Archive for abril, 2015

Concordia entre Ayuntamiento y libreros

                Mucho y pronto tienen que cambiar las cosas para que este año se celebre la tradicional Feria del Libro en Guadalajara (España) –me veo obligado a matizar que se trata de nuestra Guadalajara porque una de las más importantes ferias del libro internacionales es la de la Guadalajara mejicana–  que, desde hace ya muchos años, se venía celebrando, en el mes de mayo, en distintos emplazamientos de la ciudad: la plaza del Jardinillo, el parque de la Concordia y la Plaza Mayor, si mal no recuerdo. El equipo de gobierno del Ayuntamiento quiere que, como el año pasado, la Feria se celebre en la plaza Mayor –o en la del Jardinillo- porque considera que es una forma de dinamizar el casco histórico de la ciudad, tan decaído desde hace ya mucho tiempo, mientras que los libreros prefieren celebrarla en la Concordia porque estiman que es un emplazamiento mucho mejor para sus intereses comerciales que la plaza del Ayuntamiento, donde el año pasado, según ellos, aminoraron notablemente sus ventas e, incluso, el propio ambiente de la Feria.

Las posiciones están muy encontradas porque el Ayuntamiento sólo asume organizar la feria si se celebra en las plazas Mayor o del Jardinillo, si bien ofrece a los libreros la opción de que la organicen ellos mismos si quieren ubicarla en la Concordia, debiendo asumir en ese caso los importantes costes que supone esa organización, especialmente el alquiler y el montaje de los stands. Los libreros ya han afirmado que no van a asumir directamente la organización por no tener ni tiempo ni medios, por lo que, como decía al principio, mucho me temo que este año no va a haber Feria del Libro en la Guadalajara castellana, muchísimo más humilde que la de la Guadalajara tapatía, pero que siempre ha sido un lugar de encuentro cordial de los libreros con los aficionados a la lectura y los compradores de libros al romper la primavera, algo especialmente notorio en un parque y más si ese parque tiene más de 150 años de historia y es tan emblemático para la ciudad como La Concordia.

Me consta que Antonio Román y su equipo de gobierno están fuertemente comprometidos en el empeño de revitalizar el casco histórico, aunque hasta ahora los resultados sean más visibles en el remozado aspecto que presenta la zona, tras las sucesivas e importantes obras de reforma que últimamente se han llevado a cabo en ella, que por el resurgimiento de su comercio que, más bien, continúa en regresión, una dinámica en la que ya lleva más de treinta años, y no por uno, sino por diferentes motivos: peatonalización de la calle Mayor y dificultad de acceso a ella tanto en trasporte privado como público, anquilosamiento y falta de competitividad del comercio de la zona, revisión al alza de las rentas de antiguo, despoblamiento, desplazamiento de la centralidad de la ciudad hacia la plaza de Santo Domingo, fuerte competencia de las grandes superficies comerciales, acusado decaimiento del Mercado de Abastos, … Y ese empeño de impulsar la vida urbana y comercial en el entorno de las calles Mayor, Fluiters y aledañas es loable, y así lo he loado en numerosas ocasiones, la última hace bien poquito, exactamente cuando se firmó el acuerdo por el que el nuevo Campus universitario de la ciudad se va a ubicar en el antiguo colegio de Las Cristinas (http://guadalajaradiario.es/blogs/jesusorea/2015/03/08/mejor-el-centro). Ahora bien, tratar de dinamizar el centro histórico no debe ser una escusa para desequilibrar un conflicto de intereses privado, como es el forzar a los libreros de la ciudad a celebrar en la plaza Mayor la Feria del Libro para que el comercio de la zona se beneficie de ello, cuando los que salen perjudicados por esa decisión son los propios libreros. Además, el comercio de la calle Mayor también debe espabilar y ser mucho más competitivo y estar mucho más comprometido con sus propios intereses de lo que lo ha estado hasta ahora. Baste un dato: en navidades, el Mercadillo navideño se trasladó a la plaza Mayor cuando antes se celebraba también en la Concordia; pues bien, en víspera de Reyes, la mayor parte del comercio de la zona estaba cerrado a las ocho de la tarde y sólo se podía comprar en algún comercio aislado o en el propio Mercadillo.

