Archive for abril, 2018

Rupnik, un genio en Guadalajara

Guadalajara se va a sumar esta semana a las seis únicas ciudades españolas  –Betanzos (La Coruña), Gijón, Madrid, Tenerife, Valladolid y Zaragoza– que hasta ahora tienen el privilegio de acoger obras del genial artista esloveno, el padre jesuita Marko Ivan Rupnik, considerado a nivel mundial como uno de los principales referentes del arte decorativo religioso de vanguardia, especialmente como “mosaista”.  Es autor, entre otras muchas creaciones, de la decoración de la capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano, la “Capilla Sixtina” del arte contemporáneo; no en vano, para muchos, este sacerdote y artista de 64 años de edad, residente en Roma, es el “Miguel Ángel del siglo XXI”.

En efecto, durante la última semana de abril, Rupnik permanecerá en la capital de la provincia trabajando con su equipo en la decoración interior integral, fundamentalmente el retablo, de la iglesia de El Salvador, el último templo bendecido en la ciudad, en 2013 –seis años antes ya se había bendecido y comenzado a utilizar para el culto la capilla lateral-, si bien su dedicación y consagración definitivas se producirán el próximo 23 de septiembre, una vez ultimada la decoración interior que llevará a cabo el gran artista esloveno. El párroco de El Salvador, Jesús Mercado, y el obispado de la diócesis en su conjunto, bien pueden estar satisfechos por lograr que sea Rupnik, finalmente, quien diseñe, ejecute y firme el retablo de El Salvador, algo que me consta que ha sido realmente difícil y en lo que se ha estado trabajando desde antes de que se pusiera la primera piedra de este moderno templo situado en el barrio de Aguas Vivas. En este caso es de oportunísima aplicación esa frase de Arturo Graf que afirma que “la constancia es la virtud por la cual todas las demás virtudes dan fruto”.

Rupnik trabaja en equipo y es director del Centro Aletti, perteneciente al Pontificio Instituto Oriental de Roma, donde también vive y enseña. Igualmente es allí responsable del taller de arte espiritual, un verdadero núcleo de creación de vanguardia en el que se ha esbozado, diseñado, compuesto y realizado gran parte del material, fundamentalmente mosaicos, de que constará el retablo de El Salvador. Aletti es un centro de estudios e investigaciones que se añade a la misión que los jesuitas desempeñan en el Pontificio Instituto Oriental, inaugurado por Juan Pablo II con el fin de que se convirtiera en un centro de relación y de reflexión intercultural. Se dirige, ante todo, a estudiosos y artistas de inspiración cristiana del centro y este de Europa, y trata de facilitar el encuentro fraterno entre artistas ortodoxos y católicos.

Así se define a Rupnik en el catálogo de una de sus muchas exposiciones, tanto individuales como colectivas: “Rupnik es un artista del color. El color es la luz de la materia del mundo que el artista busca. Al principio estuvo cerca de las conquistas de las vanguardias de este siglo, pero su itinerario artístico es una continua búsqueda  del significado unificador de toda la vida. La vida es antinómica, y la unidad no debe destruir la diversidad, anular las personalidades. Por eso, el color de Rupnik es puro, intenso y a menudo sus cuadros se construyen sobre la regla de los contrastes entre los colores. Su arte consiste precisamente en encontrar la armonía, la fascinación del conjunto. Por eso, muy pronto, en su período no figurativo —caracterizado por la espátula, por la pastosidad— empieza la búsqueda del Rostro eterno y personal que está bajo todas las culturas. Estudia las culturas de los indios, de los eslavos antiguos, de los chinos, de los comienzos del arte cristiano. Desde hace algunos años, su arte está decididamente comprometido en una relación dialógica entre los frutos del arte occidental y del arte iconográfico. Se trata de una relectura del punto de vista del iconógrafo, pero con toda la riqueza instrumental de la pintura occidental de los últimos siglos.

Su arte consigue unir la tradición y la modernidad. La pintura de Rupnik nos confirma que la pregunta fundamental en el debate artístico contemporáneo no se puede agotar en las alternativas convencionales como, por ejemplo, arte figurativo o abstracto. Se trata, pues, de redescubrir el arte como servicio, como liturgia”.

El retablo que Rupnik ha preparado para El Salvador se puede encuadrar en un estilo neo-románico con técnica bizantina, enmarcándose dentro de la más pura filosofía de su taller en el que, como ya hemos dicho, conviven, entrelazan y se relacionan las estéticas y los gustos orientales y occidentales; así, admiraremos en él un pantocrátor que puede traernos a la memoria el de la famosa pintura románica del ábside de San Clemente de Tahull, al tiempo que percibir iconografías del arte religioso medieval del mediterráneo oriental. Rupnik trae a Guadalajara la historia de la salvación hecha arte, iniciándola en el Antiguo Testamento y concluyéndola en la propia iglesia. Un niño Jesús con estola puede resumir esa historia alegórica. Y atentos al guiño al barrio y a la ciudad en la que Rupnik va a dejar su genial sello: Moisés separando las “aguas vivas” del Mar Rojo y el reflejo intencionado de un “río de piedras” (Wad-al-hayara).

