Es hora de sentarse a hablar sobre el agua

Los ribereños de Entrepeñas y Buendía  han iniciado este domingo, con la caravana entre Sacedón y Pareja, una serie de acciones que se prolongarán durante todo el verano para denunciar la situación de la cabecera del Tajo en la que, a pesar de estar al 17% de su capacidad, se aprueba  de forma inmisericorde un trasvase cada mes de un mínimo de 20 hectómetros cúbicos ( o sea, 20 millones de metros cúbicos, para que se entienda mejor). Los ribereños no entienden que la cabecera del Tajo se haya convertido en una balsa de la que el Levante español tira de ella todos los meses con independencia de lo que pase en la cuenca del Segura y se sublevan, claro, cuando ven que incluso cuando allí se producen inundaciones y se desborda ¡hasta el canal del trasvase!, el ministerio de Agricultura aprueba nuevos trasvases, aunque en la cabecera apenas haya llovido.

Se mire por donde se mire esto es un sinsentido que exige una negociación entre comunidades y territorios con el Estado como árbitro de un encuentro en el que se juegan intereses en conflicto, pero que un Estado articulado y moderno debe conciliar. Hasta ahora no lo ha hecho. El Levante español siempre ha ganado todas las batallas, e incluso las que se libraron con gran imprudencia, como fue la reforma unilateral del Estatuto de Autonomía, que promovió José María Barrera para acabar por Ley con el Trasvase. Sólo a Ibarreche le sucedió un fracaso similar en la tramitación de un cambio en un Estatuto de Autonomía. Elocuente.

Los intereses  del Levante español (desde Valencia hasta Almería) los conocemos todos.  Tienen la mejor y más eficaz huerta española, sus regantes son organizados y profesionales, ningún gobierno de España osaría ponerla en peligro por una cuestión de contabilidad nacional, pero sufren un gravísimo problema: arrastran un déficit hídrico estructural de unos 400 hectómetros anuales, que hasta ahora han resuelto fundamentalmente mediante los trasvases. Pero con el paso de los años se ha visto que las expectativas con las que se construyó el trasvase fallaron: en Entrepeñas-Buendía no hay ese agua que el Levante demanda, porque la captación se hizo en un lugar inadecuado.  En la cabecera en lugar del Tajo medio.

Los intereses de la comarca cedente también son conocidos. El  Estado inundó sus mejores tierras a cambio de unas Leyes de Compensación, que sistemáticamente se incumplieron, y se les dijo que la compensación vendría por el desarrollo del turismo. Se montaron negocios y se desarrollaron urbanizaciones al albur de lo que entonces se conoció como el Mar de Castilla, pero los niveles de ambos pantanos comenzaron a bajar y bajar , de sus entrañas salieron puentes y viejos balnearios anegados, y esas expectativas para la comarca se fueron al traste. La pertinaz sequía, como decía Franco, se convirtió en la permanente sequía, y el Mar de Castilla quedó reducido a una charca o al viejo caudal del Tajo cuando por él los gancheros transportaban sus maderadas, como nos describe José Luis Sampedro, del que celebramos este año su centenario. En esas circunstancias nadie puede reprochar a los ribereños que en una declaración de máximos pidan subir el mínimo no trasvasable de 400  hasta los 1.000 hm3, mediante las modificaciones legales pertinentes.  La realización de inversiones en la comarca por parte del Gobierno de España a través del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente. O más inversiones  desde la Junta de Castilla La Mancha,porque aunque esto se oculta en Toledo, recibe en torno a 5 millones de euros al año de los regantes , que no llegan a nuestros pueblos como la Ley establece.

Por todo ello, los ribereños reivindicaban en su marcha por la preocupante situación de prealerta en la que en estos momentos se encuentran los embalses, al 17 %, que no se deberían autorizar más derivaciones de agua a través del acueducto Tajo-Segura.

Es notorio que si hubiera que esperar a esos mil hectómetros para trasvasar más agua, en Murcia, Valencia y Almería  tendrían un serio problema. Pero en el Levante no pueden seguir instalados en el inmovilismo y pretender que las soluciones del tardofranquismo de Silva Muñoz son las únicas válidas cincuenta años después. Los recelos hacia los sistemas de desalación son cada vez más injustificados, a medida que van siendo cada vez más eficaces, y tienen que ganar más peso en sus regadíos.  Hoy se cifran en unos 100 hectómetros, y si solo aportan entre un tercio y la mitad de los recursos que se reciben del trasvase es porque el agua del Tajo ha tenido unos costes políticos tan bajos que han desalentado otras alternativas.

El gobierno murciano aprobó recientemente una declaración que reconoce la conveniencia de avanzar más en la desalación, porque los hechos son  tozudos. Con el agua que está recibiendo del Tajo, unos 220 hectómetros anuales, no se cubre ese déficit  hídrico, pero es que además esa cantidad debe rebajarse paulatinamente para cubrir las necesidades de la cuenca.  Sabedores de ello, el parlamento murciano pidió recientemente “redotar” a la cabecera del Tajo de agua mediante la construcción de conexiones con el Duero o el Tajo medio. Me sorprende que la consejera de Fomento, Elena de la Cruz, se haya convertido en portavoz del  rechazo a dichos proyectos por  la contestación social que podrían tener en Castilla y León y Extremadura. No es su papel. No me cabe duda de que una solución como la apuntada suscitaría gran controversia entre las comunidades apuntadas, pero no  tanto porque sea técnicamente imposible o porque con una gestión sostenible no tendría por qué afectar a los intereses de castellano-leoneses y extremeños. Recuerdo algunos artículos de Rufino Sanz al respecto.

El problema es político. En España las autonomías confunden cuenca hidrográfica con comunidad autónoma, y lo que pretenden es reinar sobre ríos y embalses obviando que son competencias estatales. Y así ocurre que una derivación de 50 hectómetros entre la cabecera del Tajo y la llanura de Ciudad Real  es simplemente la “tubería manchega”, pero si esa misma derivación aprobada fuera  desde la cabecera del Tajo a Soria, a Teruel o a Murcia hablaríamos de trasvase.

Hay demasiado populismo y mucha política pequeña en la manera de abordar el agua en España, que se ha ido agravando por nuestra deficiente vertebración del Estado Autonómico. Pero es hora de sentarse a hablar sobre el agua en este país, que todavía se llama España, imaginando que somos Francia o Alemania.

Esto es lo que hay, y no parece que convenga a nadie.

 

Susana Díaz se presenta


Susana Díaz
comunicará este fin de semana que se presenta. Tiene detrás a más ex presidentes, más alcaldes, más parlamentarios y más cargos orgánicos del PSOE que cualquiera de los  otros candidatos; y esto habría sido suficiente para haberse paseado en su carrera a la secretaría general  en cualquier otra etapa de la historia reciente del partido. Ahora está por ver.

