Cualquier momento es bueno para volver a Sigüenza –como ya he dicho en alguna ocasión, me reafirmo en que hay lugares, pocos y escogidos, a los que siempre se vuelve, aunque se vaya por primera vez, que no es el caso-, pero este verano nos han dado un motivo excepcional y pintiparado para regresar a la Ciudad del Doncel: contemplar y admirar la extraordinaria y magnífica exposición de los ocho tapices flamencos restaurados, de la serie de Palas Atenea, que está abierta al público desde finales de julio, en la Sala del Claustro de la Catedral de Sigüenza, y el cuadro de La Anunciación, de El Greco, también restaurado, que temporalmente se exhibe en la Capilla de la Concepción, después de estar muchos años colgado, más que expuesto, en la espectacular Sacristía de las Cabezas. Tanto los tapices como el cuadro se exponen bajo el epígrafe “Universo Greco” que es la “marca“ que se ha otorgado a las contadas exposiciones, “menores” y “satélites” respecto a las magnas de Toledo y Madrid, que se están celebrando, en el contexto del cuarto centenario del fallecimiento del genial pintor cretense que se afincó en Toledo.
Los ocho tapices flamencos de la serie Palas Atenea, realizados en el siglo XVII en los talleres de Le Clerc y Eggermans, en Bruselas/Brabante (la marca B/B que figura al pie de todos ellos, junto a la firma de los talleres, así lo acredita), han sido magníficamente restaurados por la Real Fábrica de Tapices y lucen espléndidos en un continente que está a la altura del contenido: la Sala del Claustro, adecuadamente restaurada y acondicionada también en tiempo reciente y de manera muy afortunada por el Instituto del Patrimonio Cultural de España que, año tras año, por encargo del Cabildo catedralicio, está interviniendo en la catedral seguntina, con los limitados pero importantísimos fondos del uno por ciento cultural de los PGE que se vienen dedicando a ella. Subrayar que la de Sigüenza es una de las más valiosas del valiosísimo conjunto de las catedrales españolas, que fue la más afectada de todas ellas por la Guerra Civil y a la que el agua, el viento y el tiempo también están deteriorando por erosión de manera acusada, especialmente en sus fachadas exteriores, cebándose con la blandura de la piedra arenisca de las canteras del propio pinar seguntino con la que está construida.
También el Instituto del Patrimonio Cultural restauró la Capilla de la Concepción, en la que ahora se expone La Anunciación, de El Greco, una bella y singular capilla fundada a principios del XVI por Diego Serrano, abad de Santa Coloma, la excepcional iglesia de Albendiego, una de las mejores muestras del románico rural de la provincia. El cuadro restaurado de El Greco ocupa un lugar principal en esta Capilla catedralicia, que también luce como continente tras su restauración, destacando en ella las pinturas naturalistas con paisajes idílicos de sus muros, que se han puesto en valor tras su restauración, aunque prácticamente no se ha intervenido en ellas, optándose por respetar los frescos tal y como se recuperaban, aún a pesar de dar la impresión de que le queda otra fase más intervencionista de restauración, algo que determinarán los expertos en el futuro. Volviendo al cuadro de El Greco, destacar que está confirmada como auténtica su firma en él y que la restauración le ha hecho justicia. Por cierto, se ha sabido recientemente que en el Museo de Bellas Artes de Budapest hay otros dos cuadros de El Greco, La agonía en el huerto y San Andrés, que según algunos investigadores fueron en su tiempo también propiedad de la Catedral de Sigüenza, saliendo de España a principios del siglo XX, por motivos aún desconocidos.
Como empezaba diciendo, el “Universo Greco” me ha llevado de nuevo y con gran placer a Sigüenza e invito encarecidamente a los lectores de este blog a que regresen allí, en cuanto puedan, para no perderse la estupenda oportunidad de disfrutar de esta convocatoria artística y cultural de primer orden que supone contemplar la belleza y admirar el valor de los tapices restaurados de la serie Palas Atenea y la propia sala que los acoge, así como del cuadro de El Greco y de la Capilla de la Concepción. El resto de la catedral sigue ahí, fuerte –haciendo honor al epíteto de ser la “fortis seguntina”-, magnífica, impresionante, restaurándose su interior muy adecuadamente, aunque poco a poco –la reja de la Capilla del Doncel luce rediviva tras una importante intervención en ella y se sigue trabajando en la girola-, si bien en su exterior aún queda mucho e importante por hacer, sobre todo en la portada principal, pero también en la estructura y en la cubierta, que ojalá se pueda acometer antes de que el daño sea irreparable.
No quiero concluir este post sin dejar dicho, porque es justo decirlo, que a favor de Sigüenza y su patrimonio no sólo están trabajando instituciones, muy especialmente su Ayuntamiento y el Obispado, sino que también lo están haciendo, y mucho y muy bien, fundaciones cívicas y personas con nombres y apellidos que quiero aquí destacar: la Fundación Ciudad de Sigüenza, con su presidente, Antonio Manada, y su vicepresidenta, Gloria de las Heras, como referentes de la misma, auténticos artífices de que el “Universo Greco” haya llegado a Sigüenza y grandes promotores –e, incluso, financiadores- de la restauración y exposición de los 8 tapices de la serie Palas Atenea y de que la presidenta regional, Dolores de Cospedal, se haya comprometido públicamente “a hacer cuanto esté en su mano” –que todos sabemos que es mucho- para que también se restauren, próximamente, los tapices de la serie de Rómulo y Remo, propiedad de la Catedral como los de Palas Atenea, que así podría convertirse en un continente de referencia internacional en este ámbito artístico. Destacar, igualmente, la siempre importante labor de investigación, estudio y divulgación histórico-artística en pro de Sigüenza que realizan Pilar Martínez Taboada y la Fundación que lleva el nombre de su difunto, polifacético y activo padre, Juan Antonio Martínez Gómez-Gordo; ojalá que pronto se cumpla su sueño de poder rehabilitar el edificio de la plaza Mayor que compraron hace años para sede de la Fundación. Y aplaudir, también, la encomiable tarea que está llevando a cabo la Asociación de Amigos de la Iglesia de Santiago, a la que están tratando, con tanto empeño como buen criterio, de poner en valor y cuyos proyectos de recuperación arquitectónica y de conversión en un Centro de Interpretación del Románico Provincial apoyo de manera entusiasta. Con estas dos fundaciones y esta asociación, pongo nombres propios a lo más destacado y comprometido de la sociedad civil seguntina con su ciudad en materia patrimonial, pero, afortunadamente, la nómina es más amplia y a ella se van incorporando activos de manera progresiva, lo que es una extraordinaria noticia.
Termino diciendo que, aunque es imprescindible que los propios seguntinos y sus instituciones, públicas y privadas, trabajen esforzadamente a favor de la puesta en valor de su riquísimo y excepcional patrimonio, muchos de los proyectos aún pendientes en esta materia sólo podrán acometerse si las instituciones públicas provinciales, regionales, nacionales e, incluso, europeas también se implican en ello y no se les olvida a la hora de presupuestar a quienes son responsables de formar presupuestos públicos, que Sigüenza es el segundo destino turístico, tras Toledo, de Castilla-La Mancha, y no precisamente por casualidad, sino porque en esta ciudad hay mucho arte e historia que ver, conocer y disfrutar y, por tanto, que restaurar, poner en valor y conservar.