Una peligrosa vuelta de tuerca en Cataluña

Algunos aventureros que en la política española amenazan con contagiar a todo el sistema nos quieren hacer creer que la Ley es algo superfluo que se aplica solo si conviene, olvidando que un Estado que no cumple con el la Ley y el Derecho acaba convirtiéndose por extensión en una dictadura, porque el Ejecutivo se sitúa caprichosamente  por encima de cualquier norma. Se empieza por desobedecer la Ley y no se pone el retrato del Jefe del Estado, como ha sucedido en los ayuntamientos de  Barcelona o Cádiz, y se termina por ignorar que existe una Constitución, que nos obliga a todos mientras no la cambiemos.  Son síntomas del mismo mal.

En Cataluña, Artur Mas, posiblemente el político más irresponsable que ha dado la historia del Principado, ya ha dicho que si las elecciones del 27-N terminan con una “mayoría suficiente y necesaria” para los intereses independentistas él y sus legiones pondrán en marcha un proceso que culminaría con una periodo máximo de 18 meses con la convocatoria de unas elecciones parlamentarias constituyentes, que promoverían la Constitución del nuevo Estado catalán.

Al señor presidente de la Generalidad de Cataluña, que lo es es base a la Constitución Española de 1978, le importa un bledo saltarse a la torera nuestra Carta Magna, porque como nos ilustra el conseller de Presidencia de la Generalidad, Francesc Homs, hay que ignorar la legalidad española si choca “con el mandato democrático del pueblo de Cataluña”. Como escribía recientemente el catedrático de Derecho Constitucional,  Francesc de Carreras, que las autoridades catalanas vulneren el derecho ante la complacencia general ya forma parte de la normalidad catalana, no es noticia. Porque los sectores influyentes de esa sociedad –sindicatos, patronal, asociaciones conocidas, empresarios relevantes, mandarines culturales o presidentes del Barça- están de acuerdo con quienes incumplen la Ley o se mantienen comodamente callados.

Es situación reiterada de incumplimiento de  la Ley española en Cataluña, y la falta de respuesta del Estado es lo que nos ha llevado a la situación más grave desde que se aprobó nuestra Constitución. Dejamos pasar el agua y nos ha traido estos lodos. Si Más, Junqueras o el abad de Monserrat proclaman la independencia desde el  balcón de la Generalitat, como hizo Maciá, el asunto  no va más allá de esa política  efectista de  gestos,  que tanto gusta a los nacionalistas. Porque  no les reconocerían ni en Andorra. Pero el problema vendría al día siguiente  cuando ese nuevo gobierno, si llegara a triunfar,  se pusiera en esa tarea de desencajar Cataluña de España  en 18 meses.  Una de las posibilidades sería declarar el Estado de Sitio, previsto en el artículo 116, que en principio no sería proporcionado, ¡pero ojito!, mientras no haya episodios graves de violencia o de insurrección.  Pero lo que sería inevitable es aplicar el artículo 155CE, un mecanismo menos grave, por el que el Estado puede poner a sus órdenes a todo el personal necesario para el cumplimiento de las obligaciones que dejaran las autoridades autonómicas.

En cualquier caso, un conflicto que  produciría una ruptura de la sociedad catalana y una situación de grave inestabilidad política y económica, primero para Cataluña, pero también para España. Lo que nos faltaba, ahora que empezamos a salir de la crisis.

Esto es a los que nos podríamos enfrentar  a partir del 27-F, y para lo que se requieren gobiernos fuertes en el Estado con una hoja de ruta muy clara.  O volveremos al caos institucional que caracterizó a la política española en buena parte de los siglos XIX y XX.

Esto es lo que hay; y sinceramente me preocupa. Porque Mas y Junquera ya lo han avisado: “Vamos en serio”. ¿Y el resto de España?

Querellas preventivas

Hasta el miércoles, Pablo Bellido era el único candidato para ser delegado de la Junta en Guadalajara, un cargo estratégico en el diseño del gobierno regional, que al actual secretario provincial del PSOE  le complacía. De hecho, al candidato que buscó el propio Bellido para el cargo, Alberto Rojo, le vino el asunto tan de sopetón que hasta el pasado jueves no cerró su relación laboral en la empresa de logística en la que trabajaba según reconoció en su toma de posesión. Nadie duda en el PSOE de que García-Page y Bellido tuvieron que resignarse al nombramiento para ahorrar al nuevo presidente regional otra portada como la que dedicó Abc a Pedro Sánchez cuando acudió a Azuqueca a respaldar la “campaña electoral de un imputado”. De ahí,  las significativas alusiones de Araceli Martínez  y el citado Alberto Rojo en su toma de posesión a la “honradez” y “honestidad” de su secretario provincial. Pero las cosas son así en este país de radicales donde la política es pura ventolera. Si antes seguimos con ingenuidad a  Juan Jacobo Rousseau  que planteó en su “Emilio” que el hombre es bueno por naturaleza, ahora nos hemos pasado en un arrebato  jacobino a Hobbes, que siglos antes sostuvo que el hombre es intrínsecamente malo, porque es egoísta y privilegia su propio bien por encima del común.  Y de estas últimas exageraciones  surge un riesgo: que para inhabilitar a un político lo más fácil sea meterle una querella preventiva y a ver si cuela. Sucede así porque los partidos serios no se han puesto de acuerdo en fijar dónde empieza y acaba una imputación; y lo que es una garantía procesal se ha convertido en un estigma sin  saber tan siquiera si se va a abrir un juicio oral, que sería  a mi juicio una frontera en la que sí se deberían exigir las primeras responsabilidades políticas; porque otras no las hay hasta que una sentencia sea firme. Esta semana hemos tenido otro caso que es insólito en la política provincial. El coordinador provincial de Ciudadanos, Alejandro Ruiz, también tendrá que declarar  como imputado por los supuestos daños morales causados a una militante que le ha denunciado, hechos que él niega tajantemente. Pero lo novedoso de este caso es que por primera vez en Guadalajara una discusión producida en el ámbito interno del partido, y por lo tanto sin publicidad,  acaba en los tribunales. En fútbol, dicen los argentinos que lo que pasa en el campo se queda  en el campo. Como el ejemplo cunda,  las ejecutivas de los partidos acabarán celebrándose con la presencia de un notario y de un representante de la Academia para que vele por el lenguaje políticamente correcto.

Sería deseable por tanto un acuerdo a ser posible escrito que clarificara la figura del imputado o el populismo también en esto nos acabará comiendo por los pies. Y a ser posible una mayor celeridad en los plazos mientras dure la instrucción. Mientras tanto, aunque por esa Ley de Péndulo lo que ahora se lleva es atizar la hoguera, hay que insistir en la presunción de inocencia. Y en el caso de Bellido, yo me remito a lo que tengo escrito. Sin prejuzgar nada, porque el juez tendrá sus motivos cuando ha admitido la denuncia y ha iniciado una investigación judicial, en el día a día del alcalde de un municipio grande como el de Azuqueca no está revisar si han cambiado el modelo de una farola por otro equivalente; algo más debería saber el concejal responsable; y ya no digamos  los técnicos que son los encargados de examinar e informar sobre cualquier modificación al proyecto original . Pero mientras el juez resuelva… en el camino se ha podido producir alguna injusticia. Esto es lo que hay.

P.D. Sé que no es justo, porque en en una convención como la celebrada por el PP en Madrid, se llevan ponencias que no recogen los medios de comunicación, pero lo que queda por el resumen de los telediarios sobre el discurso de Rajoy es que hay que votarles  sí o sí porque si no detrás viene Varoufakis derrapando con la moto. Solo con explotar la tragedia griega y cambiar el logotipo no le va a dar al PP para ganar las elecciones mientras Rajoy siga apareciendo como el pitufo gruñón siempre dispuesto a dejarnos sin el postre. Como espectador, sinceramente, no funcionó. Demasiado negro.

Luces y sombras en la investidura de García-Page

Durante el discurso de investidura de Emiliano García Page como cuarto presidente regional electo de Castilla-La Mancha este reconocía que cuando María Dolores Cospedal llegó al gobierno había unos 2.500 millones de deuda comercial con proveedores, pero luego le hizo el siguiente razonamiento.  Con usted la deuda se ha incrementado en 6.000 millones y el PIB regional está entre los que más han bajado entre las autonomías españolas. También Castilla-La Mancha está entre las comunidades en donde más han aumentado las desigualdades. Y todo ello a pesar de que se han perdido 7.000 empleos en educación (por despidos de interinos) y 3.000 más en Sanidad.

El reproche que hacía el señor Page a la presidenta saliente está basado en datos reales. Cospedal tuvo que refinanciar y alargar los vencimientos de la deuda para poder pagar esos 2.500 millones a los proveedores (muchos de ellos pequeñas empresas y autónomos  a los que la falta de liquidez del último gobierno de Barreda aceleró su ruina) y a la vez aumentar esa deuda a largo plazo para poder financiar un déficit regional de casi un 7% del PIB en 2011,  que obligaba el Plan de Estabilidad que acometieron los gobiernos de  Zapatero y de Rajoy, por mandato de la Unión Europea, para no terminar en el precipicio griego. Cospedal hizo esos ajustes recortando de aquí y allá en al altar del déficit, que logró domeñar en apenas un año, aunque para ello se tuvo que saltar demasiadas líneas rojas. Cuando Page hacía notar que en buena lógica política el mandato de Cospedal debería haber durado cuatro años estaba en lo cierto: de no haber sido por esos  miles y miles  de callos que hubo de pisar como precio social a esas líneas rojas sobrepasadas  y a la estrategia de comunicación más palurda que se ha visto en esta región, Cospedal habría repetido una legislatura más. Es más, incluso a pesar de todo ello podría haber continuado de presidenta si una mal medida Ley electoral no hubiera impedido que Ciudadanos, la única formación con la que podía pactar el PP, no se hubiera quedado fuera del parlamento con 93.000 votos, apenas 6.00 menos  menos que Podemos, que a la postre han aportado los diputados decisivos para la elección de García-Page.

