Archive for agosto, 2019

Hasta siempre, Intendente

A mediados de agosto, después de 37 años de ejercicio profesional, se ha jubilado Julio Establés, el Intendente Jefe de la Policía Local de Guadalajara que es la denominación que la Ley 8/2002, de Policías Locales de Castilla-La Mancha, otorgó a los máximos responsables de la escala técnica de las policías municipales de la región, la superior de las tres que estructuran este instituto armado de naturaleza civil, junto con la ejecutiva y la básica.

A Estables lo he conocido mucho y bien, desde varias perspectivas a lo largo del tiempo, lo que me permite poder valorar su gran trayectoria profesional con bastante objetividad, aunque no voy a negar desde el principio que me unen a él fuertes lazos de afectividad y amistad. Primero conocí a Julio cuando en junio de 1989, con 35 años de edad, fue nombrado Jefe de la Policía Local de Guadalajara por el entonces alcalde de Guadalajara, el socialista Javier Irízar, siendo yo un joven “plumilla” del añorado “Flores y Abejas” que, con frecuencia, cubría la información municipal. De 1999 a 2007, período en el que fui concejal del Ayuntamiento de Guadalajara, los primeros cuatro años como miembro del equipo de gobierno de Bris y los cuatro siguientes como viceportavoz en la oposición liderada por Román, pude tratarle y conocerle desde un plano muy cercano y a veces de muy estrecha colaboración y relación pues algunas de mis competencias, especialmente las de festejos, entre 1999 y 2003, así lo requerían. Tras dejar de ser concejal en 2007, aquella relación y colaboración necesarias que mantuve con el Intendente Jefe de la Policía Local en mi etapa de munícipe evolucionó de forma natural hacia una amistad sincera, de la que he disfrutado, disfruto y pienso seguir disfrutando porque Julio es un amigo de los buenos, de esos que son como las estrellas cuando es de día, que no se ven, pero que sabes que siempre están ahí.

Nada más lejos de mi intención que caer en el egocentrismo del que no salía un viejo “santón” del periodismo local que, cuando elogiaba algún mérito de alguien y, muy especialmente, cuando escribía su obituario -afortunadamente, esta no es la circunstancia-, entre los principales activos del referido siempre estaba el hecho de que había sido “muy amigo” suyo. No es el caso, no, en esta despedida profesional a Julio Establés que he querido traer hasta mi blog, aún siendo consciente de que su sencillez y falta de vanidad le harán sonrojarse al leerla pues siempre ha llevado la discreción por bandera y no ha querido ser protagonista de nada, aunque ha dado la cara cuando ha hecho falta, incluso a riesgo de que algunos intentaran partírsela para darle una bofetada que estaba reservada a otros.

Julio ha sido un extraordinario jefe de la Policía Local, no porque lo diga un amigo suyo, sino porque lo avala su trayectoria con datos objetivos: con él ha aumentado en cantidad, pero sobre todo en competencia profesional, la plantilla, pasando de los 52 teóricos policías, pero 36 efectivos reales, que había cuando él era un número de ellos, en los años 80, a los aproximadamente 130 actuales; con él han mejorado notablemente los medios materiales, tanto uniformes, como equipamiento, vehículos, transmisiones e, incluso, armamento; siendo él su máximo responsable, la Policía Local dejó sus viejas y limitadas instalaciones prestadas en los bajos de la estación de autobuses por una moderna, muy bien equipada y magníficamente bien situada comisaría; gracias a su empeño, se lleva años trabajando en una marcada doble línea de actuación: seguridad y movilidad, la primera desde una perspectiva táctica de servicio y operativa, siempre en coordinación con la Policía Nacional, y la segunda, planificada desde una Mesa de Movilidad y con asesoramiento especializado externo; merced a su línea de trabajo, la prevención se ha impuesto por goleada a la represión y la sanción, hecho que, en el ámbito del tráfico, avala la circunstancia de que en los últimos años se haya reducido exponencialmente el número de sanciones en Guadalajara; ha sido decisiva su aportación para modernizar y especializar a nuestra policía municipal, impulsando la creación de la policía de barrio, la unidad de violencia de género, los agentes de movilidad, la unidad de mediación o los agentes tutores y algo -mucho- habrá tenido que ver su competencia profesional para que la capital sea una de las ciudades objetivamente más seguras de España, comparada con las de su tamaño poblacional, aún a pesar de estar en el límite de una zona donde repunta la delincuencia como es el Corredor del Henares. Evidentemente, todos estos logros han sido en equipo y gracias a la profesionalidad de la plantilla a su cargo, como Julio recalca siempre que tiene oportunidad, y por supuesto, en ellos han sido decisivas las aportaciones de los sucesivos alcaldes y concejales responsables de seguridad y movilidad de la ciudad.

