Archive for enero, 2014

El Greco en la Feria de las Vanidades

            Como responsable técnico que fui, durante algunos años de la década de los 90, del stand de la provincia de Guadalajara en FITUR, y cuatro más, entre 1999 y 2003, en que asumí la responsabilidad política de la presencia de la ciudad de Guadalajara en ella, conozco muy bien esa feria que concluyó el pasado domingo, batiendo todos los record de visitantes, tanto de profesionales, como de público, a pesar de haberse reducido el espacio expositor en un cinco por ciento respecto a la edición del año pasado. Según datos de IFEMA, la institución ferial madrileña organizadora de la Feria, más de 220.000 personas la han visitado este año, con un incremento de un 3,5 por ciento de profesionales y un 7 por ciento de público en general, cifras realmente significativas y que subrayan que esta es la feria más importante que se celebra cada año en Madrid, hasta el punto de generar ingresos inducidos para la capital de España por valor de 180 millones de euros. Profesionales de 9.000 empresas y/o de instituciones de 165 países del mundo han pasado por ella, espectaculares datos que ratifican a FITUR como una de las ferias del turismo más importantes del mundo, junto a las de Berlín y Chicago.

             FITUR es una feria que siempre se celebra en la segunda quincena de enero y que tiene cinco días de duración, estando abierta los tres primeros días sólo a profesionales y los dos últimos, el fin de semana, al público en general. Para quienes hemos ido a FITUR a trabajar, los días exclusivos para profesionales son, con diferencia, los más productivos, al tiempo que menos agotadores y agobiantes, porque en ellos se establecen contactos, fundamentalmente, con mayoristas, minoristas y otros actores del sector, mientras que el sábado y el domingo la Feria se convierte en una gigantesca oficina de turismo/agencia de viajes y el público la toma casi al asalto, en busca de un destino para sus vacaciones, los menos, y a la caza y captura de publicidad turística y merchandising, los más. Una pregunta muy recurrente del público visitante de FITUR en fin de semana es: ¿Y ustedes qué regalan, qué dan? Y la interesada y repetida pregunta, como los guisos de Arguiñano, tiene su fundamento porque, sobre todo en los años de “vino y rosas” en que las administraciones públicas gastaban la pólvora en salvas, yendo a FITUR como si fuera la “feria de las vanidades”, allí se repartía de todo (y aún con “recortes”, he comprobado que se sigue repartiendo): naranjas los valencianos, tomates los murcianos, pimentón los de la Vera, ajos los de Las Pedroñeras, berenjenas los de Almagro, plátanos los canarios, miel los alcarreños, aceite los de Jaén, queso los manchegos, vino los de todas las Españas, etc. etc., además de los más variopintos y singulares elementos en los que, la única condición que ponen los que compran soportes publicitarios a las empresas de publicidad que los venden, es que en ellos se pueda serigrafiar su logotipo; o sea, propaganda más que publicidad. Aunque los presupuestos, especialmente en los stands de instituciones públicas, han bajado de forma acusada en los últimos años, el acopio de publicidad turística y de “merchandising” el fin de semana, sigue siendo el deporte favorito del público que acude a FITUR. Otra cosa ya es el impacto real de esa publicidad y esa propaganda turísticas porque, las papeleras de IFEMA y sus entornos, acaban siendo muchas veces su destino final.

Como muestra de la fuerte minoración del presupuesto de la presencia en FITUR de las instituciones públicas, basta un botón y, además, significativo para nosotros, pues se trata del de Castilla-La Mancha: mientras que en 2009, la Junta de Comunidades, entonces aún gobernada por el PSOE y por Barreda, informó de un presupuesto del stand regional de un millón de euros y ocupó una superficie de 3.000 metros cuadrados, en esta edición, la tercera que gestiona la Junta desde que está gobernada por el PP y por Cospedal, han hecho público un presupuesto de 400.000 euros, para un espacio expositor de 1.000 metros; por cierto, el doble que la región ocupó el año pasado, justificándose este hecho en la circunstancia de que, en esta edición, se ha querido promocionar, de manera especial, el programa conmemorativo del cuarto centenario de la muerte de El Greco.