Lo que el nuevo presidente no reconoció, aunque algo dejó entrever, es que con el actual sistema de financiación de las comunidades autónomas, que data del gobierno de Zapatero,  Castilla-La Mancha está abocada a una situación de recortes permanentes,  que difícilmente el nuevo gobierno va a poder disimular con algunas medidas ya anunciadas como son rescatar del cajón la Ley de Dependencia, un Plan para crear 60.000 empleos públicos  en  los dos primeros años  o esos mil nuevos trabajadores sanitarios  en el primer año. Sucede que el citado sistema de financiación perjudica notoriamente a regiones como las dos Castillas y Aragón, con muchas hectáreas y poca población, porque mientas en Madrid, Barcelona o Valencia se atiende en un solo centro médico a 25.000 personas en las tres autonomías citadas se necesitan 25 consultorios para llegar a ese mismo número de personas. Mientras esto no cambie cada vez habrá más desigualdades entre las comunidades del Interior y la periferia, y, siento decirlo,  tengo escasas esperanzas en que estos criterios se corrijan, porque el aumento del techo en  cuanto a competencias  en las autonomías está reñido con los principios de cohesión. Solo hay que ver las peticiones de Cataluña,Madrid, Valencia o Baleares. Van en sentido contrario. Está bien eso de “blindar por Ley “ los servicios públicos esenciales, como solemnizó García-Page en su investidura, pero la única manera de asegurar la calidad de estos servicios que presta la Autonomía es  que se puedan pagar.

Ni el discurso de investidura del nuevo presidente,  que dejó bien claro que gobernaría con el programa del Partido Socialista, ni el propio Pacto de Investidura que firmó con Podemos dan motivos para hablar de una oleada populista, como se exagera desde el PP, ni mucho menos su referencia es la Grecia del corralito o la Venezuela chavista. Pero sí es notorio que en la letra pequeña hay muchas propuestas en torno a los servicios públicos y al tamaño de la propia administración – que tiende otra vez  a engordar con la creación de nuevos organismos de dudosa eficacia- junto con planes sociales y medidas “rescate”, que carecen de la debida cuantificación. Todo ello junto a planes para recuperar los servicios que han sido externalizados, porque supuestamente  «generan sobrecoste o no están desempeñando correctamente sus funciones».  

El gobierno Page tendrá que medir muy bien la aplicación de estos planes de gasto para que no volvamos a caer en la espiral que  llevó a Castilla-La Mancha a una de las peores recesiones de todas las comunidades españolas, por culpa de un déficit desmesurado sobre nuestro PIB, y que a su vez nos trajo un galopante incremento de la deuda, que ni la propia Cospedal con todos sus recortes ha podido reconducir. Aunque empezamos a salir poco a poco  de la crisis a costa del empobrecimiento de las clases medias, y  que está en la explicación de los últimos cambios políticos, el gobierno de Page sabe que la recaudación de Castilla-La Mancha sigue estando a años luz de los años anteriores a 2008, porque la construcción se recupera a paso de tortuga y con ella su capacidad fiscal.  Sin una adecuada financiación y con un sector de la construcción (que financió en gran medida los servicios públicos de Bono y en el primer gobierno de Barreda)  en grado de hibernación, la única manera de aumentar los ingresos para poder financiar ese gasto público es mediante una reforma fiscal que  genere nuevos ingresos . Los acuerdos entre PSOE y Podemos hablan de reducir los tramos inferiores a 25.000 euros, “suavizar” los que van entre 25.000 y 50.000, y aumentar los impuestos a los oficialmente ricos, que en Castilla-La Mancha serían todos los que ganen más de esos 50.000 euros. También se contempla el incremento en la progresividad del Impuesto sobre el Patrimonio, el tramo autonómico del IRPF y el impuesto de sucesiones y donaciones. ¿Sería con ello suficiente para hacer frente a ese anunciado  incremento del gasto público? Yo ya les digo que no, que haría falta una combinación entre recuperación, nueva financiación  autonómica y reforma fiscal para que pudiéramos hablar de un nuevo ciclo virtuoso en el empleo. En Castilla-La Mancha ni hay suficientes ricos para poder pagar una política expansiva de gasto, ni tampoco sería eficaz. No hay que olvidar que con un simple cambio a un domicilio de Madrid esos altos contribuyentes se librarían de una fiscalidad más gravosa del IRPF y el impuesto de sucesiones y donaciones.  Porque este es otro de los problemas que nos ha traído la falta de armonización fiscal en esta España de las autonomías: que como una región apriete mucho el dogal se incrementa el riesgo de que el contribuyente tome vacaciones fiscales en la comunidad vecina.  La austeridad no va a acabar por tanto con la marcha de Cospedal.

Si en la financiación están las principales sombras del nuevo ejecutivo, las luces podrían llegar de todo lo relacionado con la transparencia y el buen gobierno. Tanto los acuerdos de investidura como lo que hemos venido conociendo son convincentes para luchar contra las malas prácticas y la corrupción en Castilla-La Mancha, aunque hay cosas como esa superoficina de contratación que nos lo tendrán que explicar mejor.

Es deseable igualmente una reforma del  Estatuto de Autonomía por consenso para mejorar la representatividad de las fuerzas políticas emergentes en una nueva Ley Electoral (las tres últimas se hicieron por imposición de los gobiernos de Barreda y Cospedal), aunque lo de pedir las competencias de Justicia, mejor paso a paso.

Las proclamas contra el fraking o el “basurero nuclear” (de esto último hablaré más detenidamente otro día, porque a Guadalajara le interesa que se termine ese mal llamado “basurero” en Villar de Cañas) comprometen poco a Page, porque se trata de competencias estatales, y lo mismo se puede decir del manido asunto del agua. Es verdad que el Tajo necesita un mayor caudal que los excesos de una política históricamente han impedido,  pero volver a escenarios de confrontación nunca dieron buen resultado, como se demostró con la reforma frustrada del Estatuto de Autonomía en la etapa Barreda.

Tomo nota de las buenas intenciones en cuanto al ente público Radio Televisión Castilla-La Mancha ,  y que bajo la égida de Nacho Villa alcanzó unas cotas de manipulación  que superaron a las de Jordi García Candau, que ya es decir,  pero la verdad es que espero bien  poco de su futuro, sabiendo los antecedentes.  Estamos ante un problema no de gobiernos sino de modelo. Y lo que sorprende es que nadie cuestione si un gobierno regional puede gastarse 35 millones de euros del contribuyente en un ente público que bien podría fusionarse con la televisión estatal en una sola televisión pública regional, pero más barata, de mejor calidad y más profesional.

Finalmente, como guadalajareño que no está aquí de paso dos cosas que me preocuparon del discurso de García-Page.

No hizo ninguna alusión al nuevo campus universitario de Guadalajara, aunque no quiero pensar que vaya a cometer el error de desandar el camino que se ha hecho durante la legislatura para ubicarlo en el colegio de las Cristinas, donde hay un acuerdo entre el Ayuntamiento  y el Ministerio de Defensa. Confío en que el nuevo presidentes, que siempre ha sido una persona pragmática, siga ese consejo de Baltasar Gracián al que se refirió en su toma de posesión y no salga a la calle en busca de líos.

Y lo mismo digo del convenio sanitario con Madrid,  que es indispensable para encajar a esta provincia en Castilla-La Mancha, porque una autonomía que nos separase de la vecina sanidad madrileña, perdería en Guadalajara su razón de ser: la de proporcionar el mejor servicio al ciudadano. El nuevo gobierno tiene todo el derecho a intentar mejorar  la financiación de ese y otros convenios, pero ahora que han terminado los mítines todos sabemos, Page también, que lo que lo poco ha quedado del Fondo de Cohesión puede estar para  una atención puntual (pagar la atención de un paisano al que la han tenido que atender en un centro médico de Gandía, donde veranea), pero lo que es una atención continuada y con hospitales de refrencia  cada autonomía tiene que pagarse sus gastos. Para eso se hicieron las transferencias en materia sanitaria, que en el caso de lo que es la atención especializada jamás debieron haberse producido, con perdón,  porque solo han generado desigualdades y desajustes entre los territorios de España.  Apelo también a la sensatez del nuevo presidente para que el PP, metido ya de lleno en tareas de oposición, no tenga razón en sus predicciones. Que Baltasar Gracian le ilumine. Y suerte. Esto es lo que hay.

Yo no entiendo nada…

Ana Guarinos, que fue vetada a última hora por Ciudadanos para seguir presidiendo la Diputación de Guadalajara, podría ser nombrada en los próximos días vicepresidenta primera y portavoz  del PP en la corporación provincial. Si la Diputación fuera solo una empresa, que no debería,  aunque bueno es que haya mejorado sensiblemente su cuenta de resultados en la última legislatura, estaríamos hablando de que Guarinos sería el CEO de la misma, un consejero-delegado con poder ejecutivo, aunque formalmente tiene un presidente por encima. Y si la Diputación fuera la mismísima Federación Rusa, tendríamos el antecedente de que al no poderse presentar Putin para una tercera reelección presidencial, mandó a un propio como presidente de la Federación y él se quedó una legislatura como primer ministro con rango de CEO de todas las Rusias. Salvado el problema legal, Putin volvió al Kremlin y allí sigue con más poder que el zar Pedro el Grande.

