Archive for mayo, 2018

Rajoy, por patriotismo, debe dimitir

El poliédrico PNV, que ayer apoyaba el presupuesto del PP y hoy ha decantado la balanza de la moción de censura en favor de Pedro Sánchez, ha actuado con un gran rigor. A los nacionalistas, que tienen como fin último la independencia de los territorios que representan, lo último que les interesa es un gobierno fuerte al frente del Estado. El que sea. Lo que quieren son gobiernos débiles con los que se pueda negociar en condiciones de superioridad, bien sea un pedazo de la tarta del presupuesto anual, como ha hecho Rajoy con el PNV –más de 500 millones del ala- o a más largo plazo alguna solución legal para que esa independencia sea posible, para lo cual habría que reformar  la Constitución; o traicionarla. Nada que reprochar por tanto a los nacionalistas por su colaboración a que el parlamento español  pueda elegir al gobierno más débil de la historia de la democracia, porque con 85 diputados sobre los 350 que conforman el Congreso estaríamos ante el gobierno menos respaldado  desde la aprobación de la Constitución. Y un gobierno sin posibilidad de legislar no es un gobierno.

Sánchez  ha sido capaz con su tacticismo paciente de aormar una mayoría frankenstein , como diría Rubalcaba,  para echar a Rajoy, pero ni por lo más remoto ha conseguido agrupar en torno a él a una mayoría parlamentaria que le permita tener una agenda política que sea convalidada por las Cortes (Congreso y Senado, esta última cámara controlada por el PP). Aunque él no quiera verlo, partidos que han apoyado la censura por puro tacticismo, como Podemos o los nacionalistas, pasarán al día siguiente a la oposición en la que se juntarán con PP y Ciudadanos es una psicodélica cama redonda. Sánchez va a estar más solo que la una, como decimos en Castilla, y eso no puede ser síntoma de nada bueno para España.

Mariano Rajoy ha hecho hoy un excelente discurso, es un orador parlamentario mucho mejor que Sánchez, pero al mismo tiempo ha evidenciado que no se ha enterado nada de lo que supone la sentencia sobre la Gurtel, al margen de que en lo estrictamemte jurídico es obvio que el fallo todavía no es firme al caber el correspondiente recurso. Rajoy no ha querido ver que Gurtel ha sido la gran gota que ha culminado el vaso de la corrupción que golpea al PP, que tiene antecedentes en procesos por todos conocidos, y lo que es peor: hay un horizonte penal por las piezas separadas del caso Gurtel, o en sumarios como el de Lezo o la Púnica que tienen muy mala pinta. Y la opinión pública ha dictado sentencia, como anticipan los sondeos.

En este sentido, el discurso de Mariano Rajoy alertando sobre un gobierno débil, que inevitablemente traería inestabilidad a España, respaldado por fuerzas políticas que buscan romperla, y partidos populistas que cuestionan principios esenciales sobre los que pivota la unidad europea,  tienen serio fundamento.

Pero si ese peligro existe, y la moción de censura de Pedro Sánchez busca fundamentalmente servir a los intereses de Pedro Sánchez, no tanto a los del PSOE, que acabará cargando con sus resultados, Mariano Rajoy lo tiene fácil: dimita antes de que se vote, la moción de censura decaerá, y deje la posibilidad a cualquier fuerza parlamentaria de formar una mayoría que le garantice la elección de un presidente,  por mayoría simple, para poder gobernar como Dios manda. Y si nadie lo logra, en seis meses tendremos nuevas elecciones; y el pueblo español tendrá otra vez voz en esta crisis. Que ahora asiste atónito al debate.

Dimitir, ahora, antes de que se vote, y cerrar el paso a un gobierno disparatado, porque disparate es querer gobernar media legislatura  habiendo perdido las elecciones,  con un grupo parlamentario de 85 diputados, es lo más patriótico que puede hacer el señor Rajoy.

Si no lo hace, como le sucede a Sánchez, Rajoy  habrá puesto sus intereses personales por encima de los de España. Amén de que  lo acabará pagando su partido, aunque esto es lo que menos nos importa. Pero hay que ser miope para no verlo y a qué partidos beneficia un gobierno débil, sometido al chantaje de los enemigos del Estado. De España.

Bienvenidos a la política italiana, pero hecha por españoles. Que Dios nos asista. Esto es lo que hay.