Cospedal-Fitur1Efectivamente, bajo el eslogan “Es Castilla-La Mancha”, el stand regional de la edición de FITUR que acaba de concluir ha tratado de ser una rampa de lanzamiento del programa de actos de El Greco 2014, recientemente presentado en Madrid. Este importante programa, que tiene muy buena pinta a priori, especialmente en lo que se refiere a las exposiciones que se van a celebrar en Toledo y en Madrid, tendrá un presupuesto de 16 millones de euros –sólo 3 de ellos aportados por las administraciones públicas, mientras que el resto lo cubrirán patrocinadores privados, un dato a resaltar y aplaudir-, frente a los 60 que se gastó la Junta en los fastos delQuixote”. Sin duda, este evento va a convertir a la capital regional en un destino preferente, en este año, del llamado turismo cultural, complementando el ya de por sí atractivo permanente que como destino turístico ofrece; lo que ya me genera más dudas es que El Greco 2014 reporte sinergias y recursos inducidos, especialmente relevantes, al resto de la región, puesto que el programa se va a consumir, prácticamente, en Toledo.

Nadie puede cuestionar que la figura de El Greco está estrechamente ligada al paisaje de Toledo y que es allí donde está su indeleble huella de 37 años de vida y la mayor parte de su obra, por lo que lo lógico y lo razonable es que la capital regional acoja la mayor y más importante parte del programa de actos del cuarto centenario de su muerte, como también lo es que el Museo del Prado, la pinacoteca española de referencia mundial, sea también partícipe y huésped de la obra de Doménikos Theotokópoulos con esta señalada ocasión; ahora bien, si se quiere promocionar toda Castilla-La Mancha en torno a este evento, al programa de actos de El Greco 2014 le faltan actividades -y de cuanto más peso y más categoría, mejor-, a lo largo y ancho de toda la geografía regional, algo que no se va a subsanar con la, por otra parte, acertada, aunque tardía decisión –al no figurar en el programa oficial en su presentación-, de apoyar la propuesta, promovida con buen criterio desde la Ciudad del Doncel, de organizar una muy interesante exposición de cuadros y tapices en la catedral de Sigüenza –yo, desde luego, no me la pienso perder- y la celebración de otros actos menores en Orgaz, El Bonillo y alguna localidad regional más, con vinculación relativamente directa con la figura y/o la obra de El Greco.

Sin duda, El Greco es Toledo; pero Toledo no es, ni puede, ni debe ser toda Castilla-La Mancha, aunque sea su capital desde que esta región nació en 1981, 367 años después de que muriera el extraordinario pintor cretense. De lo que no me cabe tampoco ninguna duda, es de que promover el turismo cultural en Castilla-La Mancha, con ambición y decisión, con criterio y con rigor, es una apuesta inteligente.

La chicas de Gamonal

 

            Muchos españoles han oído hablar del barrio burgalés de Gamonal, por primera vez en su vida, por la movilización social de sus vecinos y los disturbios acaecidos en sus calles en los últimos días, que han tenido amplia repercusión en los medios de comunicación nacionales y que, incluso, han motivado movilizaciones de supuesta “solidaridad” con los vecinos gamonalenses en otras ciudades de España, la mayor parte de ellas incluyendo enfrentamientos con la policía y conllevando importantes daños a mobiliario urbano, contenedores de basura, coches y locales, especialmente oficinas bancarias. Imágenes todas ellas lamentables y preocupantes.