Cualquiera de los dos ejemplos probablemente sería injusto para los dos interesados, Ana Guarinos y José Manuel Latre, pero les van a decir cosas peores.

Yo  tengo que confesar que no entiendo casi nada de lo ocurrido en lo que va desde la tarde del miércoles  a la madrugada  del jueves en el despacho de la Presidencia de la Diputación, que acabó con Guarinos defenestrada a cambio de que su partido pudiera mantener el gobierno de la institución como fuerza más votada. Y no lo entiendo, porque los que pidieron la cabeza de Guarinos, simplemente se han  limitado a decir que se hacía para “regenerar” la Diputación, y se han quedado tan anchos. ¿Por qué la regeneración de la Diputación tiene algo que ver con la marcha de Guarinos? Alguien de Ciudadanos debería explicarlo, aunque tendríamos que irnos hasta Barcerlona para hallar la clave del misterio.

Puede que Guarinos haya sido víctima de su leyenda, esa calificación que dividía a los políticos de la guerra fría  en “halcones” y “palomas”, y que según vinieran los aires del Kremlin y la Casa Blanca beneficiaban a unos u otros. Guarinos estaría entre los halcones, entre los que se manejan bien en el ejercicio pleno del poder o en tiempos de grave conflicto, y se supone que Latre estaría entre las palomas, los más dotados para políticas trasversales y el pacto; lo que será necesario ahora en Diputación. Pero tengo que recalcar que todo lo aquí expuesto no deja de ser una suposición, porque los que tenían el comodín de esta mano no nos han explicado la jugada. De esta manera, tiendo a pensar que el diferente resulltado producido en las diputaciones de Guadalajara y Toledo se corresponde más a una decisión táctica del partido de Albert Rivera que a otra cosa.

Ciudadanos decidía el gobierno de las diputaciones de Toledo y Guadalajara y siguiendo la vieja conseja de que no hay que poner todos los huevos en la misma cesta obraron en consecuencia. En Toledo, el jefe local Antonio López, que procede de la filas de PSOE e IU, se encontraba más cómodo respaldando a un gobierno socialista y sobre todo vendía muy bien en el supermercado de la regeneración de que se quitaban de enmedio a a un halconazo como Arturo García Tizón –número dos en el PP en la peculiar presidencia de Antonio Hernánsdez Mancha–, que lleva en política más tiempo que el Conde de Romanones. Y cayó Tizón. Como estaba cantado (hablan de negociaciones con Bono, pero con este hombre uno no se sabe donde termina la realidad y empieza la leyenda), porque Ciudadadanos y PSOE llevaban tiempo negociando el pacto de legislatura, y sin las premuras de Guadalajara lo pudieron presentar mano a mano y con todos los honores el martes 23, dos días antes del pleno investidura. Pero la gran diferencia con Guadalajara es que Ciudadanos en Toledo ni tan siquiera se molestó en guardar las apariencias y no pidió nunca la cabeza de Tizón. López siempre tuvo claro lo que tuvo que hacer.

GUARINOS-LATRE (2)En Guadalajara las cosas transcurrieron de forma diferente. Ciudadanos se reunió con los tres grupos políticos de la corporación, preguntaron y hablaron, pero con ninguno de ellos negoció a calzón quitado un pacto de investidura como se hizo en Toledo.  Si bien es cierto, que en el PP se sospechaba que podía haber problemas de última hora con la candidatura de Guarinos,  y me consta que así se habló en algún ejecutivo, la verdad de la buena es que hasta la misma tarde del miércoles, después de recibir desde Barcelona vía libre a una negociación con el PP, no se puso como condición que debería producirse un cambio en la presidencia de la institución. El golpe fue de tal calibre que en el PP se sopesó mucho  lo que hacer, y más de uno lo que le pedía el cuerpo era aceptar el embite a ver “si tienen narices de pactar con los que le montaron a Alejandro el escrache en la plaza Mayor».  Influyó, claro que influyó, como las viejas cuentas pendientes que algunos concejales de Ciudadanos en Azuqueca tenían con Guarinos por expulsarlos del PP, pero les aseguro que no fue determinante. En ese reparto de los huevos y las cestas, en Barcelona se conformaban con un golpe de efecto que pudiera ser ofrecido a los nuevos dioses en el altar de la regeneración, y Guarinos se convirtió en un trofeo de caza mayor. No doy crédito a la teoría de Bellido sobre el copyright de Román para entregar la cabeza de Bellido, que enmarco más en un entremés de la precampaña electoral para la Generales, que ya ha empezado, y por lo que yo sé fue Guarinos la que dijo que si el problema era ella para que el PP mantuviera la gobernabilidad en la institución daría un paso atrás. Román acudió esa noche en la Diputación, pero se quedó en la antesala, y no estuvo entre los negociadores. Y la historia completa de algo que medio contó el otro día en la rueda de prensa es la siguiente: cuando en el PP se debatía si había que aceptar el veto a Guarinos habló por teléfono con Vicente Tirado, el número dos de Cospedal, y le dijo que entre barcos con honra y honra sin barcos a lo mejor había que elegir esta última opción.

Al final se quedaron con los barcos, porque en política eso de la honra no deja de ser una fruslería de filósofos utópicos (se dice de mi admirado Winston Churchill, el hombre que con su coraje más hizo para librar a Europa del nazismo, que su pragmatismo político bebía de las fuentes de aquel lúcido “senescal” de la Corona, Lord Palmerston, que un siglo antes aseguraba que Inglaterra no tenía amigos, sino solo intereses), el PP a las 11 de la noche comunicaba oficialmente que Guarinos renunciaba a ser la candidata para facilitar la gobernabilidad, los digitales dimos la noticia, y los negociadores de PP y Ciudadanos pudieron seguir hasta la madrugada vistiendo el santo al uso y manera de pacto de investidura -que no firmó Guarinos sino Juan Pablo Sánchez– y  que otra vez por las prisas no tiene la concreción y la enjundia de lo que yo entiendo por un pacto de investidura. Ustedes mismos.

Pero que nadie se queje, y menos el PP. El señor Rajoy, que ha gestionado con razonable rigor las cuentas del Reino, y ya no hay que acudir al Banco de Hierro a que nos preste con usura, ha carecido de sentido político y coraje para impulsar reformas en las instituciones en las que afirma creer, como son las diputaciones. Nosotros no  estamos de paso en Guadalajara,  así que no vamos a repetir lo que ya dijimos en campaña electoral sobre la necesidad de la Diputación en una provincia como esta, que no es precisamente la de Barcelona. Así que solo añadiremos lo siguiente: si Rajoy hubiera propiciado que las diputaciones se eligieran directamente por los Ciudadanos, a Guarinos no le habrían levantado el asiento con nocturnidad. Y si en España hubiese un sistema de segunda vuelta, que permitiera al ciudadano (con minúscula) decidir sobre quien gobierna finalmente las instituciones, no estaríamos condenados a estos pactos a medianoche en los que casi siempre se acaba pariendo…un ratón.

Pero esto es lo que hay. Y no tiene pinta de cambiar, ojo, porque esto de la renovación, qué quieren que les diga…Mejor otro día.Por hoy, esto es lo que hay.

P.D. La diputada provincial de Ahora Guadalajara, María Gallego, remató su promesa a la Constitución, al Rey y a la legalidad con este estrambote:“…Hasta poner las instituciones al servicio de la gente”.  Se supone entonces que las instituciones están ahora al servicio de los animales, de los extraterrestres, el Ibex 35 o de la Federación de Fútbol del señor Villar, que es lo más  etéreo que conozco.  Lo que nos queda por ver.

Ciudadanos optó por la decisión más lógica

El Partido Popular, con Antonio Román al frente,  va a gobernar en minoría durante los próximos cuatro años en el Ayuntamiento de Guadalajara. Será por tanto el tercer mandato para Antonio Román, lo que le iguala con otros dos emblemáticos alcaldes que  ha tenido esta ciudad, Javier de Irízar y José María Bris, que estuvieron presentes en lugar destacado durante la ceremonia de investidura junto a la presidenta en funciones de Castilla-La Mancha, María Dolores Cospedal. Un gesto de la presidenta regional de los populares con Antonio Román teniendo en cuenta de que esa misma mañana tenía dos tomas más de posesión  de alcaldes del PP en Cuenca y Albacete.

Al acuerdo entre Ciudadanos y el PP no se llegó de la mejor manera posible, sino con las prisas de última hora derivadas de que los candidatos del partido de Albert Rivera no conocieron hasta la noche anterior cuáles eran las condiciones para pactar: los beneficiados debían acertar una suerte de decálogo que incluía diversas medidas regeneracionistas y la instrucción de que al primero que se iba a ofrecer la negociación era al candidato local de la lista más votada, siempre que en ella no hubiera imputados. Si este no asumía el decálogo, la negociación pasaría al  segundo partido más votado. De hecho, hubo algún ayuntamiento andaluz con el que C’s había negociado con el PSOE,  sin ser la lista más votada, y desde Barcelona se lo echaron para atrás.

De igual manera, se prohibía a los concejales de C’s entrar en gobiernos de coalición, algo entendible teniendo en cuenta de que hay unas elecciones Generales a la vuelta de la esquina, aunque yo creo que habría dado mayor estabilidad a las instituciones que los candidatos locales hubieran tenido esa posibilidad de negociarlo.