Las mal llamadas Primarias están cargadas de sorpresas y más en los últimos tiempos en los que los electores de medio mundo están castigando  a cualquiera que sale con pinta de haber tenido alguna responsabilidad en la vida. El fenómeno Trump en Estados Unidos, el de Marinne Le Pen en Francia, Geert Wilders en Holanda, Alexis Sypras en Grecia, el Brexit en el Reino Unido,  o el mismo  Plablo Iglesias en España se nutren al final de lo mismo, el populismo, que ofrece recetas simples para los problemas muy complejos que han degradado el estilo de vida de la gente corriente en el mundo desarrollado, y todavía están atribulados por una crisis de la que no se sabe si hemos  salido en parte y de qué manera. Por ello,  no es tampoco de extrañar que con independencia de la procedencia ideológica de estos movimientos, situados en los extremos, al final todos acaben abrazando el proteccionismo de las preguerras,  y se cohesionan ante un enemigo exterior, que en Estados Unidos, Holanda, Hungría, Alemania o Austria puede ser el emigrante al que presentan como un consumidor  de recursos públicos y puestos de trabajo, o en Francia, Gran Bretaña y el sur de Europa maldicen a esa Unión Europea a la que dibujan como madrastra, y no como una impresionante organización que, con todos sus defectos, ha llevado a Europa al mayor grado de paz y desarrollo de toda su historia. No hagan caso a los cantamañanas, porque así es.

page-susanadiaz-370x246El PSOE  reformista y socialdemócrata,  sucesor del que alumbró Felipe González, Nicolás Redondo y Alfonso Guerra en Suresnes,  necesitaba un candidato; y se puede decir que le ha tocado a  Susana Díaz, casi en acto de servicio. La presidenta andaluza no es González, tampoco se la conoce un pensamiento político propio,  su gestión presenta lagunas en cuestiones esenciales, como el empleo o la competitividad en su comunidad, pero es una mujer corajuda, que conoce a la perfección los resortes de su partido, y que sin obrar ningún milagro, por lo menos no es dada a meter a su partido, y al país, en aventuras que nos harían gritar lo que aquel inválido descontrolado en una cuesta de Fátima: “Virgencita, que por lo menos me quede como estoy”. La gran baza de Susana Díaz va a ser esta, presentarse ante sus compañeros de partido como una líder de gran vitalidad, ni muy mayor ni muy joven, con un discurso enfocado a recuperar para su partido la centralidad en la política española, única manera de poder regresar alguna vez al poder sin necesidad de coaliciones anti naturales.Susana Díaz tendrá en frente a Pedro Sánchez, y en un segundo plano a Patxi López, que ya veremos si sigue en la carrera hasta el final.  El ex secretario general del PSOE, con dos derrotas electorales a sus espaldas, está intentando presentarse como el candidato de la izquierda y de las bases, y aunque habrá que esperar a  saber más detalles cuando empiece la campaña, de verdad, hay algo que le distingue de Susana y Patxi: no hace remilgos en pactar con populistas, comunistas e independentistas, asumiendo definiciones de estos últimos como  que “España es una nación de naciones”, lo que nos llevarían como poco a un estado confederal, que no tiene cabida en la Constitución. Y en consecuencia a abrir la puerta a otras soberanías, con capacidad de decisión, que no sea el pueblo español.  Como ocurre ahora.

Se puede decir, por tanto, que jamás los militantes socialistas van a tener un espectro ideológico tan amplio en el que elegir, lo que tiene un serio inconveniente: que tejer lo descosido, luego, va a  ser enormemente complicado. Y el riesgo de ruptura es mayor que nunca.  Es una lástima que por la trascendencia de lo que se juega el PSOE, y la política española en general (si gana Sánchez,  Rajoy convocará elecciones antes de que le presenten una moción de censura y los Presupuestos se van al garete), una decisión de este tipo solo sea tomada por los afiliados a un partido al corriente de pago, (que se mueven por muchos resortes que no son siempre el de elegir al candidato con más posibilidades), y no sea compartida por los simpatizantes y su cuerpo electoral.

En este sentido, Francia nos ha dado otra vez una lección impagable. Conservadores y socialistas han podido elegir a sus candidatos a doble vuelta, pero el sistema es tan permeable que ante el escándalo surgido con los chanchullos de Fillón o las escasas probabilidades que tiene Benôit Hemon como candidato del Partido Socialista (un líder en el extremo del PS, en la línea de Pedro Sánchez) , ha salido un candidato independiente, Enmmanuel  Macron, ex ministro de Economía con Hollande, y que al final puede ser la mejor opción para disputar a Le Pen la presidencia de la República en segunda vuelta.

Esto es lo que hay. Pero que nadie se equivoque. España no es el Reino Unido y aquí no nos podemos permitir ni brexits, ni experimentos extraños que no caben en la Constitución. Aunque reconozco que tenemos un problema endémico. Nuestra Ley Electoral es tan enrevesada, que la crisis de un partido, pongamos que hablamos del PSOE,  acaba siendo una crisis de Estado.

 

Política de puentes rotos con el Hospital

Ayuntamiento y Gobierno regional deben superar la política de puentes rotos que caracteriza a las relaciones entre ambas instituciones, y que en el último año ha llegado a tal grado de aspereza  por  el tacticismo partidista, que se ha perdido la perspectiva de dónde está  el interés general . Diríase que algunos se han imaginado que la batalla por el palacio de Fuensalida se libra antes en la ciudad de Guadalajara y su ayuntamiento, y francamente me parece una exageración. Pero es lo que aparenta constatar el grado de tensión que se  ha alcanzado en este asunto de los accesos del  hospital y la puesta en marcha del  nuevo aparcamiento subterráneo,  que está enquistado y con muy mala pinta. Hasta el punto de que unos y otros se hacen cábalas sobre a quién podría perjudicar más electoralmente mantener la actual brecha. Yo les respondo: a la ciudadanía, que  no entiende cómo por apenas 300.000 euros, que costaría el acceso principal, se ha podido montar esta guerra. No estamos hablando por tanto de dinero, sino de mala política.

Lo que está claro es que ninguna solución va a venir por mociones  como la debatida  en el último pleno, porque como dijo el portavoz de Ciudadanos es más que probable que se convierta en papel mojado. Puro humo. Ningún agente urbanizador está interesado en llevar a cabo este desarrollo a corto plazo,por lo que la inversión para conectar una segunda  salida del Hospital con la rotonda,  junto a la A-2 y las pistas de atletismo de la Fuente de la Niña, tiene que ser pública o podrían pasar diez años. De lo que toca hablar por tanto es sobre cómo se ejecuta, en qué plazo y quién la paga. Y para ello hay que sentarse en la misma mesa las tres partes interesadas: Ayuntamiento de Guadalajara, Junta de Comunidades y Ministerio de Fomento.  Siendo esto tan claro, parece un acto de soberbia  o sencillamente insensatez que el consejero de Sanidad, Jesús Fernández, rehuya un diálogo al máximo nivel con el Ayuntamiento –el alcalde dice que le ha solicitado hasta cuatro veces una entrevista-  cuando no solo hay que llegar a un acuerdo sobre los accesos, sino también para poner en marcha el nuevo estacionamiento subterráneo, que es de esperar que mejore algo el caos actual del tráfico a las horas punta, aunque nunca lo logrará del todo mientras  no se ejecute la mencionada segunda salida.