 

Una moción de censura (casi) inviable

El jueves y viernes se verá en el pleno del Congreso la moción de censura que ha puesto el PSOE de Pedro Sánchez para quitar a Rajoy del gobierno y ponerse él. Sánchez apenas esperó unas horas para anunciar que presentaría su censura contra el presidente Rajoy desde que se conoció la sentencia de Gurtel en en la que el PP quedaba civilmente beneficiario  de los casos de corrupción producidos en dos ayuntamientos madrileños. Dado que el resultado era más que previsible, tal y como había transcurrido la instrucción, es obvio que Sánchez y su equipo tenían la decisión tomada.Los órganos colegiados del PSOE no hicieron otra cosa que santificar su decisión. Sin mayor debate.

La degradación moral que cada sentencia judicial y el desánimo que cunde en la sociedad por los sucesivos procesamientos de notables dirigentes del  PP  ha puesto contra la pared al gobierno de Rajoy, un histórico del partido. Era por lo tanto lógico que los grupos de la oposición se aprovecharan de esta circunstancia para erosionar a una presidencia que había conseguido oxígeno para un año tras la aprobación de los presupuestos,  y que ahora se enfrenta al momento más delicado.  Aunque en el plano estrictamente jurídico, el gobierno se puede agarrar al voto particular que desvincula al PP como organización de estos casos de corrupción, y puede apelar a que no estamos ante una sentencia firme, la calle ya ha emitido su veredicto. Y desgraciadamente para el PP,  el horizonte penal que se le viene encima con los casos aun pendientes de sentencia nos recuerda  a aquella película de George Clooney que se titulaba “La tormenta perfecta”. Cuando vienen olas de veinte metros, no hay posibilidad de escapatoria.

Llegado a este punto,  el PP como partido empieza a luchar no tanto ya por revalidar su condición de partido más votado, sino por no entrar en una dinámica que a los que ya peinamos canas nos empieza a recordar al proceso de disolución de UCD. Quiero  recordar que el partido del que ya se había marchado Adolfo Suárez llegó a conservar  11 diputados cuando Felipe González accedió sin oposición al gobierno de España en 1982.

En estas penosas circunstancias por las que atraviesa el PP, nadie puede reprochar a Pedro Sánchez por por poner una moción de censura.  Pero merece las críticas más aceradas cuando ha quedado patente que no estamos ante una razón ética o incluso estética, derribar al gobierno de  un partido atrapado por una espiral de casos de corrupción y dar la palabra al pueblo,  sino que lo importante es hacer realidad el sueño de  Pedro Sánchez de llegar a la presidencia de España,  aunque para ello tenga que echar mano de  esa mayoría frankenstein, que le condujo a su primer  fracaso como líder socialista.

¿Qué ha cambiado desde ese primer fracaso? Al contrario: las cosas han ido a peor. A Sánchez se le debería caer la cara de verguenza por predicar honestidad con su moción de censura y luego no tener remilgos a recibir los apoyos parlamentarios de los sucesores de Pujol y del partido más corrupto de la democracia española, la antigua CiU, que para mayor recochineo, con sus aliados de Esquerra Republicana, no han cejado en su empeño de finalizar el golpe contra la España democrática y su Constitución que iniciaron con la proclamación (no oficial, dijeron al juez) de la República  Catalana.

Ha quedado claro que Sánchez no solo aspira a terminar con el gobierno de Rajoy,  apelando  a la higiene democrática, sino que lo que quiere a toda costa es ser presidente del Gobierno, y por eso no  convocaría inmediatamente elecciones, y dar la palabra al pueblo español ante una situación que es excepcional, lo que busca es llegar a ellas lo más tarde posible y desde el gobierno de la nación. Con esa mayoría  frankenstein que necesitaría Sánchez, tal gobierno sería moralmente más cuestionable que el que sustituiría.

Es notorio que Sánchez no quiere elecciones para salir de esta situación, porque sabe que llegaría a ellas debilitado, y no está claro si como primer o segundo partido de la izquierda,  por ello  su moción de censura lo que busca, precisamente,  es retrasar en lo posible la cita con las urnas,  y en ello va a tener la complicidad del presidente Rajoy . Ni PP, ni PSOE se quieren medir  con Ciudadanos en las actuales circunstancias, por lo que teniendo en cuenta la aritmética parlamentaria (se necesitan 176 votos), lo más probable es que la moción de censura fracase, porque  sea imposible de alcanzar sin organizar una cama redonda que ni los Grateful  Dead camino de Woodstock .

