Un ambiente “raro”

Bien, pues ya está todo el pescado vendido ante la cita electoral del 24 de mayo, por lo menos en cuanto a la oferta que presentan los partidos políticos en estos comicios locales y autonómicos. ¿Qué ambiente detectas?, le preguntaba a una de las personas que mejor conoce la provincia de Guadalajara, y especialmente su mundo rural, que estaba entre los invitados a la presentación de la candidatura de Antonio Román con asistencia de Dolores  Cospedal. Y me respondió con esta expresión: “raro”, a lo que un alto dirigente empresarial apostilló: “Cualquier cosa puede pasar”.

RARO.– Me apropio por tanto de ese adjetivo para este artículo, porque en su definición de la RAE como el “que se comporta de un modo inhabitual”, está el meollo de la cuestión. Todos intuimos  que se están dando comportamientos “poco frecuentes” , raros por tanto, que de alguna manera van a afectar a las dos grandes fuerzas políticas, una conservadora-liberal  y otra socialdemócrata, que se asentaron  en España tras las dos primeras elecciones democráticas, no sin antes absorber a los comunistas de Carrillo y  a esa Alianza Popular de Fraga, que recordaban demasiado a una guerra que todos queríamos superar con la Transición, y que algunos ahora quieren desenterrar. Desde entonces, España se comportó  como una democracia europea corriente,  con las lógicas alternancias en el gobierno,  sin volver a las extravagancias que jalonaron gran parte de su historia en  los siglos XIX y XX. Hasta que llegó la crisis; y todo se puso patas abajo. Por primera vez desde la Transición, la crisis golpea sin piedad  a esa nueva clase media española, formada por trabajadores con empleo estable, profesionales liberales y pequeños empresarios y autónomos,  que hacían de colchón entre los extremos  en cada cita electoral, y que no querían aventuras que pusieran en riesgo un sistema que más o menos  garantizaba estabilidad en el empleo –sin llegar nunca a los parámetros centroeuropeos, seguramente que por las insuficientes reformas en una legislación laboral muy rígida y antiliberal,  que estaba saliendo  de la autarquía franquista– , y también  una indudable mejora en la calidad de vida de los españoles, y todo ello en el marco de  un régimen de libertades (emanado de una Constitución que algunos ahora cuestionan  gratuitamente) como jamás  disfrutó el pueblo español a lo largo de la historia. La proletarización de amplias capas de esa clase media, por el aumento de las desigualdades y la pérdida de poder adquisitivo, junto al efecto corrosivo que ha supuesto  el fenómeno de la corrupción en la moral ciudadana, ha hecho que ese colchón de clases medias sea hoy más ligero, y la gente se empiece a comportar de un modo inhabitual, con lo que efectivamente el ambiente está “raro” e “imprevisible”. No hace falta decir que de la confusión se benefician los partidos que vienen con la etiqueta de lo novedoso, aunque sea muy difícil encontrar ideas realmente innovadoras (más allá de algunas propuestas que hemos oído a Luis Garicano, todavía por madurar), si no son decididamente antiguas y notoriamente fracasadas, en estados del este que ya ni existen o en el caribe americano, por muy modernamente envueltas que vengan  en un tuit.

¿UNA PRIMERA VUELTA?. Aunque la cita de del  24 de mayo se trate de  unas elecciones locales y autonómicas (en este caso de las comunidades de la segunda división estatutaria), es obvio que especialmente algunos partidos lo van a plantear  como una primera vuelta de las elecciones de ¿noviembre? Pero es más, y sin que yo quiera comparar ni por lo más remoto la situación actual de España con la de aquella sociedad  que alumbró las elecciones municipales de abril de 1931, no es menos cierto que sí hay un elemento a considerar. Un derrumbamiento del actual partido del Gobierno  en las principales ciudades del país,  podría traer graves  consecuencias en las elecciones de ¿noviembre?,  como las tuvieron ese 14 de abril de 1931 a pesar de que las candidaturas monárquicas ganaran numéricamente a las republicanas aquellas elecciones en España. Ahora, ningún rey, por el momento, saldría en ningún Ave de la nueva estación de Atocha, pero ya sabemos cómo  se las gasta históricamente la derecha española con partidos y dirigentes en la hora de la derrota. ¿Qué pasaría con Rajoy? ¿Y con Pedro Sánchez, si Podemos  hace el sorpasso y supera al PSOE en las grandes capitales? ¿Llegarían algunos de los dos a noviembre? ¿O antes, si Arriola opina que es mejor adelantar las Generales?

El ambiente está raro, sí, y no digamos en Guadalajara en donde por primera vez hay una expectativa razonable de que fuerzas políticas al margen de PP, PSOE y de Izquierda Unida, puedan entrar en las tres instituciones que concurren a las urnas: ayuntamientos, diputaciones (estas por una vía indirecta, que los electores no entienden) y comunidades autónomas de segunda división (Cataluña, País Vasco, Galicia y Andalucía, convocan sus propias elecciones). Vayamos por partes.

Guadalajara es una provincia muy complicada para unas municipales, pues no en vano hay 288 municipios y 25 entidades locales menores. Solo PP  y PSOE tienen una estructura provincial y han llegado a todos los municipios, y el PP presume de haberlo hecho también en esas entidades locales de ámbito inferior al municipio. La tarea de presentación de listas es titánica, y para lograrlo hay que recurrir en muchos casos a lo que se conoce por “paracaidismo”, es decir, enviar como candidatos a personas que no son del pueblo. Se intenta evitar, pero se han dado incluso casos de alcaldes electos, que ni vivían en el pueblo, ni nunca aparecieron antes  por él. Tal es la dificultad de completar las candidaturas, que en expresión de un dirigente político “hay más paracaidistas que en el desembarco del  Normandía”. Una vez hicimos un reportaje en El Decano, y nos salían más de un centenar de alcaldes que residían habitualmente en Guadalajara capital; y en Madrid había más de una veintena.

EL PP AFINA EN LA GUADALAJARA RURAL.– Solo con echar  vistazo a las candidaturas vemos nuevamente a la provincia dividida en dos. Corredor del Henares y el resto.

En el resto, es decir, nuestro área más rural, la provincia sigue mayoritariamente  bipartidista. Hay algunas lista de Ahora Guadalajara- Izquierda Unida, por ejemplo en Sigüenza o Molina de Aragón (en esta última localidad, hay dos de independientes), pero es la excepción. Los partidos emergentes, como Ciudadanos y UPyD, tienen una representación marginal en la provincia más rural, por lo que en cuanto a análisis de lo que pueda suceder allí reserva pocas sorpresas. Percibo que el Partido Popular ha hecho un eficaz trabajo pre-electoral, fichando hasta a 41 concejales (y 10 alcaldes), que en las anteriores elecciones se presentaron por otros partidos, especialmente el PSOE, de los que el caso más notorio es el de Luis Padrino, 28 años en la alcaldía de Almoguera, y en cuyo pueblo no se mueve un caracol sin que él lo sepa (no se rían, que hasta una ordenanza tiene para controlar su recolecta), porque fue vicepresidente en una Diputación socialista. Pero que nadie se rasgue las vestiduras. Siempre pasó igual. En el medio rural, el que gobierna tiene una prima doble, porque muchos alcaldes entienden poco de la vida partidiaria, y lo que buscan es estar con el que gobierna en la Diputación y en la Junta, porque así será más fácil conseguir cosas para su pueblo. Y no se equivocan. Nuestra política es muy sectaria. El PP se ha aprovechado esta vez de su condición de partido de Gobierno, como antes le pasó al PSOE.  Cuando los socialistas ganaron por primera vez  las elecciones autonómicas en Guadalajara, después de tres gobiernos consecutivos de José Bono, me comentó el responsable de campaña  de los populares que se lo temían, porque más de medio centenar de alcaldes y concejales, o bien se habían pasado al PSOE, o no habían querido seguir.

CIUDADANOS Y UPyD ENTRAN EN EL CORREDOR.-  En el Corredor del Henares, las cosas son bien diferentes. En municipios grandes, con vecinos que apenas se conocen por la dificultad que tiene la convivencia  en pueblos sembrados de chalets,  la personalidad del candidato  influye menos, y aumenta proporcionalmente la de su partido político. Quiere esto decir, que allí el voto municipal se asemeja más a  unas elecciones generales, y esto beneficia especialmente a partidos que van bien en las encuestas como Ciudadanos, que al igual que UPyD, ha concentrado todo su arsenal en el Corredor del Henares. A la izquierda-izquierda del PSOE, las candidaturas de Izquierda Unida-Ahora Guadalajara tienen presencia  en la mayoría de los núcleos más importantes. Pero para confundirnos un poco  más, también aparecen medio docena de listas con la marca Ganemos Guadalajara, aunque son otros los que van bajo ese paraguas, que en los últimos meses utilizó la coalición liderada por Izquierda Unida.  Si a este maremágnum de la izquierda plural,  unimos que  Podemos no se presenta a las municipales con su nombre, pero lo más seguro (lo decidirán en referéndum) es que apoye a Ahora Guadalajara, y que en cambio en las Autonómicas el partido de Iglesias y el de Cayo Lara versus Garzón van a rivalizar con listas diferentes, (aquí se llamarán Ganemos Castilla-La Mancha-Los Verdes-Izquierda Unida, para enredar más la cosa),  pues  no es de extrañar que en el PP y en el PSOE sospechen que ya llueve menos en los prados comunistas. Me dicen.

Veo a los populares satisfechos del trabajo que se ha hecho en la provincia, creen que el objetivo de hacer el 4-2 en el partido de Sigüenza es posible, y ello podría compensar los escaños para la Diputación que se pueden perder en el partido judicial de Guadalajara, dando por hecho que en  el de Molina volverán a empatar. Habrá que estar muy atentos, además, por si UpyD o Ciudadanos  pudieran tener  votos suficientes para entrar en la Diputación, porque podría ser decisivo para decidir su gobierno. Estos últimos reman con el aire a favor, gracias al impulso y el carisma de su líder Albert Rivera,  aunque el partido de Rosa Díez empezara antes a organizarse en Guadalajara, pero…

¿Y en las autonómicas? Yo les remito a mi artículo anterior, donde les explico cómo, paradojas de la vida, el PP se ha podido pegar un tiro en el pie con la reforma electoral que inspiró Vicente Tirado  en provincias como Guadalajara y Cuenca, con solo cinco escaños, en el momento  en que un tercer partido –¿Podemos?, ¿Ciudadanos?…– entre en el reparto de escaños.  Si esto ocurriera, para que el partido más votado, supongamos que el PP, pudiera tener 3 escaños debería reproducir un respaldo cercano al logrado en 2011 (59,8% de los votos) y tales mayorías van a estar muy caras en España; y también en Guadalajara.  

Si así sucediera, estaríamos hablando de  una distribución probable de escaños en Guadalajara  de 2-2-1 (PP, PSOE, ¿Podemos?), e incluso si los grandes partidos en Guadalajara se la pegaran mucho –aunque no me parece que el agua vaya a bajar tanto– de un 2-1-1-1. (PP, PSOE, ¿Podemos?, ¿Ciudadanos?).