Yo oí hablar, por primera vez, de Gamonal, hace exactamente 30 años, cuando en el invierno de 1984, tras realizar la instrucción en el CIR de Araca-Vitoria, fui destinado a hacer “la mili” en Burgos, concretamente en el Regimiento Acorazado de Caballería de Montaña “España 11”, cuyo cuartel está situado en el cantón militar de Castrillo del Val, muy cerca de Atapuerca, en la carretera de Logroño, a unos diez kilómetros de Burgos. Gamonal es un popular y populoso barrio de la periferia burgalesa que empezó a crecer a gran ritmo, sobre todo a partir de los años sesenta del siglo pasado, poblándose, fundamentalmente, de gentes venidas del campo castellano, que dejaban atrás su medio rural, en el que la mecanización de las tareas agrarias provocaba masivo y progresivo excedente de mano de obra, mientras, contrariamente, en las áreas urbanas, las grandes fábricas que en ellas se radicaban –en el caso de Burgos, Firestone y San Miguel, entre otras- ofrecían empleo a esos trabajadores que el campo se lo negaba. En la práctica totalidad de ciudades de España, hay un Gamonal, o varios; incluso hay ciudades de la periferia de las grandes ciudades, que todas ellas son “Gamonales”.

Recuerdo especialmente los ratos de ocio que, tras el alto de la tarde, teníamos en el cuartel burgalés, después de acabar las tareas diarias de mantenimiento y limpieza de los carros de combate M-47 –se decía que eran los que el ejército americano usó en Corea, pero motorizados diesel en España por Pegaso-, bautizados cada uno de ellos con nombres de caballos míticos o históricos –Babieca, el del Cid, no podía faltar entre ellos, por supuesto; Bucéfalo, el de Alejandro Magno, tampoco, y así, hasta dieciocho- y que tenía a su cargo el Escuadrón de Carros Medios, en el que estaba yo destinado como furriel. Como anécdota, en esos momentos de asueto que, la mayor parte del tiempo, los pasábamos en la cantina, entre otras razones porque el frío del páramo de Castrillo del Val sólo es comparable con el de otras mesetas altas, entre ellas las parameras molinesas, recuerdo que, con frecuencia, se comenzaban a cantar canciones típicas de soldadesca que unas quintas a otras se iban transmitiendo. Una de esas canciones se titulaba “Las chicas de Gamonal”, cuyo primer párrafo, si mal no recuerdo, decía así:

Las chicas de Gamonal

Paraban pam pam pam pam (bis)

Han puesto una huevería

Para que los niños pijos

Compren lo que no tenían.

Paraban ban pam pam, paraban ban pam pam

Es una simple anécdota, pero esa cancioncilla cuartelera, además de tener otras estrofas más picajosas, en las que se referían amores/desamores de tarde de jueves entre criadas de asueto y soldadillos de paseo, ya apunta a Gamonal como un barrio con conciencia social y en el que a los niños “pijos” se les consideraba “desarmados”, por utilizar un término militar.

Pero lo que ha pasado estos días atrás en Gamonal no es para tomárselo a broma, aunque nunca viene mal distender las cosas, incluso aquellas que pasan de castaño oscuro, como es el caso de ésta y de las consecuencias que ha tenido en otras ciudades españolas, especialmente en Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante y Zaragoza, donde, aprovechando que el Arlanzón pasa por Burgos, centenares de antisistema y otra fauna acratilla, se han echado a la calle para tratar de hacerla suya, buscando descaradamente enfrentamientos con la policía para liarla parda y elevar la algarada callejera a portada de telediarios, y destrozando todo lo destrozable y más, incluso los cristales de alguna cafetería, para susto mayúsculo de sus clientes, que no entendían nada porque aquello no era entendible.

