Archive for noviembre, 2022

“Concordialand”

Cuando escribo esta entrada es el “cyber monday”, recién pasado el “black friday” e inaugurada ya “Navilandia Guadalajara” pese a que aún resta un mes para que llegue el solsticio de invierno, o sea, la Navidad por lo civil que es hacia donde caminamos de forma imparable de la mano de Papá -y Mamá Noël y del consumismo creciente, como la fase lunar que sigue a la nueva. Antes, la Navidad comenzaba en El Cortes Inglés, pero como aquí ya solo queda de él su outlet de baratillo, ahora se inicia en la Concordia y en el pasillo verde que ésta forma con los parques de San Roque y Adoratrices. La Fuente de la Niña queda más lejos y se ha librado, al menos de momento, de feriar. De un tiempo a esta parte, Guadalajara es una feria, como cantaba Gracia Montes. Acabaron las ferias de septiembre y, sin solución de continuidad, llegó a la Concordia la “Fiesta de la cerveza”, un tirando a cutre remedo de la Oktoberfest bávara y, poco después de terminar ésta, vino también al parque de los parques guadalajareños “La fiesta del marisco”, una tournee comercial como la de la cerveza, también pobretona como ella y que dejó junto al emblemático kiosco de música una olisma a centollo cocido que solo se fue cuando llegaron las lluvias de noviembre. En los parques históricos de Guadalajara últimamente se plantan más cuadros eléctricos, grupos electrógenos, cables, luces y atracciones de feria que árboles y los pájaros están hasta el buche de sirenas, lucerío, músicas de ambiente a todo trapo, olor a churro y salchipapas. Entiendo que una ciudad del tamaño de Guadalajara necesita ofertas periódicas de ocio que la dinamicen y den opciones de disfrute a sus ciudadanos, especialmente los más pequeños, pero no a costa de invadir los parques por tierra, mar y aire. No es sostenible este modelo de feria tras feria que nos estamos dando en nuestros mejores y más antiguos parques. Hay que darle una vuelta al asunto para compatibilizar ocio y disfrute con unas zonas verdes debidamente conservadas y no invadidas periódicamente y de forma tan agresiva. En el próximo mandato municipal este es un tema pendiente de abordar junto con una actualización profunda de la ya obsoleta “Ordenanza de uso de los parques y jardines de la ciudad de Guadalajara” que data de 1985, la más antigua de las normativas municipales vigentes. Poco tiene que ver la extensión y calidad de las zonas verdes que había en la ciudad hace casi 40 años con la actual y los estándares y sensibilidades de conservación y protección medioambientales también han variado sustancialmente en este tiempo, mientras la norma ha permanecido petrificada. Cuanto más pintemos en verde la ciudad, menos gris será.

Corazón del parque de la Concordia, vista casi imposible desde finales de agosto a mediados de enero. Foto: NACHO ABASCAL.

                Volviendo al principio de la entrada, como nos descuidemos un poco más de lo que ya lo venimos haciendo, no tardando mucho el “Espanglish” no va a ser el medio inglés y medio español, espurios y tuneados los dos idiomas, que hablan los hispanos en Norteamérica, sino la lengua común de los hispanohablantes de todo el mundo. Entre el cine, la televisión, la radio, las redes sociales, el imperialismo cultural USA y la expansión y potencia comercial de las empresas nativas o adoptivas en inglés, dentro de poco la RAE va a dejar de dar esplendor a la lengua española para conformarse con limpiar y fijar anglicismos en ella. Empezamos noviembre con Halloween, la tradicional noche de Todos los Santos que los americanos capitalizaron y maquillaron con sus trucos y sus tratos, y lo vamos a acabar con el “cyber monday”, o sea el “lunes cibernético”, que ha sucedido al “viernes negro” –“black friday”-, y que han coincidido en el tiempo con la llegada de “la tierra de la Navidad”, que eso es lo que significa “Navilandia”, como “Disneylandia” es la “tierra de Disney”. El común denominador de los mensajes de tanto nombrecito en inglés puro o en “Espanglish” es: “¡Consuma usted mucho, todo lo que pueda y, lo que no, se financia; pero corra, vaya, ferie y compre, no se quede usted atrás!”. Comprar chollos en el viernes negro o en el lunes cibernético, aunque sean más negros que chollos porque antes de rebajarlos los han subido o son puras y duras limpiezas de almacén, ya es un clásico de finales de noviembre y el pistoletazo de salida de las Navidades, que cada vez miran menos a Belén y más a Amazon. “Consumilandia” terminarán llamándose en “Espanglish” y, en inglés, ”Tradeland” o algo parecido.

                Ya es “Navilandia” en la Concordia y el mirlo “Piconaranja”, la paloma “Luna lunera” y el gorrión “Tino”, que son los alados amigos de mi pequeño Darío, están a punto de visitar al psiquiatra, como los pájaros de Madrid. Pongamos que hablo de la canción de Joaquín Sabina, el extraordinario poeta y cantautor de la voz y la bandera rota.