Esto es lo que hay.

P.D. Ni que decir tiene que Román hizo la lista en el Ayuntamiento, con su gente, con la única concesión  de Ana Guarinos de número dos, porque para eso es la presidenta del  partido, y esta última se guisó la de las Autonómicas, liderando una candidatura  con dos de sus diputados provinciales en los números  dos (Robisco) y  tres (Valdenebro), no renovando a ninguno de la época en que Román era el presidente provincial del PP. Cada uno cultiva su huerto, como suele suceder,  y el 25 de mayo, ya veremos lo que nos deparan las urnas. Y la recolecta.

Van a tener que aprender a pactar, el asunto es si pueden

Las elecciones Autonómicas y Locales que se celebrarán el 24 de mayo serán las primeras, desde la Transición, en que la aparición de terceras y cuartas fuerzas políticas podrían decidir la formación de muchos gobiernos autonómicos y municipales. Ante la falta de sondeos con un mínimo de credibilidad (habrá que esperar a lo que diga el CIS, que maneja universos más amplios) la impresión que tengo es que las mayorías absolutas van a estar muy caras en toda España, y también en Castilla-La Mancha. Esto significará que tanto el PP –que no tengo ninguna duda de que será el partido más votado- como el PSOE van a tener que aprender a pactar, y para ello necesitan alguien con quien pactar, descartada en un primer momento  una solución a la alemana. Esta posible quiebra del bipartidismo, en Castilla-La Mancha  beneficia  en principio más al PSOE, porque en el  horizonte tiene un partido emergente de izquierda cañí con quien pactar, y me refiero a Podemos, mientras que en el caso del PP no está tan claro que los diputados que pudiera perder pudiera unirlos a los de una cuarta fuerza política, las encuestas señalan a Ciudadadanos,  por el escaso número de asientos a repartir tras la reducción de escaños impulsada por Cospedal en el parlamento de CLM. Tal es así, que este adelgazamiento del parlamento regional , que el PSOE calificó de “pucherazo”,  podría acabar beneficiando más a un gobierno del PSOE (aun siendo la segunda fuerza más votada) si llegara a acuerdos con el partido que quedara en tercer lugar en CLM, pongamos que hablo de Podemos, mientras que un parlamento de 33  diputados dificultaría que una cuarta fuerza política entrara en el parlamento regional , pongamos que hablo de Ciudadanos, la única opción de pacto que tendría el PP. Por ello, como bien escribió  Jesús Orea en su último post, el Partido Popular está ante una situación de alto riesgo que no vivió en elecciones anteriores. De la misma manera que podría retener casi todo el poder autonómico, local y provincial, también podría perderlo todo y entrar en una situación crítica con vistas a las elecciones generales, un escenario que dejaría todo abierto de llegar a producirse.  Hasta el propio candidato a la presidencia del Gobierno. Por ello, no es de extrañar las tensiones que se están viviendo en estos últimos días en el PP, a propósito de  encontrar un padre al que echar la culpa del fracaso en las Andaluzas.

Pero no quiero ahondar en este asunto, tiempo tendremos para ello,  sino  profundizar en la tesis que plantea nuestro post de hoy, la máxima dificultad que tendrán Cospedal o García-Page, populares y socialistas, en revalidar una nueva mayoría absoluta en Castilla-La Mancha, como ha sucedido históricamente desde que se inventó la Autonomía.

Y para ello me voy a apoyar en el excelente artículo que escribrió para GualajaraDiario Rufino Sanz Peinado, sopesando lo que hasta los sondeos internos que manejan los partidos políticos dan por hecho: que el bipartidismo se rompe en Castilla-La Mancha con la entrada de Podemos, y las dificultades que tendría una cuarta fuerza para obtener representación en unas Cortes regionales con solo 33 dipuados.

Rufino Sanz Peinado hablaba con perspicacia de que el método D’hont se puede volver rebelde,  y máxime cuando se introducen unas variables que los ingenieros de Cospedal no analizaron cuando redujeron el número de diputados. Que emergiera con fuerza una tercera fuerza política, hablo de Podemos,  e incluso una cuarta, parece que Ciudadanos tras la obcecación demostrada por Rosa Díez por hundir electoralmente la formación que fundó . Rufino, en tono aséptico y profesoral, utilizó la terminología  partidos A, B,C y D para calcular sobre una teórica cifra de votos alcanzados (muy bien tirada, por cierto) sobre cómo sería el reparto de escaños en una circunscripción como Guadalajara en el Congreso de los Diputados y en las Cortes de Castilla-La Mancha. Como en mi condición de periodista independiente se me supone mayor valor y riesgo, voy a ir más allá y en base a estos cálculos aventuraré si no unas conclusiones (algo metafísicamente imposible en política, y sobre todo en la España de hoy, donde la volatilidad en cuanto a las preferencias políticas es más alta que la de los valores cotizados en bolsa),  lo que sí creo es que son al menos una tendencias o un retrato a retocar hasta el 24 de mayo.

Primera conclusión. La irrupción previsible de una tercera y cuarta fuerza política hace muy complicado que el partido ganador  de las Autonómicas en Guadalajara — me mojo, será el PP—pueda sacar el doble de escaños que el segundo—me mojo también, será el PSOE–, aceptando el supuesto de que Podemos entraría en el reparto de escaños con unos 24.000 votos, unos 6.000 menos que el PSOE.  Para que la cosa les quede más clara les invito a que vean el segundo supuesto del artículo referido. En él se calcula método D,hont en mano que harían falta  unos 17.800 votos de diferencia entre el primer y segundo partido mas votado, para que el primero doblara en escaños al segundo. El objetivo está más que complicado para el PP,  teniendo en cuenta que en  las elecciones de 2011, los populares superaron a los socialistas por 16.168 votos de diferencia, y ello permitió que el PP sacara 5 diputados en Guadalajara y el PSOE solo 3, con lo que Cospedal fue elegida presidenta de CLM con 25 escaños por 24 de Barreda, a pesar de que este maniobró para dejar  a Guadalajara con un número par, para que fuera más difícil el desempate. Fracasó. Pues bien,  Cospedal emula a Barreda y vuelve a cambiar la Ley, y deja a Guadalajara (y Cuenca) con un número total de escaños de cinco, otra vez impar. ¿Y qué significa esto, dirán algunos? Respuesta: que mientras la tercera fuerza  política, Izquierda Unida, obtuviera un porcentaje del  4,71%, como sucedió en 2011, nunca entraría en el reparto de escaños con el método D’Hont, lo que significaría, y aquí estaba la clave, que el partido ganador (Partido A en la terminología empleada por Rufino Sanz) habría sacado un escaño de diferencia al segundo más votado (partido B), con que solo hubiera ganado por un voto de diferencia. Pues bien, todos estos cálculos se van al garete con la entrada de una tercera fuerza si esta sacara unos 24.000 votos, porque esa formación  también se adjudicaría un escaño en perjuicio del partido ganador, presumo que el PP.

Segunda conclusión . Que a la vista de los resultados que se dieron en 2011, y la dificultad de que  el PP los repita (estamos hablando de 64.119 votos, un 48,82%, un porcentaje que está esculpido en mármol en la sede del PP), lo previsible sería que se diera el supuesto primero, es decir, que aunque el PP sacara unos  46.800 votos y el PSOE unos 32.500, el método D’hont se puede volver tan rebelde que si hay una tercera fuerza con unos 23.000 votos, ¿Podemos?, el reparto de escaños sería el siguiente.  Partidos A y B, dos escaños cada uno, y partido C, un escaño.

Tercera conclusión. En circunscripciones como Guadalajara y Cuenca, donde se reparten solo cinco escaños, es muy difícil que una cuarta fuerza política tenga representación parlamentaria, aunque sume unos 15.000 votos. Con las dos leyes electorrales anteriores, sí lo habría conseguido. Y esto es un serio inconveniente para Ciudadanos, y a la larga lo podría ser para el PP, que se podría quedar sin un aliado con el que pactar, dando por hecho que Cospedal nunca lo haría con García Page o García Molina (Podemos). ¿O me equivoco? Con el método D’hont, una cuarta fuerza tendría más posibilidades de meter cabeza en provincias como Toledo (9 escaños) y Ciudad Real (8), aunque habría que ver a qué partidos de los mayoritarios le “robaría” esa cuarta fuerza el /los escaños.

Cuarta conclusión.Si en Guadalajara y Cuenca no hay una extraordinaria reacción del PP, que se asemeje a los apoteósicos resultados de 2011,  hay que colegir que disminuyen al mínimo  las posibilidades de que Cospedal alcance esa mayoría absoluta que ella persigue ante la duda cierta de si habrá algo o alguien con quien pactar. Por prudencia, habrá que esperar a lo que diga el CIS, que es la única encuesta autonómica que se hace sobre una muestra suficiente  de entrevistados como para que su demoscopia no sea la lotería de Navidad.  Pero a día de hoy  esto es lo que hay.

Quinta conclusión. En unas elecciones Generales en Guadalajara, la irrupción de una tercera fuerza política que llegara a obtener más de 16.000 votos, si el partido ganador bajara hasta los 46.800 votos (el PP sumó 71.282 sufragios en 2011, así que la sangría tendría que ser  que ser importante) se produciría un hecho insólito, como es que los partidos A, B y C obtendrían un escaño cada uno, y sin representación se quedaría un cuarto partido a pesar de sumar unos 16.200 votos.

¿Interesante a que sí? Nunca nos hemos visto en España, en Guadalajara y en la región  en otra igual. Populares y socialistas van a tener que rebajar la soberbia y suficiencia  que les ha conducido a esta situación, de la que avisan todas las encuestas, y deberán aprender a pactar. El asunto es si tienen con quién. Y a alguno le puede ocurrir que de sugerir que él no querría que un catalán gobernara su tierra, por el delito de ser catalán, como le ocurrió a un mendaz delegado del Gobierno de Andalucía, pase a proclamar que a él también le dio lecciones de la lengua de Josep Pla un tal Albert Rivera, que como es sabido se trata de un independentista incorregible.

Pero esto es lo que hay. ¡Me lo van a decir a mí!

Un convenio realista que evita un conflicto en Guadalajara

Los parlamentos de Vallecas y Toledo, sedes de las comunidades autónomas de Madrid y Castilla-La Mancha, aprobaron ayer el convenio sanitario firmado por los presidentes Ignacio González y María  Dolores Cospedal,  que regulará la atención de los pacientes de Guadalajara en  la sanidad madrileña, y de aquellos vecinos del norte de la provincia de Toledo que voluntariamente prefieran ser  atendidos en hospitales cercanos de la comunidad de Madrid. Queda pendiente la ratificación del Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta, y su posterior publicación en el Diario Oficial para que el convenio entre en vigor, aunque en el caso de Toledo  habrá que esperar seis meses más para que los potenciales usuarios puedan hacer su elección,  y en base a ello acomodar el servicio (Hay un cupo máximo de 60.000 cartillas).