FOTO ACUERDO DE INVESTIDURA 12.06 (1) (1)Cuando la delegación de Ciudadanos entró a las once de la mañana con el recetario en el despacho de Alcaldía, era obvio que los populares iban a aceptarlo y así se lo dieron a entender  en ese primer contacto.  Y ya no sólo porque todas las condiciones fueran asumibles, sino porque de no haberlo hecho lo habrían firmado los socialistas y Ahora Guadalajara. De ello que a Román no le cabía la más mínima duda. Así que cuando se juntaron menos de dos horas después para elaborar el documento que vestiría el Pacto de Investidura, no había ya grandes escollos que salvar. Aunque seguramente si hubieran dispuesto de algún día más, habrían podido mejorar ese documento de investidura, que para mi gusto queda un poco pobre. Pero lo más importante es su coherencia con los principios que inspiran a los dos partidos,  que no han tenido que hacer renuncias vergonzantes. Por ello, creo que la fórmula encontrada debería ser lo mejor para la ciudad, en principio.  Un tripartido entre un partido liberal progresista, otro socialdemócrata y una plataforma marxista de corte asambleario, sinceramente sería un gazpacho difícil de digerir. No lo veo. ¿Cómo podía ese tripartido haber digerido puntos esenciales del documento, como el siguiente, se abren comillas: « Nos comprometemos a mantener la estabilidad económica y el equilibrio presupuestario del Ayuntamiento de Guadalajara con tendencia a la disminución de la presión fiscal conteniendo el gásto público”. Hay cosas, como decía el Guerra, el torero, “que no pueden ser y además son imposibles”. Otro escenario bien diferente es que el partido más votado hubiera sido el PSOE y que el pacto se hubiera podido producir bis a bis.

Hechas estas salvedades, hay aspectos interesantes en el acuerdo junto a otros que son meras declaraciones de intenciones. El más importantes es el compromiso de que el  Ayuntamiento no se va a gastar lo que no tiene disparando el gasto público en medidas más populistas que efectivas, porque inevitablemente esto nos llevaría a un inevitable aumento  de la presión fiscal hacia vecinos y empresas, lo que pondría riesgo la incipiente recuperación del consumo y el empleo.  Este es el riesgo que tiene Page en su negociación con Podemos cuando le están pidiendo que se saque de la manga unos 500 millones de euros para hacer fuegos artificiales al principio de la legislatura con unos presupuestos aprobados.

Son de elogiar las medidas  que establecen un mayor control por parte de la oposición de la acción de gobierno; y necesarias para evidenciar que algo ha cambiado tras la pérdida de la mayoría absoluta por parte del PP.  Entre ellas se encuentra  que la Junta de Gobierno Local contará con representación de los portavoces de cada grupo político con voz pero sin voto o que la Mesa de Contratación estará formada por trabajadores públicos municipales. No está de más que se cite laa instalación del Campus Universitario de Guadalajara de acuerdo al protocolo firmado entre el Ayuntamiento de Guadalajara, la JJCCM, el Ministerio de Defensa y la Universidad de Alcalá. ¡Sería una irresponsabilidad absoluta que con el previsible cambio de gobierno en la Junta se vuelva a dar  marcha atrás! Está bien avanzar en la  revisión de las tasas municipales de ocupación de vía pública y bonificaciones o ayudas del  ICIO (el impuesto para la construcción) para reformas y apertura de locales comerciales en el casco.  Me gusta que se quiera crear un Museo de la Ciudad. Y respecto a las diversas comisiones que contempla el acuerdo destaca la creación de una Comisión de Transparencia y buen Gobierno, presidido por C´s y con representación de todos los grupos, con vicepresidencias en los grupos de la oposición. Aunque en este asunto de las comisiones, tiendo a creer en el dicho del Conde de Romanones (“si quieres que algo no salga monta una comisión”), está por ver el contenido práctico que puede tener esa Comisión de Transparencia, porque en las instituciones lo que debe ser transparente es el funcionamiento de los órganos de gobiernos per se. En cuanto al casco histórico es una obviedad recalcar que se va a cumplir la Ley de Solares –las leyes están para cumplirse—y sin embargo echo de menos  algo más original sobre cuál es el problema de fondo para que en Guadalajara haya cerca de noventa solares sin edificar en la zona 1 (el perímetro de la antigua muralla medieval) y qué se puede hacer para animar a propietarios y promotores a construir. Es triste, pero dejamos pasar una oportunidad histórica para rehabilitar el casco en el boom anterior al estallido de la burbuja inmobiliaria. Especialmente sensibles somos a esa promesa de no utilizar la publicidad institucional  de manera partidista, porque hemos sido la prensa profesional  que no está en los grupos de agit-prop de los partidos los que hemos sufrido, y más en la Junta que en el Ayuntamiento, ese reparto descarado en favor de determinados medios que no son de prensa, sino de propaganda, y que entraron en el juego sucio en la campaña electoral contra el candidato de Ciudadanos. Tengo los datos precisos que corroboran lo que escribo.  Unos medios que curiosamente han desaparecido de nuestros buzones  al terminar la campaña electoral, mientras que aquí seguimos la prensa profesional , impresa, digital o audiovisual, acudiendo a la cita con nuestros lectores en las condiciones más difíciles para este sector desde que hay democracia en España. ¿Verdad amigo Juan Solo?  La  penuria  es tal que por la falta de medios  han  desaparecido aquellas redacciones  en las que los más veteranos enseñaban a los jóvenes este apasionante oficio. ¡Pero si los periodistas que están nutriendo las filas de los gabinetes (de lo cual me alegro, claro) nos atiborran de notas que los adelgazados medios profesionales a duras penas podemos contrastar!

Perdonen por el desahogo de este veterano periodista que está de vuelta de casi todo y que tiene que hacer esfuerzos  para ilusionarse con cada nueva legislatura, porque teme que la que venga puede ser todavía peor que la anterior…

Y que se deprime cuando se entera de que un representante popular, el portavoz de Ciudadanos, que ha obtenido casi cuatro mil votos, sufre un escrache en la puerta del  ayuntamiento por algunas personas y colectivos  que estuvieron en la sesión invitados por algún grupo municipal que se sienta en los escaños de la corporación (cada concejal recibió dos invitaciones de libre disposición). La foto de Alejandro Ruiz, serio e imperturbable,  mientras le acosaban y le gritaban en sus narices es la imagen viva de la dignidad democrática de la institución municipal que ningún grupo de exaltados puede usurpar. Pero esto es lo que hay.

 P.D.1 Entre los puntos que Ciudadanos presentaba en sus negociaciones por España figuran que la oposición presida la Comisión de Vigilancia de Contratración, la participación proporcional de los grupos municipales en la Junta de Gobierno, una auditoría de los últimos 8 años, que no se recoge en los acuerdos,  limitación de mandatos a 8 años (Román ya ha dicho que no estaría más legislaturas) y elecciones Primarias, punto este último que escapa a las competencias de Román.

P.D 2 El edil azudense Julio García será el candidato del PSOE a la presidencia de la Diputación de Guadalajara. Una acertada decisión del Comité Provincial del PSOE  sobre una persona bien conocedora de la Diputación y con bagaje suficiente para ocupar la presidencia de la misma o la portavocía de la oposición. La decisión, nuevamente,  en manos de Ciudadanos.

El PP dependerá para todo de Ciudadanos

De la mayoría absoluta más cómoda a depender para todo de Ciudadanos si quieren gobernar con mínimo de estabilidad. Esta es la situación del PP en la Diputación y el Ayuntamiento de Guadalajara, pero también en los ayuntamientos de Albacete y Cuenca. En Ciudad Real y Toledo igualmente el PP es el más votado, pero los pactos de izquierda a buen seguro que lo impedirán. Visto este panorama, que avanzaban los sondeos con bastante probabilidad, cada vez se entiende menos la estrategia del PP en Castilla-La Mancha de intentar ahogar la entrada del partido de Albert Rivera en las Cortes regionales, para al final no tener a nadie con quien pactar. En Castilla-La Mancha  se fueron a la “basura” más de 93.000 votos que procedían en buena parte de antiguos votantes del PP desencantados con un partido que ni ha sabido atajar la corrupción, ni explicar con un mínimo de eficacia su acción de gobierno. La altivez y prepotencia con la que se manejó la política informativa por parte del gobierno del Cospedal no tiene parangón con nada de lo que los más veteranos en esta profesión hemos visto nunca jamás.  ¿Y en Guadalajara? Con que hubieran hecho unas cuentas operaciones aritméticas se habrían dado cuenta  de que con la nueva electoral, que ha sido el pozo de Cospedal, el PP no tenía una posibilidad razonable de sacar el tercer diputado, y que este se jugaría entre Ciudadanos y Podemos. El que más votos sacara entre los dos se lo llevaría; y fue Podemos. Pues aun así, hasta el día anterior a las elecciones en la prensa oficiosa  de los populares se atacaba a los candidatos de Ciudadanos en lo personal, con medias verdades que constituyen las peores mentiras,  poniéndolos como unos arribistas peligrosos.  Todo lo contrario de lo que les hubiera convenido; pero así están las cabezas. Como algunos dejamos escrito, Guadalajara era la circunscripción con Toledo en la que los partidos emergentes tenían más posibilidades de irrumpir, por lo que yo llamo el “efecto Madrid”, y que siempre ha constituido una vaso comunicante entre la población del  Corredor del Henares al margen de las artificiales divisiones administrativas.

