Guadalajara en la Conferencia de Presidentes Autonómicos

La VI Conferencia de Presidentes Autonómicos, que se celebrará –o se habrá celebrado, depende de cuando se lea esta entrada- el 17 de enero, va a abordar un total de diez asuntos de Estado, entre los cuales figura por primera vez uno que atañe muy directamente a la provincia de Guadalajara: el compromiso de elaborar una Estrategia Nacional de Demografía de la que se encargará un grupo de trabajo, una comisión, que saldrá de la Conferencia. Según fuentes del propio Gobierno, esta cuestión que tanto afecta especialmente a gran parte de la provincia de Guadalajara y a otras zonas castellanas, leonesas y aragonesas del interior de España e, incluso, a parte de Galicia, como es el envejecimiento de la población y los desequilibrios en su distribución, se ha incorporado por primera vez a la agenda de trabajo de tan alta e importante Conferencia porque en 2015 fallecieron en España 422.276 personas -la cifra más alta desde 1941- y, de mantenerse las gráficas del Instituto Nacional de Estadística, en 2050 habrá casi 5,5 millones de habitantes menos en nuestro país; el desequilibrio se agrava porque la curva de la natalidad apunta hacia abajo al tiempo que se amplía la extensión de las zonas que se van despoblando.

Aunque me preocupa mucho que se cumpla esa frase histórica atribuida a Napoleón que dice que “si quieres que no se resuelva un problema, crea una comisión”, considero que es verdaderamente oportuno y francamente positivo que el gobierno del Estado y los presidentes autonómicos aborden por fin el acusado y grave problema que viene suponiendo, no solo ahora, sino desde hace ya décadas, la progresiva pérdida de población y el envejecimiento de ésta en grandes extensiones del territorio español y que, en el caso de Guadalajara, afecta al 70 por ciento de la provincia. Precisamente al cierre de los datos estadísticos demográficos de 2016, el INE ya ha avanzado que 173 de los 288 municipios de la provincia de Guadalajara tienen menos de 101 habitantes, sumándose tres más –Ciruelas, Henche y Pozo de Almoguera– a los que ya había en 2015 por debajo del centenar de residentes, continuando así la sangría poblacional en el medio rural de la provincia que comenzó hace ya más de seis décadas y que no cesa, como el rayo del poemario de Miguel Hernández. Además, se da la circunstancia de que, incluso algunas de las poblaciones de la provincia que, contrariamente a lo que acontecía en las zonas más alejadas de la capital, han vivido en los últimos años un crecimiento poblacional exponencial gracias a sus nuevos desarrollos urbanísticos durante la época del llamado “ladrillazo”, han comenzado a perder habitantes en 2016, como es el caso de Azuqueca de Henares (- 193) y Pioz (- 73), o han ralentizado mucho su crecimiento; no obstante, la principal sangría demográfica sigue produciéndose fuera del Corredor del Henares y el entorno de la capital, siendo especialmente significativo el descenso de población en cabeceras de comarca que, antaño, frenaron su propia emigración gracias a la inmigración procedente de los pueblos de su zona: Sigüenza (que ha perdido 97 habitantes en 2016 respecto al año anterior), Cifuentes (- 90), Molina de Aragón (- 65) y Brihuega (- 62) son claros exponentes de ello.

Entre otros objetivos, la Conferencia de Presidentes Autonómicos del martes encargará la elaboración de esa Estrategia Nacional sobre Demografía para que ésta contribuya a conseguir más fondos europeos para el medio rural despoblado y envejecido español. Me parece estupendo, pero este hecho me trae al recuerdo que en la provincia de Guadalajara ya llevamos disfrutando de fondos europeos para el desarrollo rural en las zonas más desfavorecidas, especialmente los Leader, desde hace tiempo, en las zonas de Molina de Aragón-Alto Tajo, Sierra Norte y gran parte de la Alcarria, y la despoblación y el envejecimiento continúan siendo los signos de identidad sociodemográficos de esas comarcas, a pesar de los millones de euros invertidos en ellas con fondos europeos, estatales, regionales y provinciales.

Puede que el problema radique en que, en vez de invertirse productivamente esos fondos, gran parte de ellos se hayan gastado de manera improductiva. No es lo mismo invertir que gastar. En todo caso, los grupos de acción local que gestionan esos fondos y las instituciones públicas y los agentes sociales y económicos que se integran en ellos habrán de reflexionar seriamente al respecto pues, sin duda, han de ser muy bien venidos todos los recursos económicos que lleguen a estas zonas; ahora bien, habrá que invertirlos mejor que hasta ahora. Para coadyuvar a ello, es absolutamente necesario que la dirección y gestión de esos grupos de acción local se despoliticen en favor de una adminsitración de carácter mucho más técnico y profesional que la que han venido teniendo hasta ahora. Y siento decir que no soy muy optimista en este sentido.

Termino reflexionando sobre la estratégica ausencia a esta Conferencia de Presidentes Autonómicos del Lehendakari vasco, Iñigo Urkullu, y del Presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont. Aunque el primero actúe y se manifieste habitualmente de una forma bastante más prudente y moderada que el segundo en sus evidentes aspiraciones comunes independentistas para el País Vasco y Cataluña, ambos, con su incomparecencia a esta Conferencia, están mandando por enésima vez el mensaje de que sus respectivas comunidades autónomas son distintas a las demás de España, que tienen derechos superiores y, si me apuran, que son mejores que las demás y por ello quieren ahorrarse la cuota de solidaridad interregional que inspira la Constitución del 78 para así ellos ser aún “más mejores”, si me permiten la expresión. Además, lamento que dos de las regiones de España que fueron destino prioritario de la inmigración interior nacional que diezmó la población de provincias como Guadalajara, no vayan a poner su grano de arena en la elaboración de la Estrategia Nacional sobre Demografía que va a tratar de reactivar social y económicamente a las zonas de España más despobladas y envejecidas. Poco, muy poco, les debe importar cómo estén socialmente las tierras de origen de muchos de sus vecinos –a quienes peyorativamente llaman “maketos” en el País Vasco y “charnegos” en Cataluña-, a pesar de que gracias a ellos sus regiones pudieron progresar a costa de la regresión de aquéllas.

Sé que generalizar no es justo y que no todos los vascos y catalanes son independentistas ni insolidarios, pero las instituciones y las personas que les representan van por los caminos que van, dicen lo que dicen y hacen lo que hacen. Lástima que los independentistas prefieran volver a las tribus previas al “demos” –una circunscripción que agrupaba y asociaba tribus diferentes para organizarse, crecer y beneficiarse mutuamente- de Clístenes, gracias a quien se dio el salto definitivo de las primitivas sociedades de clanes de la época arcaica hacia la democracia de la era clásica.

 

 

Ir a la barra de herramientas