No soy sospechoso de tibieza en la defensa de esta reivindicación histórica de los guadalajareños, ahí están las hemerotecas,  y los que me siguen saben que como no pertenezco a ninguna de las nutridas comparsas del agit-prop  de los partidos políticos, de haber fracasado el gobierno de Cospedal en este asunto se lo habría recriminado hasta el mismo día de las elecciones.  En justa correspondencia tengo que valorar la gestión política al respecto, y que ha cristalizado en un convenio realista y suficiente a las necesidades demandadas desde Guadalajara. Como explicaré.

Ayer mismo, el doctor Ochoa, presidente del Colegio de Médicos, y alma libre de su colectivo profesional, recordaba algo muy importante que le pasó a él como médico del Hospital. “Hace veinticinco años ya pregunte por escrito a qué hospital se podría trasladar a los enfermos del Hospital de Guadalajara, si surge un problema neuro-quirúrgico, y me dijeron que iba a solucionarse enseguida, pero todavía no está firmado”.

Hace muy bien el doctor en ser incrédulo, porque si bien es cierto que tradicionalmente el Hospital de Guadalajara derivaba normalmente pacientes  cuando había en España un servicio de salud estatal –del que nunca debimos prescindir, pero claro ¡había que dar poder y recursos a los taifas autonómicos!–, pero las cosas se empezaron a complicar a medida en que las competencias sanitarias se fueron asentando en cada autonomía, y cada califa regional empezó lógicamente a pensar  primero en sus administrados, que son los que le votan, y no en los vecinos. En Guadalajara, el asunto más o menos se fue capeando con un convenio de voluntades que se firmó siendo Bono presidente de Castilla-La Mancha y José Ignacio Echániz de consejero de Sanidad de la comunidad de Madrid, pero el problema no se acabó de resolver por completo, porque en el texto no se habían asignado hospitales de referencia en Madrid con lo que pasaba lo que ayer comentó el doctor Ochoa. Que, al final, la admisión del enfermo dependía de la buena voluntad del centro que lo recibía, y no de un protocolo reglado.

Las cosas se acabaron complicando cuando se agudiza la crisis económica, el Fondo de Cohesión se restringe al máximo, y las autonomías, notoriamente Castilla-La Mancha, empiezan a dejar facturas sin pagar en la sanidad madrileña, hasta que esta dice ¡basta!, y que cada cual se las componga como pueda. Y así sucedió que los guadalajareños, sin comerlo ni beberlo, acabamos recorriendo hasta más de seiscientos kilómetros en un día para ser atendidos de especialidades que antes, con el malhadado estado centralista, se proporcionaban desde Madrid.

Pues bien, con el convenio firmado ya es posible responder a la pregunta que ayer se hacía el doctor Ochoa, y que nunca le respondieron por escrito cuando trabajaba en el Hospital. “¿Adónde envío a un enfermo si surge un problema neuro quirúrgico?”. La respuesta está en el anexo número 1 del convenio. Si es adulto al Hospital Ramón y Cajal y si es un niño al de La Paz. Se termina por tanto el trasiego de ambulancias de un hospital a otro,  como ha llegado a suceder, hasta que finalmente un enfermo de Guadalajara sea atendido. El convenio le garantiza además la misma prioridad que a un vecino de la comunidad de Madrid.

Madrid  se ha curado esta vez en salud, y el convenio deja muy claro que los gastos originados por la atención de los avecindados en Castilla-La Mancha –que no “ciudadanos” castellano-manchegos, como he llegado a leer, ciudadanía solo hay una con esta Constitución y es la española—los paga su comunidad autónoma. ¡Como no podía ser de otra manera!…, porque –y aunque a mí no me guste— la Sanidad es competencia de las comunidades autónomas, que a su vez reciben el dinero del Estado. ¿Pero es que alguien en su sano juicio puede pretender que la comunidad der Madrid, además de dejarnos utilizar sus hospitales, lo fuera a hacer gratis? Pues bien, todo esto también lo resuelve el convenio, que marca y fija las distintas tarifas, y regula cómo y cuándo hay que pagarlas. A tres meses fecha de factura. Con una cautela: el incumplimiento reiterado de los pagos permitiría a Madrid liquidar el convenio. Es decir,  si otra vez en Castilla-La Mancha se produjeran impagos generalizados  de facturas por la mala cabeza de los gobernantes de turno, ya sabemos que lo primero que saldría por la ventana es este convenio. Pero sepan que detrás de él se iría toda Guadalajara.

He escuchado también críticas desde la oposición sobre si con este sistema se está produciendo un doble pago. ¡Vaya por Dios! Se supone que si a un vecino de Guadalajara le operan de cirugía cardiaca en el Ramón y Cajal, y por lo tanto ya no tiene que ir de excursión hasta el hospital de Albacete, pues es un dinero que nos estamos ahorrando. ¿Qué a lo mejor no es todo? No diría yo que no, pero ¿saben cuál es la única forma de optimizar este gasto? Pues sí, volviendo a un sistema de salud estatal único, que permitiría ajustar  más los costes y las plantillas, generando mayores sinergias en la política de compras. Bajando un peldaño mis expectativas se podrían fusionar las autonomías de Madrid y Castilla-La Mancha, como se debiera haber hecho en la Transición, con lo que nos habríamos ahorrado miles de cargos y cientos de organismos y empresas públicas, y tendríamos unos servicios más eficientes y baratos. ¿Por qué no se atreven?  Eso sí que sería verdaderamente revolucionario, y no la demagogia populista que hay que escuchar estos días de los que van por ahí predicando que todo se resuelve con aumentar el gasto público y dar marcha en los antipáticos recortes, pero ocultan que lo quieren hacer a costa de cargar con más  impuestos a las clases medias,  y a la pequeña y mediana empresa, porque las multinacionales tienen recursos para tributar en otros países europeos con una fiscalidad más favorable.

Dijo ayer el portavoz socialista en las Cortes toledanas, que todo se debería haber resuelto mediante el Fondo de Cohesión. Bien sabe él que esto no es así; que solo con el Fondo de Cohesión –que los nacionalistas, por cierto, quieren reducir a la mínima expresión—no se podría financiar unos servicios tan completos como los que garantiza el convenio, aunque no estén todos. De hecho, el texto distingue entre las tarifas reguladas en el SIFCO y las que no lo están. Así que no cuela. Solo con fondos de Cohesión, no se habría firmado este convenio, porque Madrid no lo habría aceptado, ya que a cambio nosotros no podemos ofrecer contraprestaciones, como sucede con los convenios  de Aragón o Valencia,  y sin una garantía de cobro la comunidad de Madrid nos habría mandado a esparragar,  la presida  Cifuentes, Gabilondo  o el primo de Nicolás Maduro.

Por ello, prefiero dejar correr las afirmaciones del mentado portavoz de que si gana Page cambiará el convenio. No lo podrá hacer, porque no lograría un consenso para ello; y él lo sabe. Pero como es un político inteligente, y conoce Guadalajara mejor que la mayoría de los políticos toledanos,  también sabe que si  gobierna y se carga el convenio esta provincia se le subleva. Como ya lo hizo durante seis meses en la primera legislatura municipal  tras la Transición cuando se paralizó el proceso autonómico y tuvo que amenazar Alfonso Guerra con disolver la Agrupación Socialista de Guadalajara si no respaldaban la integración de Guadalajara en Castilla-La Mancha, aunque no estuviera en ella Madrid. ¡Qué error, que gran error!, escribo parafraseando a  Ricardo de la Cierva sobre el nombramiento de Suárez por Juan Carlos.  Algún día les contaré con más detalle la historia.

Si esta vez las cosas han salido razonablemente bien es porque hemos tenido la suerte de que ambos gobiernos autonómicos son del mismo signo político, y porque ha habido un político de la tierra, José Ignacio Echániz,  que ha puesto lo que había que poner en la mesa de operaciones; y al final todo el gobierno de Cospedal ha remado en la misma dirección. Esto es lo que hay.

Y así hay que dejar constancia de ello.

P.D. Estoy hasta las narices, y lo siguiente, cada vez que leo o escucho que con este convenio los “manchegos” van a poder ser atendidos en la comunidad de Madrid. Ni los de Guadalajara somos manchegos, ni tampoco los del norte de la provincia de Toledo. La Mancha queda más al sur, como todo el mundo debería saber menos algunos compañeros de profesión instruidos en la Logse y que en asuntos de geografía son más analfabetos que el asno de Sancho Panza. Me consta que en algunos medios emplean el gentilicio “manchego” por abreviar. Nada bueno se puede esperar de un país en el que un partido puede llegar a tener un significativo resultado electoral sin necesidad de presentar un programa; o cuando las únicas  ideas que llegan a la gente de algunos políticos  caben en un tuit. Pero por lo que no paso es que por abreviar te maten al padre o a la madre, porque con el tiempo te acabarán tratando como a una persona sin referencias, ni pasado. Es decir, como un vulgar hijo de puta.

Los que vivimos en la autonomíade Castilla-La Mancha somos castellano manchegos en su definición más  genérica.  Y si nos referimos únicamente a  los de la provincia de Guadalajara, con castellanos nos basta. ¿Tan complejo es el asunto  para algunos juntaletras  que hasta el burro manchego de Sancho Panza lo entendería?

Mal rayo nos parta  el día en que lo dejemos pasar.

 

Las elecciones más abiertas desde la Transición, aquí y allí

El último barómetro que publico el domingo El País aportó un dato nuevo, que se veía venir, como es el vertiginoso crecimiento de Ciudadanos, sustentando en el atractivo médiático de su líder, Albert Rivera, que por primera vez  desde la restauración juancarlista sentencia el fin del bipartidismo y sitúa a cuatro partidos con opciones de gobernar o de formar parte del gobierno de turno.  Este es la gran novedad de este barómetro, y no tanto que en intención de voto Podemos sería el primer partido con el 22,5%; el PSOE  volvería al segundo puesto con el 20,12%; por primera vez el PP caería hasta el tercer lugar con el 18,6%, y pisándolos los talones se ha acercado Ciudadanos como un bólido con el 18,4%, lo que significaría que Albert Rivera está rebañando electores en predios que fueron de los populares en las últimas Generales. Izquierda Unida, con el 5,6%, y UPyD con el 3,6% tiene el serio riesgo de caer en la irrelevancia, que es un paso anterior a su extinción como partidos. Si fuesen entidades bancarias, con esos resultados están al borde de una OPA por absorción.

Que el estudio demoscópico avance que hay cuatro partidos en la carrera electoral, y que uno sea una formación moderada, social liberal y sin complejos frente a los nacionalistas, como Ciudadanos, es sin duda más relevante que los propios porcentajes que estima el barómetro de Metroscopia, porque todavía queda un mundo para las elecciones (sean en noviembre o diciembre) y porque el número de indecisos es altísimo (el último sondeo del CIS sobre Andalucía los elevaba al 40% nada menos). Los dos partidos mayoritarios confían en que hay mucho voto oculto suyo en estos barómetros, porque hay millones de personas que no están dispuestos a confesar públicamente  que van a votar  a PP o a PSOE ni hartos de guisqui; pero esto tiene también una segunda lectura, y es que hay serio riesgo de perder la prima del voto útil que populares y socialistas tienen a derecha e izquierda del electorado por la irrupción de Podemos y Ciudadanos. También el barómetro de Metroscopia detecta otro elemento fundamental, que invariablemente apuntan los estudios más precisos del CIS, como es que un 84% sigue pensando que la situación económica es mala, lo que constituye un serio hándicap para todo partido de gobierno, ya que pone de relieve que la recuperación económica –incontestable  en España en cuanto a los fundamentos de su economía nacional—no se percibe mientras no se recupere el empleo y aumente su calidad.

