Montero en la sierra del Ocejón. La historia la ha contado muy bien Rafael Fernández en este digital, así como la secuela que inteligentemente hizo de ella el único hipermercado que había entonces en Guadalajara. «Gelco, lo nuestro», ¿se acuerdan?

El anuncio de la agencia de publicidad Alta Definición lo tenía todo. Menos el actor que debía interpretar al lugareño que intentaba conversar en vano con un tipo llegado de la ciudad a un pueblo remoto en el que se había parado el tiempo. Mientras comía compulsivamente unas judías de toda la vida, el paisano le preguntaba por personajes del momento como Ruiz Mateos, el ministro de Economía Miguel Boyer ( ¡que te pego, leche!)e Isabel Preisler y remataba con la pregunta sobre lo que opinaría Franco -fallecido hace 19 años, entonces- sobre aquel revoltijo. El diálogo terminaba con la pregunta:¿Y el Madrid qué; otra vez campeón de Europa? Y ante la negativa del urbanita devora judías, el lugareño se extrañaba:”¿no?”, llegando a la conclusión de que grandes cambios se habían producido en España, sin él saberlo,  porque el Madrid parece que no era ya campeón de Europa.

El lugareño era el abuelo Jesús –Jesús García Velasco– que se convirtió en actor de pura casualidad. El abuelo Jesús había sido contratado por la productora para llevar sus cabras hasta una taina de pizarra negra que estaba en el camino del puerto de La Quesera. Durante el anuncio debían aparecer las cabras en escena y si era posible alguna de ellas subiéndose al tejado de pizarra. El abuelo hizo su trabajo una y otra vez hasta el aburrimiento, pero al director del anuncio no acababa de convencerle el actor profesional que hacía de pastor y pretendía hablar con el viajero que se atrevía a llegar-con un Mitsubishi Montero, claro- hasta aquel recóndito lugar. El abuelo había destacado durante el rodaje por su gracejo y la voz aflautada, así que el director le preguntó si sería capaz de repetir el diálogo que había escuchado repetidamente durante el rodaje. Y el abuelo Jesús le contestó que sí. Apenas les costó varias tomas más y el anuncio se terminó con un actor improvisado, un cabrero de Majaelrayo, que interpretó su papel con una pasmosa naturalidad.  Todo un éxito para la productora y para la marca japonesa, que apenas salía junto a la taina al final del anuncio, como aparece en esta fotografía que yo recreé años después en el mismo lugar.

La taina donde se rodó el anuncio del Montero, en una recreación posterior. Foto: S. Barra

El abuelo Jesús no tenía ni idea de fútbol, un deporte que se practicaba en las ciudades y que en el mundo rural no existía -allí se jugaba al frontón y en Majaelrayo, como en la sierra del Ocejón, a los bolos castellanos, con una cancha que afortunadamente se conserva-; y apenas se seguía, porque la televisión -que daba partidos de Pascuas a Ramos- tardó en llegar a nuestras serranías. Pero eso no fue óbice para que el avispado locutor deportivo José Ramón de la Morena se empeñara en meterle en su programa nocturno, normalmente a deshoras, desde luego no para hablar de fútbol sino de las cosas de su pueblo y de la vida rural en general. A José Ramón, de corazón Atlético, le había hecho gracia el personaje del abuelo Jesús, él que presumía de ser de pueblo -aunque Brunete, comparado con Majaelrayo era Nueva York- y sospecho que algo de gracia le hacía también recordar que el Madrid ya no era campeón de Europa, porque llevaba 28 años fracasando en su empeño de reverdecer viejos laurales. Estas apariciones del abuelo Jesús en el programa de José Ramón fueron posibles gracias a la pericia de otro locutor de raza, Juan Solo, que se tenía que ir con la unidad móvil de la Ser para establecer la conexión, por carreteras a menudo salpicadas por la nieve y el hielo para apenas cinco minutos de intervención. Eran tiempos en los que no existían los quantum y había que sudar tinta china para tener un directo decente, como bien sabían los pioneros de la radio de Guadalajara que, para mí, siempre serán los mejores. Únicos.

 La última copa de Europa se ganó en 1966, con el Madrid ye-ye de Amancio, Pirri, Velázquez y compañía, en un equipo del que solo quedaba Paco Gento de aquel glorioso grupo que, comandado por Di Stéfano, ganó las primeras cinco copas de Europa entre 1956 y 1960. Al Madrid le tomó el relevo el gran Benfica de Eusebio (2 copas) y luego el gran Milán de Gianni Rivera (1) y el Inter de Helenio Herrera (2), hasta que de nuevo ese Madrid ye-ye formado solo por españoles lograba en 1966 levantar otra copa de Europa ante el Partizán. Fueron copas en blanco y negro, como se encargaba de recordar el antimadridismo sociológico,  y hasta tal punto estábamos obsesionados con la Copa de Europa que ya ni celebrábamos las 8 ligas que se consiguieron con Muñoz en la década de los sesenta o las 5 consecutivas que logró con la gorra la Quinta del Buitre, posiblemente el mejor equipo de españoles que yo he conocido, pero que no tuvo suerte en la copa de Europa y no pudo quitarse ese estigma. Cuando el gran Barcelona de Cruyff se llevó en los 90 cuatro ligas consecutivas nos dimos cuenta de nuestro error, producto de la mejor y peor virtud del madridismo: solo vale ganar y nos deprimimos con la derrota.

