Archive for mayo, 2013

Un liberal en pelotas

 

            Acaba de terminar la intervención de restauración y limpieza de la estatua del Conde de Romanones situada en la plaza de Santo Domingo, que ha durado poco más de un mes y que ha tenido un coste para el Ayuntamiento de cerca de 23.000 euros. Visto como ha quedado el conjunto escultórico, a mi juicio bastante bien, no estoy de acuerdo con algunas voces que criticaron esta actuación cuando se anunció y la aplaudo por considerarla, además de bien ejecutada, necesaria y oportuna. Necesaria porque era evidente el estado de deterioro que presentaba y oportuna porque, precisamente en este año, 2013, hace 100 años que se erigió ese monumento en honor a Romanones y en expreso reconocimiento a su decisiva intervención para que se hicieran funcionarios públicos a los maestros, probablemente la decisión administrativa más importante y beneficiosa para el colectivo del magisterio que se haya tomado nunca.

             estatua-romanonesQue estemos en una crisis socioeconómica verdaderamente profunda y duradera, no es excusa para negarle al patrimonio histórico-artístico de Guadalajara –bastante socavado por el inexorable paso del tiempo y la torpe actuación, en unos casos, y la lamentable dejación, en muchos otros, de los hombres- 23.000 euros para restaurar y adecentar uno de sus escasos conjuntos escultóricos cuando, además, este cumple su primer centenario. Si echamos un vistazo a los parques, a las calles, a las plazas y otros espacios públicos de nuestra ciudad, nos daremos cuenta de que Guadalajara tiene un escaso patrimonio escultórico y eso a pesar de que José María Bris, cuando fue alcalde, se empeñó en enriquecerlo y gracias a él, en el Paseo de las Cruces tienen bustos, de los que es autor Luis Sanguino, algunos de los personajes que más huella han dejado en la historia de Guadalajara: desde Ibn Muntil –“walí”, o sea una especie de prohombre, de nuestra ciudad y primer nombre de la historia vinculado a Guadalajara, en el siglo IX- hasta Buero Vallejo y Cela, pasando por Alvarfáñez de Minaya, el Marqués de Santillana o el mismísimo Dr. Fernández Iparraguirre que da nombre al paseo; también por iniciativa de Bris hay una estatua monumental del Cardenal Mendoza junto al Palacio del Infantado, un conjunto escultórico de los aviadores Barberán y Collar en la Concordia, una del fotógrafo Camarillo en el Jardinillo y otra de San Juan Bosco en el parque que lleva su nombre, cerca de los Salesianos, además de la de la Virgen de la Antigua que, sobre una columna de granito, con su basa y su fuste correspondientes, se instaló a la entrada de su santuario. Imagínense la pobreza escultórica de esta ciudad sin estos bustos y estatuas que el buen Alcalde Bris –algunos pensarán que ese adjetivo no es apropiado, pero yo tuve el honor de trabajar cuatro años junto a él y creo que se lo tiene más que merecido- la aportó; por ello, insisto, creo acertada y adecuada la restauración hecha al conjunto escultórico de Romanones y animo al Ayuntamiento a que amplíe, cualitativa y cuantitativamente, sus actuaciones en materia patrimonial pues en ese ámbito tiene tajo de sobra. Y lo que no pueda ser ahora, por lógicas limitaciones presupuestarias, pues que vaya siendo a través de planes y proyectos directores, escuchando atentamente siempre a Pedro J. Pradillo, el extraordinario técnico municipal de patrimonio y que vale más que un Potosí, por utilizar una expresión netamente patrimonialista.