Para inaugurar ese aparcamiento es necesaria una licencia  de primera ocupación y otra licencia de primera actividad, que todavía  el Sescam no ha solicitado, a pesar de que el proceso para adjudicar el aparcamiento se está sustanciando en estos momentos, aunque se podría retrasar porque según desveló  el vicealcalde Jaime  Carnicero se han presentado varios recursos al pliego de condiciones que publicó la Junta para adjudicar la explotación del mismo y lo han derivado al  Tribunal Central de Materia Contractual . Paralelamente  el Sescam tiene que presentar un plan de movilidad, que el Ayuntamiento debe aprobar.

Hospital-accesosPor tanto,  le guste o no al consejero Fernández  son muchas cosas las que tiene que hablar con el alcalde de Guadalajara, aunque no le caiga simpático, y este a su vez coordinarlo con el Ministerio de Fomento.  Y si el asunto le supera, pues a lo mejor tendrá que implicarse directamente  el presidente regional, Emiliano García-Page, como sucedió con el Campus Universitario.  Abierto el diálogo es el momento de de acordar unos planes y un calendario, y de decir al Ayuntamiento: ustedes  tienen que liderar esto, y aportar la parte principal de la inversión, como parece razonable, pero en el foro de una mesa no a través de declaraciones o mociones sugeridas. ¿O es que alguien duda de que el consejero y el alcalde de Guadalajara no se habrían reunido una docena de veces si fueran del mismo partido político?

Insisto:  entiendo que el Ayuntamiento tiene la principal responsabilidad en dar una solución a los nuevos accesos, pero también le asisten  razones para que la otra parte implicada colabore en su justa medida, como estaba dispuesta a hacerlo hasta el 23 de febrero de 2016 cuando el  director gerente Lucio Cabrerizo, solicitó autorización al Ayuntamiento para construir el enlace (literal) y autorizar el paso por la parcela del sector SP08. Desconozco lo que pasó a partir de esa fecha, pero lo que tengo muy claro es que esto se arregla de buenas maneras en la mesa de negociación al más alto nivel, o que los ciudadanos acabarán pagando los celos políticos de nuestras instituciones, que deben dejarse de tacticismos y pensar más en el bien general.

Esto es lo que hay.  Ayuntamiento y Junta deben de ser responsables y llegar a un acuerdo sobre el Hospital y otros grandes temas, como puede ser el incumplimiento del convenio sobre el  Fuerte  (Román decidió acudir a los tribunales estando de presidenta Cospedal, lo que le honra) o determinadas cuestiones urbanísticas, porque todavía queda demasiada legislatura como para ir de follón en follón y tiro por que me toca.

¡Qué aburrido!

 

Foto: Acceso al Hospital, cualquier día en hora punta.

 

Román, en la banda, para lo que Rajoy quiera mandar

El nombramiento de Antonio Román como destacado miembro de la dirección nacional del Partido Popular, ha alimentado los cotilleos, porque la información es otra cosa, en la prensa regional, hasta el punto de que el propio Román tuvo que salir al paso y proclamar aquello de que  «no hay nadie con más méritos para encabezar el partido que Cospedal”,  o preguntado por la posibilidad de que Cospedal no se presente y el partido le proponga hacerlo, aclaró que él no abre «ninguna otra hipótesis» y ha insistido en que «la mejor presidenta que ha tenido Castilla-La Mancha es María Dolores de Cospedal y no hay nadie ahora mismo que le pueda hacer sombra en los méritos que tiene para seguir encabezando el PP».

Roman-congresoPPAl día de hoy, las cosas van por ahí. Nadie en el PP de Castilla-La Mancha maneja otra opción que no sea la reelección de Cospedal como presidenta regional del  partido, que es lo que se ventila ahora. Bien es cierto que si las cosas transcurren dentro de la normalidad, Cospedal será otra vez candidata a la presidencia de Castilla-La Mancha, pero eso será en 2019, y en política dos años es un horizonte demasiado lejano como para hacer muchas cábalas. Por todo ello, que Román haya entrado en la dirección del PP y al frente de una secretaría de área (sólo el secretario regional, Vicente Tirado, ocupa otra, porque José Ignacio Echániz dejó de ser secretario de Sanidad) por lo menos quiere decir que el alcalde de Guadalajara está bien considerado por Mariano Rajoy, porque le coloca en primera línea de salida para lo que el omnipotente presidente quiera.  Me consta que Rajoy,  un conservador poco dado al  al cambio por el cambio, ya intentó que Román encabezara la candidatura al Congreso en las últimas elecciones –y esto es información-, pero  no fue posible porque Román le puso una condición que resultó insalvable: quería seguir  siendo alcalde de Guadalajara, y cumplir el compromiso al que llegó con sus electores.

Ahora ha sido otra vez Rajoy el que ofrece a Román una codiciada secretaría de área, y lo hace con su manera habitual: veinticuatro horas antes de que se hiciera oficial. Se supone que el encargo contaría con el visto bueno de la secretaría general, cuyo nombramiento también se hizo de rogar, y que de alguna manera venía a cubrir la plaza que dejaba Echániz, que otra vez tuvo que encontrar acomodo en la lista de Madrid, aunque  él peleó para encabezar la de Guadalajara. Así las cosas, Román tendrá que convivir con las especulaciones –y algún zurriagazo de sus adversarios, los internos y externos- en los dos próximos años hasta las municipales en los que se  quedará como primer reserva de Cospedal, porque solo Dios sabe lo que puede ocurrir dentro de dos años y el papel a jugar por cada uno de los actores. No solo en el PP.

Algunos en los últimos días me han preguntado qué cómo analizo en clave interna  este nombramiento de Rajoy. A algún colega toledano le he dicho que descarte por completo que Román no acabe la legislatura, a pesar de que le han dejado sin sueldo, y aunque no soy rajólogo, ni creo que haya alguien que lo sea, tal vez Ana Pastor,  no parece descabellado pensar que no sería prudente ningunear a Antonio Román ante la celebración de los congresos regional y provincial del partido, si es que alguien hubiera tenido intención de ello.

Y si el foco se pone sobre el Ayuntamiento en la figura de su alcalde, no solo Román ha merecido la atención en los últimos días. Daniel Jiménez,  al que hace tiempo le buscaron sustituto en Toledo, y tiene nombre de mujer, se ha puesto al frente de los sanchistas de Guadalajara y en los próximos meses pueden saltar chispas. Cuatro meses de campaña  interna cuando los votos están contados y hay que disputarlos puerta a puerta (otra cosa es que el PSOE convocara unas Primarias de verdad, como en Francia o Estados Unidos, con participación de los simpatizantes) es demasiado tiempo como para que no se hagan daño. En Guadalajara los sanchistas van a tener enfrente a la actual mayoría,  que con Pablo Bellido apoyó a Eduardo Madina en las últimas elecciones internas.  Y que acabará confluyendo en la alternativa que más pronto que tarde liderará la andaluza Susana Díaz y a la que apoyará Emiliano García-Page,  que respaldó a la Gestora en el  cambio del anterior secretario general, al que considera un político diletante más allá del “no es no”, porque acabaría llevando al PSOE a perder la transversalidad y a ser devorado por Pablo Iglesias y su comunismo 2.0  en una suerte de Syriza a la española .