Este es el escenario que se va configurando con las elecciones Generales en el horizonte, y que van a tener como aperitivo unas elecciones Locales y Autonómicas,  que supondrán un buen test sobre lo que vendrá después.

En CASTILLA-LA MANCHA estamos pendientes de algún estudio del CIS con un muestreo decente, que nos avance como van los tiros, y nos tenemos que conformar  con las filtraciones de  algunas encuestas privadas, que se publican sin ficha, y con muchas lagunas. La última de Asturbarómetro daba 16 diputados al PP, 10 al PSOE y 5 a Podemos, lo que confirma que estamos  ante unas elecciones muy abiertas en las que cualquier cosa puede pasar. Tal es así que con que solo variara de 3 a 2 los diputados que el muestreo concede al PP en Guadalajara o Cuenca, el PP perdería la mayoría absoluta en Castilla-La Mancha, y eso significa dejar  el gobierno, ya que Podemos ha anunciado tajantemente que no permitiría un gobierno de Cospedal en la región. Eso significaría que tendría que votar en la investidura a Emiliano García-Page ( no le valdría con abstenerse), si como es previsible el PP es el partido más votado. Esta es la opción que maneja como más verosimil el equipo de Page, y así lo reconoce internamente, ya que  da por hecho que los populares tendrán más diputados que ellos. Pero el PSOE tiene a su izquierda a Podemos,  mientras que el PP, pendiente de sondeos más fiables,  no dispondría de nadie con quien pactar ya que Ciudadanos, UpyD o IU se quedarían fuera del parlamento regional, insisto,  según el barómetro citado,  del que no sabemos las tripas sobre cómo se hizo. Así que…

En Guadalajara , lo que queda fuera de toda duda es que el quinto diputado, que se decide por el último resto, va a estar muy disputado, y es posible que sea el que determine el gobierno regional. Parece que hay un consenso general en que Podemos podría sacar al menos 1 diputado en Guadalajara, lo que significaría que en ese último resto, dando por hecho que en la asignación anterior de la ley D,Hondt, el PP tendría 2 escaños y el PSOE solo 1 escaño, para que el PP sacara el tercero,  el cociente debería ser mayor al dividir sus votos por tres, mientras que al PSOE (o a Podemos si tuviera más votos que el PSOE), le valdría dividir por 2 para adjudicarse el quinto diputado. Sí, ya sé que esto es un lío, pero yo se lo traduzco: esto significa que el PP tendría que ganar con mucha claridad en Guadalajara, seguramente en torno al 50% de los votos, para conseguir el tercer diputado. Muy complicado, ¿ verdad?, tal y como vienen los vientos de Madrid, aunque no imposible, porque a buen seguro que PP y PSOE, especialmente el primero, van a descontar en la provincia parte del voto de Podemos, que se agrupará fundamente en el Corredor.

En las locales de  GUADALAJARA capital se empiezan a aclarar varias cosas. Lo último, que Podemos, aunque no arriesga su nombre, ni su logotipo, va a respaldar (si sus afiliados no deciden lo contrario) a la coalición izquierdista  Ganemos Guadalajara. También  han dejado una puerta abierta para integrarse en la lista, ya que los dirigentes de Podemos podrían hacerlo con solo renunciar a sus cargos en el partido, y los militantes de base no tienen restricciones. Barra libre para presentarse.  El día 27 de marzo,  Ganemos elegirá su cabeza de lista en Primarias, y ese día sabremos si el candidato a la Alcaldía es un comunista, un ecologista, un independiente o un militante de Podemos de paisano, como crisol de todo lo anterior, pero  desprovisto de cualquier logotipo partidario, que el partido de Iglesias  reserva en CLM para las Autonómicas.

En el PSOE,  mucha atención  al día  19 de marzo , porque su candidato a la Alcaldía Daniel Jiménez presenta por segunda vez su lista a la confianza de los militantes en la Asamblea Local. En la primera vez hubo problemas, fundamentalmente, por el pasado antiabortista de una mujer que Jiménez metió en la lista, y que finalmente ha retidado. Habrá que ver si con ello será suficiente. Las normas internas del PSOE permitirían incluso que el Comité Federal  proclamara una lista que no ha sido refrendada  por una samablea local, pero ¡qué duda cabe que sería un varapalo para el candidato!. No se entendería muy bien que una lista que no ha recibido el respaldo de la militancia se sometiera luego a la confianza de los ciudadanos. Y encima en unas elecciones en las que los socialistas, por primera vez desde la Transición, no es que  se jueguen solo  la Alcaldía de Guadalajara  sino seguir siendo el primer partido de la izquierda guadalajareña.    

En el PP, el alcalde ya ha dicho que aguantará hasta última hora para dar la lista, una cautela lógica teniendo en cuenta lo que ha pasado en los últimos plenos de la legislatura entre concejales que se han quedado fuera de la lista  Teniendo en cuenta que el periodo oficial para presentar candidaturas es del 15 al 20 de abril, no habría lista oficial hasta después de Semana Santa. Román ya ha adelantado que habrá pocos cambios (parece que entre dos y tres en la zona alta de la lista) pero el problema es quién se queda  detrás del puesto decimotercero, que es el número mágico de la mayoría absoluta. En el PP se da por hecho que el 14 lo tiene muy difícil, y el 15 y 16 (hasta la decimosexta planta subió el agua del PP en las últimas elecciones)  prácticamente imposible.

Mucha atención también por si Ciudadanos o UPyD pudieran entrar en el Ayuntamiento, y al final se convierten en la llave de su gobernabilidad.

P.D.- En el patio trasero de Madrid, que tanto influye en la política local de Guadalajara, el PP va a presentar a sus mejores bazas electorales. Cristina Cifuentes sustituye a Ignacio González (por cierto, que todavía tenemos en su gobierno un convenio sanitario por ratificar) y Rajoy ha hecho de tripas corazón y finalmente ha puesto a la gran esperanza blanca del PP, Esperanza Aguirre. Pero esta última, ¡genio y figura!, no está dispuesta a que a cambio Cospedal  la desmonte de la presidencia provincial del PP de Madrid, y amenaza con renunciar a la nominación. Para empezar, este domingo hizo unas declaraciones reivindicando que en el PP no solo tiene que haber gestores sino líderes  políticos con idelología que cumplan con el programa , opiniones que iban con bala. ¿Verdad señor Rajoy?.

¡Vaya follón! Ella dice que no es un “monigote”, y Cospedal en medio del lío. Y con nuestro convenio sin firmar, que es lo que más me importa.

Pues esto es lo que hay. Y veremos cómo acaba.

Un mercado en decadencia, como las ideas de un portavoz

La propuesta electoral del candidato a la Alcaldía de Guadalajara, Daniel Jiménez, sobre el Mercado de abastos ha venido muy bien, con independencia de su contenido, que luego analizaremos, para poner sobre el tapete un debate necesario sobre este emblemático edificio de propiedad municipal y que funciona mediante concesión. Pero vayamos primero con lo que todos estamos de acuerdo.

El Mercado vive su peor momento de actividad desde que se construyó allá por 1887. De los 24 puestos que dispone solo 7 están abiertos. Los comerciantes que han cesado en la actividad por jubilación no encontraron a nadie de la familia para que heredaran el “negocio” y en los últimos tiempos  sólo ha habido una petición para explotar un local; y fue el del bar. A pesar de este panorama, o precisamente como consecuencia de él, el Mercado es deficitario para el Ayuntamiento y nos cuesta a los contribuyentes unos 74.000 euros anuales. Esto es así porque solo ingresa unos 24.000 en concepto de arrendamiento, pero tiene unos gastos de mantenimiento que alcanzan los 98.000. Y todo ello en una instalación municipal que cada día es menos rentable socialmente, porque pierde tanto oferta como demanda.

Ante todo ello, Jiménez propone dos medidas destacadas para revitalizarlo. Por un lado,rebajar aun más el precio de los nuevos puestos hasta los 100 euros al mes para los más pequeños (15 metros cuadrados) y realizar  una inversión pública  de 600.000 euros para mejorar aspectos funcionales del edificio, como la climatización y el saneamiento, y también estéticos, a través de un proyecto de interiorismo que encargaría a la Escuela de Arte de Guadalajara.

Por su parte, el Equipo de Gobierno es más favorable a ceder a la iniciativa público-privada la reforma del edificio y su posterior explotación, con lo que los contribuyentes nos ahorraríamos el gasto público del que habla Jiménez, y su concejal responsable Mariano del Castillo reconoce que durante le legislatura ha habido contacto con cuatro empresas interesadas, pero sin llegar a nada concreto. Según la versión que él mismo dio en el pleno, el principal obstáculo es la falta de acuerdo entre esas empresas con los adjudicatarios de los puestos, que tienen unos derechos adquiridos y logicamente los tienen que defender.

Para hablar de soluciones, primero habría que investigar y aclarar algunas cuestiones previas. ¿Por qué ha perdido interés el mercado entre los consumidores? Es cierto que las conexiones entre la periferia y esa zona no son las mejores, pero eso mismo sucede en los mercados de otras ciudades, que en cambio marchan bien. También se apunta a que cada vez hay menos residentes en la zona, y son cada día más mayores, aunque esto es una verdad a medias: vale para el eje nordeste que iría hasta la Plaza Mayor, Los Caídos y Miguel Fluiters, donde la mayoría de los vecinos han salido huyendo –y yo, el primero–; pero no es el caso del eje oeste que va desde la calle del Matadero hasta la de Cifuentes, en la que se concentran algunos de los barrios más populosos de la ciudad. Así que gente hay en el entorno del Mercado, lo que sucede es que ya no compran en él. ¿Por qué? Porque ha dejado de ser competitivo y atractivo paras esos vecinos que compran en  otros comercios de la zona; o se van al híper con su coche.

¿Qué hacer por tanto para que el mercado vuelva a ser competitivo? Parece claro que mientras su oferta se limite solo a siete puestos, no lo lo logrará y mucho me temo que con solo bajar los arrendamientos de los puestos pequeños a 100 euros (de 8,5 a 7,5 metros cuadrados) tampoco  estos se van a cubrir si no hay un proyecto de negocio más ambicioso e innovador, detrás. En el pleno se habló del modelo del mercado madrileño de San Miguel. Hay muchos más ejemplos. El otro día estuve en el mercado de San Antón, cerca de Fuencarral, me tomé una caña reserva y unos pinchos que me costaron casi el doble que en cualquier bar de Guadalajara, pero ¡que ricos estaban! El mercado tiene un toque chic y gourmet muy interesante y estaba lleno de gente tomando vinos o comprando en los puestos donde primaba la especialización y el gusto por lo diferente.