Llevar la Feria del Libro o la de Artesanía –puede que este año también haya conflicto con los artesanos por el mismo motivo que con los libreros- o el Mercadillo navideño a la Plaza Mayor sólo puede contribuir mínimamente a dinamizar el centro histórico, pero la verdadera revitalización del mismo no pasa por este tipo de medidas puntuales y hasta coyunturales, sino que son precisas medidas estructurales, infraestructurales y normativas para que el casco histórico de la ciudad vuelva a la centralidad urbana y comercial que tuvo. Las obras de reforma que se han hecho en muchas calles y plazas de la zona desde que Román es alcalde y las que hay previstas –parece que por fin le va a tocar pronto a la Plaza del Concejo- van en esa buena dirección, pero deberán ir también acompañadas de medidas para que la gente vuelva a vivir o a comprar y a pasear allí, lo que no ocurrirá si el precio o el alquiler de las viviendas no es asequible y el comercio no es realmente atractivo y competitivo.

Pido concordia entre Ayuntamiento y libreros.

Un museo que hay que ver

Ha tardado en ver la luz pero ha merecido la pena. El Ayuntamiento de Guadalajara ha hecho un doble gran trabajo en la rehabilitación y reforma de las antiguas naves del matadero municipal para ubicar en ellas el Museo Francisco Sobrino. Y digo doble y creo decir bien, porque tanto el continente como el contenido me parecen magníficos. Por una parte, el proyecto arquitectónico era muy bueno y se ha ejecutado bien, a pesar de la interrupción sufrida en las obras durante varios meses por el fiasco empresarial de la mercantil  que fue primera adjudicataria de las mismas, y, por otra, la museización del espacio y las obras de Paco Sobrino que en él se albergan también se acercan a la excelencia, y eso que la familia ha aportado bien poquito “gratis et amore”, por lo que el Ayuntamiento ha tenido que comprar obra del autor y obtener otra mediante cesión de particulares, en unos casos definitiva y en otros, temporal.

Bien está que una ciudad como la nuestra, que ha vivido tantos episodios lamentables de demolición de edificios con arquitecturas singulares e, incluso, de valor histórico-artístico, unas veces por causas bélicas y otras puramente negligentes y/o especulativas, haya recuperado una singular arquitectura como la original de las antiguas naves del matadero y la haya integrado eficazmente en el gusto y las formas actuales de proyectar y construir, bien en nueva planta o bien rehabilitando, como ha ocurrido en este caso. También está pero que muy bien que en esta Guadalajara, desmemoriada con excesiva frecuencia, unas veces porque sí y otras porque también, vaya a quedar recuerdo permanente del nombre de un artista de talla internacional, aquí nacido en 1932, como es Paco Sobrino, y de su obra, realizada o expuesta en lugares de medio mundo: Argentina, Estados Unidos, Venezuela, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Suiza, Israel… y, por supuesto, España.

sobrino-museoEl Francisco Sobrino es, al menos en estos sus primeros días de andanza, un pequeño museo de arte contemporáneo, pero muy grato de ver para quienes no somos ni entendidos ni iniciados en este tipo de manifestación artística y que, francamente, hasta lo pasamos regular, por no decir mal, cuando asistimos a alguna exposición de este arte actual o, incluso, vamos a un centro integralmente dedicado a él, como por ejemplo el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, ubicado en la ciudad de León,  un moderno, espectacular y colorista continente que atrae al visitante como la miel a las moscas, pero en el que en su interior, las más de las veces, sobran metros y metros de espacio expositivo, lo expuesto es poco visitable y falta quienes lo visiten, como he sido testigo. La escultura –y el dibujo y la serigrafía, entre otras técnicas y formas de expresión que cultivó- geométrica, bidimensional y cinética de las obras de Sobrino, sus estructuras y sus juegos con el espacio y la luz, con el movimiento y la autoenergía, son contemporáneas al máximo, han marcado tendencia y han creado escuela, pero tienen la virtud de ser muy atractivas visualmente para quienes las contemplan, sean iniciados o no en el arte. Me consta que una amplia mayoría de los primeros centenares de visitantes que ha tenido este Museo comparten conmigo esta opinión y han salido satisfechos de su visita, aunque no conozcan ni comprendan gran parte de la intención y repercusión de la obra de Sobrino. No hace falta. Lo original se distingue fácilmente del plagio y lo bello es siempre bello, sin necesidad de que un manual o un crítico así lo certifique.