Esto es lo que hay. Vuelve a llegar la primavera, el olor del jazmín revienta entre las tapias y como ha ocurrido ocho veces desde 1997, con Florentino Pérez en la sala de máquinas, el Madrid vuelve a disputar, este sábado, en Wembley, una final de Copa de Europa.  Hasta entonces no podré contestar a la pregunta del abuelo Jesús sobre si el Madrid es otra vez campeón de Europa, porque con un alemán de por medio, mejor no fiarse. Pero seguro que lo va a pelear; hasta el final.     

No nos hagan más trampas

Jarro de agua fría después de las últimas declaraciones del gubernamental presidente de la Confederación  de Aguas del Tajo, Antonio Yáñez, quien en una reunión con un grupo de trabajo integrado por empresarios, agricultores, regantes y alcaldes de la provincia de Guadalajara les vino a decir que no cree que haya necesidad de hacer la conexión Beleña-Alcorlo, porque no hay una demanda de agua suficiente. Y para salir del paso les vende que para que se construya esa conexión deberán “justificar muy bien la naturaleza de la demanda”.

El gobierno de España vuelve a hacernos trampas en materia de agua; todos los gobiernos desde Franco a Sánchez.  A los empresarios, agricultores y alcaldes de Guadalajara les pide que justifiquen hasta la última gota del agua que demandan a futuro mientras los regantes del Tajo-Segura confían en acabar el año hidrológico con normalidad, por las reservas que hay en la cabecera del Tajo, con “trasvases automáticos” de 27 hectómetros cúbicos, sin tener que justificar nada. Así se escribe la historia del agua en este país.

No me extraña la posición de la CHT, después de la última respuesta del gobierno a esta demanda de la conexión Beleña-Alcorlo. Ya saben: se trata de guardar en el pantano de Alcorlo el agua que no puede almacenar Beleña y que en un año hidrológico bueno, como el actual, ha visto cómo se iban Sorbe abajo unos 150 Hm3, tres veces más de lo que consume la Mancomunidad de Aguas del Sorbe (MAS) en un año. ¿Qué hay que justificar entonces? Solo cabe reflexionar sobre si es normal que en un periodo de cambio climático no es una frivolidad  no aprovechar los recursos que nos concede el río Sorbe y del que bebe el 75% de la población de Guadalajara y la segunda ciudad de la vecina comunidad de Madrid. ¿Qué más hay que justificar? El presidente de la Asociación Provincial de Agricultores (APAG), Juanjo Laso, ya ha advertido que si no hubiera llovido este año estaríamos con restricciones y que los agricultores aspiran a conservar los regadíos que tenemos y a hacer nuevos: “No puede ser que Guadalajara tenga 15.000 hectáreas de regadío y Ciudad Real, por poner un ejemplo, 200.000″. ¿Qué hay que justificar?

Beleña-desembalses
Agua sobrante expulsada del pantano de Beleña por no poderla embalsar./GUDiario.

En cualquier caso, deben ser las administraciones regionales y locales las que acrediten esa “necesidad” y en esto damos la bienvenida al gobierno de regional de Castilla-La Mancha, que en tiempos pasados no lo tuvo tan claro. En 2011, cuando la secretaría de Estado que dirigía Teresa Ribera, la actual ministra de Transición Económica, hizo un informe medio ambiental negativo, hubo consejerías que le siguieron el juego y mostraron también su oposición. Me alegro por tanto que el presidente Page diga que está a favor de la conexión, así como el presidente de las Cortes regionales y secretario general del PSOE, Pablo Bellido, quien en un ataque de optimismo sostiene que “las perspectivas de hacer la conexión Beleña-Alcorlo son muy buenas”; y argumenta lo mismo que yo llevo escribiendo desde hace décadas: que la garantía de agua futura en Guadalajara y de su desarrollo pasa por esa conexión. Ojalá tenga razón y que este argumento sea suficiente. Pero yo sigo viendo el mismo mamoneo que en 2011, o cuando se decidió retirar la obra en los planes de la cuenca del Tajo. Si al final se vota en el Congreso de los Diputados el asunto, ya verán cómo algún diputado de la región y hasta de Guadalajara lo hacen en contra por disciplina de partido. Esto es lo que hay: en empuje y defensa de su tierra nos ganan en Murcia por goleada.                   

Las derivaciones de las elecciones catalanas

Las elecciones catalanas han arrojado un dato singularmente nuevo, como comienza destacando en su editorial el melifluo La Vanguardia, en el que se reconoce que después de tres decenios  de dominio del nacionalismo y el independentismo, el Parlamento de Cataluña registró ayer un cambio significativo, al perder tal mayoría. Comienzo este post por el final: todo lo que no sea un gobierno presidido por Salvador Illa, que ha ganado 9 escaños con el 27,9% de los votos sería una anormalidad democrática, como lo fue la formación del gobierno de Pedro Sánchez investido por toda la colección de partidos separatistas que hay en el Estado Español. Así que Illa está como Núñez-Feijóo en la noche del 23 de julio de 2023 cuando la vicepresidenta María Jesús Montero pegaba saltos en el balcón de Ferraz mientras Sánchez presumía de que “eran más” en este lado del muro. Y Feijóo salió al balcón de Génova anonadado, pese a su victoria en votos y escaños.