Pues bien, con estos presuntos  arribistas insolventes va a tener que negociar el PP la gobernanza en Diputación y  en el Ayuntamiento de Guadalajara, y lo va a tener que hacer desde la humildad y con mucha mano izquierda, aunque algunos no sepan ya ni donde la tienen, de no utilizarla.  Porque así lo han querido los ciudadanos,  hartos de ese discurso antipático por el que las cosas son así, y punto pelota. ¿Verdad  señor Montoro?   ¿Verdad señora Cospedal?

En Guadalajara, el PP rozó la más absoluta de las catástrofes, pero al final puede que salven los muebles, y digo puede, porque no parece que a Ciudadanos le interese por pose meterse en un fregado de tripartito con socialistas y neocomunistas; y al final opte por lo menos arriesgado, dejar que gobierne el más votado. Y después de las elecciones en ¿septiembre?, ¿noviembre? o ¿enero?, solo Rajoy y Arriola lo saben, ya veremos cómo encajamos el puzzle. Porque habrá más cartas que jugar.

Con el reposo que dan los días, los resultados de Román en Guadalajara ya parecen menos malos, y sobre todo si los comparamos  con otras capitales de provincia de la región. En Guadalajara y Cuenca,  el PP obtiene los mejores los mejores resultados en capitales de provincia, con el 37% de los votos,  por el 36% de Ciudad Real , el 33% de Albacete y el 32% de Toledo.   Lo que pasa es que en Guadalajara se partía de más arriba, de dieciséis concejales, el mayor éxito de una candidatura municipal en la historia,  y perder cinco es significativo de que se han hecho varias cosas mal, no solo una ni dos, y de que no toda la culpa la tienen Rato, Granados y Bárcenas y la Gurtel que los parió, sino que también hay claves locales que Román, demasiado disperso desde que es diputado,  deberá analizar con frialdad. Cuando el barómetro avisa de cambio de tiempo, parece que lo más aconsejable es poner la proa hacia él, y no dejarse llevar por la autocomplacencia.  La candidatura que Román llevó fue demasiado continuista, con candidatos que se habían distinguido por sacar el máximo jugo a sus concejalías, abrochados en una lista cerrada con otros que pensaban que la mayoría absoluta les daba patente de corso para no tener que negociar con los colectivos ciudadanos y poner mala cara a todo el mundo. Cuando se gastan todos los recursos informativos en intentar desacreditar al contrario  en lugar de hacer propuestas y generar debates en positivo pasan estas cosas. Otra problema es que habrá que analizar,  sin demagogias, por qué cada vez hay menos profesionales acreditados que se quieran dedicar a la política, y hasta qué punto el descrédito que hoy tiene entre el ciudadano está limitando que el acceso a ella de los mejores. No es una cuestión de que cobren mucho. Al revés. Estoy con Agustín de Grandes en que hacen falta menos políticos, pero mejor pagados. Y  no hablemos de los liberados. ¿Es necesario que haya corporaciones enteras con todo el equipo de Gobierno cobrando del contribuyente, cuando antes era un trabajo que hacían los funcionarios, que para eso saben de esto y han hecho una oposición?

El sábado saldremos de dudas, y tocará luego gobernar. Que es lo que importa. Pero el problema es que no tenemos muy claro cómo lo harán los que gobiernen las instituciones al carecer de una mayoría suficiente y en base a qué programa,  que las conversaciones tan poco transparentes que se están llevando a cabo estos días no nos permiten develar, más  allá de algunas generalizaciones sobre los servicios públicos que carecen de cuantificación económica.

Por ello, yo siempre he abogado por un sistema de segunda vuelta al estilo francés por el que no solo se asegura la gobernabilidad de las instituciones sino que se da al ciudadano la última palabra con su voto. Fue una de las muchas reformas que el gobierno de Rajoy se dejó en la cartera, preocupado solo de cuadrar el déficit, que también,  pero olvidándose de la política y la comunicación. Y cuando se lo propuso a última hora a Pedro Sánchez,  ya no coló, porque pareció interesado y oportunista.

Esto es lo que hay.

¿Por que habría que votar al PSOE si Podemos ya es socialdemócrata?

Tras su desafortunada comparecencia en la noche electoral,  cuando un Emiliano García-Page eufórico ninguneó a Podemos y  se olvidó de que las elecciones no las había ganado el PSOE por mayoría absoluta,  en los últimos días el candidato socialista está haciendo méritos ante el partido de Pablo Iglesias hasta el punto de que en una entrevista con El País presumió de no haberles llamado nunca “populistas”,  expresión que ha figurado en el manual de instrucciones de Pedro Sánchez hasta hace muy pocos días. Las de Podemos han dejado de ser por tanto  “populistas”  y Page ha descubierto que más bien son la socialdemocracia de nuevo cuño: “Aspiran a ser socialdemócratas, y nosotros estamos en ese espacio, así que podemos encontrarnos!»

Este discurso pragmático de Emiliano García-Page, haciendo de la necesidad virtud, le va a venir bien para recoger las ganancias a corto plazo y ser elegido a mediados de junio presidente de Castilla-La Mancha (Pablo Iglesias despejó el viernes cualquier duda: “Trabajaremos para frenar al PP” ); y de lo que venga después,  ya hablaremos. El Partido Socialista, a pesar de quedar detrás del PP en las Autonómicas en el conjunto de España, va a disfrutar en los próximos días de la sensación  de haberlas ganado, porque los pactos le van a favorecer en media docena de comunidades autónomas; y, en paralelo, se va a asentar  la idea en el PP de haberlas perdido, dando argumentos a los que reclaman medidas en el patido más allá de cambiar a la secretaria general, que es el único cortafuegos que le queda a Rajoy.

Pero lo que ha aflorado en estas elecciones, sin que  el cortoplacismo inherente a la política permita analizarlo con sosiego, es que la deriva que llevan las cosas no solo va a terminar con el bipartidismo entre PSOE y PP, sino que  anidan las dudas de que populares y socialistas vayan a ser las formaciones que se disputen la presidencia del Gobierno apenas dentro de unos meses. Los populares de Rajoy no es solo que tengan un problema de comunicación, que también,  es que llevan toda la legislatura sin hacer política, en Madrid y en Toledo, y se comportan como meros notarios que leen los datos macroecómicos de España y Castilla-La Mancha tal que  fueran las mismísimas  tablas de Moisés, y dan por hecho que no hay por qué dar más explicaciones. Imágenes como la detención del delegado del Gobierno en Valencia, que intenta ocultar las esposas tapándose con la chaqueta, no contribuyen precisamente a mejorar la imagen del partido en el Gobierno, y como Rajoy ya ha dicho que le política económica no se cambia, porque es cierto que empieza a dar resultados, pues no se sabe cómo se las va a arreglar el presidente del Gobierno con esa alegría que le caracteriza para cambiar esa tendencia decreciente a no ser  que nos suscriba a todos los españoles al  Expansión y el Financial Times para que nos vayamos animando con los indicadores macroeconómicos y tomemos conciencia de lo que podría suponer en los inversores las políticas populistas. Si esto sigue así, con dos o tres sondeos malos para el PP Albert Rivera  se puede convertir en pocos meses en la gran esperanza blanca para luchar por la presidencia del Gobierno ante un frente de izquierdas que tendrá como gran escaparate ayuntamientos como los de Madrid, Barcelona y Valencia, tres laboratorios para la nueva política española.

El PSOE regresará al palacio de Fuensalida tras la investidura a mediados de junio, pero lo hará  de una manera bien diferente a las ocho ocasiones anteriores en que alcanzó la presidencia de Castilla-La Mancha. Ya no será aquel PSOE de Bono que con más del cincuenta por ciento de los votos era el nuevo Rey Sol de la Autonomía recién estrenada, el líder que había logrado arrebatar a Alianza Popular y al PP la centralidad política. Lo que viene es el PSOE más debilitado desde las primeras elecciones  de 1983 cuando Bono salió elegido con apenas una diferencia de dos diputados frente a Alianza Popular. Hoy llega un Partido Socialista que ha perdido su condición hegemónica en Castilla-La Mancha (de hecho, es el PP el que gana las elecciones) y lo hace además en alianza con una fuerza emergente más a la izquierda, Podemos y su entorno,  que a nadie oculta su objetivo en las próximas elecciones, que es  reemplazar al PSOE en el liderazgo de ese frente de izquierdas.  Nada que ver por tanto con el PSOE de Bono (y luego Barreda)  que gobernó sucesivamente Castilla-La Mancha desde 1983 durante ocho legislaturas seguidas, que jamás tuvo necesidad de mirar hacia su izquierda, porque allí estaba el abismo, y por ello pudo robar el espacio político de centro al PP a base de desplazarlo cada vez más a la derecha. Hoy la centralidad se ha desplazado hacia la izquierda y el PSOE ya no es el que marca los tiempos políticos en solitario. ¿Quién ocupará ese hueco? En teoría estaba reservado para Ciudadanos, pero la reforma de la Ley Electoral de Cospedal le jugó una mala pasada, porque aun obteniendo 93.672 votos, no  le ha servido para obtener representación en el convento de  San Gil y el PP a no ha tenido tampoco a nadie con quien pactar, o beneficiarse de su abstención, como ocurrirá en el Ayuntamiento de Guadalajara y previsiblemente en la Diputación. Esa actitud soberbia del PP de jugar al todo o al nada (entre los votos del PP y Ciudadanos en las Autonómicas hay tres mil más de lo que totalizan PSOE y Podemos, pero…) y una reforma electoral que se les volvió en su contra explican lo que a buen seguro ocurrirá en la sesión de investidura dentro de dos semanas.

