Robin Hood, Sonia Reyes y las golondrinas

Sánchez se puso el traje de Robin Hood y como reacción ante el último traspiés electoral en Andalucía representó una lucha quijotesca frente a la banca y las eléctricas, sus nuevos molinos de viento, sectores a los que castigó con un nuevo impuesto extraordinario que no supo explicar. Solo le faltó, para completar el círculo, anunciar que también subiría la fiscalidad de los puros que, por lo que él nos cuenta, se fuman en los cenáculos que conspiran contra él.

Sánchez nos vendió un discurso que dijo ser socialdemócrata cuando en realidad es peronismo. Es decir, mucho ruido y pocas nueces; y ninguna reforma de calado sostenible en el tiempo. Bengalas de humo. Grandes enunciados sin soporte conocido.  Porque no sabemos en realidad cuál será la repercusión de sus medidas. Y lo más grave es que, por las entrevistas que han dado, sus ministros económicos tampoco, tanto que no son capaces de justificar cuál es el cálculo real de las cantidades que Sánchez pretende ingresar. ¿Cómo va a conseguir la ministra de Hacienda que eléctricas y banca detraigan este impuesto de sus beneficios, sin arruinar el dividendo a millones de pequeños ahorradores de clase media que tienen sus fondos de pensiones y de inversión vinculados a la marcha en bolsa de estas grandes empresas? ¿Cómo va a impedir que este agujero en su cuenta de resultados no se acabe traduciendo en más ajustes en las plantillas de los bancos, más comisiones y en menos cajeros en los pueblos? ¿Pero alguien se cree que este impuesto especial no lo acabará pagando el consumidor? ¿O que no redundará en los planes de inversión de las eléctricas, que en la mayoría de los casos están centrados en el desarrollo de las energías renovables?

Junto a este paquete fiscal, Sánchez anunció, apresurado, varias subvenciones temporales, sin un estudio detrás, como se detecta cuando rascas y ves que entre pitos y flautas solo unos pocos se podrán beneficiar de la gratuidad del abono de cercanías, porque no lo ha negociado con las comunidades autónomas. ¿Pero no era él el paladín de la cogobernanza? ¿O solo es con Pere Aragonés, a quien recibe en La Moncloa como un presidente de la República? Nuestra esperanza es que también le acabará engañando.

El tiempo dirá cuál es el impacto real de estas medidas populistas  en el comportamiento de la inflación y de la economía española en general, que ha sido cuestionada por los analistas financieros. Lo que no podemos negar a Sánchez es que con su discurso de Robin Hood ha cohesionado a la izquierda más radical al hacer suyas propuestas que antes despreciaba, aunque tenga descolocada a su vicepresidenta Yolanda Díaz, por su estrategia de ocupar el espacio político de su partido Sumar.  Sánchez abandona el centro-izquierda para asegurarse los apoyos parlamentarios de la izquierda radical, independentistas y bilduetarras, y no le preocupa en absoluto que los estudios demoscópicos digan que va desnortado hacia el precipicio. Pero como su admirado Juan Domingo, el único Perón es él y si alguien en su partido no está con él, ya sabe dónde tiene la puerta.  A Sánchez no le va echar nadie otra vez de la secretaría general del PSOE aunque tenga que arder Roma con él.  

Esto es lo que hay. Bildu reescribiendo la historia de España hasta 1993, para confundir la lucha antifranquista con el terrorismo, que segó la vida de más de seiscientos españoles solo en democracia, y su portavoz, la tal Aizpurúa -aquella directora de periódico que tituló “Ortega Lara vuelve a la cárcel” tras su liberación por la Guardia Civil-, dando lecciones desde la tribuna del Congreso sobre defensa de los derechos humanos y lo mala que es la Constitución española y la Transición que la propició. Sánchez le contestó sonriente con guante de seda, modos y maneras que endureció  para replicar a los portavoces del PP, Ciudadanos o Vox. Porque él, y lo dejó claro, ya está en el monte con Robin Hood, y lo que toca es robar a los fumadores de puros para repartirlo entre los fumadores de Ducados.

Sonia Reyes frente a la entrada a la piscina municipal. Archivo

PISCINA «SORIA REYES».-Por decreto de la Alcaldía, la piscina cubierta Sonia Reyes vuelve a llamarse oficialmente “Sonia Reyes”. Tantas vueltas para esto, porque la realidad es que los vecinos nunca dejaron de llamarla así. Lo que demuestra que el nombre estaba bien puesto. Sonia Reyes fue diploma olímpico en Atenas 2004, logro que un deportista alcarreño no consigue todos los días. Pero despojaron de su nombre a la piscina sin razón aparente, más allá de que a Sonia Reyes le dio por aceptar una oferta de José María Barreda para formar parte, como independiente, de la candidatura del PSOE en Guadalajara. Como entre medias no pasó otra cosa que aconsejara la degradación pública de la deportista, estamos ante un gesto de sectarismo, el peor mal de la política española. Con los recelos que hay para que los profesionales más valiosos participen en política (una actividad que solo parece reservada a los miembros de las juventudes de los partidos), gestos como aquel fomentan ese desaliento, porque sospechan que sus méritos profesionales acabarán cuestionados y ridiculizados. Y entonces se preguntan: ¿Para qué me voy a meter en líos?   

GOLONDRINAS.– El edificio de Maragato, que por fin podrá ser derribado después  de 16 años invadiendo nuestra calle Mayor, tendrá que esperar. El motivo: que algunas golondrinas anidan en su arruinada fachada, con lo que Medio Natural entiende a sugerencia de Aike que habrá que esperar a que pase ese ciclo de anidamiento hasta después del otoño. Mi única reflexión es: ¿Qué otra cosa sucederá para que cuando se vayan las oscuras golondrinas, el edificio siga afeando nuestra plaza Mayor? Me temo que, en Guadalajara,  hace tiempo que no sabemos distinguir entre lo esencial y lo accesorio. Pero esto es lo que hay, como cantó Gustavo Adolfo Becquer.  

Volverán las oscuras golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar,

y otra vez con el ala a sus cristales

jugando llamarán.

……………….

Volverán del amor en tus oídos

las palabras ardientes a sonar;

tu corazón de su profundo sueño

tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas

como se adora a Dios ante su altar,

como yo te he querido…; desengáñate,

¡así… no te querrán!

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