          Tengo la sensación de que gran parte de las voces críticas con la restauración del conjunto escultórico en honor a Romanones –al que popularmente conocemos los guadalajareños como “El Pelotas”, por la desnudez de las dos figuras que rinden honores a la estatua de medio cuerpo del Conde- tienen su origen en la imagen de cacique, maniobrero político y monárquico a ultranza de la que goza Don Álvaro de Figueroa y Torres, que así se llamaba el susodicho, fama que tiene su parte de verdad, pero que no le hace justicia plena. Basta leer la autobiografía de Romanones –escrita en tres tomos, bajo el título común de “Notas de una vida”- o su “Breviario de política experimental-, para conocer mejor a un extraordinario político que si ejerció el caciquismo, fue porque esa era la forma de hacer política cuando él estaba en ejercicio, y que si destacó por su capacidad de maniobra en las Cortes y en el Palacio Real, fue porque era un gran estratega y la política de entonces era puro pasillo y puro ajedrez, y que si fue monárquico a ultranza, lejos de ser un deshonor, lo que certifica es su lealtad inquebrantable a la corona, una virtud de la que él y muy pocos más hicieron gala cuando se le formuló una durísima “Acta de acusación” en las Cortes al Rey Alfonso XIII, tras proclamarse la Segunda República, el 14 de abril de 1931. Y lo que muchos ignoran es que don Álvaro –que, aunque nació en Madrid, quiso enterrarse en Guadalajara, fundiéndose así para siempre con la tierra a la que tantas veces representó en Cortes- fue un destacado liberal de su tiempo, enemigo declarado del conservadurismo rancio, como también lo fue del comunismo, posicionándose en una centralidad política que aportó mucho más de lo que erosionó a la España de aquellos convulsos años de finales del siglo XIX y primer tercio del siglo XX, en los que Romanones fue tres veces Presidente del Consejo de Ministros, cerca de una decena de veces Ministro, Presidente del Congreso y Presidente del Senado, entre otros cargos públicos, como Alcalde de Madrid.

           Y, aunque a su modo y, por supuesto, condicionado por las circunstancias de la época, Romanones demostró su gran liberalismo hasta cuando escribió estas palabras, poco después de que su estatua, la que ahora se ha restaurado, fuera retirada de su primitivo emplazamiento, junto al Palacio del Infantado, en 1931, y no volviera a reponerse hasta 1954, cuatro años después de su fallecimiento, ya en la plaza de Santo Domingo que, entonces, se llamaba del General Mola: “Debiera estar prohibido que se elevaran estatuas a los contemporáneos. Las estatuas deben descansar en un cimiento muy sólido, que necesita para fraguar el transcurso del tiempo. Cometí la puerilidad de consentir me elevaran una. ¡Bien arrepentido estoy! Respiré a mis anchas cuando mis enemigos la derribaron, y ¡con cuanta razón!”.

Más libros, por favor

Desde ayer, jueves, 16, y hasta el próximo domingo –por cierto, festividad de Pentecostés, una fecha muy señalada en el calendario de fiestas tradicionales de la provincia, destacando entre ellas La Caballada, de Atienza-, se celebra en el Parque de la Concordia la Feria del Libro de la Guadalajara castellana, que no tiene la fama internacional de la que goza la de la Guadalajara de Jalisco –la conocida FIL, a la que acuden más de 1600 editoriales de más de 40 países-, pero que va haciendo camino al andar. De hecho, esta Feria alcarreña se ha convertido en una cita esperada y estimada para libreros, bibliófilos y gentes de aquí de la lectura y la escritura en general –entre los que proclamo estar- que, aún a pesar de la tendencia imparable del mercado hacia los libros electrónicos –los llamados e-books-, aún seguimos estimando el libro convencional, impreso en papel, espero y deseo que por muchos años, fundamentalmente por el bien de escritores, libreros, personal de artes gráficas y demás oficios y empresas auxiliares de la industria del libro clásico.