Conocí personalmente a Paco Sobrino cuando volvió por Guadalajara, después de muchos años residiendo en Alicante, Madrid, Buenos Aires y París, y montó su taller en el viejo molino de Utande; en ese tiempo, concretamente en 1998, montó aquí una exposición retrospectiva suya (1958-1998) que ocupó distintos espacios urbanos, desde el Palacio del Infantado a la Plaza de Santo Domingo, pasando por la calle Mayor, y que supuso que sus paisanos le reconociéramos como tal y le conociéramos como artista pues, hasta ese momento, su única obra instalada en Guadalajara, aunque muchos desconocían su autoría, era una escultura arquitectónica de 20 metros de altura, realizada en 1989, compuesta por elementos modulares en rotación, relaciones opuestas, de hierro pintado en blanco, que está ubicada en el km. 54 de la A-2, en medio de la gran rotonda situada junto al centro comercial  “Eroski” y que, siendo yo concejal del Ayuntamiento, se empleó como imagen de la ciudad en los actos de bienvenida del nuevo siglo y el nuevo milenio en 2000. Recuerdo que, en una ocasión, le propuse a Paco denominar esa escultura como “Escalera al cielo” y él me miró como perdonándome la vida, por lo que jamás volví a intentar poner nombre a lo que, por cierto, muchos médicos de Guadalajara llaman “el cromosoma”.

Si alguien no entiende o no termina de entender la obra de Paco Sobrino cuando vaya a ver el Museo, le recomiendo que lea detenidamente estas palabras suyas que se reproducen en una de las paredes de entrada a las salas de exposición y que son muy esclarecedoras: “Lo que me preocupa es el control de lo que hago, la claridad de la expresión. Es más importante la claridad de una palabra que un grito oscuro. Y me inquieta la comprensión, que se me comprenda. Por eso, el mío es un proceso de búsqueda de claridad. El uso de formas geométricas no es por gusto estético, sino por claridad, por tratar de buscar vocabularios nuevos. Mi obra quiero que sea comunicable, comprensible. No me interesan los monólogos”.

El Francisco Sobrino es un Museo que hay que ver, sin duda, y en el que espero y deseo que no sólo se reivindique su figura y exponga su obra, sino también la de otros grandes artistas guadalajareños del siglo XX, como los pintores Regino Pradillo y el recientemente fallecido Carlos Santiesteban, el escultor José de Creeft o el fotógrafo José Ortíz Echagüe, que conforman un repóquer de talentos aquí nacidos, al que podrían y deberían sumarse otros nombres. En fin, este Museo -que como reconoció el alcalde, Antonio Román, el día de su inauguración, nació gracias a una propuesta que hizo en su día ese extraordinario guadalajareño que es Javier Borobia- es un nuevo continente cultural que gana la ciudad, especialmente inquieta y productiva en los últimos años en dos importante ámbitos de acción y de necesaria promoción: la cultura y el deporte. Mi aplauso y reconocimiento por ello a sus respectivos concejales responsables, Isabel Nogueroles y Eladio Freijo, y, por supuesto, al propio Alcalde.

P. D.- Hace unos días que mi buen amigo Juan Antonio de las Heras ha anunciado que no continuará en la política municipal, después de 16 años de ser concejal en el Ayuntamiento de Guadalajara (1999-2015), su ciudad de residencia desde hace 30 años, y de otros cuatro en el de Sigüenza (1995-1999), su muy querida ciudad natal, así como tras cuatro mandatos como diputado provincial (1995-2011). Juan Antonio es una excelente persona y un político honesto y preparado como pocos y que hace mejores a sus compañeros. Siempre ha dejado impronta de su “auctoritas” en todos los grupos políticos de los que ha formado parte y su vocación de servicio público puede ser igualada, pero no superada. Ha cometido errores, sin duda, pero han sido muchos más los aciertos y sólo se equivocan quienes toman decisiones; y él ha tenido que tomar muchas y no siempre fáciles, me consta. Que alguna palabra o algún gesto dichos o hechos a destiempo, no emborronen su limpia y brillante hoja de servicios como político que, espero y deseo, por el bien de las ideas liberales y de Guadalajara, no se cierre pronto porque, aunque “Juanan” o “Delas” –como le conocemos sus muchos amigos- puede que ya sea demasiado viejo para el rock and roll, aún es demasiado joven para morir, políticamente hablando, y parafraseando al gran Ian Anderson, el líder del mítico grupo Jethro Tull.