Julio se ha jubilado forzosamente porque ha cumplido los 65 años de edad reglamentaria, pero estoy seguro que no le hubiera importado continuar pues tenía muchos proyectos en marcha y está en forma: incorporación de nuevos agentes para compensar las jubilaciones, potenciar la policía de barrio y llevarla a nuevas zonas, implementación de los caminos escolares seguros, mejorar la comunicación externa, incidiendo especialmente en las redes sociales, etc. etc. Todo eso y más ya le tocará a Jorge López, quien ha sido su “segundo” durante los últimos años, al que el propio Julio avala como un excelente profesional, algo que también secundo yo porque le he conocido y tratado lo suficiente como para saber que es tan buen policía como gran persona.

A Julio, ahora, le espera su estupenda familia para disfrutarse mutuamente mucho más de lo que hasta ahora ha sido posible, su/nuestro Real Madrid –él es un “mouriñista” recalcitrante, algo en lo que no coincidimos-, su pasión por la lectura y su vocación por la historia, especialmente la contemporánea -y también por el final de la antigua, o sea, Roma-, en la que se licenció pero que dejó aparcada cuando se cruzó en su camino la opción profesional –“bocación”, con “b”, lo llama él- de ser policía local de Guadalajara, la capital de su provincia pues es un molinés militante de Prados Redondos, otra cosa que nos une ya que mi abuelo paterno era de un pueblecito de al lado, Otilla.

Gracias, Julio. Hasta siempre, Intendente. Y seguimos viéndonos en torno a un café para cultivar la amistad y la palabra.

Ferragosto

Estamos metidos de lleno en el “ferragosto”, como llaman en Italia al ecuador del estío, a este tiempo mediado de verano y de agosto en el que la vacación y la fiesta se imponen por goleada al trabajo; de hecho, el ferragosto -cuya etimología se refiere a la feria de Augusto, el primer emperador romano que fue quien dio nombre a este tiempo y al propio mes- nació como punto de inflexión en los ciclos del trabajo agrario: acabada la cosecha de cereal y antes del inicio de la vendimia y la recogida de la aceituna, las siguientes tareas de primer orden que aguardaban a las gentes del campo, era un momento de comba muy oportuno y adecuado para la fiesta. De hecho, era y es costumbre en Italia en este tiempo que la gente vacacione y viaje, aunque sea a corta distancia, y que festeje mucho y con gran algarabía. Como verán, el ferragosto italiano tiene una correspondencia casi total con el llamado “puente de agosto” en España, como no podía ser de otra manera pues somos dos países mediterráneos y, además de geografía y sociología, compartimos también gran parte de nuestra historia. No olvidemos que en la península ibérica hay una huella indeleble de la cultura romana y hasta nuestro idioma común, el castellano, y los propios de algunas regiones españolas –Cataluña y Galicia, fundamentalmente-, tienen su origen en el Latín, el lenguaje de las gentes del Lazio, la región de Roma, capital y eje del viejo y gran imperio nacido en la península itálica y que hizo suyo el “Mare Nostrum”.

