El ATC,  los veranos tranquilos y el nuevo PP de Casado

 

El alcalde de Villar de Cañas, José María Sáiz, estuvo fino al decir que el pomposo Ministerio para la Transición Ecológica ha decidido paralizar el permiso de construcción del ATC, para que el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, «pase un verano tranquilo». Pero que está convencido de que el ATC se construirá. Algo de eso hay. El nuevo gobierno socialista de Pedro Sánchez estaba en la obligación moral de tener un gesto con García-Page, un importante barón de su partido, lo que Sáiz llamaba hacer «una gracia a García-Page». Y lo ha hecho. La ministra Teresa Ribera dio luego una explicación verosímil: «Es muy difícil saber qué dimensión y características debe tener ese almacén cuando falta un plan nacional de seguridad de residuos y no se sabe el volumen qué hay que gestionar».

La ministra por tanto no cuestionó el ATC, solo que desconociendo el número de toneladas que va a almacenar, porque hay un decisión pendiente sobre la prórroga a los permisos de las centrales nucleares (el gran debate pendiente), el almacén podría tener una características u otras. Pero estamos hablando solo de tamaños. Mientras que no haya un plan de gestión de residuos nuevo (y no olvidemos que esa es un decisión del parlamento), lo que dice el actual es que los residuos de alta actividad se seguirán guardando en los ATIs de la centrales, excepto los de Vandellós, que no tiene ATI, lo que nos cuesta un ojo de la cara a todos los españoles: casi 75.000 euros diarios pagamos a Francia por guardarlos. Como resulta que estos ATIs no están diseñados para guardar los residuos a medio y largo plazo (la vida del combustible gastado de las nucleares tiene una latencia de  miles y miles de años), algo habría que hacer con ellos si finalmente no se construyera el ATC previsto, sea en Villar de Cañas o en cualquier otro sitio. Por ello creo que el alcalde conquense ha estado fino.

¿En lugar de construir un ATC para toda España, hacemos siete almacenamientos temporales en Trillo, Zorita, Almaraz, Garoña, Cofrentes, Vandellos II  y Ascó, para que pudieran aguantar como mínimo hasta que se desarrolle un Almacenamiento Geológico Profundo (AGP)?

Ni por economía, ni por seguridad veo viable ese escenario. Esto es lo que hay y cuando pase el verano, más.  La prueba del algodón la tendremos cuando el gobierno tenga que decidir, como le ha reclamado García-Page a Sánchez, que retire el recurso presentado por el gobierno de Rajoy contra la pretensión de declarar el entorno del ATC espacio protegido, para impedir así la construcción  del silo nuclear. Lo mismo que hizo Bono con Cabañeros.

Y  finalizo con una pregunta inocente: ¿qué pasa, que tener cerca los residuos de alta actividad en Villar de Cañas es el mayor peligro del mundo mundial y da igual si están en Almonacid de Zorita y Trillo? Suerte tienen en Toledo de que los alcaldes alcarreños saben que los ATIs son instalaciones seguras, aunque insisto en que no están diseñadas para un almacenamiento sine die, y que sus ayuntamientos cobran de Enresa por las toneladas de ese combustible gastado que se guardan en ellos.  Pero una cosa tan sensible como son los residuos nucleares no pueden estar en la agenda electoral de los políticos. Ni antes, cuando se llegó a nombrar en la etapa de Cospedal a un alcalde de Ciudad Real para presidir algo tan técnico y especializado como es la Empresa Nacional de Residuos (Enresa), que gestiona el ATC, o ahora con este gobierno regional que ha hecho de Villar de Cañas el mismísimo averno y mira para otro lado (y con él los diputados de Guadalajara del partido en el Gobierno) cuando esos mismos residuos de alta actividad están en Trillo y Zorita.

Si con esta demagogia alguien se cree que se puede abordar la gestión de los residuos nucleares en España, y ya no digamos el futuro de la energía en este siglo XXI  y el papel que tendría en ella las centrales nucleares que hay en funcionamiento, y que hoy son más seguras que hace veinte años, el fracaso está garantizado. Aunque siempre nos quedará a Francia, a quien enviar residuos a razón de 75.000 euros el día y comprar la energía que fabrican sus reactores nucleares. ¡Es lo que tiene ser un país rico y donde sobra el dinero!

P.D. Ganó Casado, como casi todos esperábamos, aunque por mucho más diferencia: 451 votos. Aunque la mayoría de los compromisarios tenían decidido el voto, los que tuvieran algunas dudas se las despejaron los discursos de los candidatos. El de Casado, que leyó poco, apeló al alma conservadora del partido, se convirtió en el adalid de sus valores, sacó el carné de militante del bolsillo de la chaqueta, y prometió a los populares que no se va a achantar en la batalla ideológica contra la izquierda: educación, eutanasia, aborto, libre empresa, unidad de España…Y el Congreso se vino arriba. Lo que no consiguió Soraya con un discurso, leído, más profundo y rico que el de su rival, yo diría que incluso más trasversal, pero que adoleció de lo que nunca logró el “marianismo”. Alma. No: la economía no es solo lo único que importa.  El PP siempre gana los Congresos desde el conservadurismo y  el PSOE a base de dar brillo al discurso izquiedista, como hizo Pedro Sánchez. Solo que luego hay que centrarse más y  ocupar más espacio,  si lo que se pretende es ganar las elecciones, o gobernar sin compañías indeseables.

Esto es lo que hay: un PP que gira a la derecha y rejuvenece su liderazgo, 37 años. Un PSOE de Sánchez que quiere pescar también entre la izquierda populista, se aleja del centro y sube los impuestos. Y un Ciudadanos, que tras la moción de censura  y el Congreso del PP, se quedó fuera de foco, pero que va a tener su espacio en el centro liberal, que ha quedado un tanto huérfano. Esto es lo que hay.

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