 

Cuenta atrás electoral (y 2)

                Como ya anticipaba en mi post anterior, efectivamente, el 31 de marzo se cumplió lo preceptuado en la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) y se publicó en el BOE la convocatoria de elecciones autonómicas y locales para el 24 de mayo. Conforme al calendario salido de esa convocatoria, entre el 15 y el 20 de abril deberán presentarse las listas electorales. A pesar de la proximidad de estas fechas, mientras que el PSOE hace tiempo que ya ha hecho pública la composición de sus principales listas, especialmente la autonómica y la de la capital, el PP aún no ha desvelado ninguna de las dos, aunque imagino que no tardará en hacerlo pues no creo que se arriesgue a apurar tanto como lo hizo la UCD en las primeras elecciones municipales tras la aprobación de la Constitución de 1978, celebradas al año siguiente, cuando por tres minutos llegó su lista a la junta electoral fuera de plazo, quedando anulada su candidatura al Ayuntamiento de Guadalajara –que según todas las encuestas y previsiones, iba a barrer literalmente a las demás- y dejando paso franco al sorpresivo triunfo del PSOE en la capital, hecho que le permitió gobernar la ciudad doce años, desde 1979 a 1991.

                Respecto a lo que nos puede deparar la composición de ambas listas populares cuando se desvelen, el propio alcalde y de nuevo cabeza de lista del PP por Guadalajara, Antonio Román, ha adelantado que habrá pocos cambios, algo que ya ocurrió en la anterior cita electoral y que es muy del estilo romanista, que no romanonista”, como adjetivan a su política, insidiosamente, algunos “enemigos” suyos -o sea, de su propio partido- y algunos “rivales” -o sea, de otros partidos-. La lista autonómica del PP por Guadalajara tampoco va a deparar muchas sorpresas, aunque es muy probable que la encabece alguien distinto a Román, quien hace cuatro años fue forzado a doblar como cabeza de ambas candidaturas, algo que no será fácil que vuelva a repetirse pues ni él ni el partido están por ello. Imagino que, dada la importancia que a la circunscripción de Guadalajara le conceden de nuevo todos los analistas para inclinar el poder en Toledo hacia la izquierda o la derecha, Cospedal tratará de situar en ella, al menos en el primer puesto, a alguien con “tirón” –¿Echániz?-, si bien la presidenta de Castilla-La Mancha y del PP considera que ese “tirón” lo pone ella en las cinco provincias. Veremos.

En mi entrega anterior, analizaba los posibles resultados electorales que podrían darse en la capital y dejaba para una posterior mi visión sobre lo que podría acontecer con la Diputación Provincial y la Junta tras el 24 de mayo. Bien, pues vamos a ello, aunque he de volver a insistir en que, frente a la relativa previsibilidad de los resultados que se dieron en las elecciones autonómicas y locales de hace cuatro años, en éstas todo es mucho menos previsible, hasta el punto de que el PP podría conservar el mucho poder que ganó por aquí en 2011 –renovando holgadamente la mayoría absoluta en el Ayuntamiento de la capital, recuperando la Diputación tras 12 años de gobiernos socialistas y ganando la Junta por primera vez, especialmente gracias al resultado habido en la provincia- o perderlo todo. Como ya apunté en el post previo, la capital, a priori, parece ser lo más factible de retener por los populares, aunque de la “multitud absoluta” -16 concejales, de 25- que tiene ahora, puede pasar a una mayoría absoluta ajustada e, incluso, si las cosas se tuercen en exceso para Román en las urnas, a una mayoría simple, difícil de administrar y gestionar, incluso reteniendo la alcaldía.

Intentar vaticinar los resultados que pueden producirse en la Diputación Provincial es siempre complejo pues, como es sabido, se trata de una institución de elección indirecta, en segundo grado, que se conforma en función de los resultados que los distintos partidos obtienen sumando los votos recibidos en el conjunto de los municipios de la provincia, dividida ésta en tres partidos judiciales y otras tantas zonas electorales: Guadalajara –donde se eligen 15 diputados provinciales-, Sigüenza -6- y Molina -4-. Se vota, pues, directamente a los alcaldes y concejales, pero indirectamente a los diputados provinciales, por lo que, en realidad, no se juzga directa, sino indirectamente, la labor hecha por el equipo de gobierno de la Diputación en el mandato que concluye. A este hecho, que complica sobremanera valorar posibles resultados electorales para la Diputación, este año se le suma la circunstancia de que las dos nuevas opciones políticas que han emergido con más fuerza en el panorama electoral, Podemos y Ciudadanos, es muy probable que tengan representantes en la Corporación Provincial, si bien la circunstancia de que Podemos no concurra con esa marca a las municipales y que se esté integrando en plataformas como “Ganemos Guadalajara” –recordemos que copada por IU en cuatro de sus cinco primeros puestos- podría penalizar a los de Pablo Iglesias doblemente: en las urnas y tras ellas, al no concurrir nada más que en unos cuantos municipios, aunque éstos sean los más poblados. Ciudadanos, por su parte, que hace apenas tres meses parecía no contar para estos comicios, puede tener la llave del futuro gobierno de la Diputación, aunque en su contra juegue el hecho de que su estructura provincial aún sea precaria y no vaya a poder formalizar candidaturas en todos los municipios que necesitarían para obtener mayor representación en la Plaza de Moreno.