Hay demasiadas cosas en juego como para que todo este proceso se pueda llevar deportivamente, pero esto es lo que hay.

 

“Aves” caros y a velocidad de tortuga en Guadalajara

Recuerdo el viaje inaugural del AVE a Barcelona en octubre de 2003. Gobernaba Aznar, con Álvarez Cascos de ministro de Fomento.  Los Reyes  Juan Carlos I  y doña Sofía presidían el evento y fueron  descubriendo placas conmemorativas durante todo el viaje: Atocha, Guadalajara-Yebes, Calatayud, Zaragoza (con acto especial porque la estación de Delicias y el desarrollo en su entorno era espectacular para la época) y así llegamos hasta  Lleida-Pirineos. Entonces era la última estación de la línea, pendiente de que se resolvieran no pocos problemas –algunos relacionados con desprendimientos de tierras—para que la Alta Valocidad llegara a Tarragona, Barcelona (con una estación en el casco urbano) y finalmente desde la Ciudad Condal  hasta la frontera francesa.

Después del AVE que Felipe González promovió entre Madrid y Sevilla, con motivo de la Exposición Universal de Sevilla en 1992, la extensión de la Alta Velocidad hacia Francia por el corredor castellano-aragonés-catalán era un icono de  la  modernidad en la España democrática que en apenas diez años había pasado de tener un ferrocarril obsoleto a ponerse a la cabeza de la alta velocidad en Europa con Alemania y Francia.¡Ahí es nada!  Ese primer viaje en el que apenas se notaba la velocidad que desplegaba el convoy fabricado en Alemania (Siemens)  y España (Talgo)  fue emocionante.  Y durante el trayecto y las paradas para descubrir las reales placas, los periodistas alcarreños lo aprovechamos para sacar  información  a la gente de Adif-Renfe   sobre el horizonte que se abría para una provincia disponer de una estación  en Guadalajara-Yebes a poco más de veinte minutos de Madrid.  Tal especial era la ocasión, que los ayuntamientos de Guadalajara y Yebes aprobaron un plan urbanístico especial  en base a esa  oportunidad , contemplada por la Ley, y que preveía la construcción de una nueva y moderna ciudad en el entorno de la Estación del AVE, que en un horizonte a largo plazo  debería alcanzar los veinte mil habitantes en lo se llamó Ciudad Valdeluz, y que pasaría de los 30.000 si contamos el desarrollo  de los terrenos próximos en el vecino Horche y el poco suelo que queda allí perteneciente al término de Guadalajara capital.

Les puedo asegurar que en ese viaje inaugural nadie de Adif- Renfe ponía en duda que Guadalajara tendría un servicio de Lanzaderas  hasta el punto de que la estación disponía de un apeadero perfectamente equipado para que el citado servicio no entorpeciera el funcionamiento normal del AVE  entre Madrid y Barcelona. Tan claro estaba el asunto, que solo hay que mirar el expediente y la aprobación del Área de Oportunidad Estación AVE Guadalajara,  que justificada ese desarrollo especial en base a que la nueva ciudad tendría una conexión privilegiada con Madrid y a un precio razonable. Valdeluz nace en base a esas expectativas, y así se justifica su urbanismo de carácter especial.

¡Pero sin saber muy bien cómo nos dieron el timo del tocomocho!  Renfe cambió  sus prioridades y las Lanzaderas que ese octubre de 2003 se estaban construyendo para el servicio entre Guadalajara y Madrid, según habían asegurado, acabaron siendo utilizadas en la nueva línea de velocidad alta  Madrid-Toledo. No lo puedo probar, pero me parece muy extraño que este cambio de planes por parte de Renfe se hiciera sin el consentimiento de la comunidad autónoma, siempre tan atenta a los problemas de su capital y mucho menos de los que habitamos en un córner de la autonomía.  Lo único que sé es lo que pasó: que Renfe justificó la decisión en base a que Guadalajara forma parte del servicio de Cercanías de Madrid (como si fuera una novedad),  que nuestros políticos y representantes públicos lo acabaron aceptando sin montar ningún escándalo – no sea que alguien se vaya a molestar en Madrid y Toledo-, y, luego, el comienzo de la crisis inmobiliaria hizo el resto.  La tormenta perfecta: sin lanzaderas y con el estallido de la crisis inmobiliaria, la principal promotora de Valdeluz se fue a concurso de acreedores y el horizonte  de esa nueva Ciudad Jardín, que se construía en medio de las antiguas tierras de labor de la  Condesa de la Vega del Pozo,  se convirtió en un agujero negro.

Ave-Yebes-apeadero-lanzaderasHacen bien en Valdeluz, ahora que empezamos a salir  aunque trasquilados  de la puñetera crisis, de mirar hacia la estación del AVE para relanzar su desarrollo,  una tarea en la que deberían ir de la mano con Guadalajara y el resto de localidades del Corredor, incluyendo Alcalá de Henares.  Me explico:  Guadalajara-Yebes debería ser la estación del AVE de este tramo del Corredor , porque es más operativa que la de Madrid-Atocha. Un vecino de Alcalá llega antes a Yebes que a Atocha. Y encima no le cuesta el párking. ¿El problema? Que a pesar de haber pasado quince años desde la inauguración real  en  la actualidad solo operan nueve trenes de ida y otros tantos de vuelta, y con tarifas que oscilan entre 15’80 € a 27,20 euros a Madrid,  dependiendo de la clase del asiento. Frecuencias y precios son sencillamente una vergüenza. Guadalajara-Yebes es un triste y poco frecuentado apeadero ( a pesar de que en los últimos años parece que se está quebrando la caída de usuarios) y así malamente puede convertirse  en la estación de alta velocidad del Henares.

Lo último que sabemos de los propósitos de Renfe no invita al optimismo.  El Ministerio de Fomento reiteró en 2015 ante una pregunta del entonces diputado de UPyD Carlos Martínez Gorriarán su posición oficial sobre las Lanzaderas entre Madrid y Guadalajara, y que mantiene con independencia de quien gobierne. No las habrá, porque considera que hay oferta suficiente en el ferrocarril de Cercanías. Pero ya ven lo que pasa en las Cercanías. Que cada vez están más saturadas, que las frecuencias han dejado de ser competitivas y el servicio empeora. Me parece por tanto muy oportuna la demanda que hace el grupo municipal de UpyD  Yebes por la que se propone la implantación de tarifas Avant similares a las de otras capitales españolas. Costaría 6,90 el viaje hasta Atocha en lugar de los 15’80 a 27,20 euros que oscilan los actuales, dependiendo de la clase del asiento.  Es una ofensa y un desvarío la diferencia de precio que hay entre Toledo y Cuenca , entre otras ciudades, y lo que se paga desde Guadalajara.