El lema que puede resumir la filosofía creativa de Rupnik y su taller es “A Dios por la belleza” y Guadalajara va a tener el privilegio de ser anfitriona de ella. Todo un hito, sin duda, por el que cabe felicitar a quienes lo han hecho posible y felicitarnos todos los guadalajareños por ser sus anfitriones permanentes. Laus Deo.

 

 

 

Jaque a dos reinas

Si bien puede parecer más un tema de portada de prensa rosa que de blog de un digital de provincias, no quiero sustraerme a comentar, aunque sea brevemente, el lamentable y bochornoso “espectáculo” del que la reina Letizia -¿esa “z” puede venir de “azote”?- fue protagonista al concluir la misa de Pascua de Resurrección en la catedral de Palma, con la reina emérita, Sofía, como pasiva, involuntaria, desautorizada y hasta casi humillada partenaire. Las imágenes han dado la vuelta al mundo y se califican por sí solas: Letizia, con una actitud imperativa y una gestualidad harto desagradable, hizo todo lo posible para que su suegra no se hiciera una foto con sus nietas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, como si hacérsela en ese momento hubiera sido cometer un delito irreparable cuando hay miles -y habrá millones en el futuro- imágenes de ellas tres, algo lógico por tratarse de quienes se trata.

No voy a entrar en esa espiral de informaciones -incluidas algunas deformaciones-, opiniones y especulaciones que al hilo del sucedido real palmesano están corriendo por los medios de comunicación convencionales y las redes sociales a la velocidad de la pólvora, pero sí quiero, antes de pasar a hablar de otra “reina” jaqueada, decir que flaco favor le ha hecho Letizia a la monarquía, cuando supuestamente había llegado a ella con su sangre roja a oxigenar la azul borbónica y a alejarla de la caspa, la endogamia y la hemofilia. Con su público y notorio desaire a la anciana reina ha demostrado varias cosas, pero sobre todo no ser una buena nuera y ha permitido que, incluso, se pueda dudar de su calidad humana porque lo que ella hizo, no se le debe hacer a nadie, fundamentalmente provocar que su hija, Leonor, despreciara con mal gesto el cariñoso brazo de su abuela. Pero si este incidente ha puesto en entredicho las actitudes y sentimientos personales de Letizia, lo más grave es que ha evidenciado que no es tan buena “profesional” como su suegra pues provocar que se viertan ríos de tinta por un asunto tan chusco como este, indica que es solo una regular soberana y que se le ha olvidado que en periodismo la noticia no es que una abuela reina se fotografíe con sus nietas, sino que una madre reina no lo permita.

Si la opinión pública le ha dado un jaque a la reina Letizia y está expectante por ver como mueve ficha para librarse de él tras su tórpido tropiezo balear, otra “reina”, esta sin corona, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, también está siendo públicamente jaqueada -no confundir con “hackeada”- por el dichoso master en derecho autonómico que ella dice haber cursado y aprobado en la Universidad Rey Juan Carlos, pero cuyo expediente administrativo es, cuando menos, una chapuza digna de Pepe Gotera y Otilio. Pinta fea la cosa para Cifuentes, aunque no seré yo, como sí han hecho otros de forma ventajista, quien le niegue el beneficio de la duda y, especialmente, la presunción de inocencia. PSOE y Podemos -y, en cierta medida, también Ciudadanos, partido al que parece que le pone mucho hacer el juego a la izquierda para darse pátina de progre, sobre todo cuando de desgastar al PP se trata- han preferido optar por la presunción de culpabilidad, algo más propio de dictaduras que de democracias. Presumir culpabilidades al rival político e inocencias al propio es una actitud sectaria, torticera y, sobre todo, estólida, además de muy poco democrática.

Cifuentes me parece una mujer valiente, con criterio, sin complejos y que, en líneas generales, está realizando una buena tarea como presidenta de la comunidad madrileña, a pesar de no tener mayoría absoluta en el parlamento regional y de depender demasiado de los bandazos de Ciudadanos y de su tacticismo y oportunismo políticos. Esa valoración positiva está ahora en entredicho por el dichoso asunto del master que, si se resuelve contra sus intereses, puede acabar con su carrera política. Por el contrario, si se resolviera a su favor, podría hasta relanzarla, aunque las polémicas de este calado, si no dejan muertos, siempre dejan heridos. La opinión pública suele ser más favorable a pensar antes en lo peor que en lo mejor y, siempre tan refranera, se acoge con verdadera fruición a eso de que “cuando el río suena, agua lleva” para estigmatizar al prójimo. Y si ese prójimo es prójima y, además, del PP, ya ni te cuento.

Aunque sea una cuestión obvia, la recuerdo aquí porque algunos se la están pasando por el forro de las entretelas: Quien debe dar explicaciones de la chapuza de expediente administrativo del master cursado por Cifuentes es la Universidad, no ella. De momento, la presidenta regional es la víctima y la más perjudicada por este desaguisado. Si después se demuestra que ella ha tenido algo que ver en él, lo pagará muy caro, sin duda, aunque a quienes ya la han juzgado y sentenciado sin aclararse el asunto eso les da lo mismo porque lo que de verdad les importa es la posverdad, o sea la verdad a su conveniencia, no la pura y dura.

Además de dos reinas, una con corona y otra sin ella, la verdad también está en jaque en España hace ya tiempo.

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