Cualquier proyecto de reforma del Mercado debe ir ligado a un proyecto para cambiar el modelo de negocio, y en este sentido yo también veo inicialmente más ventajas en la iniciativa público-privada, por dos razones: por el ahorro que esto lleva consigo al contribuyente, y porque cualquier empresa privada especializada es más operativa a la hora de promover esas reformas y diseñar un mantenimiento que sea sostenible. Eso sí, esa empresa tiene que asumir los derechos de esos 7 comerciantes que resisten como Astérix en el mercado a los híper invasores de la vieja Arriaca, u ofrecerles unas alternativas atractivas para que pudieran aceptar unos cambios en función de un horizonte diferente. Por lo que oímos a Castillo es evidente que no lo han logrado.

Pero dicho esto,  lo que añado de inmediato es si esa reforma del mercado no viene de la mano de la iniciativa público-privada, como ha sucedido en las dos últimas legislaturas en que ha gobernado el PP, pues el señor Castillo deberá reconocer que la credibilidad ha quedado dañada cuando prometió el otro día  sacar adelante el proyecto de reforma del mercado si vuelven a ganar las elecciones con el solo aval de que el “el PP siempre cumple”. Quiero más detalles.

La propuesta de Jiménez  compromete una inversión de 600.000 euros en  mejorar aspectos funcionales del edificio, como la climatización y el saneamiento, y también estéticos, a través de un proyecto de interiorismo que encargaría a la Escuela de Arte de Guadalajara, no es que parezca mal. Pero no deja de tener sus riesgos. Que nos gastáramos otros 600.000 euros en obras en el edificio y luego no se consiguiera revitalizar el espacio para que se  adjudicarán más puestos, y por lo tanto hacer menos deficitario el mantenimiento. El Ayuntamiento tiene la obligación de mantener los mejores servicios sociales que le permitan sus recursos, aunque por definición sean deficitarios, pero no puede perder dinero del contribuyente con un mercado que tiene 7 puestos.  

Esto es lol que hay. Seguir como estamos es la peor solución de todas. La dejadez es tal que no es  solo que el Mercado haya dejado de ser competitivo; es que por no tener, carece hasta de calefacción, que lleva estropeada desde octubre.

LA IZQUIERDA MÁS SECTARIA AJUSTA CUENTAS CON EL PASADO.– En Guadalajara se han concedido por los ayuntamientos democráticos títulos de hijos adoptivos o predilectos y medallas de oro a comunistas como Antonio Buero Vallejo, Ramón de Garciasol o José Herrera Petere; a socialistas como José Bono, Leopoldo Torres, José Luis Sampedro o Jean Aroux, y nadie en la Corporación Provincial, incluyendo al PP,  le importó un rábano su ideología sino si esos dramaturgos, poetas, economistas o políticos habían hecho méritos para ser reconocidos por la ciudad de Guadalajara. Y así lo entendieron los concejales de las corporaciones democtráticas con independencia de que fueran de izquierda, de centro o de derecha.

Esta sana costumbre del consenso, ahora tan denostada, se rompió en el último pleno cuando el portavoz de Izquierda Unida, José Luis Maximiliano, rechazó el título de Hijo Adoptivo para María Teresa Butrón Viejo por haber sido de Sección Femenina y haber recibidos dos condecoraciones durante el régimen franquista. Eso valió mucho más que la trayectoria de Tere Butrón en favor de los derechos de la mujer, que no solo los defendió de boquilla en plenos, bares y tertulias, sino que los promovió activamente fundando cooperativas laborales para que las mujeres pudieran trabajar o conciliar la vida laboral con la familiar, cuando nadie en esa época tenía la más repajotera idea sobre lo que era eso,  o tiró del carro de asociaciones y colectivos que promovieron innumerables actividades para abrir puertas y expectativas a mujeres que no se conformaban con su tradicional papel de amas de casa. Se lo recordó con ecuánime criterio la portavoz socialista Araceli Martínez. Pero fue como predicar el desierto.

La actual Izquierda Unida no solo ha roto amarras con la Constitución democrática  más duradera de la historia de España, precisamente al no ser sectaria, con posiciones como esta entierra los valores del consenso y la reconciliación que alguna vez defendió el PCE en la Transición y los reemplaza por los de la radicalidad y el enfrentamiento que nos llevan otra vez a esas dos Españas antagónicas contra las que nos advirtió Antonio Machado.

Si a esto sumamos su negativa a condenar la arbitraria detención del alcalde de Caracas por el régimen militarista de Maduro, ese mismo gobierno de exaltados que está detrás de 31 detenciones de cargos públicos de la oposición y de 41 muertos producidos en manifestaciones estudiantiles de protesta solo en 2014, es como para echarse a temblar sobre lo que podrían traer algunos a España si fueran más influyentes.

Respeto y valoro el  buen trabajo que ha hecho Maximiliano como portavoz de IU, pero en nada respeto a los que olvidando los valores de la reconciliación que hicieron posible en España pasar de una dictadura a una democracia sin un nuevo baño de sangre ahora ajustan cuentas con el pasado y quieren otra vez que los españoles nos pongamos a contar muertos. Pues sería muy triste, porque solo en esta ciudad los tenemos a cientos; pero por ambos bandos, y hasta entre los que no eran de ninguno.

Muchos no estamos dispuestos. Esto es lo que hay.

 

Sobre imputados e investigados, el caso Bellido

 

Varias precisiones y una reflexión general sobre la denuncia del PP contra Pablo Bellido. Para que no se líen mucho, porque hoy en día la propaganda abunda más que la información. Pero esto es lo que hay.

Diligencias previas. Lo que el juez inicia ante la demanda del PP sustentada en un informe solicitado a dos técnicos  sobre las obras realizadas en el Centro Joven de Azuqueca son  unas diligencias previas.  Y así lo hace constar el juez en su auto, en el que se aclara que “no están determinadas la naturaleza y circunstancias de tales hechos ni las personas que han intervenido”. Para abrir esas diligencias previas, y como la denuncia parte de una situación presuntamente ilegal producida en el Ayuntamiento de Azuqueca, lo que hace el juez es llamar al máximo responsable de ese ayuntamiento a declarar, y lo hace como la situación procesal  lo requiere, en calidad de imputado,  que en este caso es una garantía, porque su señoría no sabe lo que va a deducirse de esas diligencias previas. Lo que hará por lo tanto el juez es determinar la naturaleza y circunstancias de tales hechos, y a partir de ahí tiene dos opciones: o archivar la denuncia porque no encuentre  nada delictivo en su investigación previa, o seguir adelante con ella mediante las imputaciones correspondientes, dando traslado de todo ello al ministerio Fiscal para la calificación inicial de los hechos.  Y a partir de ahí se seguiría con el sumarío correspondiente a cargo del instructor.

Un derecho de la oposición.- La denuncia del PP se fundamenta en el informe de parte encargado a dos técnicos y en el que según el cual el coste real de la obra ejecutada en esta primera fase no llegaría  al medio millón de euros mientras que se ha certificado obra por unos 890.000 euros,  según el proyecto aprobado. La presidenta del PP Ana Guarinos se refería a que no es una cantidad pequeña sobre la que se discrepa, ciertamente casi medio millón de euros sobre una obra de 890.000 en mucho dinero, y que como oposición el Grupo Popular de Azuqueca tiene el derecho   a acudir a los tribunales. Yo no se lo discuto, y por ello nadie se debe rasgar las vestiduras ni montar ninguna escena. Ahora bien, si se demostrase que ese informe  es deficiente o incluso temerario, se les puede volver en su contra y los denunciados podrían ejercer las accions judiciales correspondientes  para reparar su honor y buen nombre a que hubiera lugar.  Por de pronto, en esta fase de diligencias previas, como ha anunciado el Ayuntamiento azudense, los servicios técnicos municipales están trabajando para “desmontar punto por punto” el informe de los técnicos. El juez confrontará ambos informes, podría incluso reclamar un tercero, ya veremos,y decidirá en consecuencia sobre si ha habido o no tanto desajuste, como sostienen los denunciantes.

Los alcaldes no son dioses.- Tengo aprecio personal por Porfirio Herrero, uno de esos políticos que si no pueden arreglar un tema por lo menos no lo complican, que es lo habitual en otros, así que me va a costar sacudirle con la zurriaga, pero supongo que todos tenemos algún día malo en el que  se nos va la cabeza y lo confundimos todo. Mismamente mi estimado senador, que en una rueda de prensa llegó a decir algo como esto: “Bellido tiene que reconocer que él es el único responsable de todas la obras que se realizan en el Ayuntamiento y el ordenador de los pagos, por eso no puede culpar a los técnicos que solamente se limitan a cumplir sus órdenes”.

¿Pero que sostienes con esto, Porfirio? Que lo que dicen los técnicos en sus informes es  lo que previamente les han ordenado los políticos que hagan? Pues si así fuera, no harían falta técnicos, solo un escribiente que recogiera la voluntad de los alcaldes, pero el sistema se nos habría ido por el inodoro. Cualquier desahogado valdría para alcalde, porque carecería de freno alguno, y a sensu contrario ninguna persona medianamente sensata querrá ser alcalde si de cualquier cosa que pase en el Ayuntamiento puede ser responsabilizasdo penalmente. Pues claro que hay una responsabilidad política en los ayuntamientos y en cualquier institución, pero en ninguna ciudad grande un alcalde se dedica a repasar si las farolas o la pintura de una obra es la consignada en el proyecto; o no. Para eso están los técnicos, que son los que deben defender los intereses de la institución frente a los contratistas, luego los concejales de área, después las juntas de gobierno y finalmente los alcaldes como últimos responsables, que a la vista de los informes anteriores confirman o no las decisiones. No conozco ningún caso en que un alcalde haya sido condenado por una cuestión técnica si ha cumplido con todas esas garantías. Y si algún alcalde o un concejal ordena a un técnico lo que tiene que poner en informe, alterando la realidad, estaríamos hablando de al menos dos delitos; pero  por ambas partes. En fin, Porfirio, si yo creyera que esto fuera verdad, que los técnicos hacen sin rechistar lo que les ordenan los alcaldes, me sobrarían todos los técnicos, y no perdería el tiempo yendo a votar el 24 de mayo. Prefiero imaginarme que en el fragor de la emoción por la imputación (previa) de Bellido, perdiste tu habitual buen sentido común.

¿Imputados o investigados?  Si hay un asunto en el que los políticos pierden el oremus y se niegan a ver la viga en el ojo propio es en lo tocante a las llamadas imputaciones. Tal es así, que mientras solo hubiera unas diligencias previas, creo yo que  sería más justo cambiar el adjetivo de “imputado”  por el de “investigado”. Y reservar el término “imputado” a que hubiera una calificación inicial del Ministerio Fiscal y a la apertura de un procedimiento penal, como consecuencia de esas diligencias previas. Populares y socialistas están jugando con las cartas marcadas cuando hablan de imputados, dan una imagen mayor de pobredumbre de la política española en general, y con su cinismo están alimentando el fuego del populismo. Que luego no se quejen de que los bárbaros acaben por saltar el muro de Adriano. Y como nos enseñó Aristóteles se acabe imponiendo la demagogia, como forma corrupta o degenerada de la democracia.

