El futuro del desarrollo económico y social de una región depende en gran medida de su presente en el ámbito del llamado I+D+i (Investigación, desarrollo e innovación). Si echamos un vistazo a los datos que nos ofrece el vigente “Pacto por la recuperación económica de Castilla-La Mancha”, suscrito en 2015 y con horizonte de aplicación hasta el 2020, la verdad es que a esta región le aguarda un provenir no excesivamente halagüeño en materia económica, a pesar de que tiene algunas fortalezas geoestratégicas, principalmente su cercanía a esa locomotora de actividad que es Madrid, que incluso podría bastarle por sí misma para engancharse al vagón del desarrollo madrileño y casi casi dejarse llevar. Y lo peor para nosotros, los guadalajareños, es que en I+D+i, somos, con diferencia, la provincia con menos recursos en el ecosistema de la innovación en Castilla-La Mancha, concretamente en el ámbito de los centros tecnológicos e institutos de investigación, al estar radicados aquí solo 4 de los 61 que había en la región cuando se suscribió y puso en marcha el pacto antes aludido, cifras que, me temo, han variado muy poco.
De lo antes señalado se deduce que Guadalajara es la “cenicienta” de la innovación en la región y ésta casi lo es en el ámbito nacional pues el gasto interno de Castilla-La Mancha en I+D+i, según datos del INE de 2014, supone un 1,51 por ciento del gesto total interno en I+D en el conjunto nacional, menos de la mitad de lo que le correspondería atendiendo a su peso en el PIBpm nacional, o sea el Producto Interior Bruto a precios de mercado. Este dato lo corrobora otro que es el de los recursos humanos destinados a I+D+i en la región, en el que, lamentablemente, según cifras del INE hechas públicas ahora hace dos años, Castilla-La Mancha está, por seguir con el símil ferroviario, en el vagón de cola nacional al ser sólo un 0,6 por ciento los investigadores y el personal de I+D sobre el total de ocupados, un parámetro que solo empeoran las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla con un 0,2. Nuestra vecina y hermana región de Castilla y León casi triplica, con un 1,6 por ciento, el dato de investigadores sobre el total de ocupados, mientras que la media nacional se sitúa en el 1,8 por ciento, de lo que se deduce que en nuestra región hay solo un tercio de investigadores respecto a la media nacional. Como decía al comienzo, con estas cifras, desde luego, el futuro productivo de Castilla-La Mancha no parece caminar por la investigación el desarrollo y la innovación, lo que, entre otras muchas y negativas consecuencias, va a suponer la paulatina pérdida de competitividad de nuestros productos, tanto industriales como agroalimentarios. Mal camino no lleva a buen pueblo, decía sabiamente un paisano de Zaorejas, perito en mundos.
Retomando el tan expresivo como pésimo dato que antes he aportado de la manifiesta inferioridad de centros tecnológicos e institutos de investigación que hay en Guadalajara respecto al resto de provincias de la región (apenas un 6 por ciento del total), llama poderosamente la atención que nuestra provincia ocupe ese lugar postrero en un ámbito tan ligado a la actividad industrial cuando el Corredor del Henares es uno de los motores del desarrollo económico y social regional, al tiempo que esta es en la que mayor población activa hay empleada en el sector industrial y menos en el agrícola del conjunto de Castilla-La Mancha. Para no dejar el dato en abstracto, estos son los cuatro centros tecnológicos e institutos de investigación localizados en Guadalajara del total de 61 que hay en la región, según se recoge en el Pacto por la Recuperación Económica regional: Centro Agrario de Machamalo, Unidad de Investigación del Hospital Universitario de Guadalajara, Centro Astronómico de Yebes y Centro de Investigación en Infraestructuras Inteligentes (CI3), este último el único instituto de investigación público-privado que figura en esta relación.
Me llama la atención que, conforme a los datos ofrecidos por el Pacto, en Albacete hay 7 centros de investigación dependientes de la Universidad de Castilla-La Mancha, 14 en la de Ciudad Real, 5 en la de Cuenca y 6 en la de Toledo; evidentemente, en Guadalajara no hay ninguno pues nuestra provincia está vinculada al distrito universitario de Alcalá de Henares. El hecho de que no figure ningún centro tecnológico e instituto de investigación dependiente de la UAH con sede en Guadalajara o vinculado a ella en esta relación aportada por el referido Pacto, viene a subrayar un hecho que trasciende del ámbito de la I+D+i: En la Junta solo consideran universidad propia a la de Castilla-La Mancha y no a la de Alcalá, cuando es la de Guadalajara y, por tanto, también es regional y debería ser tratada y considerada como tal, algo que no ocurre, no solo para las estadísticas, sino para su financiación y el desarrollo de su campus en nuestra ciudad. Bien es sabido que la Junta tiene bloqueado el nuevo campus de la UAH en nuestra ciudad, a pesar de muchos protocolos, convenios, promesas y declaraciones suscritos por los responsables políticos regionales. Y, por si no lo saben, aunque hace tiempo lo publicó GD, les aporto este dato: la Junta paga más del doble por alumno en la UCLM que en la Universidad de Alcalá.
Y dejo el asunto aquí para que lo investiguen, desarrollen e innoven quienes quieran y puedan, no sin antes alertar del evidente descenso de actividad de I+D+i en la sede en Guadalajara del Parque Científico y Tecnológico de Castilla-La Mancha, en el Centro Europeo de Empresas e Innovación, en Aguas Vivas, un descenso que ha coincidido con la fusión de los antiguos parques autónomos de Albacete y Guadalajara en uno solo, que se llevó a cabo siendo presidenta regional Dolores de Cospedal y se ha desarrollado y consolidado con Page, y cuya sede y gerencia centralizada están en Albacete. ¿Casualidad o causalidad? Yo lo tengo muy claro.