El problema que tiene Sánchez con sus socios es que los fagocita como una Mantis Religiosa, así le pasó con el Podemos de Iglesias, el Sumar de Yolanda Díaz y ahora la ERC de Pere Aragonés. Lo pagará Illa. Foto: wikipedia

El ex ministro de Sanidad durante la pandemia sabe que para ser elegido presidente solo le vale una ecuación: unir a sus 42 diputados los 20 de ERC y los 4 de Sumar-En Comum; otro tripartido de izquierdas. Y para ello debe convencer a sus socios de ERC que sigan avalando las políticas del PSOE-PSC, asunto que se me antoja imposible. El problema que tiene Sánchez con sus socios es que los fagocita como una Mantis Religiosa, así le pasó con el Podemos de Iglesias, el Sumar de Yolanda Díaz y ahora la ERC de Pere Aragonés. El análisis que hacen en ERC es que su desplome proviene de haber sostenido a Sánchez en Madrid y en Cataluña, por lo que ya han anunciado que pasan a la oposición y a buen seguro radicalizarán su discurso. No está terminado, ni mucho menos el Procés, como se sugiere desde el PSC . A pesar de que el separatismo ha descubierto que todavía quedan en Cataluña más españoles de los que les gustaría, aunque hayan expulsado el idioma común de las aulas. La última gracieta del gobierno de Aragonés es blindar el decreto para que no se cumpla el mandado del Constitucional de dedicar el 33 % de la enseñanza en castellano; y han tenido el descaro de avalarlo con dos decretos que están recurridos en el Tribunal Constitucional. Otra alternativa, que no tiene ninguna posibilidad en esta España de trincheras, es un apoyo a Illa (42 escaños) de los partidos nacionales (PP con 15 y Vox con 11). Igualmente habría que descartar la exigencia de Puigdemont para que el PSC le proclame presidente de la Generalitat, aun habiendo perdido,  con el razonamiento de que eso es lo que hizo él en la investidura de Pedro Sánchez; y no le falta razón, pero aunque Sánchez ha demostrado que es capaz de todo por seguir en La Moncloa, me temo que esta vez no se atrevería. Illa he recibido 42 escaños y Puigdemont 35, demasiada diferencia, aunque suficientes para la mayoría absoluta, sin recurrir a ERC que ha sido el partido más perjudicado por la operación de blanqueo de Sánchez con el prófugo al que solo le ha faltado nombrarle embajador de España en el Consejo de Europa.

No tiene esto buena pinta, lo confieso. Y es muy probable que tengamos que ir a una repetición electoral, que todos dicen que no quieren pero ninguno parece dispuesto a evitar. Si esto sucediera, yo me imagino que Sánchez va a tirar otra vez el cubilete a ver qué dados le salen y adelantará las elecciones Generales  -¿tal vez en octubre?- porque con Puigdemont y ERC en el monte, se ha quedado sin aliados. Y prolongar una legislatura en la que no aprobaría ni los presupuestos es un despropósito. Para su gobierno, para el PSOE  y para España en general. Esto es lo que hay           

Urtasun se merece el premio de la Tauromaquia

Al ministro Urtasun no le gustan los toros (nosotros lo tenemos “muy claro”, dijo, refiriéndose a los neocomunistas de Sumar, frente a la posición de sus socios de gobierno) y por ello retiró de su ministerio el Premio Nacional a la Tauromaquia. Cosas de Urtasun, que también quiere luchar a estas alturas  contra el colonialismo europeo en los museos nacionales y nos tememos cualquier estropicio. Así que vayan a visitarlos cuanto antes, como hice yo recientemente con el museo de América. Urtasun desprecia que la tauromaquia es un arte incardinado en la cultura española desde hace más de cuatro siglos (el legendario torero rondeño Pedro Romero nació en 1754), que está presente en la pintura y la poesía de los mayores genios españoles (Goya, Picasso, Alberti, Lorca… por citar solo algunos no sospechosos de haber vivido en la fachosfera), pero le da lo mismo. Es más, miente cuando dice que apenas interesa al 1% de la población. La tauromaquia es el segundo espectáculo, después del fútbol, que más espectadores atrae y si nos ponemos quisquillosos podríamos hacer un paralelismo con los socialistas que fueron a respaldar a Sánchez en la calle Ferraz y que fueron decisivos en la reflexión del presidente: no más de la mitad de los que van a una corrida con figuras en la plaza Monumental de Las Ventas del Espíritu Santo. La manía censora de Urtasun no tendría cabida en el sur de Francia, desde Nimes a Arlés, porque las autoridades galas saben qué supone la tauromaquia para aquellas localidades en las que los toros no son solo una identidad cultural de esas regiones, sino que sus ferias son una inyección en vena a su economía. Por ello en Francia se toca La Marsellesa en las plazas y los ediles van a la plaza con la banda tricolor.