Ahora que se empieza a ver el final del túnel de la crisis, hay que mirar otra vez hacia la estación del AVE de Guadalajara-Yebes,  y relanzarla hacia lo que nunca ha llegado a ser desde que los Reyes la inauguraran ese lejano 10 de octubre de 2013. La estación del Corredor.Esto es lo que hay.  Unos precios prohibitivos, sin Lanzaderas y nueve trenes diarios. Es, con diferencia, la estación más infrautilizada de la red de alta velocidad española.

P.D. Es puro  aburrimiento. La última, en un reportaje distribuido por una agencia se supone que seria como es Europa Press, y con la que tuve la satisfacción de colaborar durante muchos años,  se dice que Majaelrayo es un pueblo “manchego”. Hay que ser muy  bruto y un lego total en geografía,  aunque sea un  alumno de la Logse, colocar en La Mancha –una comarca de orografía llana y despejada, como su nombre indica- a un pueblo castellano que está en plena sierra del Ocejón y  a mil kilómetros de altura.  Claro que algunos empiezan por confundir a la gente desde el mismo momento  en que se pone una rueda en una carretera provincial, y luego se caen en estas simplificaciones. ¡Qué hartazgo, de verdad!  Y se lo dice un europeista convencido . Pero una cosa es no ser nacionalista y otra un hijo de puta que no reconoce a su padre y a su madre. ¿Lo entienden?
Pie de foto: Estación de Guadalajara-Yebes. Al fodo, el apeadero que se construyó para dar servicio a las Lanzaderas. Foto: GD.

Sobre la obligación de los gobernantes a actuar con rigor y no ofender

 

cartel-provincia-bienvenidaUna iniciativa  ciudadana que ha hecho furor en las redes sociales en los últimos días,  promovida por una asociación de senderistas de Guadalajara (www.senderismoguadalajara.es) tiene por objetivo convencer  al Gobierno de Castilla-La Mancha, con educadas maneras  y poderosos argumentos para que no termine de poner un cartel de bienvenida a la provincia con el lema “Bienvenido a la tierra del Quijote. Provincia de Guadalajara”.  Y ofrecen como alternativa un cartel similar que ha sido diseñado en un concurso público en las redes sociales y que ha ganado un conocido diseñador gráfico, Sergio Velasco, en el que siguiendo los mismos patrones de la campaña sustituyen la referencia quijotesca y el único dibujo del palacio del Infantado  por otros  siete de los principales iconos turísticos de nuestra provincia en una intención de ofrecer al visitante una visión más representativa y plural de Guadalajara: son el Palacio de los Duques del Infantado de Guadalajara, la Plaza Mayor de Atienza, el balcón enrejado del Palacio Ducal de Pastrana, el sepulcro del Doncel Martín Vázquez de Arce de Sigüenza, el Pórtico de Santiago de la Iglesia de San Salvador de Cifuentes, la Casa de Piedra de Alcolea del Pinar y el Castillo de Molina de Aragón.   Son todos los que están, aunque como en cualquier selección no están todos los que son,  y en cualquier caso no lleva a la confusión como con el cartel oficial.

Cartel-provincia-alternativoCualquier administración tiene obligación de ser rigurosa, y el cartel oficial aprobado no lo es  porque transmite una información incorrecta. Guadalajara no es la Tierra del Quijote,  porque aun siendo su autor nacido  en el valle del Henares, Cervantes fue riguroso y en el paisaje manchego de su impagable  novela no podían tener cabida ciudadaes como Alcalá de Henares o Guadalajara.  Tal es así, que como nos recuerda una lectora, María Teresa Yela, la única cita que hay de nuestra provincia en el Quijote, es cuando dice que el cura del pueblo, Pedro Pérez, es Licenciado en la Universidad de Sigüenza,y en términos un tanto peyorativos.  A Sigüenza solo se acerca el universo literario del Quijote de Avellaneda, y claro, no es lo mismo.

La cartelería oficial, por tanto,  incumple con la obligación de actuar con rigor, pero es que además, con ello, hace de menos a las señas culturales y de identidad de una provincia con tanta historia, como la de Guadalajara, que no necesita de imposturas para promocionarse. Guadalajara no es la Tierra del Quijote, pero sí lo es de autores como el Marqués de Santillana, el Arcipreste de Hita,  el Infante Don Juan Manuel o el Poema del Mío Cid,  por citar solo a cuatros de nuestros clásicos castellanos, y también lo es de Camilo José Cela, Buero Vallejo o José Luis Sampedro,  tres de nuestros contemporáneos más ilustres en el paisanaje o el paisaje. No hay por lo tanto necesidad de distorsionar  la realidad cultural de Guadalajara para hacer promoción de ella,  ni acudir a uniformidad alguna porque da lugar a la extravagancia, como cuando vamos camino de Hita y se nos anuncia que estamos en la ruta de Don Quijote, y no de Juan Ruiz, uno de los más insignes poetas de las Castilla medieval. ¿Pero no ven que rechina?

No entiendan estas líneas como asomo de falta de respeto y consideración por la que es la mayor joya de la literatura en castellano. Incluso llego a entender que desde el punto de vista publicitario el logotipo del turismo de Castilla-La Mancha sea la vacina del Quijote para aprovecharse de esa sinergia. Pero no caigamos en la uniformidad ideológica propia de otros tiempos, como sucedió con la idea de España, denominando a la autonomía entera la Tierra del Quijote,  o incluso solo con el nombre de la comarca de  La Mancha, por simplificar.

Espero que Emiliano García-Page,  uno de los pocos históricos que quedan en activo en esta autonomía, y que suele ser sensible a las particularidades de esta provincia castellana, corrija el desafuero que otros más próximos deberían haber evitado y advertido.

Esta misma semana hemos tenido un segundo ejemplo de  cómo otra administración ha incumplido esa sagrada obligación de actuar con rigor y no ofender gratuitamente a sus administados. Me refiero a la ministra de Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, que no ha tenido remilgos en conceder un trasvase de  20 hectómetros desde el Tajo al Segura, coincidiendo con nevadas e inundaciones  en todo el levante español  mientras en la cuenca alta del Tajo no llovía una gota.  De hecho, mientras que en la cuenca del Segura sus reservas están oficialmente  al 28%, en Entrepeñas y Buendía apenas estamos al 17,2% , y en la semana anterior las reservas bajaron 3,67 hectómetros.

Soy persona políticamente incorrecta, porque desde Guadalajara siempre sostuve que el problema no es tanto el trasvase Tajo-Segura, como tal, porque reporta grandes réditos a la economía nacional.  Sino que como el tiempo ha demostrado se construyó en un lugar inadecuado (la cuenca alta en lugar del Tajo medio), y por la regionalización de la política hidráulica en España al final se ha convertido en el único trasvase existente al darse carpetazo al del Ebro y a cualquier política para interconectar las cuencas en España, por la que los regeneracionistas españoles como Joaquín Costa o luego Indalecio Prieto abogaban desde el siglo XIX. No soy tan ingenuo para pensar que con el descosido en que hoy se ha convertido el sistema autonómico español sea  posible alguna vez  que  el agua del Duero o del Ebro pueda aportar parte de su sobrante a las cuencas del  sur o el levante(aquí el único trasvase entre cuencas será la llamada “tubería manchega” , y porque se hace en el ámbito de una comunidad autónoma).