Otra alternativa, también poco probable, es que  Ciudadanos presente una moción de censura instrumental, es decir, con un compromiso de Albert  Rivera para convocar elecciones a la vuelta de la esquina (tiene de plazo hasta el miércoles), aunque yo lo veo poco probable, porque Sánchez, y no digamos los nacionalistas, hace tiempo que saben que  su rival de verdad ya no es tanto Rajoy como el líder de Ciudadanos; y preferirán demorarlo lo más posible.

Por todo ello, no es descartable que toda esta zapatiesta acabe en nada, y que Rajoy pueda conservar la presidencia al no haber una mayoría alternativa enfrente. Si así fuera, y lo digo por anticipado, mal haría el PP en seguir la doctrina marianista de esperar a que escampe y hacer oídos sordos al clamor por una renovación del aparato del partido y de unos líderes que en el mejor de los casos no supieron poner coto a la corrupción. Porque si se empeñan en no darse por enterados, lo más probable es que el PP termine como cuarta fuerza política en 2020, y de allí a lo que le sucedió a UCD va un paso.

Esto es lo que hay.

El caso de Fraguas, un año perdido

Hace justamente un año escribía lo siguiente:
«Han reconstruido por sus propios medios desde 2013 una casa del antiguo pueblo de Fraguas que estaba medio derruida. Y para ello utilizaron los métodos tradicionales, hasta el punto de que llegaron a fabricar sus propios ladrillos de adobe, que era el material empleado originariamente. La vivienda ya cuenta con agua, cocina, literas, biblioteca y luz generada por paneles solares. Además, se han dotado de una pequeña fuente de agua potable, un huerto, baño y una piscina que también les sirve para el control de incendios.

Si decimos, además, que todo esto se ha llevado a cabo en un antiguo pueblo de Guadalajara, que se despobló hace más de 30 años, es difícil no mirar esta aventura con simpatía. En el peor de los casos, estos repobladores que residen en lo que un día fue la aldea de Fraguas, en plena sierra norte de Guadalalajara, no parece que hagan daño a nadie. Y aunque solo sea por puro pragmatismo, el asentamiento que han consolidado allí no parece constituir un gran problema para Guadalajara y Castilla-La Mancha, como para degenere en algarada a retransmitir con altas dosis de demagogia por las redes sociales. Por ello, la aplicación rigurosa de la Ley sería en este caso muy antipática: a seis de estos repobladores o okupas les llegan a pedir penas de cárcel, 30.000 euros de multa y que por su cuenta vuelvan a demoler las casas que con tanto mimo y esfuerzo levantaron; y dejar aquello como lo encontraron, un descampado. Mucha gente no lo entendería.

Pero dicho esto, también, la Junta de Comunidades, como administración competente, tiene sus obligaciones y una de ellas consiste en ser garante del cumplimiento de la Ley. Por antipática que sea la situación. Y resulta que Fraguas ya no es ningún pueblo, porque sus antiguos vecinos fueron indemnizados por el Estado por sus propiedades, y desde entonces en un Monte de Utilidad Pública. Y una administración pública no puede hacer la vista gorda a la okupación de un patrimonio público por unos particulares, por muy buenas intenciones que estos tengan. En nuestro digital ya lo explicó el delegado de la Junta que legalmente no se puede catalogar de “núcleo urbano” a un lugar que no tiene esa consideración. Porque de no ser así, cualquiera podría construir en cualquier parte y como le viniera en gana, sin someterse a plan urbanístico alguno. Hay más incumplimientos, como que las casas que se reconstruyen se ubican en un parque natural. Aunque no me parece el mayor inconveniente, por la adecuada tipología serrana utilizada en su construcción.

El enredo legal, por tanto, es mayúsculo. Y la solución muy compleja. ¿Lo que a mí me gustaría? Que pudiera haber algún tipo de solución que amparara el nuevo asentamiento, sin que los que allí residieran generaran algún tipo de derecho a su propiedad. Algún tipo de convenio que resolviera la cuestión legal mediante un servicio a la comunidad a prestar por los repobladores, y que evitara la indeseable demolición de las casas reconstruidas.