Es algo incontestable que los libros virtuales tienen, entre otras, las virtudes de la liviandad, la comodidad, la accesibilidad y la utilidad, pero es obvio que adolecen, al menos, de peso específico, referencia y presencia. Y hasta de la nada desdeñosa posibilidad de ser apilables y ocupar un espacio en los anaqueles y las baldas de muchos muebles y de no pocas casas en las que los libros se limitan a ocupar un espacio y son meros elementos del paisaje doméstico, pero que jamás han sido leídos, que es para lo que de verdad nacen los libros, como los ríos para terminar dando a la mar, que es el morir, como dijo el gran poeta Jorge Manrique en una de las “Coplas a la muerte de su padre”.

borlan2Y hablando de poetas, mucho me alegra, por ser justo y oportuno, que en las actividades paralelas y complementarias de la Feria del Libro alcarreña de este año, y dentro del festival de poesía de “Arriversos”, como su primera actividad en esta edición ferial se programara para ayer, jueves, un homenaje-recuerdo a Fernando Borlán, alcarreño de Galleguillos de Campos (León) –los buenos poetas nacen donde quieren y son de todas partes-, recordado y estimado profesor de Literatura del Instituto Brianda de Mendoza, maestro de verdad y amigo de sus alumnos, y poeta de muy alto nivel que nos dejó versos de la calidad de éstos que a continuación reproduzco, recogidos en “Taberna de humo y sueño”, su poemario de madurez y de estar de vuelta ya en la vida:

 

(…)Desde la oscuridad intermitente

            voy desgranando el corazón a solas,

            escuchando

            el rastreo

            de tus pisadas por baldosas frías.

                        En las hojas caídas del otoño

            apenas se vislumbran los senderos

            y hay que inventarlos bajo las estrellas (…)

 

            Aunque cuando escribo este post marcea en mayo, o sea, hay frío, lluvia y viento, tres elementos que suelen condicionar negativamente el éxito de cualquier feria, espero que los meteoros den una tregua suficiente el fin de semana como para que la gente pueda pasear por la Concordia y comprar algún libro… para después leerlo.   Termino parafraseando a Luis Eduardo Aute y tuneando su “Más cine, por favor”, para reivindicar un “Más libros, por favor”:

 

¡Libros, libros, libros, libros…

            más libros, por favor,

            que no todo en la vida son libros,

            pero los libros, sueños son!

Un gobierno serio pero antipático

Como hace ya seis años que dejé la política activa y mi relación con los políticos es cada vez más tangencial y episódica, crece en mí la convicción de que “lo prometido es deuda” y que “cosa prometida es medio debida”, como sentencian dos frases proverbiales que van en la misma línea, aunque una de ellas, la segunda, se queda a mitad de camino, como el que lanza una piedra, pero esconde la mano. Así que, con el permiso de “El Pirata” o sin él, que jamás he rendido pleitesía a cobardes insidiosos -fueran vizcaínos o cántabros, andaluces o murcianos, calagurritanos o egabrenses o do quiera que fueran- hoy, contradiciendo a Tip y Coll, no lo dejo para la próxima semana y voy a hablar/escribir del gobierno… regional; o sea, del ejecutivo autonómico de Dolores Cospedal –me consta que se han dado instrucciones para que no se le coloque la preposición “de” delante de su primer apellido, quien las haya dado sabrá por qué-, que va a cumplir pronto dos años al frente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Hace, pues, dos años que el PP gobierna en la región y aún le quedan, por tanto, otros dos años de gobierno, momento propicio para hacer balance a media legislatura y proyectar lo que puede devenir en lo que resta de ella, aunque eso sea más labor de videntes que de escribientes.

Para valorar la labor del gobierno de Cospedal con ponderación, hay que partir del hecho principal que, en gran medida, motivó su triunfo y que, sin duda, más está condicionando su acción política: la grave crisis económica que llevamos padeciendo desde hace ya más de cinco años y que se está demostrando más pertinaz que la sequía en estas tierras, en las que abunda el secano, pero que, a pesar de ello, sirven de manantial a las huertas levantinas y a algún que otro campo de golf, a través de esa sangría que es el trasvase Tajo-Segura, que nunca cesa, como el rayo de Miguel Hernández, gobierne quien gobierne. Ahora, por cierto, el nuevo proyecto de Plan de Cuenca del Tajo, que dicen los murcianos y los valencianos que ha sido condicionado por Cospedal a favor de los embalses de cabecera, o sea Entrepeñas y Buendía, prevé incrementar la reserva estratégica –el agua no trasvasable- de 240 a 400 hectómetros cúbicos, cota que hasta el mismísimo José Bono, cuando ejercía de todopoderoso “manchakari”, afirmó no poderse alcanzar “ni en el mejor de los sueños”. Pues bien, si esa reserva de 400 se confirma y se asegura jurídicamente y, al tiempo, se garantiza la sostenibilidad del entorno de los embalses y, por supuesto, el abastecimiento de agua, en cantidad y calidad adecuadas, a la zona de cabecera, no seré yo quien le niegue a la presidenta regional mi reconocimiento por este logro que, aunque el PSOE trate de minusvalorar intencionadamente, sería realmente histórico.

