Ante las dimensiones de la crisis, que hable el militante

Recientemente un amigo me recordaba a propósito de las guerras de poder en el PSOE provincial entre los sanchistas pata negra, que lidera la ministra Valerio, y la actual dirección provincial, con un reforzado Pablo Bellido, bendecido por Page con la presidencia de las Cortes de Castilla-La Mancha y una consejería a cargo de un político de su confianza, José Luis Escudero, que los buenos resultados electorales iban a calmarlo todo durante una legislatura. Como cada cual está ocupados en sus cosas, y ha habido tarta para repartir es cosa de lelos ponerse a enredar en el patio del vecino. En el PSOE se ha declarado la Pax Romana, y ya se sabe que esta durará tanto como la salud del emperador.

Pero si el disfrute de ese poder cauteriza cualquier herida interna, a sensu contrario carecer de él las agrava. Y así el histórico triunfo del PSOE en las últimas municipales y autonómicas, sumado al más precario de Sánchez en las elecciones Generales, han derivado en la derrota más cruel para el PP. Un partido que apenas hace ocho años gobernaba España, Castilla-La Mancha y la mayoría de las diputaciones y alcaldías, casi de repente sufre la de Don Rodrigo en la batalla de Guadalete y solo resiste en Yunquera de Henares, con lo que a su alcalde Lucas Castillo habría que empezar a llamarle Don Pelayo. O como poco Asterix. Pero ni diputado le han hecho (¿?)

Así son las cosas en política: se puede pasar del infierno al paraíso sin pasar por el purgatorio. El régimen, como es generoso, reserva alguna gabela para los que ejercen la oposición, en forma de liberados y personal de apoyo en los ayuntamientos principales o diputaciones, pero claro, no hay para todo el mundo y algunos tienen que hacer las maletas y regresar a la vida civil. Porque la política siempre debe entenderse como un paréntesis en la vida de una persona, ya que como avisaba a sus secretarios el Conde de Romanones, aquí el único que no está de tránsito en el puesto es el ordenanza. Es bueno recordarlo cuando se está en la cúspide, como hizo Page en su toma de posesión alertando a los suyos de no confundir la mayoría absoluta con la soberbia. Aunque más de uno le desoirá.

No es edificante, ciertamente, que la primera noticia que tengamos del Grupo Popular en la oposición fuera que dos concejales que no iban a disfrutar de sendas liberaciones se abstuvieran en la votación de los  sueldos, pero no será la primera vez ni la última. Eladio Freijo confía en que las aguas se acaben remansando, y yo supongo que será así. Por que aunque la portavocía de Jaime Carnicero formalmente debe ser refrendada por el Comité Ejecutivo, tampoco creo que Ana Guarinos haga del asunto cuestión de fe, tal y como está el patio,  aunque sabido es que a ella le hubiera gustado otro portavoz. Pero el debate en el PP no es tanto si los que han perdido las elecciones deben encabezar o no la oposición de cara a unas lejanas elecciones dentro de cuatro años,  lo que deberían meditar muy seriamente es si después de una derrota tan implacable, que les ha alejado del gobierno de las principales instituciones de la comunidad autónoma, se debe o no abrir un periodo de reflexión, ahora que hay tiempo suficiente para  que todos hagan sus aportaciones y en el que puedan salir nuevos líderes.

La respuesta a esta pregunta es sí. Y el que esté preparado, que dé un paso al frente. Y si luego siguen los mismos será porque no hay otros mejores o más dispuestos. No hacerlo me recordaría a otro tiempo en que el PP, después de perder una elección tras otra ante Bono, el partido quedaba aletargado, lamiéndose las heridas,  y solo cuando quedaba un año para las elecciones reaccionaba Génova y nos colocaba a “su” candidato.

La buena noticia para el PP es que en las peores condiciones todavía sigue siendo el primer partido de la oposición en Castilla-La Mancha y que Page no podrá presentarse a un tercer mandato con la actual normativa. La mala es que, hoy por hoy, no hay una alternativa que se visualice. Ni en el PP, ni en Ciudadanos, ni ya digamos en el ausente partido de Iglesias-Montero, que por no ir no fueron ni a la toma de posesión de Page aun siendo, ese día, formalmente miembros interinos de su gobierno.

Esto es lo que hay: devuelvan la palabra a los militantes. Y salga el sol por donde tenga que salir.

Ir a la barra de herramientas