Con estos antecedentes, y la manifiesta falta de voluntad por embridar con decisión una política de desalación en el levante español, constituye una ofensa gratuita la aprobación de un trasvase de 20 hectómetros en estas condiciones, simplemente para que se lleven un agua del Tajo al Segura para guardarla allí.

Esto es lo que hay. Son ganas de ofender, señora Tejerina. De tomarnos por bobos.

P.D. A Ciudadanos le parece que la moción pidiendo la absolución de los 5 del Buero “interfiere” en la justicia y que eso es “inaudito”, pero en el pleno se abstienen permitiendo que prospere una moción, que según esta teoría, interfiere la justicia. ¿Esto es por pura incoherencia o por despecho una vez que horas antes, en Diputación, se hubiera consumado la tocata y fuga a razón de 49.000 euros del ala para la Diputada No Adscrita? ¡Menos mal que hay un Pacto Antitransfugas! Al día de hoy, la mayoría en la Diputación y en el Ayuntamiento de Azuqueca pivotan sobre dos ediles no adscritos, y ambos procedentes de dos partidos emergentes, de estos que venían a regenerarlo todo. ¡Vaya tela!

¿Por qué creen que soy partidario de la segunda vuelta a la francesa? Mejor es darle la última palabra a la ciudadanía  que a transfugas y conspiradores.
Fotos: superior, el cartel alternativo propuesto. Y abajo, el cartel oficial que está pendiente de instalarse, entre otras vías, en la N-320 y las entradas desde Aragón, Comunidad de Madrid y Comunidad Valenciana.

Seísmo en Diputación y sus posibles réplicas

La comparecencia de los dirigentes de Ciudadanos en una plaza, frente a Diputación, para explicar su versión sobre lo sucedido con su diputada provincial, Yolanda Ramírez, que ha abandonado esta formación política,  según avanzamos en primicia, puso en evidencia uno de los efectos indeseables del sistema y que los pactos antitrasfugistas apenas han conseguido mitigar. Ni con los partidos de la vieja “casta”, ni con las formaciones emergentes, que en poco tiempo han caído en los vicios de esa “vieja política” a la que supuestamente querían renovar. Cosas de tocar poder, cargos y prebendas. ¿Verdad Pablo?

Ciudadanos-plaza-morenoCon esa postura de la rueda de prensa en plena calle, la dirección de Ciudadanos quería visibilizar que su formación ha perdido la representación en la institución provincial, y con ella el sueldo, despacho y el personal eventual (dos administrativos) ,  que hasta ahora les ha proporcionado esa casa con el dinero de  todos. No es una cosa baladí, porque Ciudadanos reunió 8.172 votos (el 6,53%) y 20 concejales, y no deja de ser una vergüenza para la democracia que pueda perder esa legítima representación, porque su diputada provincial, por las circunstancias que sean (como hasta ahora sigue desaparecida, las desconocemos) haya abandonado el partido sin haber renunciado al escaño. A la Diputación  le ha comunicado su baja en Ciudadanos, pero no su renuncia al escaño, así que todo hace suponer que Ramírez va a seguir como diputada no adscrita.

Insisto: cualquier alteración de la representación que deciden los electores es una vergüenza para la democracia, pero las Ley está así –en la mayoría de los países sucede igual—y establece que el escaño es propiedad de su titular, no de la formación política por la que se presentó a las elecciones. En el caso de un diputado provincial, el asunto merece doble crítica, porque su elección es indirecta, es el partido el que lo designa,  y ni tan siquiera figura en una lista electoral como sucede  en las municipales, autonómicas o generales.

Yo no voy a repetir el juicio que me merecen los episodios de trasfuguismo, porque lo tengo escrito desde aquel primer caso sonoro que se dio en nuestra provincia, en el Ayuntamiento de Guadalajara,  en que Francisco Sáez (CDS) se saltó a la torera un acuerdo nacional entre PP y CDS, lo que propició que Javier Irízar (PSOE) siguiera en la Alcaldía y se frustrada la moción de censura que encabezó José María Bris (PP). Escribí entonces que en un sistema como el español, las discrepancias legítimas que se pueden dar entre el partido y el titular del escaño deben resolverse con la renuncia a seguir ocupándolo, porque salvo en los municipios pequeños el elector vota fundamentalmente por las siglas, no por las personas. Con el paso de los años, he llegado a pensar que un candidato con que no quite votos a un partido, no es mal candidato, pero si encima le aporta algunos ya es la bomba.

Este mismo argumento lo repetí cuando en la siguiente legislatura Bris acabó llegando a la Alcaldía por la fuga de un concejal socialista, Fernando Planelles, y los resultados que el propio Fernando consiguió en las siguientes como independiente me confirmó la teoría. Así que volví a escribir lo mismo en el caso más espectacular de transfuguismo que se ha dado en Guadalajara cuando más de medio grupo Popular en la Diputación no aceptó las órdenes de la dirección provincial del partido, liderado entonces por Román, sobre quién debía ser el portavoz, y también se dio de baja en el Partido Popular ante el alborozo del gobierno socialista provincial de turno, que vivió una plácida legislatura y le concedió no pocas prebendas. Todos estos y otros casos menos sonoros me han enseñado –en Azuqueca recientemente– que los equipos de gobierno siempre se han aprovechado de las guerras internas de sus adversarios, y me extrañaría que no fuera a ser lo mismo esta vez. En Ciudadanos ya han apuntado que en el final de este episodio se ve la mano de los populares , y citan por lo bajini a una diputada en concreto, que no quedó precisamente bien parada en los pactos de investidura. No parece, por tanto, que la estabilidad del gobierno popular en Diputación se vaya a alterar por este episodio, todo lo contrario,  aunque lo que falta por medir es el efecto que este incidente tendrá en la institución de enfrente. Así que atención a plenos y mociones en los próximos meses; y menos mal para Román que ya le han aprobado el Presupuesto.  Pero le quedan dos más.

En el ser humano, y ya no digamos en política, siempre está la tentación de patear el trasero del adversario en las posaderas del que queda  más a mano. Aunque en este caso sean las de un mero espectador. Pero esto es lo que hay.

Cuando la oposición lo que quiere es gobernar pero no puede

La caída del bipartidismo y su sustitución por mayorías que no son homogéneas salvo en su oposición al que gobierna ha dado lugar a un nuevo tiempo político en el que todavía está pendiente de valorar si mejora o no al sistema que  pretendía renovar.  Y nos asaltan dudas. Por de pronto, en el parlamento nacional, en el regional y en las corporaciones más representativas de Guadalajara  ya nadie gobierna con mayoría absoluta y esto se traduce en que hayamos llegado a 2017 sin los presupuestos aprobados en las Cortes Generales y en las Cortes de Toledo. En el Ayuntamiento de Guadalajara y en la Diputación han ido mejor las cosas y tenemos presupuestos gracias a la buena disposición de Ciudadanos, que en ambas instituciones no ha hecho de perro del hortelano: negoció sus enmiendas, el PP las asumió y la formación naranja votó a favor.