Jurídicos tiene la Junta para explorar las vías legales».

Ha pasado un año y la administración de justicia, lenta pero inexorable, ha hecho su trabajo y ha puesto fecha y hora para ver la demanda interpuesta por la Junta de Castilla-La Mancha, como administración responsable. Un año en el que no se ha avanzado en la búsqueda de una solución legal que impidiera el juicio, por lo que la única propuesta que hemos conocido es la del diputado crítico de Podemos, David Llorente, quien propone lisa y llanamente a la Junta que retire la demanda. Y muerto el perro se acabó la rabia. ¿Que con ello creamos un precedente por el cual cualquier persona bienintencionada se puede hacer una bonita casa en medio de un parque natural, sin que pase nada? «¡A mi plin!»

Han tenido más de un año para buscar una solución legal; y no lo hicieron.Singularmente, el secretario general de Podemos, José García Molina, que estuvo en Fraguas para solidarizarse con los repobladores y hasta comió con ellos. Ni solucionó nada entonces, ni lo ha hecho ahora que -¡cosas de la vida!- es vicepresidente segundo de ese mismo gobierno regional que presenta la demanda. Esto es lo que hay.

PD.1.La pareja Iglesias-Montero tienen todo el derecho a comprarse un cómodo chalé en la sierra de Madrid, si tienen recursos con que pagarlo y una hipoteca que se lo financie. El problema es de coherencia, la de un político que presumía de vivir en Vallecas, y que de allí no le iba a sacar nadie. O en el caso de la señora Montero, de considerar indigno a un ministro que se compró un piso por una cantidad similar a lo que vale su chalé. Pero todavía hay algo peor: que cuando les han pillado con el carrito del «helao», convierten un problema estrictamente personal en un asunto central de su partido al pedir a sus militantes de una forma torticera que avalen la operación La Navata. Y encima los amenazan con marcharse -dos por uno-, si no les reiteran su confianza. Como decía su admirado general Perón: «Al amigo, todo; al enemigo, ni justicia». O: “Para un peronista no puede haber nada mejor que otro peronista”.

PD.2.-Y ahora Zaplana. Por cada paso en la buena dirección que da el Gobierno (y los Presupuestos los tiene encarrilados) le aparece un cadáver en el armario. Esto ha llegado a tal punto en que por acción u omisión cualquier persona relacionada con aquellos años de plomo de la corrupción en el PP debería dar un paso atrás.Las encuestas son solo un aviso. El siguiente vendrá en las elecciones de 2019, y eso que las locales y autonómicas son las que peor le vienen a Ciudadanos, un partido que le queda camino por recorrer. Pero una bola de nieve cada vez más grande baja por la ladera de la montaña…

A rajatabla

La consejera de Fomento, la talaverana  Agustina García-Élez, ribereña del Tajo, se sorprendía de que esa entelequia llamada Comisión Técnica de Explotación del Trasvase Tajo-Segura (porque no deja de ser el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, es decir el Gobierno,  con  nombre de tecnócrata),  aplicara la Ley a rajatabla, y que el  tri-trasvase de 20 Hm3 aprobado para los meses de abril, mayo y junio, se ampliara a 38 Hm3 para cada uno de los tres meses.  Se lamentaba la consejera de que el Gobierno no había esperado  a que se consolidaran los niveles de los embalses, como si esto fuera  una novedad.  Pero no lo es.

La normativa sobre trasvases simpre se ha aplicado a rajatabla por todos los gobiernos. Si lo hiciera igual con el conjunto de leyes y reales decretos  que salen del parlamento y del Consejo de Ministros, España sería el país más cumplidor del universo.

Hubo un tiempo en que fue sumamente fácil: como no había  líneas rojas –más allá de esa ridiculez que llaman caudal ecológico, y que no lo es tal–, el Gobierno podía trasvasar lo que le viniera en gana y dejar secos a los pantanos de Entrepeñas y Buendía (entonces llamados Mar de Castilla), si así  le complacía. Luego echaron a andar las comunidades autónomas, y el gobierno de José Bono llegó a un acuerdo con el gobierno de Felipe González ( cuando Bono era guerrista y Guerra era Guerra) sobre un nuevo Plan Hidrológico del Tajo, que por primera vez establecía un mínimo por debajo del  cual ya no se podría trasvasar: fue de 240 Hm3, apenas el 9,7%  de la capacidad de ambos pantanos; y como por estas tierras castellanas nunca hemos sido de mucho  pedir, que eso queda para otros territorios oprimidos por el centralismo español, pues el  personal  lo celebró. Quiso la pertinaz sequía que, años después,  tuviéramos un verano terrible, y el Gobierno autorizó un “trasvase de emergencia” por debajo de esa cantidad de 240 Hm3, aunque solo para abastecimiento humano del Levante. También lo coprendimos.