Vista de dos bellos murales cerámicos de la plaza municipal de toros de Guadalajara, destrozados a pedradas sin que los ayuntamientos de turno hagan nada por restaurarlos; ni por el estado general de la plaza, que parece conservada por el mismísimo Urtasun./GUDiario.

Visto las reacciones suscitadas, yo propongo a Page que le conceda el primer premio de la Tauromaquia a Ernest Urtasun, porque está haciendo más por la fiesta que cualquier otro ministro. Desde hace unos cinco años, la tauromaquia se ha vuelto a poner de moda, después de la crisis de los noventa, especialmente entre los más jóvenes a pesar de estar proscrita en RTVE. Y entre los que van a las plazas está alguno que yo conozco que lo hace como reacción a los Urtasun de turno. Esto es lo que hay: lo mejor que le podía ocurrir a la tauromaquia es que la quieran convertir en contracultura y hacer de Las Ventas el nuevo Woodstock.    

Respeto con sinceridad a los que no les gustan los toros, de la misma manera que a los veganos que no comen carne y no van por ahí pidiendo el cierre de los mataderos. En eso consiste la libertad y la pluralidad de las sociedades democráticas en las que imponer los valores de un sector social es un ejercicio de intolerancia, por muy respetables que esos ideales aparenten ser. Bien lo sabemos en Castilla-La Mancha, y de ahí el desmarque del gobierno de Page ofreciéndose a tomar el relevo del Premio de Tauromaquia que Urtasun despreció, como ministro de Cultura solo de esa parte del muro. En Guadalajara se celebran centenares de festejos populares todos los años y ni Franco, al que no le gustaban los toros, pudo prohibir el encierro de Brihuega; aunque lo intentó.

P.D. (La temporada 2023 se cerró con una asistencia de 2,4 millones de espectadores, 1.631.943 de ellos en los cosos de primera categoría y 968.784 en las plazas de segunda categoría, como la de Guadalajara, y si sumamos las plazas de tercera nos vamos a los 4,5 millones).

Sánchez se queda y quiere hacer limpieza

Nunca pensé que Pedro Sánchez pudiera dimitir, porque los narcisistas nunca se marchan; su ego se lo impide. Hoy lo ha demostrado erigiéndose en líder supremo que habla al pueblo después de una larga reflexión en la montaña y al que le promete como su benefactor que seguirá, a pesar de todo, porque su presencia al frente del gobierno va más allá de lo corriente: “Se trata de decidir qué tipo de sociedad queremos ser”. Y dejó bastante claro que los que no estén con él es porque se rebozan directamente en el fango: “Llevamos demasiado tiempo dejando que el fango colonice la vida”. Que siguiera o no en la presidencia de Gobierno no era tan trascendente como un Sánchez que, desde hoy, es ya Mister Proper, el hombre elegido por los dioses para hacer esa limpieza a fondo en la sociedad española, nuestro Torquemada progresista, porque los que se han situado al otro lado del muro “forman parte de un movimiento reaccionario mundial que aspira a imponer su agenda regresiva mediante la difamación y la falsedad”. Ahí es nada, mi brigada.

pedro sanchez no dimite

Ese es mi temor; no que Sánchez siga o se marche. Que este hombre, que se cree tocado por los dioses, haya llegado al convencimiento de que está legitimado por las masas para iniciar el desmontaje total de la Constitución de 1978, con sus aliados separatistas, para lo que necesita meter mano a la judicatura y a la prensa crítica. Para lo primero es necesario cambiar la mayoría cualificada en la elección del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) con el fin de que no sea necesario el concurso de la oposición; y así el gobierno -y los que vengan- podrían dirigir todos los nombramientos judiciales. Y como segundo objetivo estaría amordazar a la prensa crítica, “porque no hay honor que justifique el sufrimiento injusto de las personas que uno más quiere y respeta”. El presidente sabe perfectamente que el derecho al honor está protegido por nuestras leyes, solo que hay que ejercerlo y tener razón. Y su esposa nunca rectificó las informaciones que publicó El Confidencial, ni mucho menos se querelló por injurias y calumnias contra su director, el alcarreño Nacho Cardero. Si no lo han hecho es porque quieren ir más allá, y como en las dictaduras bolivarianas , lo que se pretende es limitar el derecho a la información, como algún tertuliano lo ha pedido desde la televisión pública, al margen de las leyes y la justicia. Si los periodistas no tenemos claro que de nuestras informaciones solo hay que responder ante la Justicia, y no ante oscuros consejos informativos, como en las dictaduras, habremos retrocedido cincuenta años. Nunca ha sido lo sucedido con su mujer el origen de la ira de Sánchez. Otra cosa es que sería muy apropiado que las/los  cónyuges de los presidentes, como sucede en Estados Unidos, tuvieran su estatuto para que supieran qué pueden o no hacer; porque tienen derecho a trabajar. Por ejemplo: ¿la esposa de un presidente puede tener actividad de lobby ante la administración, como ha pasado con Begoña Gómez? Yo creo que no debería, pero en la actualidad el cónyuge es un sujeto privado, por lo que la demanda interpuesta contra ella lo más probable es que sea archivada, porque esto no iba de legalidad sino de ética. Como eso Sánchez lo sabía, su ira jupiterina iba buscando otras cosas. Seguramente justificar esas medidas extraordinarias para reducir todavía más los contrapoderes que tiene la democracia liberal para impedir que un presidente del Gobierno pueda reclamar legislaciones especiales para él, cuando en España no las tuvo ni el yerno del Rey.