Como es sabido, el origen de las movilizaciones de Gamonal ha estado en el rechazo de una significativa parte de los vecinos del barrio –lo que no sabemos es si mayoritaria o no, porque en él viven más de 30.000 personas y la concentración más concurrida no ha pasado de las 5.000, según informaciones de prensa- a la obra de remodelación de la calle Vitoria –eje principal de Gamonal, por el que pasaba la antigua carretera N-I, cuando atravesaba Burgos-, por la que se iban a anular dos carriles para coches y, en el centro de la calzada, se iba a instalar un paseo peatonal y un carril bici, con su correspondiente ajardinamiento y mobiliario urbano. Un proyecto que, por cierto, iba en el programa electoral del PP, que gobierna con mayoría absoluta el Ayuntamiento de Burgos, y que también ganó en los colegios electorales de Gamonal. Los vecinos que se echaron a la calle contra esta obra, estaban en contra de ella, fundamentalmente, porque iba a suponer la supresión de 400 plazas de aparcamiento y la alternativa a ellas era comprar una en un parking privado, a 20.000 euros, o aparcar el coche más lejos de donde lo venían haciendo. Cada uno es muy libre de pensar lo que es mejor para él y para su barrio, pero hay un hecho innegable: el urbanismo actual y el que se lleva ya practicando algunos años en la mayoría de las ciudades españolas, tiende a restar espacio en superficie a los coches para dárselo a peatones y bicicletas, y a sustituir asfalto por arboledas y zonas ajardinadas. Pero en fin, lo dicho, no sólo cada uno es muy libre de pensar como quiera, sino también de defender ese pensamiento, pero hasta un límite: el que marca la Ley para proteger la convivencia, la seguridad de las personas, los bienes públicos y privados, y el que dicta el sentido común. Y, en Gamonal y, sobre todo, en las algaradas habidas en otras ciudades en supuesto apoyo a los gamonalenses críticos con la obra del bulevar de la calle Vitoria –excusas, nada más que excusas; el medio era Gamonal, pero el fin era montar follón y causar destrozos-, la Ley se la han pasado algunos cuantos por esas partes pudendas que, según la cancioncilla que cantábamos en la cantina del “España 11”, no tienen los niños “pijos”. Lamentablemente, algunos piensan y actúan con la bolsa escrotal y sólo tienen la cabeza para cubrírsela con un pasamontañas.

 

El Calendario Zaragozano, las Cabañuelas y las Témporas

             Decía don Hilarión, en ese pedazo de zarzuela que es “La verbena de la paloma”, que “hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad”. Y decía bien, a pesar de que lo dijo en 1894 –año en que se estrenó esta obra con música de Tomás Bretón y libreto de Ricardo de la Vega-, cuando los tiempos adelantaban más bien poco, al menos en comparación con los actuales en que, sobre todo en el ámbito de las tecnologías de la comunicación y la información, se ha avanzado más en tres décadas que en cinco siglos, de tal forma que, hasta hace bien poquito, el mismísimo Gutenberg podría haberse puesto al día en una imprenta tipográfica sin demasiado esfuerzo, mientras que ahora le parecería un mundo totalmente desconocido para él la edición e impresión digitales.

             Y en lo que también han avanzado los tiempos que es una barbaridad es en la predicción meteorológica, antes absolutamente precaria y acientífica, a pesar de ser muy útil y conveniente adelantarse al tempero para que los labradores y los ganaderos pudieran planificar debidamente sus tareas y que los meteoros no echaran por tierra esa planificación. Si los hombres del campo de antaño hubieran dispuesto de la veraz y puntual información meteorológica de que se dispone hoy, se habrían evitado muchos disgustos y muchos fiascos que sumar al sudor y las lágrimas que, antes de que llegara la mecanización al ámbito agropecuario, eran la verdadera gasolina en los labrantíos.