Pues claro que a Bellido le asiste la razón cuando pide declarar “cuanto antes”, para librarse en campaña electoral  del estigma de la imputación. Pero no por ello debemos olvidar tampoco que  el ciudadano corriente debería tener derecho a una justicia, que por su lentitud, muchas veces deja derlo.

CIUDADANOS FICHA A RONALDO.- Llevo varios años siguiendo el blog económico  “Nada es Gratis” de Luis Garicano, y me sorprendió que Ciudadanos lo haya fichado para redactar su programa económico,  porque el profesor de la London Scohool of Economist  es Ronaldo o Messi en terminos  futbolísticos por la frescura y la innovación de sus propuestas económicas frente al lenguaje de los conservadores, que lo están fiando todo a las políticas de austeridad, para no seguir aumentando la deuda –que por otra parte en muchos países sigue in crescendo–, o el keynesianismo puro y duro de los socialdemócratas, que salvo meritorios casos como el de Manuel Valls en Francia, todavía  se piensan que con subir la inversión pública y las prestaciones sociales se va a conseguir una reacción de la demanda y el consumo como pasó tras la segunda Guerra Mundial. Esta Europa y la sociedad que alumbra no tiene nada que ver con esa época, es más, por la salida tan desigual de la crisis que la clase media está sufriendo, recuerdan más a décadas anteriores, como los años veinte y treinta en Alemania, que alentaron los populismos más autoritarios, aquellos que consiguieron engañar a esas clades medias ofreciendo soluciones simples para problemas extremadamente complejos,  y visualizando enemigos comunes como pasó con los judíos.

Me interesa especialmente del paso adelante de Garicano, que va a poner en el debate político algunas de las ideas reformistas que lleva explicando en su blog y en sus libros en los dos últimos años. Me estoy refiriendo a ese contrato único, que tanto asusta a sindicatos y patronales, para combatir la temporalidad y acabar con la precariedad, en el que todas las nuevas contrataciones  se harían con un contrato indefinido con indemnizaciones crecientes, proporcionales a la antiguedad del trabajador en la empresa. Un contrato que no afectaría a los ya existentes.

Estaríamos hablando de esa mochila a la austriaca, formada por las aportaciones empresariales a una cuenta individual de cada trabajador equivalente al  1% de su salario, y que podría disponer de esos fondos acumulados en caso de despido o en el momento de su jubilación, con bonus buenos y malos para las empresas que despidan menos.

O esa propuesta para ese Complemento Anual Garantizado, que no es esa renta básica sin más que proponen algunos  y que no podrían soportar las finanzas de ningún país europeo,  amén de desalentar la actividad, una propuesta que Garitano contempla para aquellos hogares en los que las personas principales hayan obtenido  rentas salariales y/o ingresos del trabajo por cuenta propia, sin llegar a alcanzar una cuantía mínima anual.

Garicano es un gran fichaje para el partido  de Albert Rivera, una fuerza emergente en todos los sondeos, y mal harían los partidos mayoritarios en responder llamándoles por su nombre en catalán, Ciutadans, en lugar de fomentar debates sobre cómo podemos salir de esta con nuevas propuestas que ataquen los males de mercado de trabajo español, la precariedad y la temporalidad, que no se van a resolver volviendo a  viejas prácticas paternalistas que desaniman la contratación y la movilidad laboral.

Ciertamente que hay cosas que matizar en lo que ha expuesto Garicano en estos últimos días, pero nadie puede negar que tienen aroma de agua fresca. Vendrá bien para animar el cotarro.

Román, a por su tercer mandato

Antonio Román confirmó el viernes que volverá a ser candidato a la Alcaldía de Guadalajara. Y lo será por cuarta vez consecutiva. En la primera de ellas, en 2003, el  PP fue el partido más votado, pero el PSOE de  Jesús Alique gobernó en coalición con Izquierda Unida. En 2007, Román ganó contra pronóstico  por una ajustada mayoría absoluta y en 2011, revalidó el gobierno con 16 concejales, la victoria más holgada de la historia democrática de Guadalajara, superando a los 14 concejales de Javier de Irízar en su segunda legislatura. Román llevará  cuando se celebren las elecciones del 24 mayo 16 años años de edil en el Ayuntamiento de Guadalajara, de ellos ocho como alcalde, y si entonces fuera reelegido por tercera vez se convertiría en el alcalde democrático más longevo desde la restauración democrática de 1978, superando a Javier de Irízar ( 1979-1991) y a José María Bris (1992-2003). Cuando terminara su tercer mandato en 2019, si así lo quisieran los electores, y él aceptara tal honor que es a la vez servidumbre, porque el elector le elige a él, y a nadie más, el doctor Román será historia de  la ciudad, y se habrá ganado con creces pasar a formar parte del callejero, como por otra parte es tradición entre los alcaldes arriacenses.

Dicho esto, porque es de justicia, entiendo perfectamente que  Román hubiera tomado la decisión de no presentarse  más, para dedicar todo su tiempo a la familia y a la profesión médica. Así lo dijo él, y yo le creo a pies juntillas. Tal es así, que durante los dos últimos años,  especialmente, Román ha promocionado la candidatura de Jaime Carnicero como su posible sustituto, hasta convertirle en el vicealcalde de facto, aunque el cargo no exista oficialmente en el organigrama de esta corporación, pero las cosas funcionan en los partidos de otra manera, y máxime cuando ya no eres el presidente provincial. Dato muy importante.

Así que Cospedal ha tenido que  pedirle personalmente que siga, porque es la opción más valorada en las encuestas que hace su partido, y él no ha tenido empacho en admitirlo cuando anunció la buena nueva con la presidenta regional del  PP a su lado: “Me han hecho ver que era necesario mi apoyo”. Y eso es exactamente lo que se remató el pasado jueves entre Román y los notables de su partido. No se ha ha hablado de más, y en eso incluyo las (posibles)  elecciones de noviembre, para las que queda un mundo, y cualquier comentario sobre si al Congreso irán Guarinos, Román, Echániz solos o acompañados de algún paracaidista, pues es pura ciencia ficción. Esto ahora no toca, y lo que hay que saber primero es qué va a pasar el 24 de mayo, y quién gana y quién pierde. La sensación a día de hoy es que la Diputación está dificilísima para el PP, por la marea roja en el Corrredor, como vaticinan las encuestas; que las autonómicas van a estar muy disputadas, y que Cospedal se juega otra vez  en Guadalajara el gobierno regional, porque  aquí necesita para la mayoría sacar dos diputados de diferencia  (3 para el PP y los otros dos para el PSOE o a repartir uno entre PSOE y Ganemos-Podemos, ya veremos como se concreta la oferta a la izquierda de los socialistas); y por último queda el Ayuntamiento de Guadalajara,el mayor escaparate de la política provincial, donde cualquier cosa puede ocurrir. Un día las encuestas le dan al PP los 13 concejales, es decir, conservaría la mayoría absoluta, y otras veces se queda al borde, con lo que si no pudiera pactar con algún partido emergente que entrara  el Ayuntamiento (Ciudadanos, UpyD, Vox…) , pues nuevamente estaríamos ante un gobierno municipal en coalición de izquierdas, pero más a la izquierda de lo que es habitual, porque  por primera vez en la historia democrática, el PSOE  de Daniel Jiménez (todo un héroe) va a luchar por seguir siendo el primer partido de la izquierda, no solo por ser el alcalde. Y eso lleva una una prima en términos de voto útil, que puede ser decisivo.

Ante este panorama ex novo, que hace de estas elecciones las más emocionantes desde 1979, hay que reconocer a Román el valor torero de no haberse marchado a su casa y al hospital, porque para él habría sido lo más cómodo, y más después de que su partido no le haya “comprado” su alternativa, porque las encuestas son las encuestas, y en el PP no hay Primarias pero tienen a Arriola. La oposición a buen seguro que explotará el punto flaco de esta historia: si después de haber reconocido que quería marcharse, ¿a Román le queda la necesaria ilusión para acometer una nueva legislatura de cuatro años más? Veremos cómo nos convence de que no hay gato encerrado.

Román tendrá la capacidad de proponer la candidatura, aunque luego ésta tiene que pasar por el comité regional y finalmente por el nacional. El propio Román sabe que él no habría sido concejal en sus primeras elecciones si Luis de Grandes no le llega a pegar un empujón hacia arriba al orden de la lista que salió de Guadalajara.  Hay la lógica expectación por saber quién ira de número dos, por lo que ello lleva consigo,  aunque conociendo la historia de este partido, a muchos no nos cabe la menor duda de que será la presidenta provincial, Ana Guarinos.  Del resto, ya no me mojo, intuyo que habrá cambios, pero tampoco demasiados.

Si Román no fuera reelegido, y eso no es una intuición, lo ha dicho él,  dejaría el escaño. Es lo normal. Cuando se ha sido alcalde, ya no se puede ser portavoz de la oposición. Y eso valdría para la Diputación, como se ha visto por la experiencia de María Antonia Pérez León como portavoz del grupo Socialista. Cuando se ha gobernado, hay tanto peso en la mochila, que es mejor dejársela a otro. Esto es lo que hay.

PD.- Sigo con impaciencia que nos anuncien el contenido y la fecha exacta en que se firma el convenio sanitario con Madrid, porque ya están tardando. También imagino que cualquier día nos anunciarán que se ha llegado a un acuerdo con el ministerio de Defensa para la compra del complejo de Las Cristinas, para campus universitario, por el que hace tiempo que hay una oferta de la Junta, que según me dicen no está nada mal, teniendo en cuenta de que el ministerio no tiene ningún proyecto para el citado inmueble.  Me imagino que pronto tendremos noticia, pero tampoco es cuestión de dejar las cosas para última hora.

Guadalajara, en el fondo del saco

Hace unos días, un pequeño empresario dedicado al sector de las reformas me decía que estaba pensando muy seriamente en trasladar su domicilio social a Alcalá de Henares, aunque seguiría trabajando para todo el Corredor. “¿Y eso”?, le pregunté. “Es que en Guadalajara estamos en el fondo del saco”.

Me dejó pensativo José Félix , porque este empresario había empleado una metáfora muy acertada para definir la situación que vive nuestra provincia al fondo de ese saco, que es naturalmente el Corredor del Henares, el pulmón sobre el que gravita la economía y el empleo provincial. Entre el empresariado local, hay una sensación de que las diferencias internas son cada vez mayores entre el tramo madrileño y el alcarreño, tanto en términos de empleo, actividad económica y fiscalidad, y lo que es peor: que no hay una estrategia de respuesta para armonizarlas.

