El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, al final no tuvo más remedio que hablar de la amnistía, aunque lo hizo de una manera tan poco precisa que no aclaró nada, salvo que ya está cocida. Nada extraño de una negociación secreta que se lleva a cabo desde prácticamente el día de las elecciones del 23J en “domicilios particulares” de Madrid, nos cuenta la prensa. El escenario para hablar del tabú fue el Comité Federal del PSOE. Los altos cuadros socialistas no supieron, por boca de Sánchez, una palabra sobre el preámbulo de la Ley, y por lo tanto los motivos por los que el Estado se declarará amnésico ante los delitos producidos en octubre de 2017, para desdoro de los tribunales que aplicaron una ley “injusta”; tampoco saben a qué delitos y a quién alcanzarán (se habla de que llegará hasta a los CDR que incendiaron Barcelona); pero sí conocieron que “hay que hacer de la necesidad virtud”, y que “es la única vía de que haya un Gobierno progresista”. Aplausos con la sala puesta en pie, menos Page, pues es lo que querían oír los altos cuadros socialistas, no en vano muchos de ellos trabajarán para ese nuevo “gobierno progresista” que nacerá de esta amnistía, como le han exigido a Sánchez sus socios separatistas. Un Gobierno que, para mayor gloria de Sánchez, se constituye “en el nombre de España”, zanjó. Es una lástima que los que tienen que votar a ese gobierno no lo vean así, porque apenas unas horas después Oriol Junqueras(ERC) dejaba claro que esto de la amnistía es el primer paso, pero que ahora hay que proseguir con el derecho de autodeterminación ( que sólo está en la Constitución para el pueblo español en su conjunto), y una fiscalidad a la carta para Cataluña, en una negociación bilateral con el ·Estado, lo que agrandará las diferencias con el resto de autonomías y la igualdad entre los territorios de España. Sánchez tampoco mencionó que a la amnistía se llega sin cautelas previas, según los portavoces separatistas, con lo que de no prosperar la negociación con su gobierno, siempre podrían volver al camino de la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) y ante la que Estado está más desarmado que en 2017 al haberse derogado el delito de sedición. ¡Habría que conformarse con ponerles una multa a los insurrectos por exceso de velocidad o por vulnerar alguna ordenanza de limpieza, si regresan a las barricadas!
Sánchez reiteró que este partido es de los militantes, pero lo cierto es que lo que les ofrece no es más que un plebiscito sobre su persona, pues en la pregunta que se somete a consulta no se entra en la letra pequeña del acuerdo de investidura y se limita a preguntar:”¿Apoyas el acuerdo para formar un Gobierno con Sumar y lograr el apoyo de otras formaciones políticas para alcanzar la mayoría necesaria?”. Sobre cuáles son los puntos esenciales (y las líneas rojas) para lograr tal acuerdo, ni una palabra. Eso solo le compete a Sánchez, nuestro providencial presidente. Él sabrá.
Page habría preferido incluir la amnistía en la pregunta del Comité Federal del PSOE, pero no es así ya que la amnistía es una condición sine qua non de los separatistas para hablar de lo demás; apenas el aperitivo. A la salida de la reunión del Comité, el líder del PSOE castellano-manchego no desveló cuál será su voto en la consulta, aunque sí descartó por completo que no haría ninguna operación para romper la disciplina de voto de los diputados socialistas elegidos en Castilla-La Mancha, porque “no puede haber 17 psoes”. A Page se le pudo exigir que fuera a la reunión del Comité Federal, y no justificar su ausencia porque tenía que presidir una asamblea de regiones vitivinícolas en Francia; porque no habría sido de recibo que las críticas que hace en la prensa no las traslade al órgano más representativo de su partido. Y sobre todo porque con este discurso crítico, Page renovó en Castilla-La Mancha su mayoría absoluta y se debe a sus electores. Pero resulta infantil pedirles a los diputados socialistas de Castilla-La Mancha que rompan la disciplina de voto, porque esos diputados no responden ante él sino ante le ejecutiva federal de su partido, y por lo tanto ante Sánchez, que promovió sus nombramientos. Page no debe instar al transfuguismo de nadie; aunque sí puede marcharse a su casa si la deriva que se inicia con la amnistía termina en la ruptura de la España democrática y solidaria que alumbró la Constitución de 1978. Pero Page no está obligado a anticiparse, aunque más de uno en la actual dirección estaría encantado con que dejara el campo libre a las Tolones de turno. No es casual que la reunión del Comité Federal comenzara con una égloga de Sánchez hacia su presidenta, la ex alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, perdedora de las elecciones el 23J, o que la réplica a las críticas de Page en el Comité no fueran del secretario general, que no se rebajó a esa tarea, sino de otros dos perdedores como el ex alcalde de Valladolid, Óscar Puente, o de Valentín González Formoso, que preside un PSOE que solo ha gobernado en Galicia una vez en la historia; y con el respaldo de los independentistas del BNG. Quedarse en minoría y ser el único que no se levantó a aplaudir al Gran Timonel cuando justificó la amnistía, no le obliga a Page a marcharse de un partido en el que lleva militando toda su vida, como Felipe González o Alfonso Guerra, otros críticos a los que Sánchez no escucha. Pero sí debe continuar vigilante y denunciar a los que quieran arrojar a la Constitución a la basura. Porque la amnistía, como lo que viene después, ha roto el consenso político que cristalizó en la Constitución de 1978 y la idea de la reconciliación entre las dos Españas que presidió la Transición; y al futuro presidente del Gobierno no le va a quedar más remedio que ser sostenido por los que quieren romperla y no lo ocultan. Aunque a él, con tal de lograr la investidura, le da un poco igual. Ya cambiará de opinión cuantas veces haga falta.
Esto es lo que hay.
P.D.- El proceso de deconstrucción de España (balcanización, dijo Feijóo) que se acelerará tras la investidura de Sánchez, por exigencia de sus socios, dará lugar a momentos de gloria para los medios. Entre ellos estará la imagen de un secretario de Organización del PSOE (el número 3 del partido) llamando «President» a un prófugo de la Justicia española y bajo una enorme fotografía del referéndum ilegal del 1-0. ¿Qué vendrá después?