El cielo de Guadalajara no puede esperar

La provincia de Guadalajara tiene más cosas de las que carece, pero aquello que no tiene se deja notar y mucho, sobremanera la población en su 75 por ciento de territorio heavy rural. Lo que sí posee, y bastante más de lo que parece, es historia y geografía que, además de ser dos disciplinas científicas y materias obligadas del currículo escolar, son los principales ámbitos que otorgan la personalidad diferenciadora a tierras y lugares. Dejándonos ya de filosofías, entre pardas y baratas, y yendo a lo mollar de lo que quiero contar hoy en esta entrada, dos de las cosas destacadas que tiene la provincia de Guadalajara y en las que supera a la mayoría del resto de las españolas es la calidad de su aire y la limpieza de sus cielos. Hablamos, por supuesto, de la parte más rural de nuestra provincia -de esa heavy que he dicho antes por ponerle un adjetivo muy gráfico, aunque sea un anglicismo-, especialmente de las Serranías del norte y del Señorío de Molina, aunque también de gran parte de la Alcarria. Sabido es que, según informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Campisábalos, en particular, y la Sierra de Pela, en general, es el punto de España con el aire más puro y el tercero a nivel mundial. No es tan sabido, pero ahora trataré de difundirlo y explicarlo, que los cielos de la provincia, sobre todo los del Norte y el Este, son reservas “star light” -otro anglicismo, pero estoy obligado a ello-, según ha certificado la fundación del mismo nombre que tiene su sede en la Isla de la Palma, un lugar teñido de tragedia por el volcán Cumbre Vieja pero que tiene unos cielos idóneos para la observación astronómica más profunda. Y ¿qué son las reservas “star light”?; pues se trata de espacios naturales protegidos en los que se establece un compromiso por la defensa de la calidad del cielo nocturno y el acceso a la luz de las estrellas. Los “cielos de Guadalajara” figuran en esa relación y la prestigiosa revista científica National Geographic hasta los puso en primer lugar para invitar a sus lectores a avistar las Perseidas, las lluvias de estrellas también llamadas “Lágrimas de San Lorenzo”, que tienen lugar en torno al 10 de agosto. Nuestros cielos serranos y molineses -también los alcarreños más altos y alejados de núcleos urbanos- comparten con estos otros trece una elitista relación de bóvedas celestes limpias y profundas para la observación astronómica y la astrofotografía profesional y aficionada, que cada vez hay más: Parque Regional de Gredos, Sierra de Albarracín, Menorca, Comarca Cuencas Mineras, Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, Los Pedroches, Territorio Gúdar-Javalambre, Fuerteventura, Sierra Sur de Jaén, Sierra Morena Andaluza, El Montsec, Cumbres de Tenerife y La Palma.

Circumpolar en el puente sobre el Henares en la Ronda Norte

La contaminación lumínica que produce el alumbrado público, no solo de las grandes ciudades, y la atmosférica son los dos principales enemigos de los cielos oscuros y profundos que son los que precisan y buscan los interesados en la astronomía para instalar sus telescopios y disfrutar de su afición de escudriñar el cosmos que, no pocos, la elevan a pasión. Como decíamos, gran parte de los cielos de Guadalajara son “pata negra” para la astronomía por su oscuridad y profundidad, pero a este hecho se le une también un factor que procura que se produzca una importante demanda de observación astronómica desde ellos, como es la cercanía a Madrid, donde viven más de 7 millones de personas que dan para mucho, también para que se cuenten por millares los aficionados a la observación cósmica. Igualmente, los hay por decenas en Guadalajara y se han agrupado en una activa asociación, “Astroguada”, una de las últimas creadas en España sobre esta materia “a pesar de que tenemos uno de los mejores cielos del país y hasta de la Unión Europea para la observación con telescopios y la práctica de la astrofotografía”, como afirman en su propia página web, a la que se puede acceder en este enlace: http://astroguada.com/ . “Astroguada” ha iniciado no hace mucho su andadura como asociación, pero ya ha promovido varias observaciones astronómicas públicas en distintos municipios de la provincia, desde la capital -donde se abarrotó el parque de Adoratrices cuyo alumbrado público fue completamente apagado para la ocasión y así facilitar la observación- a El Pedregal, el pueblo de la provincia más distante, ya casi metido en Teruel, y que es uno de los de España más alejados de grandes núcleos urbanos por lo que su cielo es especialmente adecuado para la observación astronómica. Precisamente, las impresionantes fotografías que acompañan este post las han realizado miembros de “Astroguada”, a quienes agradezco sumamente su cesión. Una de ellas, la del puente sobre el Henares de la Ronda Norte, de Guadalajara, es una circumpolar en la que se puede ver la Estrella Polar en su mismo centro, rodeada de estrellas que la circundan en movimiento y que dejan una estela por el tiempo de exposición de la foto, provocando un impactante efecto óptico. La otra fotografía -“impre”-“zionante”, en dos palabras, como diría Jesulín de Ubrique, permítanme la chanza- refleja la Vía Láctea sobre el celebérrimo castillo de Zafra, en Campillo de Dueñas, últimamente muy reconocido por haber sido escenario de unas secuencias en la afamada serie internacional de televisión, “Juego de Tronos”. La astrofotografía del puente es obra de Alfonso Espinosa y Julián García, autores también de la del castillo junto a Inés Espinosa.

Vía láctea sobre el castillo de Zafra. Campillo de Dueñas

Guadalajara y las estrellas llevan ya mucho tiempo conociéndose, incluso puede que ya estén pensando en ir a mayores en su relación, algo que podría concretarse siendo sede de la Agencia Espacial Española, en cuyo proceso de elegir ubicación está el gobierno. La Diputación de Guadalajara acertó de lleno cuando hace meses aprobó por unanimidad una moción solicitándola para algún municipio de la provincia. Por su parte, los ayuntamientos de Yebes -con su potente y prestigioso observatorio astronómico nacional y su buen proyecto divulgativo “Astroyebes” tirando del carro- y de Cabanillas han solicitado expresamente ser la sede de la Agencia. No sé si tenemos “padrinos” políticos con el poder suficiente y el empeño por favorecer a la provincia para que se nos “bendiga” otorgándosenos la sede de esta importante Agencia, más bien soy escéptico al respecto, pero el cielo de Guadalajara no puede esperar porque está tan limpio y lleno de estrellas que, a veces, hasta se puede ver a Dios.

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