Pero si Cospedal parece que se ha mojado con el trasvase, donde está pisando charcos, prácticamente desde que comenzó a mandar en el palacio de Fuensalida, es en dos materias muy sensibles para la población y que suponen las dos grandes áreas de gestión de la Junta: la Sanidad y la Educación. Es evidente que el PSOE dejó la región al borde del abismo económico y que, si Barreda hubiera vuelto a ganar las elecciones, probablemente hubiéramos dado un paso al frente, a juzgar por el “sostenella y no enmendalla” de los socialistas a favor del déficit y de la deuda pública, o sea, del gastar hoy de prestado y que paguen los que vengan y sus hijos y sus nietos. Cabe recordar que el expresidente del PSOE dejó sin pagar 167.727 facturas, la mayor parte de 2010 y 2011, aunque algunas también de 2009 e, incluso, de 2008. El propio Síndico de Cuentas –un personaje poliédrico, por cierto-, nada más tomar posesión Cospedal, calculó en 2.813 millones de euros la necesidad de liquidez a corto plazo de la Junta, una cifra mareante y que evidenciaba la pésima gestión de Barreda que, a pesar de ello y de ser consciente de que la crisis se agudizaba y era tiempo de prudencia financiera, se empeñaba en vender e iniciar proyectos para hacerse fotos, intencionadamente electoralistas, como la ampliación del Hospital General de Guadalajara y del Campus Universitario del Ruiseñor, cuando no había financiación ni para los cimientos. Pero si Cospedal heredó una economía con más agujeros que un queso Emmental –el Gruyère tiene la fama y el Emmental los agujeros y se ha visto obligada a hacer políticas drásticas de ajuste, bien es verdad que éstas se han hecho, a veces, como en el caso del intento de cierre de algunas urgencias en los Puntos de Atención Continuada, con escasa oportunidad política y con más que dudosa seguridad jurídica, hasta el punto de que los tribunales, a instancias de los pueblos afectados, algunos de ellos del PP, han paralizado ese intento. Este traspiés judicial ha supuesto que el Consejero de Sanidad, el alcarreño de Valladolid y avecindado en Madrid, José Ignacio Echániz –a quien aprecio personalmente, pero creo que se está equivocando, más en las formas que en el fondo-, se haya dejado unos cuantos pelos políticos en la gatera, a sumar a los que se suele dejar por sus, a veces, inadecuadas, extemporáneas y agresivas declaraciones públicas, en una sobreactuación política gratuita, más cerca del histrionismo que de la verdadera eficiencia, no sólo eficacia, a las que tanto se apela desde todo el gobierno regional, como si de un latiguillo justificador de tijeretazos se tratara. Aunque es aplicable a gran parte del gobierno de Cospedal, creo que Iñaki Echániz se lo tiene que hacer mirar: una cosa es un gobierno serio –y éste parece que lo es- y otra bien distinta es un gobierno antipático.