Y así pasaron los años, en los que la manga riega del Trasvase funcionó con generosidad y en  el Segura debieron pensar que los recursos del Tajo eran ilimitados, por lo que cada vez  había allí más superficie a regar y más bocas a las que dar de beber, por la expansión del turismo. Hasta que llegaron más pertinaces  sequías, como decía aquel que inauguró los pantanos, que pusieron en solfa los cálculos sobre los que se basó la propia Ley del Trasvase. En Entrepeñas y Buendía  el régimen de lluvias no garantiza las expectativas de los cabezas de huevo que ingeniaron el Trasvase,  por lo que cada vez que llega un ciclo seco,  hay que vaciar la cabecera del Tajo,  sin remedio. Y así se hizo por los gobiernos  de turno dando al traste con el incipiente desarrollo turístico que había despertado  ese Mar de Castilla en los años buenos. Hasta el Rey del Pollo tuvo que cerrar.

En el 2014  se produjo un alineamiento  planetario, parafraseando a Leire Pajín, por el que el gobierno central y todas las autonomías afectadas por el Trasvase estaban gobernadas por el Partido Popular , con lo que se aprobaron unas nuevas normas reguladoras del Trasvase Tajo-Segura, lo que se vino a conocer como el Memorando. Los populares lo vendieron como el fin de la guerra del agua y el gobierno de Castilla-La Mancha, con José María Barreda al frente, como una traición a  la altura de  la Campana de Huesca  cuando  Ramiro II el Monje, rey de Aragón, decapitó a doce nobles que se opusieron a su voluntad.  La normativa elevó ese mínimo no trasvasable desde 240 Hm3 a 400 Hm3, que es tanto como decir del 9,7 %  de la cabecera hasta el 16,1%.  Por las matemáticas sabemos que 240 es <  a 400, pero el tiempo nos ha venido a demostrar, además, que sigue siendo un mínimo insuficiente para atender a las expectativas futuras de la cuenca del Tajo; y ya no digamos cualquier expectativa de desarrollo turístico en los municipios ribereños. ¿Quién va a invertir en el entorno de un lago que en un ciclo seco se  convierte en un secarral? Por ello, la Asociación de Municipios Ribereños  reivindica que la raya roja se suba hasta el 40 % de la capacidad de la cabecera del Tajo, poco más de 900 Hm3. No parece descabellado. (Aprovecho este paréntesis para lo más farragoso,  aclarar que si por un casual la cabecera mejora y está en un arco, según los meses, que va entre los 597 y 688 Hm3, el trasvase puede llegar a los 38 Hm3 mensuales, que es lo que se aprobó el viernes.  O si se produjera un milagro climático por el que las existencias conjuntas en Entrepeñas y Buendía sean iguales o mayores que 1.300 hm3 , o cuando las aportaciones conjuntas entrantes a estos embalses en los últimos doce meses sean iguales o mayores que 1.200 hm3, en ese caso el órgano competente -ordena la Ley- autorizará un trasvase mensual de 60 hm3 hasta un máximo anual de 650 hm3 en cada año hidrológico, 600 para el Segura y 50 para el Guadiana, cuando se ponga en marcha otro trasvase del que no se habla, porque es interregional , aunque en otra cuenca, la llamada tubería manchega)

Por tanto, a rajatabla se aplica el Memorando,  así que más nos valdría dejarse de lamentaciones y corregir el tiro de una política regional sobre el agua, que siempre ha pinchado en hueso. Les recuerdo la frustrada reforma del  Estatuto de Castilla-La Mancha, para finiquitar el Trasvase, que con tanta alegría Barreda presentó en el Congreso y se empantanó ante las mayores fuerzas (electorales) desplegadas  por el Levante español,  que en materia de agua siempre se ponen de acuerdo, porque saben lo mucho que se juegan.