Pero esto es lo que hay después de esta exhibición de kirchnerismo que hoy nos ha dado Sánchez, presentándose como víctima de la extrema derecha, lo que él llama “fachaosfera”, para no tener que hablar de que preside un gobierno imposible que solo ha aprobado la Ley de Amnistía, como le exigió Puigdemont, y dos decretos leyes. ¿Dónde está la salida a esta improductividad? Hoy parece más oscura que ayer. Pero a la democracia liberal y a la Constitución es más difícil tumbarla de lo que se creen algunos iluminados.

País Vasco, más lejos; y lo del autobús

Las elecciones en la comunidad autónoma vasca alejan un poco más al País Vasco del resto de España. Aunque con matices. Es una malísima noticia que después de 44 años de autonomía, el soberanismo en su conjunto haya obtenido más escaños que nunca, 54 diputados, las tres cuartas partes del parlamento de Vitoria, lo que indica que la propaganda nacionalista y antiespañola está calando en el electorado que se quedó en Euskadi, después de que unos 200.000 vascos se marcharon de su territorio en los años de plomo de ETA; una gran anomalía democrática que aun se arrastra. La independencia a plazos parece que funciona, y va ganando terreno, porque a los separatistas les va bien. Han descubierto que el independentismo es mejor negocio que la independencia, porque te permite tener lo mejor de ambos mundos. El País Vasco -y Navarra-, tienen un sistema fiscal privilegiado, con unos conciertos económicos que les exonera de contribuir con el funcionamiento del Estado y las políticas de solidaridad, como lo tiene que hacer la comunidad de Madrid, y al mismo tiempo gozan de una autonomía política casi total, porque el Estado apenas tiene presencia en el País Vasco. Una relación confederal en la práctica, aunque la Constitución no lo contemple, que les permite compaginar su soberanía con la pertenencia a la Unión Europea y al mundo libre; y con  la tranquilidad de formar parte de un estado que les garantiza, por el momento, cobrar todos los meses sus pensiones, aunque por sí solo el sistema es cada vez más deficitario en Euskadi por el envejecimiento galopante de su población.

No sé si veremos una Euskalerria independiente, y si de este procés se cansarán antes ellos o el resto de los españoles. Pero el resultado de estas elecciones no invita al optimismo. Especialmente por EH Bildu, que ha conseguido el 32,5% de los votos, su mejor resultado histórico, sin que su candidato haya tenido necesidad de condenar el terrorismo de ETA, simplemente un “ciclo político” en la boca del triunfante Otxandiano, que dijo en la noche electoral: “Vamos por buen camino y rápido”, mientras era felicitado por Otegi y por David Pla,  el último jefe de los terroristas de ETA, simplemente una “banda armada” para el candidato a Lehendakari. Ninguna preocupación porque tal subida no les permita gobernar, porque ahora no es esa su prioridad. Antes necesitan absorber a Navarra en el País Vasco, proceso que les recuerdo sí sería constitucional, y para ello necesitan algo más que la alcaldía de Pamplona, que Sánchez les entregó a cambio de su respaldo parlamentario. Aparentemente, el PNV aguantó el tirón al poder repetir su gobierno de coalición con el PSE-PSOE, pero ha perdido 4 escaños y todo hace pensar que los herederos de Batasuna acabarán ganando este partido en la prórroga. Es así, porque Bildu ha captado la mayor parte del voto joven de izquierdas, después de varias legislaturas de blanqueo y desmemoria histórica. Bildu es un partido progresista y democrático “como el que más”, dijo Óscar Puente, el nuevo pensador del sanchismo; y los jóvenes vascos se lo han creído. Los socialistas vascos han ganado 2 escaños y podrán repetir como muleta de los jetzales del PNV en el gobierno vasco, y que estos apoyen a Sánchez en lo que haga falta para seguir en La Moncloa. El PP ha tenido una ligera pero insuficiente mejora con el diputado que ha ganado, el séptimo, pero su 9,2% es un chiste comparado con el 23,1% del año 1999. Sumar y Vox con 1 escaño son una anécdota y el 0 de Podemos una muestra más de la alocada estrategia de confundirse con Bildu hasta el extremo de que su electorado prefirió el original a la copia. Esto es lo que hay: pero lo peor es lo que vendrá.

Un autobús de Guadalajara, en la actualidad./Foto: GUDiario.

AUTOBUSES INDIGNOS.- El servicio de autobuses de Alsa terminó su concesión hace justamente un año. Pero el anterior equipo de gobierno no sacó el nuevo pliego, porque debió pensar que mejor no meterse en líos en un año electoral, así que se prorrogó el contrato. Los que han venido todavía no se han metido en harina, porque ya sabemos que cualquier nuevo pliego es un quebradero de cabeza, pero para eso los eligieron. ¿Y de momento qué pasa? Que se sigue funcionando con los viejos autobuses para desgracia del usuario: los asientos sufren cada vez más deterioro y la mayoría de las pantallas en las paradas no funcionan. Con lo cual no sabemos a qué hora vendrá el autobús, si en cinco minutos, media hora o cuando Euskadi celebre su referéndum de independencia, con  Sánchez como presidente de la República.