Los datos de empleo así lo confirman. Mientras en  la comunidad de Madrid, la última EPA de 2014 fijó una tasa de paro del 18,08%, en Guadalajara cerramos el año con el 23,7% de paro, prácticamente en los mismos niveles que la nacional, que está en el 23,7%, cuando históricamente nuestra provincia ha estado varios puntos por encima. No es consuelo apuntar luego que a pesar de todo ello sigue siendo la tasa de paro más baja de las cinco provincias de Castilla-La Mancha, que está en un vergonzoso 28,5%, a pesar de que en 2014 se ha creado empleo neto, porque nuestro territorio natural está en Madrid, y no en La Mancha. Si seguimos con los datos del paro, en este caso del registrado, el aumento del número de parados en enero de 2015 aumentó el 3,62%, un duro mazazo,  porque si bien esta caída está muy ligada a la temporalidad y al sector servicios en particular, que sistemáticamente destruye puestos de trabajo tras las navidades, ese número de 728 parados más en un mes es un duro golpe, se mire como se mire, para el ánimo de las familias alcarreñas, y eso luego tiene su traducción sociológica;y por tanto política. Ni tan siquiera nos debería consolar, que por el tipo de contratos, en Guadalajara se han realizado en enero 505 contratos indefinidos (un 23,17% más) y 8.546 temporales, un 6,17% más. Está bien que se aumente la contratación indefinida, pero digo lo mismo que cuando desde  la oposición se exagera sobre  la excesiva temporalidad del empleo que se creó en los meses buenos.  El empleo de calidad vendrá detrás del aumento del empleo temporal; quien pretenda alterar los términos está haciendo populismo. Y engañando.

Pero si en el fondo de ese saco, cada vez más Madrid nos va sacando mayor diferencia en términos de actividad y empleo (5,38 puntos en tasa de paro es una barbaridad, propia de países diferentes , no de regiones), habría que apuntar a otro factor que preocupa a los empresarios alcarreños como es la fiscalidad. Aunque no hay unas estadísticas incontestables sobre  cuál es la diferencia fiscal entre Guadalajara (y por extensión Castilla-La Mancha) y la comunidad de Madrid,  importantes dirigentes empresariales de Guadalajara me han dicho más de una vez que podrían estar en torno a 2 puntos, entre unas cosas y otras, a favor de Madrid.  En contraste con otras autonomías, Madrid se ha empeñado desde hace tiempo en políticas fiscales de perfil bajo, de las que echan pestes los de siempre, y eso se está traduciendo en que más de la mitad de las empresas extranjeras que vinieron a España en el último año se hayan ubicado en Madrid. En contraste con Madrid, ahí tenemos el caso de Cataluña, la autonomía más intervencionista y en la que más impuestos se pagan de España, para alimentar su  desmesurado gasto público, en gran parte ligado a la estrategia independentista: 18,08% de tasa de paro en Madrid frente al 20,16% de Cataluña.

Pero hay más cosas que están pasado al principio de ese saco, y que no han llegado al final de él.  El gobierno madrileño tuvo el acierto de contemplar al Corredor como una unidad económica diferenciada y así se montó ese «Plan Activa Henares», dotado con 240 millones de euros, para dinamizar la actividad económica del Corredor del Henares, pero ojito: solo en el tramo madrileño.  Lo más importante de ese Plan ya no es tanto el conjunto de la inversión, porque con Plan Activa o sin él, seguramente que habría salido por otro lado, sino el mismo concepto de marketing que para Madrid tiene el Corredor,  hasta el punto de que se  apropió  de todo ese saco. Un hecho que políticamente es inaceptable desde el punto de que no se ha seguido el mismo criterio en asuntos como la propia Universidad, o no digamos el abastecimiento de agua. Nadie en su sano juicio cuestiona que Alcalá de Henares debe seguir formando parte de la Mancomunidad del Sorbe, porque la ciudad pertenezca territorialmente a Madrid, aunque por ello haya que seguir aumentando la infraestructura de la MAS, y financiarla (Alcalá es el primer objetivo de la famosa tubería o tercera conducción).

Aunque me costa de que la Ceoe alcarreña consideró del todo punto «inamistoso» que Madrid se hubiera embarcado en ese plan sin haberlo coordinado con la otra parte del Corredor, y pidió amparo a la Consejería de Fomento, lo cierto y verdad es que no ha habido una respuesta institucional  acorde con la magnitud del problema, ni por parte de los empresarios ni por la consejería. Porque mal o bien, Madrid ahí tiene su Plan Activa Henares: ¿Y nosotros qué tenemos?

Pues eso, la sensación de que cada vez estamos más en el fondo de ese saco, y de que en los últimos años en los mapas del Corredor que llegan a muchas empresas este termina  en Meco. ¿Y qué hemos hecho desde este tramo del Corredor para contrarrestarlo?

Ya sé que más nos vale a los de Guadalajara por no estar con Madrid en la misma autonomía, y sobre todo teniendo en cuenta de que en el Estado hacia el que vamos cada vez tendrán más competencias las comunidades autónomas y menos el gobierno central. A algunos nos queda el consuelo de que lo escribimos hace más de treinta años y  por ello nos condenamos para siempre. Pero insistimos: poner fronteras artificiales en el Corredor del Henares era y es un sin Dios. Solo que perdimos.  Menos mal que ni todas las autonomías del mundo podrán cambiar que Guadalajara esté a 55 kilómetros de Madrid, porque ese es nuestro principal Plan de Empleo. Pero no es un consuelo.

Cada año que pasa, es más difícil hacer negocios en el fondo del saco.  Esto es lo que hay.

El secreto está en el “dos”

Este fin de semana se celebra en Madrid la convención nacional del PP, que servirá  de pista de despegue a la precampaña de los populares, y que ya no parará hasta el 24 de mayo. Agotador el  año que nos espera con una convocatoria electoral  de locales y autonómicas en  13 comunidades, una específica para Cataluña en septiembre, en la que Artur Mas Junqueras promete la independencia y dos huevos duros, otra probable en Andalucía si así lo decide Susana Díaz y su hoja de ruta hacia La Moncloa, y las generales  en noviembre, diciembre o incluso a mediados de enero. No me digan que no es como para coger las obras de San Juan de la Cruz y meterse en una cueva de Pastrana hasta que escampe.

Después del Congreso del PP,  ya solo queda designar los candidatos que se están peinando. Esperanza Aguirre ha quedado más aparente para aspirar a que Mariano Rajoy la designe como candidata a la alcaldía de Madrid  después del archivo judicial de su  novelesco episodio por la famosa multa de tráfico y la persecución por las calles de Madrid, con lo que al presidente del Gobierno se le plantea un dilema. Elegir a la que sin duda es la más popular de los candidatos para luchar a cara de perro con Carmona (PSOE)  y Monedero (Podemos, Ganemos o la marca que sea) en la elección más complicada para el PP desde que Tierno dejó la alcaldía; o hacer caso a lo que le pide el cuerpo y tocar con el dedazo a su delegada Cristina Cifuentes. Luego está lo de la Comunidad, si repite Ignacio González, o Rajoy arriesga y se busca un candidato con más punch mediático. Un asunto que concierne más de lo que aparenta  a Guadalajara, por la influencia que tiene en el Corredor del Henares –mucho menos en el resto de la provincia—los aires que vengan de Madrid. Y si hay “marea roja”, a buen seguro que el agua alcanzará la plaza Mayor, y  la de Moreno –un liberal al que los absolutistas cortaron la cabeza–,  por mucho que el PP consiga la heroicidad de deshacer el empate en el partido judicial de Sigüenza.

Pero no solo Rajoy tendrá que ponerse con los deberes para cuando acabe la convención, por mucha fatiga que le dé la tarea, en Castilla-La Mancha también María Dolores Cospedal, ahora que tiene a Floriano ocupado con la campaña, tendrá la última palabra sobre las dos decisiones más peliagudas que le quedan por resolver en las grandes capitales de la región. Está la alcaldía de Toledo, donde parecen colocados Agustín Conde, pero sobre todo el delegado del Gobierno Jesús Labrador –sin descartar a una candidata como tercera vía—y luego queda lo de Guadalajara, que se está enredando más de lo deseable para los intereses populares.

Lo que sé. Que Antonio Román, a pesar de llevar metido más de veinte años en el ayuntamiento, con lo que se merece un cuadro XXL para la Galería de Alcaldes  el día que se vaya, y aunque el cuerpo lo que le pide es explorar otros caminos políticos y profesionales, está (inicialmente)  dispuesto a encabezar por cuarta vez la candidatura del PP, si su partido estima que es el candidato con más posibilidades. Tradicionalmente, los alcaldes de Guadalajara han sido los políticos provinciales más conocidos, aunque los encuestadores del PP, como hacen siempre, dejan caer otros nombres, en este caso los de Ana Guarinos y Jaime Carnicero, por lo que pueda pasar. Hasta ahora, no ha habido una reunión formal para hablar del asunto entre Román  y la dirección del partido (Guarinos, Tirado y, lógicamente, Cospedal), y cuando se celebre (no sabemos si será en el ámbito privado o en el mismo Ejecutivo Regional) el alcalde de Guadalajara se va a vender caro.

Lo que presumo. Que Román va a reclamar plenos poderes  en cuanto a la confección de la lista, y eso incluye el emblemático  número dos. Román va a querer que sea Jaime Carnicero, el edil que ha ejercido durante la legislatura como su vicealcalde, aunque sea un cargo que formalmente no exista en el organigrama de este ayuntamiento. El número dos es doblemente relevante.  Por lo simbólico, en el PP de Guadalajara tradicionalmente lo ha ocupado el presidente provincial cuando era el candidato in péctore a presidir la Diputación, como sucedió largo tiempo con el fructífero tánden Bris-Tomey,  y que tantos éxitos dio a los populares. Pero el número dos tiene además un relevancia legal, porque es el  sucesor natural de un alcalde  en caso de renuncia o fallecimiento, sin que haya que andar con dimisiones de por medio, cosa que sucedería si la decisión para el recambio estuviera más debajo en la lista. Esta circunstancia cobra ahora especial relevancia. Yo  no tengo constancia de que  Antonio Román tenga decidido no acabar el mandato y renunciar a favor de Carnicero, si renovara su mayoría absoluta, pero tampoco hay garantías de lo contrario, o por lo menos Román no las dio la última vez que le pregunté públicamente sobre el asunto con motivo de la presentación del balance de 2014.

Lo que sé. Que Ana Guarinos nunca ha puesto pegas a que Antonio Román vuelva a repetir como cabeza de lista. Parece lo más sensato, aunque no siempre ha ocurrido así. Cuando Jesús Alique fue secretario provincial del PSOE, su primer objetivo era ser alcalde de Guadalajara, sin lugar a dudas el cargo con más lustre de la política provincial; no lo consiguió, aunque  la suerte le favoreció porque pudo ser presidente de la Diputación, y cuatro años después se aupó a la Alcaldía en coalición con Izquierda Unida, y dejó la Diputación primero a José Carlos Moratilla y luego a María Antonia Pérez León.

Lo que presumo. Que una cosa es acceder a que Román sea el alcalde, porque así lo recomienda la demoscopia, y otra cosa a que lo sea otro que al que tú no has puesto. Y hasta aquí puedo leer. Los partidos son muy jerárquicos, y cuando se gobierna, más, y Román lo debe saber porque ha sido presidente provincial.