García-Page estaba eufórico la noche electoral, porque sabía que aun perdiendo esa noche ganaría las elecciones al día siguiente, pero a medida de que pase el tiempo podrá analizar con más serenidad los resultados, y verá que son los peores para el Partido Socialista desde aquellas primera elecciones de 1983 en que Bono sacó el 47% frente a la Alianza Popular de Arturo García Tizón, que se quedó en el 41%. El PSOE solo volvió a tener otro momento complicado en las elecciones de 1995 en que José Manuel Molina pisó los talones de Bono hasta situarse a tan solo a 1,4 puntos (la menor diferencia de siempre entre populares y socialista), pero a partir de entonces el de Salobre supo aprovechar todos los resortes del poder regional para acabar por identificar a su gobierno con la Autonomía misma, al uso y manera de los nacionalistas, y en las elecciones de 1999 el PP llegó a ellas sin posibilidades (ganó Bono por 13 puntos de diferencia).  En 2003, Bono tocó techo al alcanzar el 58% de los votos con 634.132 sufragios) y a partir de ahí se produjo una curva descendente que aun así  le valió a Barreda para tener impulso y batir con claridad a Cospedal en las elecciones de 2007 con diez puntos de diferencia. La mala gestión de la crisis económica por el gobierno de Barreda favoreció la victoria de Cosperdal en 2011, con una diferencia de cinco puntos a su favor; y así hasta que llegamos a estas elecciones de 2015, en que el PP sigue siendo el más votado, con el 37% frente al 36% del PSOE,  pero como no sacó por un escaño la mayoría absoluta y Ciudadanos se ahogó al borde de la playa, pues no tiene a nadie con quien pactar y con el  permiso del señor Iglesias será García-Page el que gobierne.

Pero ¡mucho ojito! Entre 2003 y 2015, el PSOE ha perdido en Castilla-La Mancha 242.910 votos y en términos porcentuales ha bajado del 58% al 36%. ¿Habrá tocado fondo? Pues no  lo sabemos. El problema que tendrá en los próximos meses es que se juega su liderazgo ante en esa nueva izquierda neocomunista (a mi entender)  que está surgiendo en torno a Podemos y que recuerda un poco  a lo que le pasó a Rodolfo Llopis en el famoso congreso de Suresnes de 1974 ante un arrebatador abogado laboralista sevillano, que pocos conocían, Felipe González. Si como  declara Emiliano García Page,  los de Podemos aspiran a ser socialdemócratas y ocupan el mismo espacio político que el PSOE, la pregunta es obvia: “¿Para qué vamos a votar en las Generales  a la vieja socialdemocracia si ha surgido una nueva y renovada, y con un líder de gran capacidad para utilizar las nuevas herramientas de la política, que son la televisión-espectáculo y las redes sociales?

¡Qué peligro tiene el razonamiento de Page! Me gustaría saber qué opina de todo esto Felipe González. Esto es lo que hay.

P.D.- Sería la única alcaldesa del mundo que califica al turismo como una «carga» y que propone limitarlo. Personajes extravagantes como Ada Colau, aquella chica que se vestía de Superman para luchar contra las deshaucios, van a ser impagables para la prensa y la prueba del nueve de lo que significa dejar al populismo el gobierno de ciudades como Barcelona. Pero los barceloneses sabrán lo que hacen permitiendo a los demagogos jugar con las cosas de comer. Por si las moscas, si van a la Ciudad Condal tengan cuidado de sacar un mapa turístico a la vista de todo el mundo. Si pasa algún «colau» cerca, le puede mirar mal.

Cospedal jugó al todo o nada y seguramente perdió (1)

Cospedal ganó anoche las elecciones  en Castilla-La Mancha, pero las ha podido perder por la mañana. Y Emiliano García-Page, que dio la apariencia de haberlas ganado por mayoría absoluta, porque dio por hecho el pacto con Podemos a los que ni tan siquiera nombró, ahora tendrá que negociar un acuerdo de investidura, que todos damos por hecho, pero que hay que cerrar. Y estas cosas nunca son fáciles, porque primero hay que ver si Podemos entra en el gobierno y con qué programa, o si se espera por tacticismo a las elecciones de  ¿noviembre?, ¿diciembre?…  y mientras tanto se gobierna con pactos a la carta mediante la aprobación de algunas medidas  envueltas en fuegos de artificio,  salvado el escollo principal de que la legislatura  ya tiene los presupuestos aprobados. Y si hay algún problema,  nadie puede negar que García-Page tiene la impagable colaboración de José Bono, ayer significativamente presente en  la noche de la victoria, que todavía le puede montar una cena con Pablo Iglesias  en su casa de Olías para limar asperezas. Sí, yo también creo que Cospedal ganó ayer las elecciones en Castilla-La Mancha, pero que las va a perder a mediados de junio cuando se convoque la investidura en el convento de San Gil. Lo que conllevará también una decisión que  trasciende de los muros de Toledo. ¿Se quedará Cospedal como jefa de la oposición? ¿O Rajoy le pedirá que dé por terminada su carrera política en CLM y vuelva a Madrid a cuidar el aparato del partido de cara a las elecciones generales de noviembre? Pero vayamos por partes.

COSPEDAL.- Los sondeos más serios que comentamos en días anteriores han acertado en lo esencial. No ha habido mayoría absoluta, aunque Cospedal ha estado al borde, pero se desfondó cerca de la playa. Cospedal no tiene un mal resultado, porque solo perdió diez puntos con respecto a las elecciones de 2011, pero le puede pasar como a Javier Arenas cuando ganó las elecciones andaluzas por primera vez al PSOE,  y luego las perdió en el palacio de San Telmo. Pendiente de un análisis más exhaustivo, la reducción de diputados en el parlamento regional ha jugado al final contra los intereses del PP. Así que como le pasó a Barreda en  2011 alguien se ha podido pegar un tiro en el pie. Los dedos señalan a Vicente Tirado. Por caprichos de la enrevesada Ley D’Hondt, que es diabólica, la reducción de diputados ha acabado perjudicando especialmente a Ciudadanos, que ha recogido mayoritariamente el voto centrista que perdió el PP, con lo que  al final Cospedal no tiene a nadie con quien pactar. Dicho de una manera  gráfica pero más soez:  más de 93.000 votos de Ciudadanos procedentes de los antiguos graneros populares se han ido a la “basura electoral”, no han servido para nada. Con siete diputados, en Guadalajara Ciudadanos habría obtenido al menos un escaño y el PP habría sacado uno de diferencia al PSOE,  lo que habría dado probablemente a Cospedal  la investidura.

Pero hay una segunda cuestión que no ha salido bien a la estrategia del PP. Presentar a Ciudadanos como una colección de indocumentados salidos del  nebulosos mundo de las tertulias políticas. Cospedal jugó en Castilla-La Mancha al todo o nada y al final Podemos acabar siendo nada.  Pero es que además se ha abonado un mal ambiente de  cara a futuros pactos electorales con el partido de Albert Rivera, sí, aquel catalán de los “Ciutadans”.  La única que lo entendió fue Cristina Cifuentes, que no entró en ese juego. En Guadalajara,  el PP debería haber puesto un despacho a los de Ciudadanos, y haberles prestado algunos votos. Vean si no: Los de Rivera han obtenido 14.475 sufragios que han ido a la “basura electoral” a los que hay que añadir otros 4.661 que son la diferencia entre PP y PSOE en Guadalajara, que a los populares tampoco  les ha valido para nada, porque a la postre han sacado los mismos diputados que el PSOE, dos. Por tanto, si los datos nos dicen que mayoritariamente el voto de Ciudadanos procede del PP, en Guadalajara  casi veinte mil votos moderados se han ido por el desagüe. Una medalla para el estratega de la operación adelgazamiento. Pero que nadie se queje: cuando un elector retira el voto a un partido es por algo (y en Guadalajara el PP ha perdido 24.000 votos respecto a las autonómicas de 2011). Yo apunto algunas: castigo por la corrupción; percepción de que el PP ya no defiende los intereses de las clases medias; una estrategia de comunicación de brocha gorda, creyendo que con manipular la televisión regional y llenar los buzones de panfletos iba a ser suficiente; y soberbia y prepotencia en sus dirigentes, hasta el punto de que  incluso cuando decían la verdad sobre el cuadro macroeconómico, que les favorecía,  parecía estaban echando la bronca a los ciudadanos. Sí, Cospedal ha hecho una mala campaña electoral, en la que le  ha faltado alma. Aparentaba distancia. Y aunque ella es mejor organizadora que mitinera, y le cuesta llegar al corazón del elector –eso que lo ha bordado Manuela Carmena en la comunidad de Madrid–,  se podría haber vestido mejor; mucho mejor. Sus estrategas tampoco pensaron que al PP le convenía tener alguien en el centro con quien pactar, y no entendieron que con esos sondeos era muy arriesgado apostar todo el 5. Creer que en Guadalajara se podía llegar al 39% de los votos , para alcanzar el tercer diputado, era puro ejercicio de voluntarismo. ¿Verdad Porfirio?