Analizando los posibles resultados para la Diputación en los tres partidos judiciales, va a ser muy difícil que en el de Molina cambie el “status quo” casi habitual, por el que PP y PSOE obtienen dos diputados provinciales cada uno. En tierras del Señorío, tanto Podemos como Ciudadanos tienen muy difícil obtener diputado provincial, por no decir casi imposible, aunque está por ver el desgaste al que someten a los dos partidos tradicionales y las consecuencias que ello tiene, sobre todo en Molina ciudad. En el caso de Sigüenza, el PP confía en pasar del empate actual a 3 diputados con el PSOE, a vencer 4-2. Es posible, pero difícil, porque aunque los populares esperan ganar en la zona de la sierra un puñado de alcaldías que ahora detenta el PSOE, en Sigüenza no va a ser fácil que Latre repita los excelentes resultados de hace cuatro años –es un buen alcalde pero heredó un Ayuntamiento semiarruinado y ni la Junta ni el Estado han apoyado todo lo necesario su labor- y una mesa electoral de la ciudad del Doncel suma más votos que una docena de mesas en las pequeñas aldeas serranas. Tampoco va a ser fácil que el PP conserve la alcaldía de Mandayona y que mejore resultados en Alcolea del Pinar (PSOE), dos de las poblaciones más importantes de la zona, junto con Jadraque y Atienza, municipios que actualmente gobiernan los populares y que, de cara a la Diputación, no es previsible que aporten demasiados cambios respecto a lo que ya aportaron hace cuatro años.

Pero la madre de todas las batallas electorales para la Diputación es más que probable que se produzca en el partido judicial de Guadalajara, en el que se reparten 15 de los 25 diputados provinciales ya que es, con una diferencia exponencial, la zona más poblada de la provincia. Es en este partido judicial en el que Podemos/Ganemos y Ciudadanos tienen posibilidades reales de obtener representación en la Diputación y, dependiendo de ella, ésta puede mantenerla el PP, con mayoría absoluta o simple –como ya dije en mi anterior post, no creo que los de Albert Rivera se sumen a un “frente popular” con PSOE y Ganemos/Podemos- o girar hacia una coalición de marcado carácter izquierdista. Al PP le van a perjudicar varias circunstancias en el partido judicial de Guadalajara: los votos que se le vayan a Ciudadanos, a otras fuerzas políticas y a la abstención, por el desgaste de sus gobiernos municipales y el que también supondrán los gobiernos autonómicos y nacionales, aún tratándose de elecciones locales, que suele ser especialmente acusado en las áreas más pobladas. Por el contrario, le va a beneficiar el hecho de hacer listas por primera vez en doce años desde el poder provincial, autonómico y estatal, que sin duda se traducirá en alguna sorpresa -¿Almoguera?-. Por su parte, al PSOE le va a perjudicar el voto que se le vaya a Podemos/Ganemos, si bien luego podrían sumarse ambos en la Plaza de Moreno, y se va a beneficiar de una posible “marea roja” en el Corredor del Henares, de la que hasta en el periódico barcelonés “La Vanguardia” se ha hecho eco Enric Juliana (http://www.lavanguardia.com/politica/20150407/54429707840/cospedal-corredor-henares-enric-juliana.html), aunque en su artículo se refiera al riesgo que Cospedal tiene de perder Castilla-La Mancha en esta zona de Guadalajara, además de por el desgaste de su gobierno por el efecto “boomerang” de la segunda y última reforma electoral del mandato recién concluido. Si el PP se juega en nuestra provincia la mayoría absoluta en Castilla-La Mancha, Cospedal tiene un serio problema pues, aunque piense lo contrario, no la ha priorizado en su gestión y ella contaba con dos divisores (PP y PSOE) para aplicar la Ley Dhont el 24 de mayo cuando puede que sean cuatro (Podemos y Ciudadanos). Y así, los cocientes y los restos pueden dar o quitar diputados y mayorías por apenas un puñado de votos.

El 24 de mayo, los ciudadanos tienen y tendrán la palabra. Con minúscula, ha sido, es y será bueno que la tengan; con mayúscula, ya veremos, aunque el aire fresco siempre es reparador. Si es fresco de verdad, claro.

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