Lo que sé. Si no hay consenso en el ámbito del PP provincial, es decir, entre Román y Guarinos, decide Cospedal. Y si la cosa se enreda más de lo que al PP le convendría, y no hay acuerdo con Román por la confección de la lista, Guarinos dará el paso adelante y será la candidata a la alcaldía con Lorenzo Robisco de número dos. Pero, insisto, esta opción está en la recámara, no es la primera.

Quédense con esta frase pronunciada por Guarinos hace dos semanas. “Siempre he estado a disposición del partido y seguiré estando a disposición de lo que quiera y pueda necesitar”. «Sería una osadía que cada uno pidiéramos lo que quisiéramos”.

Esto es lo que hay.

EL MODELO DEL CENTRO ACUÁTICO.- Desde el lunes está en marcha el Centro Acuático Municipal, cuyos encendidos elogios por parte de Román a su vicealcalde, Jaime Carnicero, a quien colocó en la inauguración en lugar preferente junto al presidente de Supera, tienen mucho que ver con lo que he escrito antes, pero ahora yo quiero subrayar que nadie puede negar que Guadalajara tiene un centro estupendo para los que les gusta el agua en todo tiempo y condición, y que ha costado más de ocho millones de euros. Es una inversión que no ha tenido que pagar el Ayuntamiento, porque su economía no se lo permite, ni ahora ni en los próximos lustros. A cambio,  la empresa Supera, líder en el sector, gestionará la instalación durante cincuenta años y pagará un canon, parece que pequeño, porque no se ha explicado bien, durante ese tiempo. El modelo de colaboración público-privada utilizado por el Ayuntamiento de Guadalajara está cada vez más extendido por España, porque es la única manera de que en las ciudades se puedan hacer inversiones en grandes infraestructuras a pesar de la caída en la recaudación de los ayuntamientos.  Puede tener sus detractores, por ejemplo entre los gimnasios privados de Guadalajara, que de alguna manera ven una competencia desleal en la iniciativa, porque a ellos nadie les ha pagado el suelo del  negocio, y ahora van a tener que hacer frente a una oferta muy competitiva. Los medios de comunicación sabemos mucho de ello, y es lo que menos me gusta. Más ideológica es la crítica que se hace desde Izquierda Unida,  ellos priman lo público por encima de todas las cosas, pero el problema es que lo público no lo pagan los señores concejales, lo pagamos el contribuyente con nuestros impuestos y tasas; y se lo sigo sin acritud: estamos ahogados, pues los ayuntamientos en lugar de reducir el gasto corriente para compensar la caída de la recaudación, lo que han hecho en esta legislatura para cuadrar sus números es aumentar el IBI, las tasas y los impuestos.  Aunque en este último año se hayan producido algunas rebajas para el maquillaje.

P.D. ¿Pero a Pedro Sánchez no le eligieron hace seis meses para liderar el PSOE? No entiendo nada, Susana. Es la primera vez en la política española que se diseñaría una estrategia en base a la posibilidad de que el jefe de tu partido se estrelle en unas elecciones a las que no se presenta. Creo que Pedro Sánchez no ha acabado de encontrar un discurso socialdemócrata sólido que oponer a las ocurrencias del populismo; pero de ahí a convertirle en chivo expiatorio… Lo que hay que ver.

Un incierto 2015

Si hubiera que emplear un calificativo para este nuevo año de 2015 tal vez el más apropiado sea el de “incierto”. Al margen de cualquier otro tipo de análisis que nos merezca la situación actual, en lo que posiblemente todos estaremos de acuerdo es que nunca desde la Transición hemos estado ante una situación política tan abierta. Pero no tanto porque por primera vez hay una opción real de  ruptura de ese bipartidismo imperfecto que favorece nuestro sistema electoral, lo que en principio constituiría una sana autoregeneración del propio sistema, la incertidumbre se suscita porque al pairo de la crisis y de la manipulación en clave populista de los efectos de la corrupción, como si esta no formara parte de la condición humana y fuera un genuino producto de la Constitución de 1978, lo que algunos nos sugieren es que como infalible remedio hay que liquidar toda esa arquitectura constitucional de consenso que permitió a este país entrar en la modernidad y en Europa, y reemplazarla por no sabemos qué, aunque sospechamos que la alternativa  puede estar más cerca de la Venezuela de Maduro que de la América de Obama. Resumiendo: que la Constitución no tiene la culpa de que Zapatero no supiera encarar la crisis como se merecía lo que se nos venía encima, ni la Constitución le impidió a Rajoy actuar de otra manera para rebajar el déficit, contener la deuda desbocada y comenzar a crear empleo neto. No atribuyamos por tanto a las constituciones lo que son acciones del poder ejecutivo,  y desconfiemos de los que nos dan a entender que con su cambio, como el que se muda de sombrero al estilo de la España del siglo XIX,  vamos a solucionar los problemas de España de la noche a la mañana.

Sí, este año 2015 es tan incierto que es muy posible que el Gobierno de Mariano Rajoy quiera prorrogar la legislatura hasta enero de 2016 en lugar de convocar las elecciones antes de la Navidad, y así dar margen a que se visualicen más los efectos de la recuperación, que aún siendo ciertos, no acaban de llegar a la microeconomía de las familias. No lo va a tener fácil el Gobierno, porque se va a enfrentar a una tesitura en la que jamás se ha visto ningún otro Ejecutivo español desde que en España surgió una clase media-colchón tras el proceso de industrialización en los años sesenta. Se lo oí en algunas tertulias de la Transición al llorado Paco Fernández Ordóñez. Él pronosticaba que los comunistas no liderarían la izquierda, porque esa nueva clase media, post industrial y trabajadora,  ya tenía cosas que perder, y acabarían identificando el comunismo con la inestabilidad y la Guerra Civil a pesar del positivo papel que el PCE jugó en toda la Transición. Y así sucedió.

El principal problema para el actual gobierno es que esa misma clase media de la que se nutre ha perdido calidad de vida aún teniendo trabajo, por la caída en torno al 20 por ciento de su renta disponible en el núcleo familiar, además existe una parte de la población más  joven que al carecer de empleo o de expectativas de encontrarlo más allá de una ETT,  tiene la tentación de indentificar a nuestro régimen de libertades  y a sus partidos mayoritarios con el peor de los mundos posibles, y son presa fácil de ese populismo que ante problemas complejos, como es la crisis del estado del bienestar por los efectos de la globalización (una gran parte de la industria europea no es competitiva frente a los países emergentes) ofrecen soluciones simplistas que acabarían empeorando la ya precaria situación actual.  El problema para el gobierno y la izquierda socialdemócrata es que muchos de estos jóvenes no tienen la perspectiva histórica de los que sí hemos conocido otro país más empobrecido y en el que la libertad estaba ausente, y por lo tanto han llegado a la conclusión de que nada tienen que perder. Los estudios electorales desde hace muchos años dicen  que la primera opción de los jóvenes que accedían a la mayoría de edad era no votar, pasar de las urnas. Y no lo dimos importancia. Pues bien, ahora eligen en primer lugar dar su confianza a una opción rupturista como Podemos, que ha roto todas las expectativas de voto sin llegar a presentar un programa más allá de algunas viejas ideas sacadas del intervencionismo más ortodoxo.  El germen del descontento ya estaba ahí, durmiente, y solo ha habido que esperar a que surgiera alentado por el populismo de algunas estrambóticas tertulias televisivas que robaron el formato a los programa del corazón más procaces.  El resultado: que ahora  hay millones de españoles que  se creen que no tienen nada que perder, como pasó en la Alemania de la hiperinflación con la república de Weimar, y si a la crisis se junta la exhibición impúdica de sucesivos fenómenos de corrupción, nos encontramos con que los dos grandes partidos presentan un agudo problema de credibilidad y costará que nos vuelvan a convencer de que está vez, sí,  están dispuestos a regenerarse frente a los abusos producidos en los últimos años, y ya no digamos cómo van a trasladar sus convicciones en esa generación más joven que no ha conocido otra España que la de la crisis, el  fracaso educativo, el subempleo y los recortes,  una crisis que ya nos dura siete años. ¿Cómo les van a convencer de que con sus defectos todavía España es un país que está entre las primeras diez economías del mundo y  que, si no hay frenazo y marcha atrás,  dispone de un tejido productivo capaz de llevar a nuestro PIB  en 2015 a crecimientos por encima del 2 por ciento, y que solo creciendo a ese ritmo luego sería posible mejorar la calidad del empleo y apuntalar el estado del Bienestar?

Intuyo que habrá millones de españoles que querrán pegar un zapatazo encima de la mesa, sin reparar en el riesgo de que se haga añicos la vajilla de la abuela, y pudiera ser que se quiera aprovechar la ocasión de que hay municipales en mayo para mostrar ese desagrado, como ya ocurriera en las Europeas. Eso nos lleva a otro panorama incierto, y no tanto porque pudieran cambiar los gobiernos municipales, que eso es intrínseco al sistema democrático, sino porque la proliferación de fuerzas haga los ayuntamientos ingobernables. Y la ingobernabilidad muchas veces es también sinónimo de corrupción y casi siempre de tiempo perdido, el que desperdician los políticos en tener que hablar de lo suyo a cada momento como si ni fuera bastante con atender a la gestión del día a día. Extrañó a alguno la sinceridad del alcalde Antonio Román, en su balace de fin de año, al reconocer que la mayoría absoluta del PP está en el aire (y eso que podrían perder hasta tres concejales, y no bajarían de 13, el número mágico en el Ayuntamiento de Guadalajara) y  pronosticar que si las elecciones se celebraran hoy, 5 o 6 fuerzas tendrían opción de entrar en el Ayuntamiento. Pero es que la volatilidad en la opinión pública española se asemeja a la Bolsa griega. Están pasando tantas cosas, que una semana haces una encuesta en Guadalajara y al PP le da mayoría absoluta con 14 concejales y quince días después te quedas en 12. Y de las autonómicas, que para el PP van a estar especialmente difíciles en la zona del Corrredor, vamos a ver si García Page no tiene razón y la clave de la mayoría de Cospedal vuelve a estar en Guadalajara, pero ahora en sentido contrario.

Yo ya tengo escrito que los cambios en esta comunidad empiezan primero por Guadalajara, por su vinculación a Madrid, y aquí puede pasar cualquier cosa. Por eso Román, que es el político más conocido,  se vende caro en las conversaciones que iniciará en los próximos días con su partido.

Atención a este mes porque hay muchas cosas por cerrar. En el PP, en el PSOE menos, y no digamos a su izquierda más izquierda con Ganemos, Podemos y una IU que lucha por sobrevivir, curiosamente después de una legislatura en la que ha tenido un mayor protagonismo en la oposición de lo que cabe a un grupo con un solo concejal por el concienzudo trabajo de su portavoz, José Luis Maximiliano. Pero así están las cosas. Hoy, la experiencia dejó de ser un grado, y al paso que llevamos y por la simpleza de algunos argumentos acabaremos transcribiendo un pleno del ayuntamiento en un tuit.

Esto es lo que hay. Mañana, Dios sabrá.  Feliz año.

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