En el parlamento nacional tenemos una situación un tanto diabólica, especialmente para el Partido Socialista. Mariano Rajoy necesita imperiosamente unos presupuestos para 2017, pero o bien negocia una coalición amplia en la que tengan cabida el PNV y Ciudadanos, lo que no deja de ser   un encaje de bolillos, o bien mete por medio al Partido Socialista, que no ha salido de su crisis interna y por ello tiene grandes dificultades de presentar a su militancia una negociación con el gobierno de Rajoy. Pero al mismo tiempo los que  en el PSOE tienen algún trienio saben que tampoco pueden acogotar a Rajoy,  porque son ellos los peor preparados para afrontar unas elecciones anticipadas en junio, sin dirección y sin candidato. En fin, que esta compleja situación a quien menos le complica la vida es al marianismo triunfante, que es el único que guarda un as en la manga: la convocatoria de  unas elecciones que le podrían venir muy bien,  tanto como muy mal al Partido Socialista, cuyo estratégico papel que hoy desempeña en el parlamento podría ser irrelevante ante una (anunciada) mayoría absoluta entre el PP y Ciudadanos. Y para un papel  de oposición pura y dura no traemos a Susana Díaz de la Junta andaluza. Nos vale hasta «No es no».

Pero si Rajoy siempre dispone del maletín nuclear a modo de elecciones anticipadas a partir de junio, más complicado lo tienen otros gobiernos autonómicos y locales  que no pueden utilizar  ese recurso. Mismamente García-Page quien no tiene más remedio que llegar a un acuerdo con Podemos sobre el Presupuesto de 2017, pero con una ventaja sobre sus compañeros en el parlamento nacional. También Podemos necesita ese acuerdo para justificarse, porque la alternativa sería bloquear Castilla-La Mancha y dejarla sin presupuesto, o abrir las puertas a un gobierno en minoría del PP. Como es impensable, tendremos presupuestos y ya lo están peinando.

En el Ayuntamiento de Guadalajara Antonio Román ha sacado adelante los Presupuestos con el respaldo de Ciudadanos, lo que le garantiza tener una hoja de ruta con la que moverse, que no es poco, aunque deberá pasar el calvario en cada pleno de tener enfrente a una oposición que quiere gobernar aunque no pueda, lógicamente, porque los acuerdos plenarios los ejecuta el equipo de Gobierno.  Después del tiempo que llevamos desde las últimas elecciones locales, les confieso que la experiencia no me acaba de convencer. El electorado castigó al Partido Popular con la pérdida de la mayoría absoluta, y sus motivos tendría, pero lo deseable habría sido que Ciudadanos hubiera condicionado la acción de gobierno de Román, pero desde el mismo gobierno y con pactos claros. No lo hace, le permite que apruebe los presupuestos con enmiendas razonables, pero al día siguiente vota en la mayoría de las mociones con la oposición de izquierdas dando la apariencia de que hay una mayoría en el  pleno que excluye al Partido Popular. Pues bien, si esa mayoría existiera de verdad entre liberales, socialdemócratas y neocomunistas lo lógico es que se plasmara en una moción de censura y en un equipo de gobierno compacto. Pero como unir sensibilidades tan diversas es (casi) imposible, al  final todo se traduce en un quiero y no puedo que rara vez lleva a alguna parte.

La oposición es una fábrica de de generar y aprobar mociones de su padre y de su madre , muchas de ellas sin consignación presupuestaria, que luego  tiene que ejecutar un equipo de gobierno que no cree en ellas. Y luego pasa lo que pasa. Ahí tienen lo ocurrido en el último pleno del año en donde una cuestión tan enjundiosa como qué hacer con los patronatos, si los fusionamos o los integramos en el Ayuntamiento, que es una decisión política, la dejamos a un estudio posterior de vaya a saber quién. Ya les vaticino que con la comisión de marras pasará lo que nos advertía el Conde de Romanones, que se las sabía todas: “Si quieren que algo no funcione, monten una comisión”.

Los ayuntamientos no  son parlamentos, aunque algunos no se hayan enterado, pero sí deberían responder a un criterio práctico de funcionamiento y que se resume en lo siguiente: que una mayoría, formada por uno o varios partidos, ejerza el gobierno municipal y una minoría la oposición y su control. Cuando una mayoría intenta desde la oposición promover toda una suerte de aparato normativo varipopinto para que el gobierno (en minoría) sea el que  lo aplique se está subvirtiendo el orden establecido.  Y todo es confusión. O malas ganas del que gobierna con el menú que le prepara el vecino de enfrente.

Pero, en fin, esto es lo que hay. Feliz año a todos, salud y suerte.

 

El Mercado de Abastos y el modelo de negocio

El mercado de abastos de Guadalajara tiene capacidad para albergar 24 negocios pero desde hace un par de años sólo resisten ocho: varias carnicerías, un par de fruterías, una pollería y un puesto de variantes. Ninguna pescadería. Sólo ocho puestos y ni siquiera están ubicados en la misma planta, lo que hace que  la sensación de abandono sea aún mayor.

Es un negocio ruinoso para el Ayuntamiento de la ciudad. Cada mes ingresa, por los alquileres de esos ocho puestos, unos 1.500 euros, alrededor de 18.000 euros al año, mientras que los gastos casi multiplican por cuatro esa cifra. En 2013, según datos oficiales, los gastos del mercado fueron de 65.000 euros y  eso que no se invirtió nada, ni un euro, en mejoras del edificio.

Esta es el panorama que se vive en el Mercado de Abastos, que cada cierto tiempo aparece de manera recurrente, como el monstruo del lago Ness, en el debate municipal. Ahora es el grupo de Ciudadanos el que propone la convocatoria de una mesa de diálogo en la que participen tanto comerciantes como Equipo de Gobierno y grupos de oposición y en la que se hable sobre lo que se puede hacer. En febrero se aprobó la enésima moción -por mociones que no quede- en la que se demandaba una acción rehabilitadora, encargada a la Escuela de Arte de Guadalajara, y que concluiría con la ejecución de unas obras en su interior, tampoco se sabe muy bien con que propósito, y sobre esta base se volverían a sacar a concurso los puestos que ahora no están ocupados.  Y se supone -solo se presume- que para entonces se suscitaría un interés que ahora no existe por parte de potenciales interesados. La moción no se ha cumplido, porque además de estar cogida con alfileres, no tenía dotación presupuestaria. Pero de haberlo hecho, habría sido como poner el carro antes de los bueyes.

Porque el problema del mercado de abastos es de modelo de negocio, y eso no se arregla con mociones para hacer como que se hace.Porque corremos el riesgo otra vez de tirar el dinero del contribuyente para financiar ocurrencias que pueden no ir a ninguna parte.