Pese a que el ferragosto es una fiesta de origen pagano, como ha sido habitual terminó cristianizándose, haciéndose coincidir con la celebración de la Virgen de la Asunción, el 15 de agosto, que, en muchos lugares de España, especialmente en la provincia de Guadalajara, tiene su continuidad el día 16 con la festividad de San Roque. La gentil feria de Augusto comenzaba a celebrarse el 1 de agosto, pero el ferragosto actual y desde su cristianización tiene lugar en el entorno del día 15, si bien continúa manteniendo en muchos lugares un componente eminentemente civil y profano. En España, la llamada “Tierra de María Santísima” por el papa santo Juan Pablo II, la fiesta mariana del 15 tiene muchísimo peso, aunque a los religiosos les complementen -y a veces hasta diluyan- numerosos actos de carácter civil.

La península itálica y la ibérica, Italia y España -también Portugal, aunque con mayor influencia británica por razones históricas geopolíticas y comerciales-, son dos caras de la misma moneda, dos naciones hermanas en mucho y primas en bastante; y lo de primas no lo digo en el sentido ordinal, sino en el de la quinta acepción que a esta entrada le otorga el diccionario de la RAE, sinónimo de incautas, porque, cierto es que a ambas nos las suelen dar con queso con frecuencia los mercaderes del centro y el norte de Europa, que son quienes dominan verdaderamente la UE, con el gallo francés enseñando siempre el espolón, aunque muchas veces va de farol. En el fondo, los franceses son más parecidos a los españoles y los italianos de lo que ellos creen, pero su liga está con Alemania e Inglaterra y a los del sur nos miran por encima del hombro.

Nos parecemos tanto los españoles a los italianos que no solo compartimos el ferragosto, el Mediterráneo, el origen de nuestros respectivos idiomas, el evidente poso común de la cultura y el arte, el origen de la red de carreteras, las primeras ingenierías del agua o el derecho, sino que hasta últimamente hemos conseguido que funcione el país, incluso sin gobierno, una característica muy muy italiana que hemos adoptado como propia, aunque espero que solo sea de forma coyuntural porque del in-gobierno -o, mejor, a-gobierno- es muy fácil pasar al des-gobierno. En Italia llevan ya mucho tiempo con gobiernos provisionales y efímeros y se han acostumbrado a ello; en España es novedad y qué quieren que les diga, prefiero que importemos de Italia otras cosas, como la industria del automóvil, el diseño de la moda, sus compositores de ópera, en particular, y su música en general, y… como conservan y gestionan de bien el patrimonio histórico-artístico: Allí hay cuatro piedras de origen, por ejemplo, etrusco, y alrededor de ellas montan un centro de recursos del que viven unas cuantas personas. Aquí, aunque vamos mejorando poco a poco, concretamente en el campo de la arqueología aún nos queda mucho por andar, no en el ámbito científico, en el que poco o nada tenemos que envidiar a los italianos, sino en el de su puesta en valor y explotación como recurso. En Guadalajara, sin ir más lejos, tenemos varios ejemplos de ello, aunque voy a destacar solo dos: La Cueva de los Casares y su entorno -necrópolis celtibérica, restos de atalaya musulmana y poblado medieval cristiano agrupados en un corro- y Recópolis. Si la cueva de La Riba estuviera en Italia -incluso sin ir tan lejos-, no duden que se crearía un parque arqueológico transversal de primer orden con la rica y variada suma de restos materiales de diversas culturas que agrupa, arrancando con la potencialidad de las pinturas rupestres. Respecto a Recópolis, aunque es uno de los cinco parques arqueológicos de Castilla-La Mancha y tiene hasta centro de interpretación desde hace años, su gestión y potencialidad son manifiestamente mejorables, especialmente ahora que se puede complementar con lo que vaya apareciendo en Caraca, tanto en la zona de Driebes como en la de Illana, con el Tajo siempre de por medio.

Y por seguir con la costumbre italiana, no sin antes desearles un feliz ferragosto, termino diciendo: “¿Non piove? ¡Porco Governo!”. Y es que lleva sin caer una gota de verdad, al menos en la ciudad de Guadalajara, desde Jueves Santo. Y ya debería haber llovido, ya.

 

Pie de foto: Óleo de Regino Pradillo titulado “De mi tierra” (1985), patrimonio de la Diputación Provincial de Guadalajara. Foto Zoilo Notario.

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