En Castilla-La Mancha,  el agua solo ha servido para hacer política con “p” minúscula. Para arrojarse  el Travase a la cabeza, unos diciendo  que  un mínimo de 400 Hm3 es una ridiculez y los otros que con sus gobiernos todavía estaban peor, porque era de 240 Hm3. Los más triste de todo es que ambos tienen razón. Dijo el tuerto al ciego.

Así las cosas, mientras en el parlamento de Cartagena se han aprobado cuantas resoluciones han sido necesarias en favor del Trasvase, en el de Castilla-La Mancha no han sido capaces PP y PSOE de dar una respuesta unánime,  porque siempre ponen por delante la carreta a los bueyes,  la demagogia partidista antes que los intereses generales de la comunidad ¡Pero si ni tan siquiera en el Ayuntamiento de Sacedón se han puesto de acuerdo  para aprobar una moción conjunta frente a la última derivación!

Lluego pasa lo que pasa. Que el secretario de los socialistas de Murcia, Diego Conesa, ha sido capaz de hacer cambiar de opinión a  Pedro Sánchez en diez días,  en los que pasó de enterrador del Trasvase a convertirse  en su valedor. La percepción en los partidos nacionales y la opinión pública  es que el discurso antitrasvase en Castilla-La Mancha es postureo, como se dice ahora, mientras que en el Levante, además de su superior fuerza electoral, tienen una economía poderosa a la que riega y alegra al PIB español.

Una economía, lo he escrito varias veces, que hay que cuidar, pero que se asienta en unos supuestos falsos, como es que la cabecera del Tajo, por sí misma, puede abastecer las necesidades de su envidiable huerta y el abastecimiento humano de una región,  que tiene un turismo de masas.

No es posible,  es injusto para la cuenca cedente, aunque tenga menos huertas y menos votos,  y por eso es tan necesario llegar a acuerdos  sobre un Pacto del Agua que sea verdaderamente nacional.

En esto soy pesimista; lo reconozco. Lo más razonable sería avanzar hacia una política  hidráulica que contemplara la conexión de cuencas, de norte a sur,  y aunque por técnica es viable es políticamente incorrecto. El deficiente  funcionamiento del  Estado Autonómico en todo lo que son políticas de solidaridad y cohesión territorial, en franca regresión por el avance hacia un modelo federal asimétrico, haría inimaginables derivaciones del Duero al Tajo,  luego del Tajo al Levante y al Guadiana, o del Ebro al Levante. Ni lo sueñen ver en esta España nuestra planes que los regeneracionistas se plantearon en el siglo XIX o a principios del XX ministros progresistas como el republicano Indalecio Prieto. Tales políticas vertebradoras de España  son ahora una quimera, porque el Estado Español, y sus gobiernos cada vez tienen menos fuerza ante los poderes periféricos. Y solo pueden imponer un trasvase: el del Tajo-Segura. Ahí se paró el Estado.

Por ello, seguramente,  García-Page se ha hecho antitrasvasista y se ha convertido en un fervoroso defensor de las desaladoras, para que en el Levante tengan una alternativa al Trasvase.  Tal vez una posición así se explica por puro posibilismo y por la incapacidad del Estado para ir más allá en esa deseable conexión entre cuencas, en los límites de lo sostenible.

Pero perdónenme, la pregunta, porque no me acaba de entrar en la cabeza: ¿por qué es mejor dejar que agua excedentaria se vaya al mar, sin que se pueda trasvasar una cantidad mínima (el 7% del Ebro en Tortosa, por ejemplo) y luego  la recojamos de ese mismo mar, para desalarla, aunque nos sale mucho más cara y encima genera residuos salinos?

Sinceramente, no lo entiendo. Será  la edad o  mi empeño en leer a esos políticos e intelectuales incorrectos  que creían en una España vertebrada, solidaria y cohesionada.  A lo que se ve incompatible con este modelo  nacional-regionalista al que avanzamos  y  que está más cerca de los excesos que acabaron con la I República Española que de los ideales que inspiraron la Europa de los Konrad Adenauer, Robert Schuman, Jean Monnet o Alcide de Gasperi .

Pero esto es lo que hay. Trasvases en modo “a rajatabla”. ¿Para siempre?

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