PAGE, PRESIDENTE .- El PSOE perdió las elecciones, porque saca seis puntos menos que en 2011 y ha perdido más de cien mil votos, así que el resultado no es como para tirarse al Tajo con el Moet en la mano.  García-Page muy  probablemente va a gobernar, y aunque José García Molina  nos decía recientemente  “No soy de pactos de gobierno y bisagras. Ahí no me van a encontrar”,  como ya son casta será muy probablemente lo que hagan. Desde CC.OO y UGT, que han sido en esta legislatura la principal oposición al gobierno de Cospedal, ya lo han advertido: Queremos estabilidad; y mucho gasto público. Pues vaya comprándose don Emiliano una buena calculadora, para que no le pase como a su antecesor Barreda, que al final decidió no recortar a base de no pagar a nadie, y poner con ello a miles de empresas y proveedores en el precipicio. No va a ser fácil un gobierno a la izquierda de la izquierda  con Podemos. Allgún cualificado militante socialista me dice que  no lo tiene tan claro de que no le hagan sufrir a Page hasta que pasen las elecciones gemnerales; y que gobernara durante unos meses Cospedal en minoría.  Sería maquiavélico; pero al final todos pueden cambiando cromos. Yo te apoyo en la Acaldía de Madrid y tu… Y si hay alguien con cintura en el PSOE regional ese es Page, un ratón colorao, como dicen en los pueblos.

CIUDADANOS.– Tenían una horquilla de 0 a 3, y ha salido cero. Y de ser las llaves del parlamento regional, han pasado a no pasar de la puerta.   Ciudadanos es un partido que como Podemos está montado para las elecciones generales; y estas locales les han  venido grandes.Carecen de de  una estructura de partido, de candidatos conocidos, de programas locales; y todo esto no se improvisa en dos tardes.  Pero que nadie lo dude: Ciudadanos viene para quedarse y  Rivera disputará en las próximas elecciones al PP el liderazgo del voto moderado  no de izquierdas. Y Rajoy lo sabe.

PODEMOS.- Bienvenidos en CLM a la casta  y al coche oficial. No quisieron arriesgarse en las municipales, y seguramente que han acertado. En las Generales querrán  liderar todo ese poder  municipal en torno a esas plataformas de izquierdas que pueden alcanzar las alcaldías de ciudades tan emblemáticas como Madrid , Barcelona o Valencia, las tres capitales más pobladas de España, y como absorberán a los restos de Izquierda Unida, con Garzón a la cabeza, Iglesias se presentará  a las Generales como la genuina alternativa a la derecha. Si lo logra, a pesar del poder territorrial que va a tener el PSOE, pactando con Podemos, Iglesias conseguiría lo que nunca logró Julio Anguita: el famoso sorpasso. Me gustaría saber qué opina de verdad Felipe González de todo esto.

UpyD y Vox.- Como predecían los sondeos, han quedado reducidos a la irrelevancia electoral. Rosa Díez hizo un gran trabajo parlamentario pero  se cargó el partido que fundó cuando se negó al pacto con Ciudadanos, como reclamaba Sosa Wagner o Toni Cantó; y ahora a UPyD  solo le queda ser “opado” por el joven Rivera.  Su animosa organización en Guadalajara no se lo merece, pero la política es así. Los errores graves se pagan gravemente .

Esto es  lo que hay; y en los próximos días descenderé  a la clave local, aunque para ello hay que ver cómo queda la Diputación. Si al final la salvan, como creen en el PP,  lloverá bastante menos en el parque de las Torres.

Y sobre Vox, Vidal Quadras se fue por algo. Al día de hoy, no hay un espacio democrático electoral  a la derecha del  PP.Y pasado mañana, pues ya veremos lo que pasa en Génova.

 

Una campaña de muy baja calidad democrática

Para una región que se inventó en 1982, año en que se aprobó su estatuto, llama la atención de que  transcurridos 33 años todavía no se haya celebrado jamás un debate electoral entre los principales candidatos que aspiran a la presidencia de Castilla-La Mancha. Casi siempre suele ser el candidato que ostenta la presidencia el que se niega a su celebración, aunque esto es lo de menos, ya que sospecha que es el que tiene más que perder. Pero el problema de fondo es que denota estamos ante unas campañas electorales de baja calidad, que no serían asimilables con otros países de mayor tradición democrática que la nuestra.

¿Se imaginan unas elecciones sin debates electorales en Estados Unidos, Francia, Alemania…? Forman parte de su tradición, y a ningún candidato se le ocurriría decir que no va, porque  perdería las elecciones. Se celebran en un lugar público, y con público (normalmente una biblioteca, una universidad…) y los medios de comunicación que quieran pueden coger su señal. Pero no solo tienen lugar con motivo de las Primarias o de una elección Presidencial sino que en el caso americano se extiende a los comicios para gobernadores, congresistas, senadores, fiscales y hasta para sheriff del condado.  Forma parte de su cultura democrática. Y punto.

Aquí no solo no mejoramos sino que vamos a peor. Ahora  no solo siguen sin celebrarse debates entre los principales candidatos a la presidencia de la Junta sino que tampoco se llevan a cabo entre los alcaldables con más posibilidades, logro que fue posible en las primeras elecciones democráticas en Guadalajara. Las condiciones que puso el actual alcalde, Antonio  Román, eran inasumibles (que el resto de partidos nombrara un portavoz que debatiera con él), si bien es cierto una cosa: cualquier alcalde en ejercicio  está  en inferioridad de condiciones ante un debate con el resto de candidatos, porque se convertiría en un pin-pan-pun contra él. ¿Cómo se podría resolver esto?  Pues estableciendo dos tipos de debates: entre los dos candidatos con más escaños; y otro entre los partidos con representación en el  municipio y en la autononía. Así se ha hecho en Telemadrid, que en comparación con la televisión de Ignacio Vila es la BBC. ¿Cuál es el problema? Que al carecer de tradición democrática los debates  en Guadalajara y en Castilla-La Mancha en general, estas normas de deberían pactar mucho antes de la campaña electoral, para que nadie juegue con ventaja. Doy una idea: podría establecerse mediante una resolución parlamentaria o del propio pleno municipal  al principio de la legislatura.

No es una cuestión baladí mejorar la calidad democrática de las campañas electorales; o el populismo y sus ocurrencias (esa “democracia asamblearia” para disfrute de los jacobinos)  acabará ganando terreno. Pero para perfeccionar la democracia representativa, la única que conoce el mundo civilizado, se necesitan reformas que no deberían posponerse más.  Pedro Sánchez,  por su bisoñez,  perdió una ocasión de oro para haber pactado con Rajoy  una segunda vuelta al estilo francés  que hubiera dejado en mano de los ciudadanos la formación de los gobiernos municipales, como en Francia, y no a expensas de oscuros pactos postelectorales. Pero tampoco se ha dado un solo paso para desbloquear las listas electorales en los grandes municipios – para que el elector pudiera ordenar los nombres en las candidaturas- y convertirlas en abiertas en los pueblos de menos de mil habitantes.  A unas elecciones municipales  no se presenta  Rajoy,  Rivera,  Sánchez o Iglesias; se presentan Román, Blanco, Latre...Son ellos los que van a tener que resolver los problemas del día a día, apoyados en sus equipos de concejales. Pero si el elector no tiene mayor participación en elegir u ordenar esos equipos,  ¿dónde queda el margen que dejamos al ciudadano que va a sufrirlos?

Un Ayuntamiento no necesita tener que  consultar cada quince días lo que tiene que hacer en la plaza del pueblo. Para eso elegimos a unos representantes en base a un programa electoral. El problema es cuando por tacticismo llegamos al último día de campaña sin conocer el preograma electoral, como ha sucedido con los programas electorales de Cospedal y Aguirre. O cuando esos partidos emergentes, aquellos que deberían encarnar la renovación, presentan por programa una breve colección de buenas intenciones adornada con la foto de su líder mediático, que por supuesto no se presenta a las elecciones para gobernar tu ayuntamiento. Por no hablar de la Diputación, donde no solo no tenemos posibilidad de elegirla directamente, para fortalecerla, sino que ni tan siquiera sabemos quienes serán los candidatos de los principales partidos.¡Qué tiempos aquellos en los que criticamos a Tierno Galván porque dijo que los programas están para incumplirlos! Ahora ni se molestan en mostrarlos.

Si seguimos en  Guadalajara, solo ha habido dos campañas de carácter provincial: la del  PP y la del PSOE, mucho más intensa la de los populares, que se van a beneficiar en el medio rural de ese plus que dá estar en el gobierno. Y muy concentrada en el Corredor del  Henares, la única zona donde se presentan los partidos emergentes, y en la que según los sondeos que manejan los partidos se va a decidir el reparto de escaños en las Autonómicas.

Para ser unas elecciones “históricas”, porque supondrían la incorporación de nuevos partidos a ayuntamientos y autonomías de nuevas fuerzas políticas, la campaña ha sido decepcionante. Por un lado, porque esos nuevos partidos no han materializado ese mensaje renovador en un programa electoral  explícito, porque estas elecciones les han venido demadiado pronto. Pero también porque las formaciones tradicionales, que han tenido más capacidad para plasmarlo,  se han ido por las ramas más de lo deseable, y especialmente formaciones de izquierdas que abogan por un mayor gasto público y social sin decir dónde va a salir todo ese dinero para financiarlo. A fin de cuentas, gobernar es establecer unas prioridades de gasto, pero cuanto este se dispara el que lo paga es el contribuyente. Ni a ayuntamientos ni a autonomías les llueve el dinero del cielo.

Es verdadero  desperdicio que habiendo progresado tanto la tecnología de la información  se hayan aprovechado tan poco para el debate y la intercomunicación con los electores a los que solo se les ha suministrado consignas y propaganda. Y a veces que ni eso, como ha sucedido con la web regional del  PP, que ni tan siquiera  ha sido capaz de informar a tiempo de los actos de  su candidata o de la agenda electoral del día. Las campañas de los dos candidatos principales se han limitado a ocuparse de dar una idea simple al día para el consumo televisivo en los telediarios, y han rehuído todo lo demás,  incluso las entrevistas con la prensa profesional no adscrita y no financiada por esos partidos.