ZBE, ¿solución o golpe al casco?

Desde el 1 de abril llevamos en Guadalajara con la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en funcionamiento, aunque todavía no se aplicarán sanciones a los que cometan infracciones. Yo todavía no tengo una opinión formada sobre el particular, aunque el punto de partida es cuestionable, ya que entiendo sobrepasa la autonomía municipal y adopta soluciones generales para problemas específicos y diferenciados. Sucede que desde la Unión Europea, en una loable lucha contra la contaminación de las ciudades y el cambio climático, ha promovido que los municipios mayores de 50.000 habitantes tengan un área protegida contra los malos humos, a la que han llamado ZBE. En Guadalajara, el Ayuntamiento ha delimitado una zona coincidente con el casco antiguo a la que se podrá acceder por los coches que tengan etiqueta ECO, 0, B y C, aunque si entran tendrán que aparcar obligatoriamente, para reducir así el tránsito  por la zona.

¿Es necesaria una ZBE en nuestro casco, que no presenta una contaminación superior a otras zonas de la ciudad? El propio concejal del ramo, José Luis Alguacil, reconoce que por calidad del aire en Guadalajara una ZBE no sería necesaria, aunque sí cree que va a mejorar la movilidad. ¿Será así?

Tengo un amigo con comercio en el casco un tanto mosqueado y me pregunta: ¿Tú crees que restringir más el acceso y encarecerlo al obligar a los coches que vengan a aparcar en parkings de pago va a mejorar el atractivo comercial del casco de Guadalajara?

La desangelada Plaza Mayor, en una foto de esta misma semana./GUDiario.

Preferí no responder. He estado en ciudades, la última Málaga, donde las ZBE no han tenido una incidencia negativa sobre la accesibilidad al pequeño comercio y de proximidad, pero bien es cierto que se trata de ciudades más grandes y con cascos históricos revalorizados. ¿Pero cómo estas nuevas limitaciones podrán repercutir en ciudades como la nuestra, con un casco histórico sembrado de solares sin edificar, en el que los comercios van cerrando uno tras otro a medida que se van jubilando los heroicos autónomos que los sostenían, sin tener sucesión, y la rehabilitación de viviendas no es atractiva para los promotores?  Mi impresión es que el casco de Guadalajara se muere lenta pero inexorablemente, pero no es por la contaminación, porque incluso sin ZBE tiene menos circulación que los nuevos desarrollos. Por tanto, lo que presumo necesita son otras medidas desde el Ayuntamiento y las administraciones para que sea atractivo para sus residentes y  que los emprendedores apuesten por él; y no estoy hablando de hacer las aceras más anchas. En días pasados, dimos una noticia de gran trascendencia: Guadalajara ha superado por primera vez los 90.000 habitantes, tiene un sector muy potente como el de la logística y con proyectos de futuro que aseguran su futuro económico, y han venido nuevos vecinos que necesitan viviendas, que no abundan, lo que provoca un encarecimiento tanto de la obra nueva como de los alquileres. En teoría estamos en buena disposición para afrontar un nuevo salto de la ciudad por encima de los cien mil habitantes; pero no equivocaríamos si no lo aprovechamos para recuperar un casco histórico, que cuando yo tenía veinte años y Guadalajara apenas llegaba a los treinta mil habitantes, desprendía más vida y dinamismo comercial que en la actualidad. Lo siento; pero esto es lo que hay.

ESTE ES EL CAMINO.- Llevo defendiendo desde el primer día que estoy a favor de la Ciudad del Cine, pero no de cualquier manera, y me alegraría que las partes interesadas no se encastillen en sus posiciones. En ese sentido, valoro positivamente la última posición de la alcaldesa, Ana Guarinos, cuando dice que Ciudad del Cine y la rehabilitación del Fuerte de San Francisco deben ser compatibles, como lo fueron durante mucho tiempo con la biblioteca municipal y las escuelas taller, proyectos amparados tanto por la Junta de Comunidades como por el anterior equipo de Gobierno del PSOE, que incluso los llevó a la campaña electoral.

Por tanto, no acabo de entender la exigencia de que todo el complejo del Fuerte se quede para Ciudad del Cine y quién es el que lo exige. ¿Alguna empresa que pretender quedarse con la explotación de esa Ciudad del Cine? Me temo.

Pues no debería ser así, el Fuerte de San Francisco da para mucho, y desde luego para acoger también, además de a la Ciudad del Cine, a una biblioteca y a las nuevas escuelas taller. Sobre esta base, la negociación entre Ayuntamiento y Junta de Comunidades debería ser posible. Por el bien de Guadalajara.

P.D. Celebro con gran agrado, después del descreído post que escribí la semana pasada, que empresarios, regantes y agricultores estén dispuestos a pelear por el agua de Guadalajara, como algunos no lo han hecho hasta ahora. Pero bienvenidos sean todos, también el delegado de la Junta, José Luis Escudero, quien rápidamente se ha mostrado favorable, ahora, a abordar la conexión Sorbe-Alcorlo, que desde 2011 estaba aparcada y sin impulso, seguramente porque desde Guadalajara tampoco se lo hemos dado.

