Como es archisabido dado el gran revuelo que se ha montado con ello en la ciudad, el sábado , 27 de mayo, al menos durante 36 minutos, Guadalajara va a estar en el centro de atención y de las miradas de los millones de españoles que se van a sentar delante de la televisión para ver el desfile anual de las Fuerzas Armadas que, este año, se va a celebrar en la capital de nuestra provincia, para regocijo y satisfacción de una gran mayoría de ciudadanos y cabreo de una minoría que, como a George Brassens en su canción aventada por los aires críticos del 68 francés, la música militar nunca les supo levantar.
He tasado en 36 los minutos que Guadalajara va a ser objeto prioritario de atención nacional el día 27 porque es esa la duración exacta que el Ministerio de Defensa ha calculado para la celebración del desfile, concretamente 30 minutos para el terrestre y 6 para el aéreo. Formando parte destacada y vistosa del paso de las aeronaves, estará la famosa Patrulla Águila del Ejército del Aire que a punto estuvo ya de surcar el cielo alcarreño por primera vez hace 15 años, con motivo de la inauguración del monumento a los grandes aviadores, Barberán y Collar, en su primitivo emplazamiento en el Parque de la Concordia; más de una década después, el conjunto escultórico, obra de Luis Sanguino, que rinde tributo al capitán alcarreño y el teniente gerundense que en 1933 cruzaron el Atlántico en el avión “Cuatro Vientos”, entre Sevilla y Camagüey, fue trasladado al restaurado y remodelado antiguo Cuartel del Henares, una vez readaptado su uso a Centro Municipal de Familia.
Precisamente, ese antiguo cuartel, construido en 1920 y que fue taller y almacén de globos del Polígono de Aeroestación Militar de Guadalajara, está situado justo al final del recorrido del desfile, donde el relativamente joven barrio de La Chopera-Río Henares confluye con el más veterano de Los Manantiales. El Cuartel del Henares es una de las muchas huellas materiales que quedan en nuestra ciudad de su histórica vinculación con las Fuerzas Armadas, hecho que, no me cabe duda, ha tenido bastante que ver en que sea elegida como anfitriona de este gran desfile, cuando hay otras muchas capitales españolas, de bastante mayor población, infraestructuras y capacidad de acogida que la nuestra, que aún no han sido sede de este acontecimiento y puede que no lo sean en mucho tiempo. Tampoco me cabe duda alguna que en la elección de Guadalajara como sede del desfile, ha sido decisivo el criterio de la actual Ministra de Defensa, Dolores de Cospedal, quien en esta provincia perdió en 2015 la presidencia de la Junta que aquí había ganado cuatro años antes.
La presencia de unidades militares en Guadalajara alcanzó su mayor apogeo en la primera mitad del siglo XX cuando, dentro de su vieja estructura urbana de ciudad conventual, tenían sede varias e importantes unidades del Ejército, como eran la Academia de Ingenieros (situada frente al palacio del Infantado, donde inició su actividad en 1833), los Talleres y Maestranza de Ingenieros (en el Fuerte de San Francisco), el Regimiento de Aerostación (en el acuartelamiento de San Carlos, popularmente conocido como “Cuartel del Globos”), el ya citado Parque de Aerostación, el Aeródromo (en la carretera de Cabanillas, junto a las vías del ferrocarril), los Colegios de Huérfanos de la Guerra (el femenino en el Palacio del Infantado y el masculino en el antiguo Alcázar) y hasta el Palomar Central Militar (ubicado en uno de los antiguos torreones del Alcázar medieval). Como es conocido, el 9 de febrero de 1924, un terrible incendio destruyó la mayor parte de las instalaciones de la Academia de Ingenieros y obligó a su demolición, lo que terminó suponiendo, ocho años más tarde, la desvinculación definitiva de Guadalajara de esta importante instalación militar.
El impacto social y económico de este hecho, fue tan importante o más que el que, un siglo antes, supuso el cierre de la actividad de la antigua Real Fábrica de Paños, que también tuvo su sede en el mismo lugar que la Academia, el antiguo Palacio de Montesclaros. Entre 1941 y 1948, el actual Colegio de Adoratrices fue sede provisional de la Academia de Infantería, hasta que se restauró y habilitó para ella el Alcázar de Toledo. En la imagen que acompaña esta entrada puede verse un desfile de sus alumnos a su paso por la plaza Mayor, obra del histórico fotógrafo local José Lopez, cuyo fondo se custodia en el CEFIHGU de la Diputación Provincial. Precisamente en Adoratrices tendrá lugar la recepción oficial que seguirá al desfile, presidida, como éste, por los reyes de España, Felipe y Letizia, que acuden como tales por primera vez a la ciudad, tras haberlo hecho en una ocasión como príncipes. Conocí y traté personalmente al actual rey de España en 1991 en Hyères (Francia) y les aseguro que es una persona preparada, sensata y accesible.
Termino diciendo que a mí me parece muy bien que Guadalajara vaya a acoger este desfile, no solo por lo que de gran acontecimiento social y mediático tiene, sino porque nos va a convertir en anfitriones por unas horas de unas Fuerzas Armadas modernas, que garantizan nuestra paz, libertad y seguridad y que están prestando una ayuda impagable en diez misiones internacionales distintas, en otras tantas zonas de conflicto. Desde luego, quiero a mi Ejército a mi lado, antes que tenerlo enfrente, como por desgracia les ocurre a los ciudadanos de países oprimidos por dictaduras, entre ellos a los de Venezuela, por citar un ejemplo.