Esto es lo que hay. He vivido todas las campañas  desde que recuperamos  la democracia allá por 1978 y nunca me he aburrido tanto como en esta. O las reformamos para asimilarnos  a esos países que llevan doscientos años más de democracia que nosotros; o hay un serio riesgo de que el populismo y la política de corrala que practican algunas tertulias de televisión acaben por marcar el pulso de este país.

El circo que nos espera en algunos ayuntamientos y autonomías  tras el 24-M puede ser minino.¡Lo más propio para un país que muy levemente está saliendo de la crisis económica más profunda tras su guerra civil! Decía hoy Felipe González  que con los mismos votos que Susana Díaz, el premier David Cameron ha sacado mayoría absoluta.

¿Y quién tiene la culpa de ello?

Al rebufo de unos curiosos sondeos y tres posdatas

Los sondeos no son mano de santo, pero marcan tendencia. Y si están bien hechos, nos pueden avanzar algunas pautas que luego tendrán concretarse ante las urnas, la única encuesta que vale de verdad. Hoy me voy a referir a dos de ellos. El del oficial CIS y el de Metroscopia para El País, porque ambos tienen un universo de 2.000 encuestas cada uno y se supone que el margen de error que no llega al 3%. Vayamos con algunas de esas tendencias en lo que respecta a las elecciones Autonómicas en CLM.

1.- Se confirma que las mayorías absolutas son cosa del pasado. La horquilla más favorable  al PP (15 escaños) se queda a dos de esa mayoría absoluta.  El PSOE es el segundo partido en ambas encuestas, aunque la del CIS le da como partido más votado (35,1% frente al 34,9% del PP), pero la “cocina” del CIS atribuye al PP  1 o 2 diputados más. La sorpresa es que la encuesta de Metroscopia predice un  hundimiento del PSOE hasta los 10 diputados, con casi un 10% menos de respaldo que el PP.

2.- Hay todavía mucho voto indeciso, el 37% según el CIS, que se lo están pensando. Parece consolidado que el bloque crítico de los que piensan que las cosas van mal o muy mal en Castilla-La Mancha está en torno al 44%. Ahí Cospedal no va a pescar un voto. Pero sucede que si bien los que creen que la situación de la región es «buena» o «muy buena» solo alcanzan 14,5%, hay casi un 40% que la califican de “regular”. Si esta mayoría desapasionada se inclinara hacia el PP, decantaría el triunfo para Cospedal.

3.- Las peculiaridades del Estatuto de Castilla-La Mancha, diferente a todos los demás en esto, permiten que el candidato con más escaños quede investido presidente si en dos meses no hay una mayoría alternativa. Por lo tanto, si ambas encuestas están en lo cierto,  Cospedal podría salir reelegida presidenta sin necesidad de alcanzar pactos de gobierno, como le obliga a Susana Díaz en Andalucía.

4.- Ahora bien, una cosa es ser investida y otra gobernar sin una mayoría en las Cortes regionales. En este sentido, cobraría  relevancia el papel de Ciudadanos  en la centralidad del futuro parlamento regional,  ya que ninguno de los sondeos concede la posibilidad de que PSOE y Podemos puedan formar un gobierno de izquierdas. Su candidato, Ángel Ligero, actual concejal de Galápagos, y que comenzó su carrera política en el PP,  que está llamado a tener un papel estelar en la política regional, ya nos decía una entrevista con GuadalajaDiario  que “no vamos a ejercer labores de gobierno si no somos la fuerza más votada”. De hecho, pocos esperan que el partido de Albert Rivera saque la patita y se moje antes de las elecciones Generales,  con lo que Cospedal tendría que recurrir a una nueva forma de gobernar, los pactos a la carta de los proyectos de Ley que quisiera abordar.

5.- En contra de lo que los sondeos decían hace unos meses, el globo de Podemos se deshincha y no tendría un papel decisorio en el parlamento regional a no ser que fuera verdad como dice Román que existe un “frente antipepé” formado por PSOE, Ciudadanos y Ahora-Podemos. Pero yo no lo veo. Con los datos de ambos sondeos, al PSOE no le valdría el respaldo de Podemos para gobernar, porque el partido de Iglesias se quedarían con un arco entre 2/4 diputados.

6.- A algunos les podrá resultar una paradoja que la zona rural y manchega de la región se pueda convertir en el mayor granero de votos para el PP de Cospedal después de haberlo sido del PSOE de Bono y Barreda. A mí no. La mayor prima a los partidos de gobierno se da en las zonas rurales, donde los cambios tardan más en llegar, pero acaban llegando; y en La Mancha ya han  asimilado que la que gobierna ahora es Cospedal, y ello explicaría en parte que el PP pudiera meterle al PSOE un 4-2 en Ciudad Real (un feudo histórico socialista), un 3-1 en Albacete o un 3-2 en Cuenca. Por el contrario, en Toledo empatarían a escaños y ¿qué pasaría en Guadalajara? El CIS no hace público los resultados por provincias, y lo que avanza la encuesta de Demoscopia es del todo sorprendente, ya que concede al PSOE la condición de partido más votado en Guadalajara con lo que obtendría 2 diputados por 1 solo el PP. Teniendo en cuenta que el PP casi alcanzó en las últimas autonómicas el 50% de los votos, la proyección de Metroscopia me sorprende. El PP va a perder votos, eso es seguro, pero si el PSOE llegara a superar al PP en Guadalajara estaríamos ante un hecho histórico como fue la primera victoria del PSOE de Bono en Guadalajara en 1999. Y tuvo que esperar cinco elecciones para conseguirlo.

7.- Guadalajara siempre ha sido en esta comunidad autónoma la primera provincia en ser sensible a los cambios. Fue el primer sitio en el que ganó el PSOE, luego donde se produjo la alternancia con el PP, y ahora será el primer lugar en que el que se noten los efectos del fin del bipartidismo. Todo ello se explica por nuestra cercanía a Madrid y a la porosidad que tiene en el Corredor la política de la capital. Lo que pone de manifiesto  el estudio de campo del CIS   es que tanto Ciudadanos como Podemos tienen una mayor penetración en las localidades más pobladas del  Corredor, mientras que su respaldo en la Guadalajara rural es todavía irrelevante. Me voy a mojar más, a tenor de lo que nos encontramos en los intestinos de las encuestas, sumado a la propia percepción personal después de muchas elecciones a las espaldas, ningún partido va a llegar a los 3 escaños, y el reparto más probable es que el más votado (yo creo que finalmente será el PP, por los indecisos y la compensación con el voto rural) tendría 2 escaños, y que PSOE, Ciudadanos y Podemos se repartirían uno cada uno.

8.- En el Ayuntamiento e Guadalajara no hay sondeos a la vista (aunque los partidos sí los manejan) y cualquier pronóstico es más arriesgado. En el PP se habla de que la horquilla está entre el 12 y el 13, siendo este último escaño el que otorga  la mayoría absoluta. La entrada de Ciudadanos en la corporación la doy por segura; y lo que habrá que ver es con cuántos ediles para hacer cálculos sobre las posibilidades reales de Román de alcanzar la mayoría absoluta. ¿Y la Diputación? El PP ha “fichado” bien en los pueblos, pero el sistema es tan complejo que casi tengo más posibilidades de acertar jugando a la Primitiva.  Esto es lo que hay.

P.D 1 A Albert Rivera le ha debido dar un ataque de adanismo al mandarnos directamente a las residencias del Inserso a los que vivimos  la Transición, porque la regeneración política , dice el tío, solo podrían traerla personas que han nacido en democracia. Ya me gustaría a mí que la actual clase política estuviera la mitad de preparada e hiciera gala de la mitad del patriotismo y capacidad para llegar a acuerdos que demostró la generación de la Transición. O como escribe Arcadi Espada, con el que tanto coincidió Rivera en Cataluña: “El reset regeneracionista es la pura reacción. Mas que del Ibex, se corre el riesgo de acabar siendo el vacuo partido de El Corte Inglés».  Dicen los que saben algo a esto, que en las campañas electorales no se ganan apenas votos, pero sí se pueden perder. Con lo bien que comenzó, como siga desbarrando  don Albert él solito puede dar la vuelta a los sondeos.

P.D 2 Pues no, no habrá debates públicos en un lugar público, y con las condiciones que puso ayer Román, difícilmente podría haberlos. Román sí sigue a la perfección la máxima anterior de que el que no arriesga no se equivoca. Aunque esta vez no tengo tan claro de que esas tácticas a lo Simeone sean las que más le convienen. Estamos ante unas elecciones muy abiertas, y con mucho voto indeciso.

P.D.3 Al candidato García Molina de Podemos tampoco  le gusta el convenio sanitario con Madrid, porque lo que hay que hacer según dice él es destinar todos los recursos a la sanidad de Castilla-La Mancha y no a financiar convenios. El señor Molina, como otros candidatos, siguen sin querer enterarse de que la Sanidad está transferida, aunque a algunos no nos guste (a ellos, sí) y que por ello Madrid no puede pagar las facturas de los ciudadanos de Guadalajara y Toledo, ni tampoco lo haría el Estado con los famosos fondos de cohesión, porque estamos hablando de una atención continuada a más de 300.000 personas, no de un  paisano que se tuerce el tobillo en la playa de Ribadesellla y le atiende la sanidad de Asturias.  Debo ser un tío raro: prefiero que me atiendan en un hospital de Madrid  que en uno de Ciudad Real aunque en el primero no esté la bandera de Castilla-La Mancha en la puerta.

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