Por tanto, lo primero que hay que definir mediante el procedimiento que sea, incluyendo el concursode ideas,  es el modelo de negocio. Que ya no puede ser el de aquel proyecto diseñado en 1883 por Mariano Medarde cuando Guadalajara  apenas tenía
veinte mil habitantes, cuatro veces menos que ahora, aunque sobre el mercado pronto comenzó a pivotar la vida comercial de la ciudad. Eso era así porque la  escasa población de la ciudad se arrebujaba en torno al mercado y apenas tenía competencia en un pequeño comercio que ubicado en el eje plaza de los Caídos-plaza de Santo Domingo no dejaba de ser complementario.

Un siglo y cuatro después, todo es diferente. Y ya no tanto porque el mercado haya dejado de estar en una zona poblada de Guadalajara, porque potencialmente el mercado de abastos tiene más vecinos en el nuevo polígono del Balconcillo que se hizo allá por el cerro del Pimiento; estamos hablando de un cambio radical en la concepción del comercio y los hábitos de consumo, que ha pillado al mercado con el pie cambiado. El mismo concepto de mercado de abastos municipal, tulelado por el Ayuntamiento, ya no es propio de estos tiempos. Como no lo es el Servicio Nacional del Trigo que tutelaba el precio y el mercado del cereal, la Campsa que monopolizaba el combustible, o la Jefatura Provincial de Precios y Consumos, que fijaba los precios máximos de los productos considerados de primera necesidad. El propio concepto de los mercados municipales forman parte de esa España de la autarquía en la que el Ayuntamiento debía socorrer la falta de iniciativa y capacidades de comercio local, al que había que tutelar desde los poderes públicos como a un pariente disminuido.

Afortunadamente, el comercio de Guadalajara sigue hoy otros parámetros, y en nada se asemeja con el de ese mercado que Merarde diseño a finales del siglo XIX, pero es más: ni tan siquiera con la estructura comercial de la ciudad de hace apenas quince años. O si me apuran todavía más: con la cultura de las grandes superficies comerciales, de las que El Corte Inglés es su moderna catedral  pagana. Con mi cariño para la Escuela de Artes y el fenomenal trabajo que allí se realiza. De nada valdría su valioso trabajo creativo si eso no va acompañado de un nuevo modelo de negocio. Y sobre él hay que hablar primero. ¿El modelo debe seguir siendo municipal, y seguir malgastando el dinero del contribuyente, a lo que se ve con escaso retorno al tener vacíos la mayoría de los puestos? ¿Hay que pesar en un modelo de gestión privada con adjudicación a veinte o treinta años vista, y que respetara los derechos adquiridos por los comerciantes que han sobrevivido a la guerra de los cien años? ¿O tal vez es mejor un modelo público-privado en el que la gestión ya no sea del Ayuntamiento sino de una empresa especializada  del sector?

En España, hay experiencias para todos los gustos, pero no son fáciles de exportar. Algunos se han fijado en el glamour de los mercados madrileños de San Antón o San Miguel, volcados hacia los puestos delicatessen y el género de alta calidad, pero olvidándose de que en gran medida están vinculados al turismo, y en Guadalajara el turismo es el que es. Les invito a que lean el reportaje que en Guadalajara Diario publicamos sobre el asunto para que vean que el asunto no es sencillo.

Por ello, lo primero que hay que definir es el modelo; y luego establecer el marco adecuado para que los potencialmente interesados en poder operar en este mercado, ya sea en su gestión integral o como interesados en posibles espacios pudieran presentar sus proyectos. Lo único que sabemos ahora es que el modelo con que se concibió el mercado en el siglo XIX está agotado. La pena es que en ciento treinta años no hayamos dado una salida al asunto más allá de la ocurrencia de turno para buscar un titular en los periódicos.

Esto es lo que hay. O casi habría que decir: lo que no hay. Un modelo de negocio que nos sirva al menos para otros veinte años.

La Comisión de Transparencia es un sofisma: no es transparente

 

La Comisión de Transparencia del Ayuntamiento de Guadalajara  es un puro sofisma. Porque no es transparente  y en el tiempo que lleva funcionando no ha demostrado que sirva para algo, salvo para engordar alguna nómina y aumentar el gasto a costa del sufrido contribuyente. La Comisión de Transparencia es un sofisma porque los medios de comunicación no pueden acceder a ella y el Ayuntamiento ni tan siquiera publica las actas, con lo que el ciudadano no tiene posibilidad alguna de saber lo que allí se cuece, salvo a través de la versión interesada de los políticos que asisten a ella. La Comisión de Transparencia no es que haya quedado herida de muerte, como se teme el alcalde, es que nunca ha estado viva. Y nunca lo estará mientras mientras que la comisión no haga honor a su nombre.

Los que parieron la idea (la comisión viene pomposamente anunciada en el acuerdo entre PP y Ciudadanos) confundieron una Comisión de Transparencia con una comisión parlamentaria de secretos oficiales, que es cosa bien distinta. En un ayuntamiento no existen temas que afecten a la seguridad nacional o que podrían mancillar el honor de nadie; y el que sostenga lo contrario le desafío a que me lo demuestre.

El último sucedido en relación a la Comisión es de vodevil. La representante de Ahora Guadalajara se ausenta de la misma, porque iban a preguntar al portavoz socialista Daniel Jiménez sobre cómo su unidad familiar logró dos pisos de protección oficial, y la excusa es que las acusaciones no están claras.¡Toma ya! Si de esas acusaciones se hubiera probado un delito, los acusadores habrían ido directamente al juzgado del Guardia. En este tipo de comisiones no se dirimen delitos, sino comportamientos éticos o morales, y ello con independencia de que se hayan producido o no en el ejercicio del cargo municipal. Y la mayor fuerza de cualquier comisión informativa en un parlamento o institución que se precie es poner a disposición de la ciudadanía la información que allí se produce, para que se forme libremente su criterio.

Cualquier otra cosa es puro sofisma y ganas de perder su tiempo y nuestro dinero.

P.D. El martes conmemoramos  el 38 aniversario de la constitución española que ha traído un mayor periodo de libertad, paz y prosperidad en ¡nuestra historia, oigan! No lo olvidemos, como lo olvidan quienes rechazan celebrarla. Es muy posible que a nuestra Constitución del 78 haya que darle alguna vuelta, porque en la vida del hombre  nada es eterno. Pero cualquier cambio que no tenga el respaldo que concitó la actual carta magna está condenado al fracaso, como fracasaron todas las constituciones que la precedieron.  Las fuerzas democráticas más representativas deben recuperar ese espíritu de la Transición, y tener muy claro que lo buscan sus enemigos no es tanto reformarla como cuestionarla desde su tipo preliminar, para cambiar el concepto de soberanía. Y de representatividad.

Esto es lo que hay y esto es lo que ha funcionado, mas bien que mal.

“España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

“La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”.

“La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria”.

“La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”.

¡Larga vida a la Constitución del 78!

Ir a la barra de herramientas