Como decía, la crisis económica está condicionando, sobremanera, al gobierno de Cospedal y le está obligando a hacer recortes de gasto e inversión que apenas le dejan margen de maniobra para vender su gestión, porque es imposible sacar provecho político de lo que no se hace o de lo que no se mantiene, aunque sea porque no se puede. Si al desgaste de los recortes unimos que la sangría del paro continúa –en mayo de 2011 había 212.000 parados en la región y dos años después hay 268.000-, parece evidente que, salvo que cambien significativamente las circunstancias en los próximos dos años, especialmente la creación de empleo, el PP va a tener complicado revalidar su mayoría absoluta en la región en 2015, aunque hay dos elementos que van a jugar a su favor: el desgaste que el PSOE también está teniendo en la oposición y la anunciada reducción del número de escaños en las Cortes regionales, hecho que, aplicando la Ley D`hont en la adjudicación de actas de diputados electos, suele beneficiar a los dos partidos mayoritarios. A pesar de ello, es más que posible que en la próxima legislatura haya más de dos grupos políticos representados en el parlamento regional y que, incluso, sean cuatro, con la casi segura llegada de IU, a costa del PSOE, y la probable de UPYD, a costa de PSOE y de PP. Pero dos años dan para mucho en política y lo que hoy es azul, mañana puede ser rojo, verde, roji-verde o, incluso, tener algún tinte magenta… “Time to time”, que dirían los ingleses. Tiempo al tiempo, sí.

Para terminar este post, no quiero dejar de reflejar una llamativa circunstancia: a pesar de que el PP ganó las elecciones regionales gracias al excelente resultado que obtuvo en la provincia de Guadalajara, echo de menos un mayor compromiso de la Junta con esta provincia, aún en el tiempo de recortes que toca. Un ejemplo: por fin se van a reactivar algunas obras de carreteras y de la prometida (¡ya por Bono y para estar terminada en 2008!) “Autovía de la Alcarria”, nada se sabe, como tampoco hay plazos para reanudar las obras del Hospital, muy necesarias pues el actual está más “enfermo” que algunos de los pacientes ingresados en él. Y un dato revelador, o de la poca estima que le merece a Cospedal la militancia del PP de Guadalajara o de la poca estima que ésta objetivamente merece o de la mucha más que merecen las militancias de otras provincias: sólo cinco de los ochenta altos cargos de la Junta son de Guadalajara (un consejero, una viceconsejera y tres directores generales) y los diputados regionales por esta provincia, tienen escaso peso dentro del Grupo Parlamentario Popular. Ahí queda el dato.

 

 

 

Dos años por detrás y dos por delante

            Dentro de este mismo mes de mayo, exactamente el día 22, va a hacer dos años que se celebraron las últimas elecciones municipales y autonómicas, que supusieron un notable avance del Partido Popular, tanto en el gobierno de ayuntamientos como de diputaciones y comunidades autónomas, antesala de la mayoría absoluta que Mariano Rajoy alcanzó, cinco meses después, para acceder al gobierno de España, al tercer intento, por cierto.

             Estamos, pues, ante el ecuador de los actuales mandatos en los ámbitos locales, provinciales y autonómicos y, por tanto, es tiempo de hacer balance y, con todo el riesgo y la dificultad que entraña, de anticipar lo que pudiera ocurrir dentro de dos años, cuando haya nueva llamada a las urnas para renovar ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas; pero, un año antes de la celebración de las autonómicas y locales de 2015, o sea, dentro de un año, habrá otra cita, las elecciones al Parlamento Europeo de 2014, en las que, como suele ocurrir, los electores tendrán muy probablemente en cuenta que Bruselas y Estrasburgo quedan todavía muy lejos –aunque cada vez estén más cerca- y que quien manda realmente en Europa es Ángela Merkel, para muchos no ir a votar –la abstención en este tipo de comicios siempre es más alta que en el resto- o para hacerlo en negativo: es decir, aplicar doble dosis de castigo a quienes gobiernan o a quienes lideran vacilantes la oposición, si es que los ciudadanos no están demasiado satisfechos ni con unos ni con otros, valoración que, al menos así lo parece, es la que asume en el tiempo político actual un amplio sector de la población.