En próximos fechas abordaré el asunto con más detalle, como les prometí, por lo que solo les adelanto una cifra que sirve para calibrar la importancia de contar con esa conexión. Solo este año y por las copiosas lluvias en el último mes y alguna que otra nevada, se podrían haber guardado unos 150 millones de metros cúbicos del Sorbe, lo que supone más de tres veces el consumo anual de la Mancomunidad de Aguas del Sorbe, que en 2023 gastó 42,2 millones de m2 entre los municipios de Guadalajara y la ciudad de Alcalá de Henares que la integran, todos los de la zona más industrial. Hay que advertir, además, como es natural en una de las zonas de mayor desarrollo industrial del país, que este consumo ha ido en aumento en los últimos cinco años, por lo que asegurar ese consumo a futuro sería tanto como garantizar que el desarrollo provincial no se va a truncar por la falta de agua en una época en que será un bien más preciado que nunca. Y esto es lo que hay.    

El agua invisible

Río Henares inundación MZO vista aérea Puente Árabe Luis Barra
El río Henares, el pasado domingo, ocupando la totalidad del cauce y con agua desbordada en su ribera, que anegó los miradores recreativos./Foto: Luis Barra.

Históricamente, el río Henares sufría desbordamientos y anegaba a la zona más próxima del barrio de la Estación; y más recientemente al de la Chopera, que se levantó muy cerca del cauce. En un principio se pensó que con la construcción de la presa de Beleña, por iniciativa de la Mancomunidad de Aguas del Sorbe, que entonces presidía Agustín de Grandes, sería suficiente para regular el río Henares, pero en pocos años se constató lo que los técnicos sabían: que la presa era pequeña para soportar grandes avenidas de agua y que las inundaciones en Guadalajara y en algunos pueblos de Madrid serían inevitables. En la capital, el ayuntamiento de Bris, muy preocupado, instó a la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) a buscar una solución que tranquilizara a los vecinos de La Chopera y se acabó construyendo la mota que todos conocemos. Esta mota ha evitado que durante esta Semana Santa estuviéramos en todos los telediarios de España, pero no acaba de resolver la cuestión de fondo: ¿por qué no se da una solución a la falta de capacidad del pantano de Beleña para regular el río Sorbe y su tributario el Henares? La medida más fácil, sin necesidad de construir nuevas presas, pasa por derivar el agua sobrante desde Beleña al pantano de Alcorlo, que nunca se llena, con lo que de paso estaríamos garantizando -en tiempos de cambio climático-  el suministro a más de un cuarto de millón de personas en el Corredor del Henares y a todas sus industrias, también Mahou. Que no es poca cosa. Pero esta solución está descartada, como tantas veces he explicado, por un extravagante informe ambiental que elaboró en su día algún ayatolah hídrico del Ministerio de Medio Ambiente . Y así estamos desde entonces: por un lado, la Junta reivindica, con buen criterio, que no se trasvase alegremente del Tajo al Segura, sin asegurar las prioridades de la cuenca cedente y los caudales ecológicos, mientras elude esta otra realidad: que el agua del Sorbe se desperdicia alegremente, sin que esto parezca importar a nuestra clase política e instituciones. Solo algún alcalde, como Juan Alfonso Fraguas, de Cogolludo, o el presidente de la APAG, Juan José Laso, lo recuerdan cada vez que pasa, con este digital, pero lamentablemente no es suficiente, porque el asunto no está en el debate político y ciudadano, que está en otras cosas y como dice el refrán: solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena.

Así que el agua del Sorbe y las crecidas del Henares son un agua invisible, pese a su importancia, ni la reivindican políticamente como la de los trasvases del Tajo. Y no lo acabo de entender, pero esto es lo que hay. Personalmente ya me estoy cansando, como los dos ilustres citados, de clamar en el desierto. Solo me queda dirigirme a Puigdemont.  

P.D. Tengo que aclarar que en la primera versión de este post adjudicaba la condición de «ayatolah hídrico» a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha cuando en su lugar debería haber responsabilizado al Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural del gobierno de Zapatero. Así se desprende de la interesante lectura a la resolución de 8 de febrero de 2011, de la Secretaría de Estado de Cambio Climático, que me manda un buen amigo y por la que se formuló declaración de impacto ambiental en sentido negativo contra esta conexión. Como el asunto es muy complejo, prometo ocuparme de ello en un trabajo posterior, aunque solo adelanto mi preocupación al ver quién es la firmante del informe:la entonces secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera Rodríguez, ahora todopoderosa ministra del ramo y vicepresidenta del Gobierno. Confieso mi desazón ante una ministra que no tiene inconveniente en firmar cada mes derivaciones entre las cuencas del Tajo y el Segura, que recorren 242 kilómetros por el canal del trasvase entre Bolarque y la presa de Talave; y que cuando fue secretaria de Estado se puso tan exquisita para rechazar una solución para garantizar a futuro el abastecimiento del Corredor del Henares (400.000 habitantes), que solo implicaba la construcción de un túnel de 9,2 kilómetros y de un azud de 5,60 metros de altura para poder enviar el agua por gravedad desde el Pozo de los Ramos hasta el pantano de Alcorlo. Daré más detalles en los próximos días, pero ya les anticipo que había soluciones para haber salvado estas reservas ambientales, como destacaba el promotor de este proyecto,un organismo dependiente de la Confederación Hidrográfica del Tajo. Pero no se produndizó en ellas y se perdió la ocasión. Y así nos va con este agua invisible.    