zaragozano   A falta de satélites y demás elementos que desde hace ya unos cuantos años ayudan a predecir el tiempo, con una fiabilidad casi absoluta y una antelación cada vez mayor, antes se predecía a medio y largo plazo con métodos tradicionales que tenían más que ver con tareas propias de chamanes que de científicos o que se basaban más en cálculos de probabilidades que de certezas realmente previsibles. De entre estos métodos tradicionales de predicción meteorológica destacan las llamadas “Cabañuelas”, una técnica previsora de origen judío muy curiosa pues, en función del tiempo que hace cada uno de los primeros veinticuatro días de agosto, se predice lo que hará en los doce meses siguientes. Las “Cabañuelas” solían ser el método de previsión meteorológica a largo plazo más utilizadas en el sur de España y en Sudamérica, aunque también se tenían noticias de ellas en toda la península Ibérica, si bien, en las zonas más septentrionales de nuestro país, desde Cataluña hasta Galicia, había otro método de predicción meteorológica llamado de las “Témporas”. Se hacían cuatro témporas, una por estación, y consistía en predecir el tiempo que iba a hacer los próximos tres meses, en función de la observación que se hiciese del cielo durante tres días seguidos, sobre la medianoche, correspondiendo cada día con un mes de la témpora que se trataba de predecir. Por cierto, no es seguro que éstas sean las témporas a las que se refiere ese conocido dicho de “no confundir el culo con las témporas” pues hay quien sostiene que esas son las sienes, en particular, y la zona temporal de la cabeza, en general. Dicho queda.

Por cierto, este año me ha regalado un buen amigo, más alcarreño que el Mambrú de Arbeteta y de esos que están cuando los necesitas y con los que el tiempo discurre ameno y siempre se aprenden cosas, un “Calendario Zaragozano”, la publicación que fundara en 1840 el “célebre astrónomo” –así se le califica en la propia publicación- don Mariano Castillo y Ocsiero. Este calendario, que ahora se vende al precio de 1,80 euros, faltaba en muy pocas casas de labradores en décadas pasadas pues en él se incluían –y se siguen incluyendo- un “juicio universal meteorológico”, un “calendario con los pronósticos del tiempo”, el santoral completo, los días de celebración de ferias y mercados en las principales poblaciones de España, así como un amplio compendio de citas y refranes tradicionales.

No me resigno a reproducir, literalmente, el “juicio universal meteorológico para toda España” recogido en el “Calendario Zaragozano” de 2014 para el presente mes de enero, cuando todos sabemos que, en lo meteorológico y, por desgracia, cada vez en muchas cosas más, no hay una España, sino muchas: “ENERO.- Será anublado y revuelto, pero no en demasía, al principio; al mediar, con vientos del NE, fríos y secos, aumentarán las escarchas y heladas, aunque también habrá días apacibles y de bastante mejor temple. Al ir finalizando, volverán a moverse con violencia los vientos del NO, empeorando el temporal con bastante destemple, por lo que se volverán a producir recias escarchas y heladas. Tiempo duro de invierno”. Sin ánimo de contradecir las palabras ni de contravenir los intereses de los sucesores de don Mariano Castillo, este “juicio meteorológico” del “Calendario Zaragozano” para enero de 2014 y “para toda España” es un pregón de lo obvio, como no podría ser de otra manera, pues ni siquiera la AEMET considera fiable ningún pronóstico del tiempo superior a diez días. Vamos que, según este popular calendario, en enero ha hecho, está haciendo y va a hacer frío –se trata de las primeras semanas de invierno y los vientos dominantes suelen ser del Norte- y ha habido, hay y habrá escarchas y heladas, consecuencia de esos fríos y esos vientos.

A lo que no me resigno es a reproducir, también literalmente, la frase que el “Calendario Zaragozano” incorpora en su edición de 2014 para acompañar el santoral completo de la primera quincena del mes de enero: “Trata de amar al prójimo. Ya me dirás el resultado” (J. P. Sartre). También reproduzco, a ver si es verdad, el refrán que acompaña esta misma página: “Agua de enero, todo el año tiene tempero”. Y apunten: la primera luna llena de 2014 se producirá a las 4,53 horas del día 16 de enero, festividad de San Fulgencio, patrón de Plasencia, Murcia y Cartagena. El Calendario Zaragozano dixit.

Ir a la barra de herramientas