Hacer un balance generalizado de la situación política actual y futura de los ayuntamientos es una tarea compleja y que, fácilmente, lleva al equívoco porque cada pueblo, cada ciudad es un mundo singular y las circunstancias particulares de los municipios, especialmente la estima y consideración que los ciudadanos tienen a sus propios alcaldes y concejales, priman sobre las valoraciones de carácter general, sobre todo en los ayuntamientos de menor población, donde se vota más a los candidatos a alcalde que a los partidos por los que se presentan. No obstante, en el actual contexto de acusada crisis, y como ya ocurrió también en las elecciones de hace dos años, la turbulenta situación política, social y económica nacional influirá, de seguir así o parecida, en las próximas municipales, poniendo contra las cuerdas a algunos buenos gestores y llevándose por delante a los regulares y, sobre todo y con justicia, a los malos. El desgaste en estos tiempos para quienes ocupan el poder o no ejercen una buena oposición es de lija del 40.

Mi pronóstico, a dos años vista y sin descontar lo mucho que en ese tiempo que queda aún puede ocurrir y las singularidades de cada municipio, es que, sobre todo en los ayuntamientos de mayor tamaño, van a perder apoyos los dos principales partidos españoles, PP y PSOE, especialmente donde gobiernen, y a costa de su desgaste van a crecer IU, UPYD y candidaturas “independientes” de variado signo, etiqueta que resulta especialmente atractiva cuando las opciones tradicionales sufren un acusado desgaste y sus alternativas, también tradicionales, no terminan de convencer. En la teórica independencia se pueden aglutinar muchas sensibilidades y refugiar muchos desencantos.

Respecto a las diputaciones, al ser instituciones que se eligen en segundo grado, pronosticar resultados a dos años vista sería, directamente, jugar a la ruleta, si bien, precisamente porque sus corporaciones se elijen en función de los resultados que se dan en los ayuntamientos, sumados los votos habidos en las elecciones de todos ellos y asignados los escaños en función de los resultados obtenidos por cada partido político y los diputados provinciales que corresponden a cada partido judicial –en el caso de nuestra provincia: 15 al de Guadalajara, 6 al de Sigüenza y 4 al de Molina-, es evidente que las tendencias políticas que he apuntado para los ayuntamientos, también condicionarán la distribución de fuerzas resultante en las diputaciones. En todo caso, parece evidente que van a verse mermadas las mayorías absolutas en muchas diputaciones, que pueden cambiar los tradicionales equilibrios y que es probable que aparezcan nuevas opciones políticas en ellas, lo que obligará a llegar a acuerdos de gobierno, algo saludable si se suman fuerzas y voluntades y se pactan programas de interés general, pero tóxico si lo que se pacta son sólo cargos y sueldos. Y es que hay mucho pirata, aunque bien es verdad que no sólo en política. Y mucho bucanero. Y no pocos filibusteros.

Por cierto, hablando de las diputaciones, aún con el grato recuerdo, muy vivo y presente, de la reciente conmemoración del bicentenario de la de Guadalajara, aprovecho para reivindicar que las corporaciones provinciales sean elegidas directamente por los ciudadanos, en primer grado, lo que las acercaría al conocimiento y la voluntad de los electores y permitiría que se premiaran o castigaran las gestiones de sus máximos responsables y no las de los ayuntamientos.

Y, como decían Tip y Coll, la próxima semana hablaremos del gobierno… regional. O de lo que me venga en gana, que ya sólo faltaría que, a mis 51 años y con la bolsa escrotal negra del humo de mil batallas, me digan de lo que tengo que escribir o hablar y, lo que es peor aún, lo que tengo que opinar. El gran Ortega y Gasset decía, contemplando y admirando la estatua yacente de El Doncel de Sigüenza, que “en España, casi todo lo grande, es anónimo”; pero, digo yo, que no le alcanzo a Ortega ni a la suela de sus zapatos, que también hay mucha cobardía, mucha vileza interesada y mucha pequeñez que se esconden en el anonimato. La verdad no necesita heraldos, se anuncia y proclama sola. Y mira de frente.

 

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