Ahora la prioridad es el dinero

Hace casi 12 años, el entonces presidente de la Generalitat, Artur Mas, visitaba La Moncloa para exigirle al presidente Mariano Rajoy una financiación a la carta para Cataluña con un cupo como el que disfrutan los territorios forales del País Vasco y Navarra. Ya saben: un concierto por el que las comunidades privilegiadas pagan una cantidad a negociar por los servicios que reciben del Estado, aunque a cambio  se quedan con la totalidad de los tributos que recaudan. Un chollo. Rajoy no cedió, porque la propuesta era contraria a la Constitución, pero es que además suponía romper con el sistema de financiación autonómica, porque otra de las regiones ricas se quería separar de la mesa común para comer aparte. En la práctica, era tanto como quebrar financieramente el Estado, que debía de renunciar a vertebrar políticas para reequilibrar sus territorios, para lo que necesita de una mayor contribución por parte de las regiones con mayor desarrollo económico y poder así practicar políticas de solidaridad.

Esta negativa de Rajoy fue la espoleta para el estallido del Proceso en Cataluña, que ya sabemos a qué nos ha conducido. Días atrás, fue otro presidente de la Generalitat, Pere Aragonés,  el que planteó al presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, una propuesta idéntica y que 12 años después nos retrotraería al mismo punto de partida. Sánchez no ha dicho nada, porque ahora estamos en clave electoral en Cataluña, y en todo caso tendrá que negociarlo más adelante, seguramente a cambio del voto favorable a los Presupuestos.

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Page en una reciente visita a Barcelona se mostró contrario a que Cataluña tenga un sistema fiscal propio.

Comunidades como Castilla-La Mancha tienen que estar muy atentas, más allá de la verborrea separatista, a propuestas como esta. Porque forma parte de la nueva estrategia del independentismo. Como hasta el propio CIS catalán reconoce que no hay una mayoría que votaría en favor de la independencia de Cataluña, la demanda de la autodeterminación puede esperar y lo que se trata, ahora, es de ir a por el dinero. Aunque para ello propongan medidas, como esta del concierto para Cataluña, que llevarían a la quiebra de la Hacienda española, porque solo la comunidad de Madrid seguiría como gran donante. En esas circunstancias en que cada autonomía debería valerse por sí misma, a mí me gustaría ser madrileño, por aquello de la vecindad y porque nunca he tenido ocasión de votar otra cosa. Pero no nos precipitemos: la exigencia de ERC que haría inviable el estado de las Autonomías en España y su sustitución en la práctica por un modelo confederal, es solo un paso previo para ir tirando en las próximas dos décadas (Cataluña es de lejos la región con mayor deuda respaldada por España a través del FLA) sin que la Generalitat tenga que declararse en quiebra antes de avanzar un paso más hacia la independencia. Y para dejar en ridículo al ministro Bolaños cuando nos quiere convencer que con esta amnistía (aprobada unánimemente por los diputados socialistas, también los de CLM, y sobre la que el CGPJ acaba de decir: «Esta medida de gracia quiebra la igualdad entre los españoles, vulnera la separación de poderes y responde a la arbitrariedad del legislador») se ha desinflamado el panorama político catalán, ahí está Carles Puigdemont para desmentirlo.  El presidente fugado en un maletero es un reaccionario de tomo y lomo, que podría encuadrarse en cualquier corriente supremacista de las que ahora progresan en Europa, pero hay que reconocerle que no miente.  Y que cuando advierte desde Francia a su socio protector, el progresista Pedro Sánchez, que “vamos a acabar el trabajo que dejamos a medias”, no es ninguna broma. Puigdemont y su tropa ya le han avisado que “si vemos que hay una dilación en la negociación, no renunciaremos de ninguna manera a adquirir la plena independencia”; y si Sánchez no pasa otra vez por la ventanilla “saben que no hemos renunciado a nada ni lo haremos, y que mantenemos la legitimidad tanto del referéndum como  de la declaración de independencia».

Por lo tanto es mentira, como intenta hacernos ver el gobierno progresista  y sus trompeteros, que el separatismo catalán haya entrado en la vía constitucional, sino que se trata de un aplazamiento táctico-en el que sobre todo se hablará de la pela– y que no descarta volver a eso que llamaron DIU, que no es un método anticonceptivo sino la Declaración de Independencia Unilateral y que obligó a aprobar el artículo 155. Lo malo para el Estado Español es que cuando esto ocurra, tendrá menos recursos para defender la Constitución y la soberanía nacional, porque ha sido suprimido el delito sedición, se ha rebajado el de malversación y se ha ridiculizado al Tribunal Supremo por hacer su trabajo. El que no está haciendo el presidente del Gobierno español por seguir durmiendo en La Moncloa.

 Esto es lo que hay. 12 años después y estamos en el mismo punto de partida, solo que en mucho peor situación que cuando Rajoy le dijo “no” a Mas en La Moncloa.                

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